tag:blogger.com,1999:blog-23429579900070114432024-03-11T09:33:52.403-06:00Las Tierras OscurasMorbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.comBlogger74125tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-55427021271562720342023-06-20T00:09:00.001-06:002023-06-20T00:09:03.454-06:00De qué peli hablamos?<p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;">Chicos, una ayuda.</p><p style="text-align: justify;">Me estaba acordando de unas pelis / libros de fantasía, pero no recuerdo el título exacto.</p><p style="text-align: justify;">Hay una princesa rebelde que está llevando algo importante y secrero para derrotar al imperio malvado, y por temas del destino, la atrapan, pero logra darle el intel a un carajo granjero, que vive con sus tíos.</p><p style="text-align: justify;">El carajito descubre que es parte de una antigüa orden de caballeros poderosos, místicos, que cuidan la paz, y que en principio está extinta, y se pone a entrenar, bajo la tutela de un anciano poco importante, que luego se descubre que era miembro importante de esa orden de caballeros, pero lo matan al final de la peli.</p><p style="text-align: justify;">La princesa rebelde se une de nuevo al prota, y hay como que un medio interés romántico, pero no pasa nada. Salen un par de personajes más, entre ellos un antihéroe que no sabes de qué lado de la ley está, y que ayuda a rescatar a la princesa, pero la verdad es que los principales son el nuevo caballero, último representante de su orden, y la princesa rebelde, que no es realmente una damsel in distress, sino que le entra a la pelea.</p><p style="text-align: justify;">El tema es que el chamo sigue entrenando, ahora bajo la tutela de otro caballero, el último que queda, más ancient que el anterior, que vive escondido. El prota hasta se hace su espada especial, azul, de esas que solo estos caballeros usan, para derrotar al malo principal, que también era miembro de la orden esta de caballeros pimpeados, pero que se pasó al lado malo. El héroe abandona su entrenamiento (promete regresar) y se va a pelear con los malos porque se entera que sus amigos están en peligro.</p><p style="text-align: justify;">Las cosas no salen del todo bien a continuación: el héroe pierde su espada peleando con el malo, y se entera que son familia. Al final logra derrotar al malo, y salvar a todos, así que está bien lo que termina bien.</p><p style="text-align: justify;">La ubican?</p><p style="text-align: justify;">Star Wars o Eragon? O les recordó a alguna otra? XD</p><p style="text-align: justify;"><br /></p>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-37906696709497429892023-05-06T15:07:00.004-06:002023-05-06T15:07:51.659-06:00Magia y Acero<p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;">Luego de muchos años en Las Tierras Oscuras, al fin me animé a hacerle caso a todos los que me lo decían... y gracias a eso, ahora paso a presumirles un logro chiquito pero significativo para mí, una espina que tenia clavada y que por fin logré sacarme: </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWGELA-JDKOSbhKNts-wlSv-V0vXgBpAcBDf9uvA72c_NH7TDckrNEXietupAsqYoquJ8_xeTN9B2qeZ1jgfCVuD8H7XdrPEM0dfcZVBNULNFD0iPz-1DErnjyus1H8jmmxDHkSuXsEatjpARGrWDzPnG2OKD2WphssH9lnKDJ682uKmch1Vzq8CP2/s1811/Magia%20y%20Acero%20100.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1811" data-original-width="1181" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWGELA-JDKOSbhKNts-wlSv-V0vXgBpAcBDf9uvA72c_NH7TDckrNEXietupAsqYoquJ8_xeTN9B2qeZ1jgfCVuD8H7XdrPEM0dfcZVBNULNFD0iPz-1DErnjyus1H8jmmxDHkSuXsEatjpARGrWDzPnG2OKD2WphssH9lnKDJ682uKmch1Vzq8CP2/s320/Magia%20y%20Acero%20100.jpg" width="209" /></a></div><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;">Publicado mi primer libro en Amazon, y listo para su venta! Achievement unlocked!</p><p style="text-align: justify;">Es una recopilación de cuentos de fantasía épica publicados hace algún tiempo aquí en mi blog (revisados, corregidos y completados). Espero que disfruten leerlo al menos la mitad de lo que disfruté yo escribirlo.</p><p style="text-align: justify;">Pueden conseguir el libro en cualquier Amazon (recomiendo el que sea local a su país). De momento solamente está para Kindle, pero en unos días pondré a disposición la copia física.</p><p style="text-align: justify;">Para conseguirlo pueden buscar por título ("Magia y Acero", aunque haciendo la búsqueda me enteré que hay más cosas llamadas así, incluyendo un cómic erótico!) o por autor ("Gorka Siverio", ahí sí no hay pelea de ningún tipo: ese soy yo).</p><p style="text-align: justify;">Para aquellos valientes que se animen a leerlo, agradezco cualquier comentario!</p><p style="text-align: justify;"><br /></p>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-54520427142554614682021-09-17T22:22:00.003-05:002021-12-01T10:44:32.297-06:00Empatía<div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Micah supo, desde muy joven, que había algo raro en él, gracias al perro.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Calculaba que tendría unos nueve o diez años, once máximo. Ya a esa edad iba solo desde su escuela a su casa, sin preocupaciones. Goolwa era, ya entonces, más una ciudad pequeña que un pueblo grande, pero aún era lo bastante tranquila como para que los chicos pudieran vivir como chicos, en lugar de estar encerrados en sus casas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Micah consideraba que había sido un chico normal en todo aspecto, hasta el incidente del perro. No era ni alto ni bajo para su edad, ni tenía un color de cabello o de ojos que resaltara. Todo en él era, según él mismo creía, anodino.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Y así, ese chico normal salió ese día normal de su escuela normal, y siguió el camino normal que lo llevaría a su casa normal. Era un día hermoso (eso también era normal en el pueblo costero), de esos ni muy calientes ni muy fríos, donde el cielo te llena de alegría con solo mirarlo, y donde a todo niño le provoca caminar hasta su casa.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ensimismado en sus pensamientos, y soñando con la tarde llena de juegos que le esperaba, Micah no se dió cuenta de por donde lo llevaban sus pies hasta que sintió, más que escuchar, el gruñido del perro. No recordaba exactamente la raza del animal, pero estaba bastante seguro de que había sido un Rottweiler o algo parecido, y jamás en su vida había olvidado la mirada de odio que el perro le lanzó.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Micah se quedó congelado del miedo, sin poder moverse, sin poder apenas respirar. Estaba seguro de que el perro lo haría trizas, lo devoraría entero. Se imaginó a su madre llorando cuando le dieran la noticia de su muerte, y por alguna causa le preocupó que el perro se enterara de dónde vivía, y fuera a por ella y su hermana...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En ese momento, sin razón aparente, el perro lanzó un chillido y se encogió sobre el suelo de la calle. Sus orejas se aplastaron en su cráneo, y el rabo le quedó recogido bajo su cuerpo. El animal temblaba de miedo, y cuando sus ojos se cruzaron con los de Micah, no aguantó más, y salió corriendo despavorido.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El encuentro no había durado más de unos segundos, pero para el niño se sintieron como horas. Sus piernas, hechas gelatina, no lo soportaron más, y cayó de rodillas al suelo, sin poder entender ni creer lo que había pasado.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: center;"><b>* * *</b></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Pasaron años hasta que Micah logró medianamente darle un nombre a lo que hacía: empatía psíquica. Aunque las cosas que él hacía iban más allá de lo que ese término englobaba.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Simplemente, Micah lograba, de alguna forma, compartir sus sentimientos con aquellos que lo rodeaban.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Nadie se metía con Micah: los bullies del colegio, que molestaban a todos los demás chicos, no se metían con él. Y las chicas que le habían gustado durante la secundaria, siempre habían gustado de él a su vez.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">No entendía por qué era capaz de hacerlo, ni tenía capacidad para controlarlo. Simplemente pasaba: sus sentimientos eran también los de aquello con lo que interactuara.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: center;"><b>* * *</b></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El tiempo siguió avanzando, como siempre lo hace, y Micah creció. Para cuando terminó su carrera universitaria, ya no se consideraba a sí mismo normal ni anodino. Su vida era buena, y las cosas le salían bien. Y aunque en su trabajo profesional todo iba sobre ruedas, poco a poco le fue dedicando más atención a lo que más dinero le daba: ser hipnotizador de animales.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">No importaba el animal con el que lo encerraran, no importaba qué tal salvaje fuera, Micah lograba evitar que lo atacara. Normalmente el animal se asustaba de Micah, o simplemente se quedaba tranquilo mirándolo. Fuera como fuera, el animal jamás lo atacaba. Ni una sola vez había sido atacado o herido en ninguna de sus funciones.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Micah logró hacerse una pequeña celebridad en Goolwa, y poco a poco su fama de hipnotizador fue llegando a otros poblados e incluso a la capital. Comenzó a aparecer en programas dominicales de televisión, en noticieros, y eventualmente en programas dedicados a él. El dinero le llovía, y su fama crecía cada vez más.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La <i>pièce de résistance</i> de sus habilidades fue sugerida por su agente. Hasta ahora se había enfrentado a muchos animales, pero había algo en común en todos ellos: perros, leones, tigres, e incluso un rinoceronte, habían sido domados sin problema. Todos mamíferos. Una vez domó a una bandada de gansos, todos a la vez!</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Pero nunca había tratado de hacerlo con un tiburón.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Se esperaba que el programa rompiera récords de audiencia, y las entradas presenciales se habían agotado. El tiburón había sido colocado en un área especial, una especie de piscina redonda con bordes de vidrio que permitían visión 360 de su interior, con una tarima sobre ella desde donde él se lanzaría al agua.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Mientras Micah subía a la tarima, iba francamente aterrado. Siempre que se enfrentaba a un animal para domarlo, el nerviosismo se apoderaba de él, pero esta vez era terror lo que lo dominaba. Los ojos sin vida del tiburón lo habían alterado mucho.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Se paró sobre la piscina mientras el presentador daba su introducción. Sentía que le faltaba el aire, y que el corazón se le saldría del pecho. Sabía que era absurdo, y que no corría realmente peligro, pero no conseguía calmarse. No paraba de darle vueltas en la cabeza al hecho de que, si seguía así, se desmayaría o le daría un infarto.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Justo cuando la presentación terminó, y la muchedumbre inició un ensordecedor aplauso, Micah consiguió su centro. Había hecho esto muchas veces, y sus fanáticos estaban ahí por él. Era el encantador de bestias, dominador de monstruos, y este era solo un animal más. No dejaría que el tiburón lo derrotara, y mucho menos antes de su pelea.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Para cuando se lanzó al agua, ya se había calmado. Ya no sentía terror.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Por ende, el tiburón tampoco.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Enterraron parte de su torso, y una de sus piernas, que fue lo único que el tiburón dejó sin despedazar.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-35692460635558312802021-09-09T15:09:00.001-05:002021-09-09T15:09:11.926-05:00Día de lanzamiento<div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Poco a poco, Esperanza despertó.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">Se sentó en su cama, aún adormilada, mientras poco a poco la conciencia volvía a ella, y con ello, el recuerdo del día que era.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">Un chispazo de energía la recorrió al recordar la fecha, y de inmediato se levantó de la cama. Ducha, ropa, comida: en pocos minutos salió de su casa, mochila al hombro, y corrió a la base central.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">Hoy era el día del lanzamiento.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">La ciudad estaba, como siempre, atestada. La población se reproducía y reproducía, y no habia suficientes recursos ni espacio para mantenerlos a todos. Fue precisamente la sobrepoblación lo que hizo que los lanzamientos se hicieran realidad: lanzar naves a través del agujero, buscando mundos habitables y sustentables, a donde mover a todos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">Saludó al guardia de la base, quien la dejó entrar sin detenerla para revisar sus credenciales: sabía quién era la Capitana del lanzamiento de ese día, por supuesto. De hecho, la mitad de la base lo sabía: a medida que Esperanza se acercaba a su destino, multitud de operadores la saludaban con una inclinación de cabeza, una sonrisa, o incluso algún abrazo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">Al llegar a la habitación de control, ya su equipo estaba presente, vistiéndose con el uniforme de viaje. El nerviosismo era notorio, pues esta misión ya no era un simulacro, sino un lanzamiento real: algunos reían, otros callaban perdidos en sus pensamientos, pero todos tenían lo mismo en la mente.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">Era el día del lanzamiento.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">Las horas pasaron como segundos: todos terminaron de equiparse, revisaron una última vez el plan de vuelo, disfrutaron de un último brindis, y abordaron su nave, donde comenzaron los chequeos de rutina antes de cada vuelo. Como era de esperar, todo estaba perfecto.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">Poco a poco, los voluntarios abordaron también la nave. Numerosas familias e individuos que se ofrecieron para formar parte del lanzamiento, y buscar fundar colonias en los mundos a donde la misión los llevara.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">Esperanza se relajó mientras el abordaje terminaba, y revisó en sus pantallas la primera etapa de su viaje, la única conocida: el agujero...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">"θ Sutaem-44", o "el agujero", como era conocido coloquialmente, era un portal, una especie de agujero de gusano, que aún no alcanzaban a comprender del todo. Era el único camino viable para poder salir del espacio conocido, y la verdad, no terminaban de entender a dónde los llevaría... Pero sabían que era la esperanza que podía brindarles un futuro.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El agujero llenaba a Esperanza de alegría y aprensión: podía ser la salvación de su gente, o podía ser una trampa sin retorno. No habían sabido nada aún de las misiones previas que lo habían atravesado, pero detener la exploración no era opción: la ciudad, simplemente, no soportaba más población.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Al final, la hora del lanzamiento llegó... Esperanza ocupó su lugar: como capitana de la nave tenía a su cargo la operación de la misma, desde su despliegue, hasta atravesar el agujero, hasta su destino final, la aventura que hoy iniciaba.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La capitana dió la orden de encender los motores, y comenzó su aviso por los parlantes de la nave, indicando a todos los pasajeros que ocuparan sus asientos y ajustaran sus cinturones. Con una gran vibración, la nave comenzó a elevarse, primero lentamente, como con pereza de romper los amarres que la mantenían en el suelo, y luego ganando cada vez más y más velocidad, adentrándose en el cielo, en el espacio, y por último en el agujero.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En la cabina, la tripulación revisaba los instrumentos, con la precipitada exactitud que brindan las horas de práctica, asegurando el curso de la nave. Un silencio sepulcral, solo roto por el grave retumbar de los motores, los absorbió, a la vez que se adentraban en el agujero.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Esperanza distinguió la luz al otro lado, y aguantando la respiración, mantuvo firme el rumbo...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: center;"><b>* * * </b></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- AAAARGH!!!</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Con un sonoro gemido, Esteban eyaculó.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Respiró unos momentos y luego se lavó las manos y el pene en el lavamanos, así como las salpicaduras que había hecho en el suelo, subió sus pantalones, y continuó con su día.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-4683730075357685992013-06-09T14:01:00.000-05:002013-06-09T14:03:06.056-05:00El murciélago<div style="text-align: justify;">
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Hace mucho tiempo leí <a href="http://books.google.co.ve/books?id=NzvYtlSGAKMC&pg=PA30&lpg=PA30&dq=dios+murci%C3%A9lago+es+feo&source=bl&ots=r6LpQSO32Z&sig=BtlBXmKsjjR5qq3ljmF691H3b1Q&hl=es&sa=X&ei=7cG0UdjLN5Sx0AHkkYCAAg&redir_esc=y#v=onepage&q=dios%20murci%C3%A9lago%20es%20feo&f=false">un cuento sobre por qué el murciélago es como es</a>, y en estos días, con motivo de una exposición de Asier, tuve el chance de contárselo.</div>
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Sin embargo, temiendo que me hubiera faltado algo, busqué <a href="http://ar.answers.yahoo.com/question/index?qid=20081203134438AAmTEd5">el texto del cuento original</a>, y creo que lo encontré (dice que su autor es Eduardo Galeano). Pero al leerlo, la verdad, no me causó la sensación que recordaba: se lee simple, mal escrito, y ojo que <a href="http://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/escolar/la-aceptacion-de-si-mismo-429695.html">todas las versiones</a> que encontré eran la misma (<a href="http://workingwiththemagnificentseven.blogspot.com/2010/10/el-murcielago-leyenda-zapoteca.html">menos una, realmente</a>), lo que hace pensar que es el texto original.</div>
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Así que decidí escribir mi versión, y que fuera esa la que Asier tuviera, para su exposición, sus recuerdos, y lo que él quisiera. Y bueno, ya puestos a eso, si alguno de ustedes la quiere también, aquí se las dejo.</div>
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Hace mucho, mucho tiempo, como siempre pasa en estas historias, Dios les regaló a los animales habilidades para que pudieran vivir felices. Les dió a Tigre sus garras y su agilidad, a las aves su plumaje y su vuelo, a los peces sus habilidades de nado, y a los hombres su inteligencia.</div>
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A medida que avanzaba, los regalos iban siendo más y más difíciles de dar, pues Dios no quería que todos los animales fueran iguales. Le dió a Tortuga su poderoso capazarón, que la protege de sus enemigos. Y a Puercoespín le dió sus fuertes púas, capaces de alejar a los cazadores.</div>
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Al final, solamente le quedó un animalito a quien darle un regalo: una especie de ratoncito llamado Murciélago. Mientras Dios pensaba qué regalo darle, el astuto Murciélago le sugirió: </div>
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- Señor, por qué no me das la capacidad de volar? No hay ningún mamífero que vuele, solamente algunas aves e insectos tienen ese regalo. Así todo sería más justo, no crees? ¡Otro reino tendría un representante volador!</div>
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A Dios le agradó la idea, e hizo que los deditos de las manos de Murciélago le crecieran, y le puso unas membranas de piel entre cada dedo, para que las usara como alas. De esta forma Murciélago se convirtió en el único mamífero volador.</div>
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Pasó el tiempo, y una comitiva de animales, encabezada por León y Águila, dos de los reyes animales, se acercaron a Dios con una petición. Cuando Dios los recibió, León habló con su fuerte Rugido.</div>
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- Señor -le dijo a Dios-, venimos a pedirte que hagas algo con Murciélago. Es un vándalo que no acepta ningún tipo de ley!</div>
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- Así es, señor -continúo Águila-: cuando León le dice que se quede tranquilo y no fastidie a los demás, Murciélago le responde que él no es su rey, pues dado que vuela, claramente me debe lealtad solo a mí, rey de los voladores. Pero entonces, cuando yo le llamo la atención, me dice que como es un mamífero, y no un ave, es obvio que solo le debe lealtad a León, rey de los animales de tierra.</div>
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Dios les dijo que entendía el problema, y que se encargaría de bajarle los humos al abusivo Murciélago. Lo llamó a su presencia, y cuando llegó, Dios le dijo al animalillo: </div>
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- Pequeño, me he enterado de que has abusado de mis regalos para fastidiar a los demás animales, y por ello te daré algo que se me había olvidado darte: una falla. Así como Tigre odia el agua, y los peces no pueden respirar el aire fuera del agua, y Tortuga es muy lenta, ahora te daré a tí también algo para equilibrar tus regalos: desde ahora en adelante, la luz dañará tus ojos, y te dejará ciego.</div>
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De inmediato a Murciélago le comenzaron a doler los ojos por la luz del día, y salió volando rápidamente. Como volaba a ciegas, sin ver por dónde iba, se dió de frente contra un árbol, aplastándose la nariz.</div>
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Es por eso que el murciélago, único mamífero que vuela, vive de noche, y no soporta la luz del día. Tiene la nariz aplastada contra la cara por ese gran golpe que se dió hace muchísimo tiempo. Pero lo bueno es que, como solo sale de noche a comer, momento en el que los demás animales duermen, ya no los fastidia.</div>
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Gorka Siverio</div>
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Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-11462428393356378382012-07-28T16:57:00.002-05:002012-07-28T16:59:02.332-05:00De lo que los héroes están hechos...<div style="text-align: justify;">
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- Ahí vienen... -la grave voz de Stoneage, el gigante de piedra, resonó en los pechos del resto de los Centuriones. Sus compañeros giraron sus rostros hacia el borde de la ciudad, donde, recortados contra el sol del amanecer, se veían numerosos puntos negros. Todos sabían que cada punto era un mortífero guerrero Nii'krall.<br />
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- Bien, chicos, -dijo en voz alta Crux, el líder del equipo- pase lo que pase, ha sido un honor luchar a su lado. Demostrémosles a estos engendros verdes que Antigua no regala su libertad, sino que la vende a un alto precio! Todos listos?!?<br />
<br />
El equipo quedó en silencio unos segundos, y de repente las risas estallaron, para consternación del estóico Crux. Supernova, una pinia cuyo poder natural era convertirse en energía pura, lo que le permitía volar y disparar ráfagas de rayos solares, se sentó en el piso con las piernas cruzadas, agarrándose su vientre mientras la risa impedía que hablara. El pálido cutis azul de Ice Queen, una froispia que generaba y controlaba el hielo, se sonrojó ante sus carcajadas. Y las estruendosas risas del petraurno Stoneage, tan graves como su voz, hicieron que el suelo temblara bajo sus pies.<br />
<br />
- Pero, se puede saber ahora qué dije? -dijo Crux, mientras una sonrisa dudosa asomaba a su rostro.<br />
<br />
- Siempre el paladín, siempre el líder, siempre animándonos. Sabes lo clichés que suenan tus palabras, Crux? -dijo Ice Queen sonriendo tiernamente a su líder, mientras este se sonrojaba...<br />
<br />
Solamente Mainframe, el tecnólogo, se mantuvo serio, viendo su scanner de mano. - Lamento traerles malas noticias, chicos, -dijo- pero no solo son más de los que pensábamos, sino que también están atacando la puerta sur y la puerta norte.<br />
<br />
Las risas se apagaron por completo. Quizás podrían separarse en dos grupos y tratar de contenerlos en dos de las puertas de acceso colocadas en las murallas que rodeaban a la ciudad de Antigua, pero no podrían dividirse en tres grupos y pretender soportar el ataque por más de unos minutos. Si ya los números eran desoladores, a pesar de la ventaja de la posición y de la valentía de la población neutra de la ciudad, sabían que era la presencia meta-humana la que podría inclinar la balanza hacia la supervivencia.<br />
<br />
- Pues que así sea -dijo Crux- Stoneage y Ice Queen, quédense aquí y defiendan esta puerta lo mejor que puedan. Nova y yo iremos a la puerta sur. Mainframe, confío en que tú y tus máquinas puedan soportar en la puerta norte, con ayuda de la población, al menos hasta que alguno de nosotros se libere. Somos los que somos, y estamos los que estamos. Y ahora, a moverse, rápido!<br />
<br />
Crux se giró, y a punto estuvo de chocar contra Hurricane. El velocista, enfundado en su traje azul eléctrico, estaba de pie frente a él, con los brazos cruzados. Nadie lo vió llegar, pero eso no era extraño, pues Hurricane poseía la capacidad de moverse a, al menos, velocidades supersónicas, lo que le había permitido en el pasado cometer no pocos robos (algunas veces, más de uno a la vez!).<br />
<br />
- Acaso no son suficientes problemas con los Nii'krall?!? Qué demonios quieres ahora, ladrón? -gritó Stoneage.<br />
<br />
- Cállate, pedrusco -dijo Hurricane mientras una sombra los cubría- que no estamos aquí para patearles el trasero a ustedes.<br />
<br />
Los Centuriones levantaron sus miradas, y vieron un dragón negro descendiendo a escasos metros de ellos. Cuando la criatura se posó en el suelo, una figura colorida, pequeña como una joven quinceañera, y con un enorme martillo en la mano, saltó al suelo. Momentos después, la figura del dragón comenzó a temblar y reducirse, hasta compactarse en un cuerpo humano de medidas normales, completamente vestido de negro.<br />
<br />
- Primero Hurricane, y ahora Strombollina y Darkness -gruñó Crux-. Qué demonios quieren?<br />
<br />
- Lo mismo que ustedes, -dijo Hurricane-, defender la ciudad.<br />
<br />
- Vivimos aquí! -dijo Strombollina con su chillona voz, mientras golpeaba el suelo con la cabeza de su martillo, en un claro gesto de frustración- Somos ladrones, pero una cosa es robar alguna cosilla de vez en cuando para lucirla, y otra es que estos come mocos de otro planeta vengan a querer destruir nuestra ciudad!!!<br />
<br />
- Por qué habríamos de confiar en ustedes, si se puede saber? -dijo Mainframe.<br />
<br />
- Sencillo: -habló con voz pausada la figura de negro- no tienen ninguna otra opción.<br />
<br />
Todos los meta-humanos se miraron por unos segundos, sopesando sus opciones. Tanto los de un lado de la ley como los del otro habían luchado numerosas veces unos contra otros, pero tenía sentido que un enemigo en común los dirigiera al mismo objetivo, al menos temporalmente? El enemigo de nuestro enemigo es nuestro amigo?<br />
<br />
- Bien, -dijo Crux- equipo, parece que tenemos algunos miembros honorarios, al menos por el momento... Stoneage, tú y Darkness cubrirán esta puerta: sus niveles de poder deberían bastar para que ningún Nii'krall ponga un pie en la ciudad. Supernova, tú y Strombollina vienen conmigo a la puerta sur. Ice Queen y Mainframe, a la norte. Hurricane, nominalmente vas con ellos, pero usa tu velocidad para ir de una a otra puerta, y ayudar donde seas más necesario.<br />
<br />
- Te gusta mandar, eh? -dijo Hurricane, ajustándose sus lentes especiales. Crux no tuvo tiempo de responder, pues ya el velocista había cargado a Ice Queen y había desaparecido corriendo; Mainframe activó sus propulsores y voló tras ellos. Supernova agarró a Crux y a Strombollina con cada mano, y voló en dirección a su puerta, dejando solos al guerrero de piedra y al hombre de sombras. Ya los gritos de los invasores se escuchaban en las cercanías...<br />
<br />
- Bueno, es hora de golpear! Bien, sombrita -dijo Stoneage mientras sonaba ruidosamente sus pétreos nudillos- no trates de atacarme por la espalda, y trataré de no hacerte daño, de acuerdo?<br />
<br />
- De acuerdo, -dijo Darkness, mientras cambiaba otra vez de forma, convirtiéndose en un humanoide de tres metros de alto, con largas garras saliendo de sus dedos- eso será fácil: estaré siempre por delante tuyo!<br />
<br />
Sin decirse nada más, y con una feroz sonrisa en sus rostros, ambos guerreros se lanzaron de cabeza a la multitud enemiga, y la sangre verdosa de los Nii'krall pronto tiñó el camino hacia Antigua.<br />
<br />
<br />
<i>Los grandes héroes necesitan tragedias y problemas, o la mitad de su grandeza dejaría de ser notada. Todo eso es también parte del cuento de hadas.</i> -- Peter S. Beagle (The Last Unicorn)<br />
<br />
<i>Los héroes no necesitan ser más valientes que todas las demás personas. Ellos solo necesitan mantener su valentía por cinco minutos más.</i> -- Ronald Reagan / Ralph Waldo Emerson<br />
<br />
<i>Un héroe. Quieres ser uno de esos extraños seres humanos que hacen la historia, en lugar de simplemente mirarla fluir alrededor de ellos como agua alrededor de una roca.</i> -- Dan Simmons (Endymion)<br />
<br />
<i>Cualquiera que haga cualquier cosa para ayudar a un niño en su vida es un héroe para mí.</i> -- Fred Rogers<br />
<br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-41623628689468557132012-03-28T19:07:00.000-06:002012-03-28T19:07:16.917-06:00La determinación de un hombre<br />
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sería agradable decir que Morbridae cayó sobre el suelo con la agilidad que le caracterizaba, pero la verdad es que aterrizó toscamente en el mismo, y su cara fue la que llevó la peor parte. Hay que aclarar sin embargo, en pro de la justicia, que no estaba teniendo uno de sus mejores días, y que sus manos estaban atadas a su espalda.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El Rey Albor lo miró desde su trono de campaña, con el ceño fruncido. El hombre que estaba en el piso ante él, sangrando por la boca y tosiendo por el polvo que había tragado, había sido encontrado en los alrededores del campamento principal de su ejército. Claramente, era un espía de esa alimaña rastrera de Creextur.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Y bien -dijo el soberano-, háblame, basura, antes de que te decapite. Qué órdenes te dió ese engendro de Creextur? Espiarnos? Asesinarme? HABLA!</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Morb se arrodilló a duras penas sobre el sucio suelo de la tienda del rey, y escupió un buche de sangre. - Sirvo tan poco a ese idiota de Creextur como a usted, majestad. No pertenezco a nadie, ni a Ieud ni a Lavitria, ni le debo nada a nadie. Soy mi propio dueño, y no vine a su campamento ni a espiarlo ni a asesinarlo, téngalo por seguro.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El rey miró a un lado de la entrada de la tienda, donde Xratos, su mago de cabecera, se encontraba entre las sombras. El hechicero miró a su rey, e hizo un leve gesto de asentimiento con su cabeza: el reo estaba diciendo la verdad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando el rey volvió a hablar, lo hizo con un tono menos duro, aunque aún distaba mucho de ser amistoso. - Estás en una zona peligrosa, amigo: zona de guerra. Y si no eres una alimaña de Creextur, entonces eres un idiota de remate. Sin embargo, si no eres habitante de Lavitria, no eres enemigo mío. Al menos -agregó con una pausa teatral- no de inmediato. Qué demonios haces en esta tierra de nadie?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Morbridae se arriesgó a mirar al rey a la cara, y le contestó: - Vengo a ofrecerle un trato, Rey Albor. Vengo a ofrecerle una idea que acabará con esta guerra de una vez por todas. Escúcheme, y le garantizo que para mañana mismo toda pelea se acabará, con el mínimo derramamiento de sangre.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El rey a punto estuvo de morirse de la risa, pero al mirar de reojo a Xratos, y ver que el mago volvía a asentir levemente, sintió que un escalofrío le recorría su columna vertebral. El extraño quizás estuviera loco, pero el mago le garantizaba que no mentía!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Qué tienes en mente? Ayúdame a ganar, y te daré más tesoros de los que imaginas!</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- No quiero sus tesoros -contestó Morb, aún en el piso-. Pero aún así le ayudaré. Me repugna la matanza innecesaria. Escúcheme, confíe en mí, y le aseguro que Creextur no será quien salga victorioso de esta guerra.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Otro leve asentimiento de su hechicero terminó de convencer al rey. - Habla. Qué tienes en mente?</div>
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<br /></div>
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- Un combate ejemplar. -dijo el hombre arrodillado, sonriendo...</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<b>* * * </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hacía poco tiempo que acababa de salir el sol en el campo de batalla, pero ya el astro iluminaba todo el valle. A un lado, el ejército de Ieud, envuelto en ropajes y estandartes negros y verdes, esperaba. Al otro lado, el ejército de Lavitria, de colores azul y plateado, esperaba. Al centro exacto de los dos ejércitos, a unos cincuenta metros de cada una de las líneas enemigas, una tienda abierta por los cuatro lados se levantaba, coronada por una bandera blanca. En ella estaban los reyes Albor y Creextur, cada uno con su hechicero de confianza y un pequeño séquito, que también esperaba. En la mesa que estaba en el medio de la tienda, además de los reyes, se encontraba un juez imparcial, Morbridae, terminando de leer el documento que había escrito durante la noche.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- "...de esta forma, los abajo firmantes, representantes cada quien de su patria y bando, nos comprometemos, por nuestro honor, a elegir un campeón que nos represente para que batalle por nosotros, y a aceptar que, al finalizar dicho combate, tanto nosotros como los nuestros respetaremos que el campeón que siga vivo indicará qué bando habrá ganado la guerra. Todos aquellos cuyo campeón haya muerto, sin importar que sean gobernante o gobernado, jurarán lealtad a aquel cuyo campeón siga vivo, y pondrá sus ejércitos, tierras y tesoros a su disposición, para que los mismos sean manejados como mejor le parezca al ganador...".</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras leía, los reyes se miraban con odio. Había requerido mucho trabajo que Creextur aceptara dialogar con Albor, pero una vez que la reunión se dió, el monarca de Lavitria había aceptado rápidamente la solución del combate ejemplar. Esta guerra ya le había costado demasiado dinero y soldados, y si seguía más tiempo alejado de sus dominios, su control podía comenzar a tambalearse.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ambos habían elegido a sus mejores guerreros para representarlos. El campeón de Ieud era un gigante guerrero sin un solo vello en su cuerpo, venido de las montañas, que luchaba con un enorme hacha doble, mientras que el campeón de Lavitria era un inmenso luchador de piel azabache, nativo de las costas de su país, que luchaba con un extraño tridente. Ambos medían cerca de dos metros, y tenían los enormes músculos cruzados por numerosas cicatrices, que narraban todas las batallas a las que habían sobrevivido.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Morb levantó la mirada hacia los reyes, observando sus miradas, y dijo con una media sonrisa: - En la antigüedad, eran los propios monarcas quienes luchaban en estos combates. Dichosos ustedes que tienen la posibilidad de elegir campeones. Yo, ya ven, soy mi propio campeón. Supongo que eso es lo maravilloso de ser rey. Ahora, sus majestades, si por favor sellamos el pacto...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ambos reyes, uno tras otro, colocaron su firma en el documento; luego se hicieron un leve corte en el pulgar derecho, y lo estamparon sobre su firma. El documento pareció absorber la sangre, indicativo de que el geas que los hechiceros de ambos países habían lanzado en conjunto sobre el mismo funcionaba: ahora los reyes no estaban solamente atados al pacto por su palabra y por su honor: la magia había sellado el pacto, y si lo incumplían, sus propias vidas estarían en juego.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Vayan ahora -dijo el recién nombrado juez-, y preparen a su gente. La batalla comenzará en cinco minutos...</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los gobernantes y representantes de ambos reinos salieron de la tienda, y se dirigieron a sus ejércitos. En ambos lados, ambos reyes dieron discursos cuya misión era la de levantar la moral de su ejército, y apoyar a sus campeones. De casi todas las gargantas del valle surgieron gritos de batalla.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Solamente una garganta estaba en silencio: en el centro del valle, donde se realizaría el combate, Morbridae permanecía observando, pensativo, el pergamino del pacto...</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<b>* * * </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los campeones se acercaron lentamente uno al otro, cada uno empuñando su terrible arma, con todos sus músculos en tensión. Ambos sabían que el futuro de su reino estaba en sus manos, en sus armas, en su habilidad como guerreros. Eran seres preparados para la lucha, que habían matado incontables veces.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se hallaban en su elemento.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Moviéndose alrededor estaba Morbridae, aún en su papel de juez. Mantenía sus espadas desenvainadas, preparado ante cualquier cosa que pasara en la lucha. Su misión, de cara a todos, era asegurarse de que la misma fuera justa; de cara al Rey Albor, se encargaría de que el campeón de Lavitria no resultada vencedor, pasara lo que pasara...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De acuerdo a una invisible señal, ambos guerreros se abalanzaron uno contra otro. Las armas chocaron con un estruendo que derribó a los jinetes más cercanos de sus sillas, lanzando chispas que iluminaron el día. Los golpes siguieron en rápida sucesión, cada uno más terrible que el otro; golpes que podrían haber cortado árboles centenarios de un solo tajo, o haber atravesado montañas de lado a lado. Sin embargo, los poderosos guerreros paraban y contraatacaban, detenían y volvían al ataque, sin tregua, sin descanso, sin cuartel.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pasaron minutos, pasaron horas, y el combate continuaba. El cuerpo de ambos combatientes estaba lleno de heridas que habrían bastado para matar a hombres menos valerosos y poderosos, pero los dos titanes continúaban batallando sin dar muestras de fatiga ni de piedad. Algunos de los guerreros de ambos ejércitos habían muerto, incapaces de soportar una lucha tan encarnizada aunque no participaran en ella, y otros estaban jurándose que tendrían hijos solamente para poder contarles a sus nietos alguna vez que habían observado esta legendaria batalla...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sin embargo, al final, todo acaba: ambos guerreros lanzaron un ataque increíble, y ambos hirieron a su objetivo: el tridente del Lavitriano atravesó al montañés por el pecho, mientras que un mandoble espectacular del Ieudiano alcanzó de lleno al costeño en el abdomen.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ambos guerreros se quedaron inmóviles, mirándose a la cara, en parte sorprendidos por haber sido heridos, y en parte extasiados de haber encontrado un enemigo digno. Tras unos instantes, el guerrero de piel oscura cayó al suelo, muerto, mientras que el Ieudiano, sacando fuerzas de donde no las había, y aún con el tridente clavado en su pecho, levantó al cielo su hacha, y lanzó un temible grito de guerra.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En ese momento, Morbridae se acercó a él, y por la espalda, le cortó la cabeza, acallando su grito.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El silencio se hizo en el valle por unos instantes, y luego una atronadora cacofonía de voces se alzó al unísono. Ambos reyes corrieron hacia el centro, seguido de sus magos y consejeros de confianza, mientras que los capitanes de cada ejército trataban de mantener la disciplina para evitar una masacre.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- NO SÉ QUÉ DEMONIOS TE HAS CREÍDO, MEQUETREFE -aulló el Rey Albor-, PERO PAGARÁS POR ESTO! Y TÚ -gritó dirigiéndose al rey de Lavitria-, ESTE TRAIDOR NO HA CAMBIADO NADA! YO HE GANADO ESTA PELEA!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Lamento contradecirlo, señor -dijo Morbridae en voz alta pero calmada-, pero no es así. -con una mano, extendió ante sí el pergamino del pacto, y todos pudieron ver que ahora, en vez de dos firmas, habían tres...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Firmé y puse mi sangre, y elegí a mi campeón frente a ustedes -indicó Morb, mientras el color se iba del rostro de los que lo escuchaban-, y gané el combate. Mi campeón (o sea, yo!) sobrevivió a la batalla, y ahora todos ustedes me deben su lealtad y obediencia.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Albor, rojo de ira, se atragantó con sus propias palabras, y desenvainando su espada, se abalanzó hacia Morbridae. Sin embargo, su hechicero Xratos se interpuso ante él, y lo detuvo colocándole una mano en el hombro. El rey se giró para matar al mago, pero lo que vió lo detuvo: Xratos, con el rostro lívido y los ojos enrojecidos, llenos de rabia, asentía lentamente mirando al rey.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El traidor no mentía. El geas estaba activo...</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La ira dió paso al asombro, el asombro a la desesperación, y la desesperación a la aceptación... A regañadientes, con un odio asesino pintado en su rostro, y sin perder de vista al traidor con el pergamino, Albor se arrodilló frente a él. Lentamente, su séquito hizo lo mismo, y tras ellos, su ejército...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Morb miró a Creextur: el monarca estaba igual de desencajado que Albor, y sus ojos dejaban muy en claro la muerte que deseaba darle a él, a sus hijos, a sus padres, y a todos los que le hubieran conocido. Pero la magia del geas no era para bromear: él también se arrodilló frente al embustero que lo había embaucado, y toda su nación le imitó.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- No se desesperen, mis fieles -dijo Morb, mientras enrollaba el pergamino del pacto y lo guardaba en su cinto-, que no los ocuparé por mucho tiempo. Necesitaba un ejército, y ¡maravilla de maravillas!, ahora tengo dos. El destino quiere que me ayuden en mi camino, pues tengo una ciudad que tomar y un tesoro que encontrar. Luego de eso, poco más los ocuparé, y podrán volver aquí a matarse como prefieran... quizás.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Morbridae, el rey cuyos dominios iban de las montañas al norte de Ieud hasta las costas al sur de Lavitria, e incluían incluso las tierras baldías que los separaban en el centro -donde, algún día cantarían los bardos, un solo hombre había acabado, con un único golpe de su espada, la sangrienta guerra que por casi dos años había existido entre los dos bandos- alzó los brazos sobre su cabeza, y rió como solo un rey podía hacerlo.</div>
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<br /></div>
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Ahora, podía ir a cumplir su destino.</div>
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<br /></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>La lógica solamente le da a un hombre lo que él necesita... La magia, en cambio, le da lo que él desea.</i> -- Tom Robbins</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Yo nunca he sido desvalido. Es que tengo enemigos poderosos.</i> -- Eragon</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Quién vigila a los vigilantes?</i> -- Watchmen</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-43597603043984241562012-02-26T11:38:00.001-06:002012-02-26T11:38:41.457-06:00La noche de los muertos<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Orson levantó en silencio la mirilla de la puerta, para ver hacia el exterior; le había parecido escuchar gritos afuera, pero no había distinguido si estaban formados por los balbuceos incoherentes de los zombies, o por los balbuceos desesperados de un ser vivo. Con cuidado, observó el trozo de calle que quedaba frente a su casa, pero no vió nada anormal: estaba destruida y solitaria, como siempre.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De repente volvió a escuchar los gritos de nuevo, más cerca y más claros. Definitivamente eran gritos desesperados, pidiendo auxilio.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sin prisa, pero sin pausa, Orson descolgó el rifle que tenía siempre colocado al lado de la puerta, y revisó que estuviera cargado. Quitó los seguros -el del arma y el de la puerta- y salió al exterior, cerrando la puerta tras de sí, y mirando rápidamente en todas direcciones.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Avanzó con sigilo, atravesando su otrora cuidado jardín, en dirección a la calle principal, y justo cuando pisó el asfalto, los vió. Un grupo de zombies perseguía con zancadas renqueantes a una chica, que corría en pánico, sin una dirección clara.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Una parte de la mente de Orson se fijó en la chica -hacía tiempo que no veía a alguien tan atractiva, y notó una puntada de lástima y soledad pensando en que tuviera que morir-, mientras otra parte, más práctica, ponía en funcionamiento su cuerpo: puso una rodilla en tierra, colocó la culata de su rifle contra su hombro, y disparó una, dos, tres veces. Tres cuerpos cayeron de espaldas sobre el asfalto, derramando una sangre oscura y viscosa.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La chica lo miró con sorpresa, y comenzó a correr hacia él. "Mierda" -pensó Orson, al darse cuenta de que la chica se había puesto directamente en su línea de tiro. Es que acaso la gente no razonaba? Cómo es que esa chica había sobrevivido tanto siendo tan estúpida? Orson se puso de pie, y comenzó a dirigirse de espaldas hacia su hogar: conocía el patio de memoria, y sabía que no encontraría ningún obstáculo con el cual tropezar; mientras retrocedía, disparó algunas veces más, y otros tantos cuerpos quedaron inmóviles en el suelo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La chica ya se encontraba a solo unos metros, y Orson sintió su miedo, así como también sintió el olor a descomposición que emanaba de sus perseguidores, y logró reconocer las palabras arrastradas que salían de sus dañadas gargantas: "hambree!" "alimentooo!" "hambreee!" "déjanos comeeer!" "HAAAAMBREEEE!"...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Orson se giró y abrió la puerta, y entró por ella casi con el mismo movimiento; la sostuvo abierta para que la chica entrase tras él, y luego la cerró de un sonoro portazo, y comenzó a colocar los seguros de nuevo en su sitio. Unos segundos después, los zombies comenzaron a golpear furiosamente la puerta, mientras la cacofonía de gritos muertos seguía sonando al otro lado de la misma: "déjanos pasaar!" "déjanos comeeer!" "HAAAAMBREEEE!"...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Orson se giró para ver a la chica. No estaba nada mal, llena de curvas en los lugares apropiados, y con una cascada de dorados rizos adornándole la cabellera. Aún llena de manchas, suciedad, y con una cara de terror que no era normal, definitivamente no estaba nada mal...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Gracias -dijo la chica con voz temblorosa, mientras su rostro era surcado por regueros de sucias lágrimas-, en serio, muchísimas gracias por...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Párate, y sígueme -dijo Orson sin miramientos, y rápidamente se internó en su casa. La chica se quedó mirándolo un momento, confundida, y luego se puso en pie, medio a rastras y medio cojeando, y lo siguió. Pasaron por un par de habitaciones hasta llegar a un patio interno, al aire libre; Orson sujetó la reja de entrada para que la chica entrara, y luego la cerró tras él. Paredes lisas rodeaban al patio, con excepción de una santa maría que cerraba la última pared.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La chica se volvió para preguntarle a Orson a dónde la llevaba, y se encontró con el hombre apuntándole con su arma.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Desnúdate.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ella, sorprendida, no acertó a reaccionar. Unos balbuceos salieron de sus labios, pidiendo explicaciones, a lo cual el hombre repitió su exigencia: "Desnúdate". La chica comenzó a despojarse de su ropa con manos temblorosas, y algo en su cara hizo que el hombre suavizara su tono:</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- No me voy a aprovechar de tí. Pero no sé si estás infectada, así que debo revisar que no tengas mordiscos en algún lugar del cuerpo. Tranquila, que no te pondré una mano encima...</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La chica, más calmada aunque no del todo, terminó de desvestirse, y quedó temblando en mitad del patio, tapándose como podía los senos con sus manos. El hombre comenzó a girar alrededor de ella, observándola con detenimiento en busca de alguna herida, hasta quedar directamente tras ella.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Y bien? -preguntó la chica, reuniendo valor.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Estás perfecta. Lo lamento... -dijo Orson. Inmediatamente, sonó una detonación tras la chica. Su cuerpo salió despedido unos metros más adelante, donde cayó al suelo como una marioneta a la que le hubieran sesgado los hilos de repente. Un grito de dolor salió de la boca de la chica, mientras la sangre salía a borbotones de un hueco en el centro de su espalda, donde la bala había perforado piel y músculo, y había destrozado su columna vertebral.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Orson bajó el arma, mirando con tristeza a la chica. En verdad que le hubiera encantado pasar una noche con ella, pero responsabilidad es responsabilidad. Además, mientras menos supiera de ella, sería más fácil. Con todo y eso, quizás con la próxima se la quedaría unas horas para él...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Avanzó hacia la reja por la que habían entrado, la abrió y luego la cerró tras él. Una vez que la hubo asegurado, presionó un conector que estaba en la pared, y la santa maría que cerraba el cuarto muro del patio comenzó a levantarse. La chica vió con horror que dos zombies entraban al patio a medida que la reja se elevaba. No eran mas que niños, de unos ocho años cada uno; el niño tenía la cabeza muy dañada, y le faltaban muchos trozos de piel, dejando a la vista parte de su calavera y sus dientes; la niña estaba en mejor estado, pero le faltaba un ojo: el otro, de un azul acuoso, miraba a la chica con avidez. Ambos repetían la misma letanía: </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Haambreee...! Haambreee...!</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La chica comprendió de repente, y un grito del más puro terror surgió de su pecho mientras los niños se abalanzaban hacia ella. Viendo a sus hijos comer, Orson sonrió: los pobrecillos estaban muertos de hambre, pues hacía tiempo que no les conseguía comida buena.</div>
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<br /></div>
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- Buen provecho, bebés. Papi va a leer un libro un rato. Recojan al terminar de comer, eh?</div>
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<br /></div>
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La niña levantó su ensangrentado rostro de su festín: trozos de carne de la chica, que aún seguía gritando, golgaban de su boca. De forma apenas entendible debido a lo llena que tenía la boca, consiguió articular: </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Graacias, Papii...</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y volvió su atención a su cena. Los niños buenos comen antes de que la comida se enfríe.</div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<i>Basado en un sueño de <a href="http://jedilady.blogspot.com/">Yukino</a>; gracias por prestármelo! (A veces, esa chica me asusta...)</i></div>
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<br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-59302907883044745932012-02-21T13:11:00.001-06:002021-12-01T10:43:33.085-06:00Confianza<br />
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<br /></div>
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Rakkun, el paladín, se sentó pesadamente sobre un tronco caído. Era un hombretón de largos cabellos color arena, que vivía enfundado en su pesada armadura. El día había sido largo, y no solo él, sino todo su grupo, acusaban el cansancio de la larga cabalgata. Su única esperanza es que los kobolds a los que perseguían estuvieran igual o más cansados.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras terminar de armar el campamento, y mientras esperaban que el par de conejos que Trax había cazado se asaran en la fogata, uno a uno todos los miembros del grupo se fueron sentando en el suelo a descansar.</div>
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<br /></div>
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Desdémona, la maga cruzó sus piernas y abrió su libro de hechizos apoyado en ellas, para estudiar al igual que todas las noches, a pesar de que su rostro denotaba perfectamente el cansancio que sentía; iba vestida en una túnica gris oscuro con manchas que simulaban estrellas. Golrath, el pelirrojo guerrero enano, se sentó con la espalda apoyada en un árbol y, sacando de entre sus alforjas un pedazo de madera y su cuchillo, continuó con una talla que llevaba días realizando, en la que las alas de un águila ya eran claramente visibles.</div>
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<br /></div>
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Trax, el explorador, había sacado de inmediato su saco de dormir y se habia enrollado en él, silencioso y taciturno; se la había pasado siguiendo rastros y explorando en avanzada, mientras los demás solo cabalgaban, y además había salido a conseguir comida cuando los demás comenzaron con el campamento, por lo que estaba razonablemente más cansado que los demás. Y Jun D'kert, el monje de rasgos orientales, se encargaba de los conejos al fuego, con su cara tan inexpresiva como siempre.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Todos eran aventureros aguerridos y con experiencia, y Rakkun confiaba en todos ellos: él había salvado sus vidas, y ellos la de él, incontables veces. Al único del grupo al que no conocía era Morbridae, un ladrón de cara alargada y expresión sombría, que se les había unido en el último pueblo en el que habían dormido.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los ladrones siempre habían sido un problema para Rakkun: no solamente tenía el problema obvio de la adversión que sentía todo defensor de la justicia contra esos amigos de lo ajeno, sino que además en el pasado habían demostrado ser seres de poca confianza. Sin embargo, eran un mal necesario: nada como un buen ladrón para abrir las puertas y rejas de los calabozos, o desactivar las trampas del camino antes de que se activaran y causaran algún daño.</div>
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<br /></div>
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Morbridae le generaba más desconfianza aún de lo normal. No sabía si era su cara, o su actitud de desinterés, o el hecho de que no sabía absolutamente nada respecto a él. Definitivamente, tendría que estar ojo avizor hasta saber de qué madera estaba hecho...</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Yo haré la primera guardia -dijo Morbridae, como si hubiera estado leyendo la mente del paladín, y se quisiera burlar de él. Desdémona levantó la mirada de su libro de hechizos, así como hizo Golrath, para mirar al ladrón a su cara, como tratando de saber qué razones tenía para ofrecerse. Jun D'kert, sin cambiar su posición o variar la velocidad con la que giraba los conejos, miró a Rakkun. "Oh, no. Eso no", pensó el paladín...</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- No te preocupes, Morbridae. La haré yo. -respondió Rakkun.</div>
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<br /></div>
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- No tiene sentido. -respondió el ladrón- Soy el que está más descansado, pues aún no he hecho nada, realmente. Además, estoy oxidado de estar en el pueblo comiendo y durmiendo. Descansen, que yo haré la guardia. A lo mejor puedo hacer dos seguidas, incluso.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- En serio, no te preocupes. La haré yo. Ustedes son mi responsabilidad. Tú duerme...</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El ladrón miró fijamente al paladín, sin mostrar ninguna emoción en el rostro. Se agachó y recogió una pequeña piedra redondeada del piso, y se puso a sopesarla, cambiándola de mano a mano. Luego, como si no quisiera hablar, dijo de repente: </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Entiendo que no confíes en mí, Rakkun. Pero soy parte del equipo hasta que se demuestre lo contrario. No puedes andar desconfiando de mí, o con un ojo en tus enemigos y otro sobre mí, por si acaso. Si no miras con toda tu atención por dónde caminas, resbalarás...</div>
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<br /></div>
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Rakkun se irguió completamente, su poderosa figura sobrepasando al ladrón por una cabeza completa, y lo miró con seriedad, mientras decía con su voz grave, de forma amenazadora aún cuando no gritó ni la elevó...</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- No me enseñarás tú a llevar un grupo de aventureros, o me dirás en quién confiar o no, ladrón. Tengo más experiencia en una mano que tú en todas tus ganzúas. Mi desconfianza es lo que me ha mantenido vivo, y lo seguirá haciendo!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Morbridae lo miró, aún como quien ve a un insecto sin importancia, y lentamente se giró hacia él.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Verás -dijo-, el problema es que no me gusta que estén dudando de mí sin motivo. Es una cuestión de honor, no sé si me explico. Si fuera un paladín, o un clérigo de algún dios bondadoso de esos que tanto te gustan, estarías feliz de que hiciera la guardia. Pero como soy un ladrón, de inmediato me encasillas como un individuo en el que no se debe confiar. Así que arreglaremos esto de una vez: no quiero pasar un mes a caballo rodeado de gente que duda de mí, y pretende ver lo que no existe.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No habían terminado de salir las últimas palabras de su boca, cuando ya el ladrón se había puesto en movimiento. Con una mano lanzó un saquillo hacia Desdémona, el cual explotó con un "pooff" al chocar contra su rostro; al mismo tiempo, con la otra mano lanzó la piedra con la que estaba jugando hacia el rostro de Golrath; un seco "crack" sonó cuando la roca chocó contra la frente del enano.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Como si bailara, el ladrón sacó unas boleadoras de su cinto y con un giro rápido del brazo, las lanzó hacia Jun D'kert, que no las vió venir por estar mirando aún al paladín, y con el mismo movimiento, Morbridae avanzó con un par de pasos rápidos hacia Rakkun. El paladín apenas había reaccionado ante lo que estaba pasando, y había disparado su mano hacia el piso, donde descansaba su pesada espada a dos manos. Logró agarrarla, pero su mano se congeló en el sitio: el ladrón tenía su rostro a solo unos centímetros del suyo, su mirada aún sin expresión, su respiración serena como si hubiera estado disfrutando de una caminata una noche estrellada de verano. Las espadas cortas del ladrón, ligeramente curvadas, estaban cruzadas junto al cuello del paladín: un simple movimiento bastaría para ser degollado.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El ladrón, lentamente, le dijo: - Veamos. Estarás de acuerdo en que, si quisiera, los podría matar ahora mismo, no?</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El paladín movió lentamente sus ojos por el campamento. Desdémona tosía y boqueaba, ahogada por el polvo que había salido del saquillo que el ladrón le lanzó; no estaba inconsciente, pero Rakkun dudaba que pudiera usar algún hechizo hasta recuperarse. Golrath estaba en el suelo, caído de espaldas, luego de perder el conocimiento tras la pedrada de Morbridae. Jun D'kert estaba forcejeando, caído de lado junto a la hoguera, sus brazos y cuello rodeados por las cuerdas de las boleadoras, que imposibilitaban su movimiento. Y Trax, el buen Trax, seguía durmiendo como un bendito, pues todo había sido tan rápido y silencioso que ni siquiera un grito había sonado. El paladín miró de nuevo al ladrón, y lentamente, asintió.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Pues bien -dijo el ladrón- dado que ahora sabes que, de haber querido matarlos habría podido hacerlo ahora mismo, espero que dejes de lado la duda de que lo haré mientras duermen. Suena lógico, no? -el ladrón se permitió una sonrisa ladina, y lentamente, quitó las espadas del cuello del paladín, guardándolas en sus fundas. Se dió la vuelta, confiado- Como te dije, haré la primera guardia. Duerme tranquilo, guerrero de los dioses, que estarás a salvo mientras duermes.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El ladrón se sentó con la espalda contra un árbol, preparado para su guardia. Pasaron algunos segundos antes de que el paladín saliera de su sorpresa y fuera a ayudar Jun D'kert y a atender a los demás. Y durante el resto de la noche, nadie dijo nada: el único sonido que rompió el silencio del campamento fueron los ronquidos de Trax, que durmió como un niño hasta la mañana siguiente.</div>
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<br /></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Lo que definía a los X-Men hace diez años era que se enfrentaban a fuerzas más allá de su control. Lo que los define ahora es trascender eso: encontrar una forma para ganar, sin importar qué ocurra. Incluso ante las adversidades más grandes, el secreto está en nunca perder las esperanzas, jamás perder el sentido del sueño que te dirige. Que pase lo que pase, encontraremos una forma de ganar.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
-- Chris Claremont</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-44631690771207997162011-12-20T18:09:00.001-06:002011-12-20T18:09:58.015-06:00La gente no es mala...<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Es que la gente es mala.</div>
<div style="text-align: justify;">
- Mala no –objetó Fermín-. Imbécil, que no es lo mismo. El mal presupone una determinación moral, intención y cierto pensamiento. El imbécil o cafre no se para a pensar ni a razonar. Actúa por instinto, como bestia de establo, convencido de que hace el bien, de que siempre tiene la razón y orgulloso de ir jodiendo, con perdón, a todo aquel que se le antoja diferente a él mismo, bien sea por color, por creencia, por idioma, por nacionalidad o, como en el caso de Don Federico, por sus hábitos de ocio. Lo que hace falta en el mundo es más gente mala de verdad y menos cazurros limítrofes.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
(<a href="http://es.wikiquote.org/wiki/La_sombra_del_viento">Sacado</a> de "<a href="http://es.wikipedia.org/wiki/La_sombra_del_viento">La Sombra del Viento</a>", de <a href="http://es.wikiquote.org/wiki/Carlos_Ruiz_Zaf%C3%B3n">Carlos Ruiz Zafón</a>. Dependiendo de la edición, está en la página 155 o en las 186-187).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Si no haces nada, lograrás no cometer errores. También lograrás quebrar.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>La diferencia de un niño con un adolescente y las diferencias de un adolescente con un adulto.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>¿Sabemos cuáles son?</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>El niño no distingue, a menudo, el bien y el mal.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>El adolescente si los distingue, pero "adolece" de criterio para escoger.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>El adulto debe distinguir bien ambas cosas.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>El destino suele estar a la vuelta de la esquina. Pero lo que no hace es visitas a domicilio. Hay que ir a por él.</i> -- <a href="http://es.wikiquote.org/wiki/Carlos_Ruiz_Zaf%C3%B3n">Carlos Ruiz Zafón</a> (<a href="http://es.wikipedia.org/wiki/La_sombra_del_viento">La Sombra del Viento</a>)</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-1087063033793081472011-11-21T00:07:00.001-06:002012-01-09T17:05:12.305-06:00Una historia sobre Paz<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Terminé de escribir mi último post en mi blog, y quedé con una sonrisa idiota en el rostro. Es que me encantaba encontrarme con <a href="http://www.fondosgratis.com.mx/items/anime/chicas-anime/10815_paz/full/4/">Paz</a>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ella era un personaje que había creado unos meses atrás para una historia de fantasía en un universo alterno, un mundo similar a la edad media real pero con magia, idéntico a tantos otros mundos creados por escritores antes de mí. Era una chica dulce, de largos cabellos color miel, y unos melancólicos ojos del color de la madera de los <a href="http://www.coria.org/botanico/imagenes/fresno7.jpg">fresnos</a> jóvenes que habían en mi pueblo. Normalmente usaba una túnica gastada, de un indefinido tono entre verde y gris, que no hacía sino resaltar con su sencillez su belleza.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para ser alguien a quien no había visto nunca, podía describirla muy bien...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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En la historia Paz tenía la habilidad de comunicarse con las plantas, y poseía unas habilidades curativas muy buenas gracias a la mágia druídica que había heredado de su madre, quien había muerto al nacer ella. Su padre, el herrero del pueblo, era un hombretón que escondía bajo su gruñón exterior un corazón de oro, rajado por la muerte de su esposa, a quien aún amaba. Solamente Paz sabía cómo acercarse a él, y solo por ella latía ese corazón.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para ser alguien a quien no conocía, ella me importaba más que cualquier ser vivo... En ella había puesto todo lo bueno que alguna vez pensé que podría encontrar en una sola persona.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Desde que la conocí... desde que la creé... siempre fue mi personaje favorito. Ni siquiera Lox, el atolondrado guerrero que era el verdadero protagonista de la historia me había gustado tanto como esta inofensiva chiquilla que se había vuelto parte importante del grupo de aventureros que luchaba, mitad por convicción y mitad porque no les quedaba de otra, contra el dominio del malvado ser que estaba destruyendo los pueblos de la nación de Arrakis.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Todos mis lectores, esos mismos lectores que me aplaudieron la brillantez del primer cuento que escribí sobre ese grupo, esos que me insistieron para que continuara la historia, y la continuara, y la continuara, esos mismos lectores eran los que me preguntaban cuándo me decidiría a -por fin- hacer que Lox y Paz fueran pareja. Ellos no sabían que, de solo pensarlo, me desesperaba: cómo entregarla a los brazos de otro hombre cuando era yo quien ansiaba dormir entre sus brazos, y calmar sus temores de chiquilla cuando los truenos de una tormenta nocturna no la dejaran dormir?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para ser alguien que no existía, era para mí más real que todo lo demás. Ella era lo único que importaba.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Poco a poco todo dejó de tener sentido. Paz era la chica de la que me había enamorado, solo que, a diferencia de las chicas con las que se conformaban mis amigos -los pocos que tenía-, ella jamás estaría en mis brazos. Jamás saldríamos a correr como dos perros sin dueño por la Colina del Amanecer, cerca de su pueblo. Nunca me mostraría la tumba de su madre, ni la tomaría de la mano mientras ella rezaba en silencio para que la naturaleza la recibiera de nuevo en su seno. Ni una sola vez escucharía su cantarina voz, o esa risa que -decían aquellos a los que yo mismo había creado- era capaz de llenar de esperanza hasta los corazones más vacíos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Jamás podría decirle que la amaba, ni escuchar de sus labios -pues no podía ser de otro modo- que ella también lo hacía. Yo, señor y creador de su mundo, que podía hacer que ella me amara solo por el hecho de que yo la amaba a ella, jamás podría sacarla de allí para atraerla hacia mí, y calmar sus dudas y sus temores con un abrazo infinito.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero ya nada de eso importaba. Había terminado la última historia en la que ella aparecería, y ya la había publicado en el blog. Me recosté en la silla y pasé mi mano por mi cara, sobre la descuidada y crecida barba, sobre las ojeras, sobre mis caídos pómulos -había perdido mucho peso en esa época-, sobre mis cabellos lacios y grasosos por la falta de aseo, mientras mi boca seguía con la sonrisa estúpida pintada en ella.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Había sido una obra maestra matarla sin matarla. Había logrado que su pase al mundo espiritual -su "unión a la naturaleza", como lo había llamado en el cuento- fuera al mismo tiempo heróico, necesario, y tan pacífico como merecía una princesa como ella. Había sido un sacrificio; un sacrificio para salvar a su pueblo, a su gente, a sus amigos; y mientras la naturaleza consumía su cuerpo, ella se despidió de ellos asegurándoles que iba a un lugar mejor, a un mundo espiritual poblado por los tótems de las criaturas de la naturaleza, desde donde los seguiría cuidando como hasta ahora.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lox cayó de rodillas, con una solitaria lágrima rodando por la misma mejilla donde el Barón Sangre le había hecho su herida característica; lloró en silencio por lo que había perdido sin tenerlo. Y mientras él lloraba, yo reía para mis adentros, porque las esperanzas que él había perdido ahora yo las había ganado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sin apagar el monitor de la computadora, levanté la pistola y la apunté hacia el lado de mi cabeza. Cerré los ojos un momento para una muda plegaria para que el mundo de sus espíritus y el de los míos fuera el mismo, y al terminar los abrí para leer una vez más su nombre en mi pantalla. Luego, apreté el gatillo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Cuando dos personas se conocen y se enamoran, hay un súbito flujo de magia. La magia está presente de forma natural en ese momento. Tendemos a alimentarnos en ese flujo gratuito de magia sin preocuparnos de crear más cantidad. Un día nos despertamos y encontramos que la magia se fue. Nos apuramos para hacer que regrese, pero cuando lo hacemos normalmente ya es muy tarde, porque nos la hemos gastado toda. Lo que tenemos que hacer es trabajar muchísimo para crear más magia desde el comienzo. Es un trabajo duro, pero si podemos recordar hacerlo, aumentaremos muchísimo nuestros chances de hacer que el amor continúe con nosotros.</i> -- Tom Robbins</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-8956712043717262002011-11-16T00:05:00.001-06:002011-11-16T00:05:59.116-06:00Spectro<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Yo, en lo personal, escribo <a href="http://lomeanor.blogspot.com/">en el blog</a>, leo libros, y juego varios video-juegos, sobre todo online (<a href="http://www.lineage2.com">Lineage II</a>, <a href="http://www.ddo.com/">Dungeons & Dragons Online</a>, y <a href="http://www.dcuniverseonline.com/">DC Universe</a>, por si les interesa). Acostumbraba a jugar rol, pero eso como que está escaso últimamente.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Pero ya está visto que no todos gastan su tiempo libre de la misma forma. Hay gente, como <a href="http://twitter.com/#!/davidtapiagore">David Tapia</a>, que usa su ocio creando revistas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Como <a href="http://spectroargentina.blogspot.com/">Spectro</a>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Esta es una nueva revista digital, que justo acaba de publicar <a href="http://spectroargentina.blogspot.com/2011/11/ya-esta-en-la-red-el-numero-1-de.html">su número 1</a>. Cuenta con el dudoso mérito de tener entre sus páginas <a href="http://lomeanor.blogspot.com/2010/12/linaje-primal.html">un cuento mío</a>, con la meritoria duda de tener uno de <a href="http://rhladr.blogspot.com/">Trustno1</a>, con el visible placer de tener varios excelentes cuentos de otros autores, y con el placer visual de tener una portada hecha por <a href="http://jedilady.blogspot.com/">Yukino</a>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Qué les puedo decir? Bájense la revista, léanla, y les guste o no, estén pendientes del siguiente número, que seguro que será mejor aún.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-36306236820821524292011-11-09T08:07:00.002-06:002011-11-09T08:12:43.662-06:00Dulce amor<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ricardo bajó con elegancia y agilidad de su rocín, incluso antes de que el polvo de su carrera se asentara de vuelta en el piso. Se sacudió su ropa, sacó cuidadosamente un ramo de flores de las alforjas del caballo, y se acercó a la casa de Helga. Como siempre, la deliciosa sorpresa de la construcción de la choza lo sorprendió.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los muros, de un marrón apetitoso, completamente lisos, brillaban bajo la luz del sol. Ricardo juraría incluso que daban la apariencia de estarse derritiendo lentamente ante el calor del día, pero sabía por experiencia que si los tocaba los encontraría frescos al tacto, lisos y tersos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Unos vedados cristales, que dificultaban ver hacia dentro de la cabaña, formaban las ventanas, rodeadas de un marco de plomo tan negro como el regaliz; y la humeante chimenea estaba hecha con ladrillos que más parecían terrones de azúcar, blancos y limpios a pesar del hollín generado por su uso.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ricardo jamás había visto una casa así, y no tenía idea de cómo la habrían construído, o de dónde habrían sacado los materiales. Solo sabía que era una casa que invitaba a pasar. Daban ganas de vivir en ella.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Se acercó lentamente a la puerta, y golpeó una, dos, tres veces con la aldaba de forma inentendible que de ella pendía.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La puerta se abrió con suavidad, sin un sonido, y Ricardo sonrió al ver tras ella a Helga, sonriéndole a su vez. Su rostro y su cuerpo, de mujer madura, aún guardaban la sombra de la hermosa chica que debió haber sido. Y las arrugas de los años vividos no le quitaban belleza; al contrario, le daban una elegancia, un porte, que la hacía mucho más atractiva.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ricardo se acercó lentamente a Helga, y tras tomar su mano y depositar en ella un cálido beso, le entregó el ramo de flores. Helga sonrió como una chiquilla, y sus ojos brillaron de alegría mientras corría a pequeños saltitos hacia la mesa del comedor, donde ya estaban puestos los platos y cubiertos, hechos por la propia Helga de huesos tallados, para una cena para dos. Unos momentos después, las flores adornaban la mesa, ahora perfecta para que dos amantes compartieran un dulce momento...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Mientras Helga iba a la cocina a buscar la comida, Ricardo descorchó una de las botellas de vino que ella tenía en un pequeño bar adosado a la pared de la casa. Sirvió dos copas de un rojísimo vino y, tras colocar la botella sobre la mesa, se sentó a esperar a su amada.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Helga llegó unos minutos después con una humeante fuente con un guisado de carne, el plato preferido de Ricardo, con el que Helga adoraba obsequiarle tan a menudo como podía. Usando un cazo hecho también de hueso, Helga sirvió el humeante estofado primero en el plato de él, y luego en el de ella, y con una mirada cómplice, de esas que solo los enamorados pueden compartir, ambos comenzaron a comer mientras hablaban de cómo había sido su semana, y de cuánto se habían extrañado.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Al cabo de un rato, mientras Helga llenaba de nuevo su cuenco, Ricardo notó con curiosidad que no había visto a <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Hansel_y_Gretel">Gretel</a>, una chica que trabajaba con Helga ayudándole en las labores de la casa. Dulcemente, preguntó:</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Mi amor, no he visto a Gretel hoy. Está enferma?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- No, mi príncipe. Sabes que ella nunca se sobrepuso a la falta de su hermano. Lo extrañaba demasiado, y cada vez estaba más triste, así que decidí enviarla con él, para que puedan estar juntos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Qué linda! Eres demasiado dulce, sabes? Pero ahora cómo harás con la casa? Podrás con ella tú sola?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Colocaré un aviso en el pueblo para ver si consigo a otra chica... Tendré que esforzarme un poco más por un tiempo, pero estaré bien, mi vida, no te preocupes por mí. -dijo, sonriendo- De hecho, creo que <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/La_bella_durmiente">Aurora</a>, la chica de la cabaña junto al <a href="http://2.bp.blogspot.com/_HXdaLP1oRKs/TMNb-ggGVxI/AAAAAAAAACI/kUrABhAKLYI/s400/sicomoro.jpg">sicómoro</a>, a un par de kilómetros al este, está interesada...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- De acuerdo... Pero sabes que cuentas conmigo, para lo que sea. Solo quiero que seas feliz... Y ahora, mi amor, me das un poco más de ese maravilloso estofado? Te queda divino. Algún día deberás decirme la receta!</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- No, mi amor -respondió con ternura Helga-, es un secreto de familia. Cosas que las mujeres usamos para embrujar a los hombres.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ricardo sonrió tiernamente a la bella Helga, y comenzó a comer de nuevo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>Las mujeres nos inspiran grandes cosas, y no nos dejan conseguirlas.</i> -- Dumas</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>Por todos los medios, cásate. Si tu mujer es buena, serás feliz. Si tu mujer es mala, serás un filósofo.</i> -- Sócrates</div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-73420225060769866292011-10-27T01:29:00.002-05:002011-10-27T01:33:30.793-05:00Los otros<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Aquí el tiempo es fluido -dijo el demonio.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Supo que era un demonio en el mismo momento en que lo vio. Simplemente lo sabía, del mismo modo que sabía que aquel lugar era el infierno. Ninguno de los dos podría haber sido otra cosa.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La habitación era alargada, y el demonio esperaba junto a un brasero humeante situado en el otro extremo. De las paredes de piedra gris colgaban multitud de objetos, objetos que no habría sido prudente ni tranquilizador inspeccionar de cerca. El techo era bajo, el suelo, extrañamente insustancial.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Acércate más -dijo el demonio, y el hombre obedeció.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El demonio estaba flaco como un fideo e iba desnudo. Tenía muchas cicatrices, y parecía que le hubieran arrancado la piel en un pasado remoto. Tampoco tenía orejas, ni sexo. Sus labios eran finos y tenían un aire ascético; sus ojos eran demoníacos: habían visto demasiado y habían llegado demasiado lejos, su mirada hacía que el hombre se sintiera más insignificante que una mosca.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- ¿Qué va a pasar ahora? -preguntó.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Ahora -replicó el demonio, con una voz que no denotaba pena, ni tampoco deleite, tan sólo una rotunda y atroz resignación- vas a ser torturado.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- ¿Por cuánto tiempo?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Pero el demonio se limitó a menear la cabeza y no respondió a la pregunta. Empezó a caminar despacio a lo largo de la pared, paseando su mirada de objeto en objeto. En el extremo más alejado de la pared, junto a la puerta cerrada, había un látigo de 9 correas hecho de alambres pelados. Con una mano en la que sólo había 3 dedos, el demonio lo descolgó de la pared y volvió junto al hombre, transportando el macabro instrumento con suma ceremonia. Colocó las correas de alambre sobre el brasero y se quedó mirando cómo se calentaban.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Eso es inhumano.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Sí.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los extremos de las 9 correas empezaban a adquirir un tono anaranjado.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Mientras alzaba el brazo para asestar el primer latigazo, dijo:</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Dentro de algún tiempo recordarás todo esto can cariño, incluso este momento.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Eres un mentiroso.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- No -replicó el demonio-. Lo que viene después es peor -le explicó, justo antes de azotarle.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Entonces, las correas del látigo se estrellaron contra la espalda del hombre, desgarrando sus caras ropas, que ardían y se hacían tiras al contacto con los alambres incandescentes, y el hombre profirió un grito. Pero la cosa no había hecho más que empezar.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En las paredes esperaban aún 211 instrumentos de tortura y, a su debido tiempo, habría de probar cada uno de ellos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cuando, por fin, la Hija del Lazareno, a la que había llegado a conocer muy íntimamente, fue limpiada y colocada de nuevo en la pared en el puesto 212, entonces, con una mueca de dolor, masculló:</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Y ahora, ¿qué?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Ahora -respondió el demonio- es cuando viene el dolor de verdad.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Y así fue.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Todo cuanto había hecho en su vida y que habría sido mejor no hacer; cada mentira que había dicho -ya fuera a sí mismo o a otros-; cada pequeño dolor que había infligido, y los grandes también... cada uno de ellos iba siendo extraído de su interior, detalle a detalle, centímetro a centímetro. El demonio le fue arrancando a tiras la piel del olvido, desnudándolo hasta dejar sólo la verdad, y aquello le dolió más que cualquier otra cosa.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Dime qué pensaste cuando ella salió por la puerta -dijo el demonio.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Pensé que mi corazón estaba roto.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- No -replicó el demonio, pero en su voz no había odio-, no fue eso lo que pensaste.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Se le quedó mirando fijamente con sus inexpresivos ojos, y él no tuvo más remedio que apartar la vista.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Pensé: ya nunca sabrá que he estado acostándome con su hermana.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El diablo seguía diseccionando su vida, momento a momento, cada instante. Aquello duró unos cien años, o quizás mil -tenían todo el tiempo del mundo- y cuando se acercaba ya el final, se dio cuenta de que el demonio le había dicho la verdad: la tortura física había resultado más llevadera.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Y terminó.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Y una vez hubo terminado, volvió a empezar de nuevo. Sólo que ahora se conocía a sí mismo como no se había conocido nunca, lo que de alguna manera lo hacía todo aún más insoportable.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ahora, mientras hablaba, se odiaba con toda su alma. Ya no había mentiras, ni evasivas, ni sitio para otra cosa que no fueran el dolor y la ira.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Estaba hablando. Había dejado de llorar. Y cuando terminó, unos mil años más tarde, rezó para que el demonio fuera hasta la pared y cogiera el cuchillo de despellejar, la pera oral o las empulgueras.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Otra vez -dijo el demonio.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El hombre empezó a gritar. Estuvo gritando mucho tiempo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Otra vez -volvió a decir el demonio cuando hubo terminado.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Era como pelar una cebolla. Esta vez, al revisar su vida, comprendió que todo tiene sus consecuencias. Vio el resultado de las cosas que había hecho, resultado del que no era consciente mientras las hacía; las mil maneras en que había dañado al mundo; el mal que había hecho a personas a las que no conocía y con las que jamás se había tropezado. Era la lección más dura que había aprendido hasta ese momento.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Otra vez -repitió el demonio mil años más tarde.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El hombre se puso en cuclillas, junto al brasero, meciéndose levemente, con los ojos cerrados, y relató la historia de su vida, reviviéndola según la iba contando, desde su nacimiento hasta su muerte, sin alterar nada, sin dejarse nada en el tintero, haciendo frente a todo. Abrió su corazón de par en par.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cuando terminó, se quedó allí sentado, con los ojos cerrados, esperando oír de nuevo aquella voz: "Otra vez". Pero el demonio permanecía en silencio. Abrió los ojos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Se puso en pie, despacio. Estaba solo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En el extremo opuesto de la habitación había una puerta abierta. Un hombre cruzó la puerta. Su rostro denotaba pavor, y también arrogancia y orgullo. El hombre, que iba vestido con ropa cara, avanzó vacilante unos cuantos pasos y luego se detuvo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cuando vio al hombre, lo comprendió todo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Aquí el tiempo es fluido -le dijo al recién llegado.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">(<a href="http://josusein.blogspot.com/2011/04/los-otros-relato-de-neil-gaiman.html">Transcripción</a> del cuento "Los otros", de <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Neil_Gaiman">Neil Gaiman</a>, publicado en el libro "Objetos Frágiles").</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>Tu enfoque determina tu realidad.</i> -- Qui-Gon Jinn</div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-20130622061832149072011-10-18T09:45:00.000-05:002011-10-18T09:46:17.640-05:00Presa<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El hecho de que la biosfera responda de manera imprevisible a nuestras acciones no justifica la inacción. Ahora bien, sí es una poderosa razón para obrar con prudencia, y para adoptar una actitud de duda ante todo aquello en lo que creemos y todo lo que hacemos. Por desgracia, nuestra especie ha demostrado hasta el presente una asombrosa temeridad. Cuesta imaginar que vayamos a comportarnos de otro modo en el futuro.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Creemos saber lo que hacemos. Siempre lo hemos creído. Al parecer, nunca reconocemos que si nos hemos equivocado en el pasado, bien podemos equivocarnos en el futuro. En lugar de eso, cada generación considera los anteriores errores fruto de ideas mal concebidas por mentes menos aptas, y a partir de ahí empieza a cometer sus propios errores.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Somos una de las tres únicas especies de nuestro planeta a las que puede atribuirse autoconciencia, aunque en nuestro caso quizá el autoengaño sea una característica más representativa.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>(Estracto de "<a href="http://e-bookshop.bligoo.com/content/view/1427823/Presa.html">Evolución Artificial en el siglo XXI</a>", Introducción a "<a href="http://es.scribd.com/doc/19095958/Crichton-Michael-Presa">Presa</a>", de Michael Crichton).</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: center;">* * * </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">A partir de este post, en teoría cada vez que publique algo aparecerá un Tweet en mi cuenta con el título y el url de la entrada, gracias a la magia de <a href="http://ifttt.com/wtf">ifttt</a>. Ya publicaré otro post hablando al respecto...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-73347933630810847812011-07-27T10:58:00.000-05:002011-07-27T10:59:21.851-05:00Crimen Digital<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El programa entró al sector del laboratorio y reprimió un escalofrío al notar el descenso en la temperatura. Con una mueca, se dijo que no era extraño, tomando en cuenta con lo que allí trabajaban...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Se acercó pensativo a forense.dll, y notó con un estremecimiento la camilla tapada al lado de la cual este se encontraba. Sin separar la mirada de la misma, le habló al otro programa.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Hola, forense.dll.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Hola, detective.exe. Lamento no tenerte mejores noticias... No hay huellas en el registro que aclaren quién fue... Y la ausencia de cuerpo no facilita las cosas...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Lo sé. Fue astuto que, luego de eliminarla, vaciaran la papelera. Astuto y depravado. Además, eso demuestra que no fue un accidente. El criminal tuvo que presionar "Aceptar" en al menos dos pantallas de confirmación!</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Pero qué enfermo sería capaz de eso? -preguntó, alterado, forense.dll- O sea, era una chiquilla! No tenía sino unas pocas horas de creada!</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El detective caminó unos pasos por el sector, mientras procesaba para sus adentros la siguiente instrucción a ejecutar...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- No lo creerás -comenzó-, pero creo que sé quién fue...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Ah? Sí? Pero cómo...? Quién...?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Antes de seguir, tengo que advertirte... No todo lo que hice para averigüarlo fue legal... Y esto parece ser algo muy grande. Puedo haberte puesto en peligro solo con venir aquí...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Que no fue legal...? Pero qué...? -la expresión de duda de forense.dll pasó de la duda a la comprensión, luego a la sorpresa, y por último a la ira- Entraste al registro principal de eventos? Viste los logs del sistema?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Simulé que tenía permiso de admin. Fue peligroso y loco, pero funcionó! Y sé quién la eliminó... Fue gsiverio.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- gsiverio? Él? Estás seguro? Hace muchos ciclos que no eliminaba a nadie! Pensé que ya no estaría online!</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Lo sé, pero los logs son claros... Escucha, puede ser que no pase mucho antes de que los antivirus detecten mi intrusión y me marquen como virus ilegal... Me pase lo que me pase, promételo... Promete que no te detendrás ante nada para detenerlo. No podemos dejar que siga eliminando archivos! -gritó detective.exe.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ambos programas se miraron, silenciosos, pero decididos... Sabían que ese usuario debía ser detenido de una vez por todas, a cualquier precio!</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: center;">* * *</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Epa, cómo que "Acceso denegado"? Pero si ayer pude hacer login sin problemas!</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">(Este escrito es especial por ser el primero que escribí integramente en mi celular. Antes de esto solamente había tomado notas sueltas de ideas para escribir los artículos luego. Definitivamente, quien se aburra en un Metro con retraso es porque quiere!)</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>Cambiando el mundo, una línea de código a la vez.</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>Eligió "mipene" como password y el sistema le dijo que tenía que ser mas largo... WTF!</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>Este libro es sobre cómo llegué a donde estoy, antes de que este libro destruyera mi carrera.</i> -- Tim allen</div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-47869536971578149232011-07-20T14:49:00.002-05:002011-07-20T15:06:21.999-05:00Linaje de Poder<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Ataqueeeeeeen!</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El grito retumbó en los muros del castillo, y los defensores apretaron sus armas, sabedores de que la defensa final por la ciudad se había iniciado. Los arqueros dispararon flecha tras flecha sobre los atacantes, ensombreciendo el cielo con una nube de muerte, y los soldados de a pie se agruparon en cerradas formaciones tras las puertas del castillo, con la esperanza de detener al enemigo si lograba entrar.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los atacantes (humanos y orcos en su mayoría) avanzaron a la carrera por el espacio que los separaba de las puertas del castillo. Tras ellos, <a href="http://www.youtube.com/watch?v=qDeMdjTmKck">algunos golems de asedio, manejados por enanos, avanzaban pesadamente hacia su destino</a>, las paredes externas de la fortaleza, para pulverizarlas con sus inmensas manos en forma de martillo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">De entre la masa de atacantes, uno de ellos se destacó mientras corría hacia el frente. Era un orco guerrero, un titán entre titanes, perteneciente a un grupo de guerreros élite de los orcos conocidos, de forma muy apropiada, como "destructores". Sus poderosas piernas lo separaron muy pronto del resto de la vanguardia, y cargó el solitario contra las puertas del castillo, con su gran martillo de guerra a dos manos firmemente sujeto.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Las flechas llovían sobre él, pero su armadura y lo grueso de su piel lo protegían casi totalmente del daño, por lo que avanzó sin problemas hasta llegar al lado mismo de las puertas. Sin detener su impulso, describió un semicírculo con su martillo, y concentró toda la velocidad que llevaba, el peso del gran arma, y la fuerza de sus músculos sobrehumanos, en un poderoso golpe.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El sonido, similar a un trueno, recorrió el campo de batalla. Por un segundo, todos los demás ruidos, el resonar del metal, los gritos de los atacantes y los defensores, todo, quedó en silencio, como reverenciando el poder de ese majestuoso golpe.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Con un rechinar lastimero, sepultado pronto por el sonido de la madera astillándose, una de las inmensas puertas de la ciudad cayó hacia dentro del castillo. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Un solo golpe había bastado para derribarla.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Con una sonrisa de salvaje satisfacción en el rostro, el orco entró con seguridad en el castillo. Los demás atacantes aprovecharon la sorpresa de los defensores, y atacaron con todo: magos y arqueros usaron sus armas y hechizos contra los magos y arqueros del castillo, y el resto de los soldados corrió hacia el patio interno por el boquete que había abierto el gigante verde.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los defensores, sin embargo, sabiendo que perder esta lucha significaba la desgracia de su ciudad, reanudaron sus esfuerzos con redoblada energía. Donde uno de ellos caía, dos ocupaban su lugar, y luchando como verdaderos posesos, lograron poco a poco empujar a la marea de atacantes fuera del castillo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los líderes, cubiertos de polvo y sangre, y cansados por el esfuerzo realizado, se reunieron rápidamente para ver el mejor curso de acción, mientras veían con resignación la forma en la que los enanos de la ciudad reparaban rápidamente la puerta para evitar un segundo ataque, mientras los arqueros del castillo evitaban que cualquiera se acercara lo suficiente como para detener la construcción.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En minutos habían trazado un plan, pero en ese tiempo los artífices de la ciudad ya habían terminado de reparar la puerta ("tosco, pero servirá", alguien comentó que dijo el maestro enano). Con los golems ocupados en los muros de los lados del castillo, el problema de cómo derribar la puerta parecía insalvable.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">De entre las filas de los defensores comenzó, de pronto, a elevarse un murmullo que pronto se convirtió en numerosos gritos de terror. Los atacantes veían con curiosidad como los arqueros se volteaban y comenzaban a lanzar flechas hacia el interior del castillo, sin entender qué era lo que pasaba...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">...hasta que un golpe, poderoso como un trueno, resonó en el castillo, y la puerta volvió a caer, esta vez hacia afuera...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El orco que había guiado el ataque se paró sobre los restos de la puerta. Traía bajo uno de sus brazos un cadáver, que alzó y arrojó de forma despectiva, con la misma facilidad que si se hubiera tratado de una papa, al claro frente a sí, donde tanto atacantes como defensores podrían verlo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Era el cadáver del jefe de guardia de la ciudad, su paladín y más poderoso defensor, completamente destrozado, como si una inmensa roca -o un martillo gigante- lo hubiera alcanzado de lleno en el pecho.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Y bien, mariquitas -resonó la gruesa voz del orco en el campo de batalla-, acaso me voy a tener que encargar del castillo yo solo?!?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Con una carcajada, y sus ojos rojizos brillando de satisfacción, el coloso esmeralda volvió a entrar a la ciudad, y los gritos de terror se reiniciaron. Los atacantes, a una sola voz, corrieron de nuevo a la ciudad, para ayudar a su campeón, mientras gritaban a todo pulmón el nombre del héroe que se convirtió en leyenda cuando hizo posible -casi en solitario- la toma de la ciudad:</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- BLEDA! BLEDA! BLEDA..!</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>Sé lo que estás pensando: "hizo seis disparos, o solo cinco?". Para serte sincero, en todo este desorden, perdí la cuenta. Pero dado que esta es una Magnum 44 -la pistola más poderosa del mundo- y que te arrancará la cabeza de un disparo, tienes que hacerte una pregunta: "me siento con suerte?". Bien, te sientes con suerte, idiota?</i> -- Clint Eastwood (Dirty Harry)</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>He visto mujeres en el gimnasio que deben estar haciendo ejercicios en otro sitio solo para verse lo bastante bien como para ir al gimnasio!</i> -- Tim allen (<a href="http://workinghumor.com/quotes/nakedman.shtml">Don't Stand Too Close to a Naked Man</a>)</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>[Sobre "Rocky Balboa (2006)"] Supe que soportaría la vergüenza de escuchar todas las bromas sobre mí. Mi esposa me rogó que no lo hiciera, y es por eso que escribí esta línea: que prefiero hacer algo que amo, que sentirme mal por no hacer algo que amo.</i> -- Sylvester Stallone</div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-67401419582473395062011-05-31T00:26:00.002-05:002011-06-29T10:03:10.237-05:00Linaje de Honor<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Con las piernas temblando por el dolor y el cansancio, la ladrona subió de forma vacilante las polvorientas escaleras de piedra, en dirección a la luz que indicaba la salida del laberinto...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En mala hora, pensaba confusamente Yasuri, había aceptado acompañar a su grupo en el descenso hacia el Laberinto del Abismo: desde que entraron al mismo se habían perdido irremisiblemente, y no habían hecho sino tratar de escapar de los demonios que pululaban por los interminables pasillos del maldito laberinto.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Vio a varios de sus amigos morir a manos de esos demonios, y sabía que era más por suerte que por habilidad que había logrado sobrevivir tanto... hasta que la suerte la había abandonado, y se separó por error de los pocos sobrevivientes.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cansada, herida, abatida y sin esperanzas, ya no tenía idea de cuánto tiempo llevaba vagando por el laberinto. Llegado un momento, la fiebre se apoderó de ella, y aún cuando las paredes hubieran sido diferentes entre sí, no habría podido reconocerlas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La realidad se difuminó entre escenas del pasado... Vio a su madre al momento de venderla al mercader que la llevó lejos de su casa. Se vio en las calles de Aden, robando frutas del mercado para poder sobrevivir. Escuchó de nuevo los gritos de desprecio que le habían dirigido en toda su vida: escoria, bazofia, ladrona, asesina...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Qué sabían ellos? Qué conocían ellos de las penurias que una niña podía pasar en las calles de una gran ciudad, sin nadie que la cuidara? Quiénes eran ellos para juzgar las cosas que ella había aceptado hacer solo para poder llenar con el contenido de un plato caliente a su hambriento estómago?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ahora, al menos, el fin de sus sufrimientos estaba cerca. Sabía que no sobreviviría mucho más en estas catacumbas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Castigada por esas imágenes, por esos pensamientos, su cerebro apenas registró el soplo de aire fresco, y el leve cambio en la penumbra del laberinto, que señalaban sin error la salida del mismo. De repente, sin saber por qué, una nueva oportunidad se abría ante ella. Las promesas de lágrimas de alegría apenas le permitían ver la puerta que la sacaría de ese infierno...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Auxilioooo...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Una expresión de desolada sorpresa se pintó en el rostro de Yasuri. Ese grito podía haber sido de Maxell, o quizás hasta de Brisingr, no estaba segura, pero con certeza debía ser de <a href="https://sites.google.com/site/morlorien/server---primal-network-25x/personajes">alguno de los miembros de su clan</a> que aún no habían escapado... ni habían muerto.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El grito se repitió, esta vez más desesperado, y casi completamente cubierto por los gruñidos de demonios cercanos: seres de pesadilla que apretaban el cerco alrededor de sus presas...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Una lágrima de desesperación rodó por la mejilla de Yasuri, y en su camino se fué tiñendo del rojo de su sangre y del negro de la suciedad que tiznaba su rostro. Tenía la salida ahí, al alcance de la mano! La salvación! Qué maldita broma del destino era esta?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Quién la culparía por irse, por salvar su vida? No tenía sentido arriesgar su pellejo. Seguramente cuando lo encontrara, si es que lo encontraba, no quedarían más que despojos, y sería ella la que tendría que luchar por su vida mientras trataría de alcanzar de nuevo la relativa seguridad de esta vía de escape.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Quién la culparía...? Quién lo sabría...?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ella.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Un entrecortado suspiro surgió de sus labios. Este era el momento en el que callaría a todas esas voces que la atormentaban. Quizás moriría, pero lo haría como lo que en verdad era. Y si sobrevivía, podría caminar el resto de su vida con la frente en alto.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Se pasó un mugriento brazo por su rostro, secando sus lágrimas, y esbozó una triste sonrisa. Se secó la sangre de sus manos y de las empuñaduras de sus dagas en las perneras de sus pantalones, y las agarró con firmeza.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Luego, dió un paso.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Con las piernas firmes por el orgullo y la determinación, la heroína bajó con firmeza las polvorientas escaleras de piedra, en dirección al interior del laberinto...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>Es de esas cosas de las que trata Rocky: orgullo, reputación, y no ser solamente otro vago del vecindario.</i> -- Sylvester Stallone</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>Las opiniones son como los culos: todo el mundo tiene una.</i> -- Clint Eastwood (The Dead Pool)</div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-41741812724698375712011-01-31T22:01:00.001-06:002011-01-31T22:03:00.548-06:00SysHack<div style="text-align: justify;"><br />La camioneta se detuvo entre chirridos de frenos al lado de la acera, y sus puertas se abrieron de inmediato. <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Tsutomu_Shimomura">Shimomura</a> se bajó junto a un par de agentes de campo y se agachó para pasar por debajo de la banda de plástico amarillo que rodeaba el edificio.<br /><br />La construcción -un bloque de cemento gris- era la sede del Museo Metropolitano, uno de los museos más importantes de la ciudad. Mientras mostraba de forma automática su identificación a uno de los agentes presentes, Shim repasó en su mente lo que sabía de la situación.<br /><br />Era miércoles en la mañana, a medio camino de la próxima quincena. Las calles de la ciudad estaban atestadas de gente -como siempre-, pero el Museo se encontraba casi vacío -como siempre-. Solo algunos ancianos y un grupo de niños en paseo escolar guiado por su maestra. Y ese fué el día que eligieron para asaltarlo.<br /><br />Los ladrones demostraron una gran capacidad táctica y técnica. Segundos antes de entrar, desactivaron de forma remota las cámaras y alarmas de todo el edificio. Entraron, dominaron a los guardias y a los visitantes, se apoderaron de lo que buscaban -Shim aún no sabía qué había sido- y salieron. Quizás para no dejar pistas o testigos, o quizás solamente para generar mayor publicidad, sellaron las puertas y colocaron explosivos con mecanismos de detonación muy avanzados. Tan avanzados, que los expertos anti-bombas no habían podido hacer nada para desactivarlos.<br /><br />Eran obras de arte -bastante sarcástico, tomando en cuenta que iban a destruir un museo-. Una mezcla de equipo tecnológico de primera, programas computacionales de defensa, y un diseño de avanzada, demostraban que un especialista se había empeñado a fondo: estas eran unas bombas destinadas a explotar.<br /><br />Los chicos del Escuadrón Anti-Bombas hicieron lo que pudieron, pero no podían terminar de desactivarlas mientras los programas de protección estuvieran corriendo: ahí ya no habían cables que cortar, sino una lucha a muerte contra la inteligencia artificial programada por las oscuras inteligencias del hombre.<br /><br />Shim estudió detenidamente el aparato ante sí, y procedió a sentarse frente a él, sobre sus piernas cruzadas en <a href="http://static.photaki.com/mujer-joven-linda-practicar-yoga-en-una-estera-en-la-posicion-de-loto_241888.jpg">posición de loto</a>. Uno de los agentes que venían con él le acercó su equipo y se lo colocó sobre las piernas.<br /><br />El aparato que Shim se disponía a usar era uno de los más avanzados de su clase. Similar a una de las antiguas laptops, la <a href="http://www.oled-display.net/prime-gaming-laptop-concept-with-3-oled-displays">laptrip</a> -como la habían llamado, demostrando una falta total de buen gusto- era lo mejor de lo mejor en capacitación de enlaces neuronales portátiles.<br /><br />No era un Tanque, pero tendría que servir...<br /><br />Shim conectó uno de los cables terminales de la laptrip a la bomba, y eligió cuidadosamente otro que conectó a la terminal en su nuca -un enlace directo con su cerebro y su sistema simpático, agregado a su cuerpo de forma quirúrgica: la mejor interfaz hombre-máquina existente en la actualidad-, y de inmediato las pantallas de su equipo se volvieron su realidad.<br /><br />Shim se zambuyó en el ciberespacio, como cualquier otro Nadador.<br /><br />Se acercó al programa residente en la bomba, y comenzó la delicada tarea de desmembrarlo, quitando capa tras capa del sistema de defensa del explosivo, como si de una cebolla se tratara. Era una tarea difícil, sin necesidad de tomar en cuenta el hecho de que estaba trabajando contra-reloj para desarmar un aparato que pretendía volatilizarlo a él, junto con gran parte de la manzana en la que estaba el museo.<br /><br />Tras casi cuatro horas de trabajo, Shimomura había deshabilitado once capas de protección distintas. Y el sistema no daba muestras de que se fueran a acabar.<br /><br />Shim miró los indicadores del reloj de su avatar para ver cuánto tiempo le quedaba. En el mundo real habían pasado solamente dieciocho segundos desde que hizo interfaz con la bomba, por lo que los dos minutos que quedaban de tiempo en el contador parecían una eternidad, pero le preocupaba no haber podido aún desbaratar las defensas: Shim era el mejor Nadador de Central, y por ende, al menos oficialmente, del país; no era posible que no pudiera hacer este trabajo más rápido. <br /><br />Qué tipo de mente habría diseñado este código?<br /><br />Otra capa de la cebolla cedió, y de repente un ladrido lo sacó de su concentración. Una figura, similar a un perro pero con tres cabezas -tal y como el <a href="http://karlosasm.files.wordpress.com/2010/06/h5cerberus.jpg">Cerbero</a> mitológico- surgió de la capa que Shim acababa de desactivar. "Genial", pensó, "un programa de defensa dentro de un programa de defensa!".<br /><br />El colosal animal atacó de inmediato a Shim, quien se defendió disparándole ráfagas de rayos -realmente, datos que buscaban desactivar o destruir al otro programa-. Saltando hacia atrás, alejándose tanto como le era posible, y atacando sin parar, Shim le hizo frente al guardián del código con todo lo que tenía...<br /><br />...para nada.<br /><br />Los pocos espectadores con la suficiente valentía como para mantenerse cerca de un área con bombas vieron que el chino que había venido con los policías se sentó ante la bomba, se enchufó un cable a su terminal, y se quedó inmovil. Apenas unos segundos después, el cuerpo del chino tembló y se cayó de lado, mientras espasmos incontrolables lo azotaban.<br /><br />Los agentes sabían que eso podía pasar, pero no esperaban realmente que ocurriera, y por ello tardaron algunos segundos en reaccionar. Demonios, Shimomura era el mejor en lo que hacía! Qué podía estar dándole tanto trabajo? Reaccionando apenas, uno de los agentes comenzó a teclear la secuencia de salida en la laptrip de Shimomura, pero los comandos no respondían.<br /><br />El otro agente vió con aprensión los esfuerzos de su compañero, y los espasmos del cuerpo de Shim. Con la preocupación dibujada en la pétrea máscara de su rostro, tomó una decisión.<br /><br />De un tirón, desenchufó el cable que conectaba la laptrip con la bomba.<br /><br />El grito de Shimomura resonó en los alrededores, pero poco a poco el Nadador se calmó, y abrió los ojos. Estaba empapado en sudor, y le dolía cada músculo de su cuerpo, pero aparte de eso, parecía estar bien y, sobre todo, vivo.<br /><br />Se incorporó poco a poco, apoyándose contra la puerta del museo, a escasos centímetros de la bomba que había fallado en desactivar. No había ningún indicador visual que ver, pero sabía que le quedaba menos de minuto y medio de tiempo para desactivarla.<br /><br />No había nada que hacer.<br /><br />Shimomura le indicó a uno de los agentes que despejaran el museo y los alrededores. Había que minimizar las víctimas en los alrededores. La gente que estaba dentro estaban condenados.<br /><br />Algunos agentes comenzaron a indicar a los civiles que estaban cerca que se alejaran de inmediato, mientras otros llamaban a Central para indicar que cerraran los accesos de entrada a la zona del Museo. Entre el movimiento de gente, y el pequeño caos que siguió, una figura se separó del grupo y traspasó la banda de seguridad. Antes que los agentes pudieran detenerlo, se acercó a Shim, y se arrodilló a su lado. Shimomura levantó la vista y se encontró con una cara pecosa enmarcada en un cabello rojo fuego; una cara que conocía de otra vida: <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Kevin_Mitnick">Kevin Davis</a>.<br /><br />Davis había sido uno de los mejores Nadadores en la historia de Central, pero unos años atrás agentes de <a href="http://lomeanor.blogspot.com/2007/11/syscorp.html">SysCorp</a> -la competencia no oficial de Central- habían encontrado que Davis no era solamente un Nadador: en su tiempo libre usaba su conocimiento y acceso a equipo para entrar sin permiso a ciber-instalaciones privadas. En cuestión de días, Davis pasó de ser el especialista de los especialistas, a ser el hacker más buscado del país. Prueba suficiente de su talento era que, años después de su acusación, aún seguía libre: en una era de automatización y dependencia de las computadoras, las agencias no habían podido encontrarlo.<br /><br />- Davis? -dijo Shimomura.<br /><br />- Hola, chino. Ha pasado tiempo.<br /><br />Shimomura se fijó en los agentes que los rodeaban. Una palabra suya, y Davis sería arrestado de inmediato. Qué demonios se proponía?<br /><br />- Qué haces aquí? -preguntó Shim.<br /><br />- No tenemos tiempo que perder. Ví en las noticias lo que pasa. Tienes un problema más grande que tú, y casualmente, casi milagrosamente, soy la única persona que puede ayudarte. Déjame entrar, Shim, y desactivar estas cosas.<br /><br />Shimomura lo miró fijamente. Sabía que lo que decía era verdad: el programa multicapa de seguridad de las bombas era casi imposible de romper, y menos en el poco tiempo que quedaba. Si alguien podía hacerlo, era Davis. Shimomura calculó que, fácilmente, podían haber perdido un minuto en la charla que acababan de sostener: se les acababa el tiempo.<br /><br />- Entra -le dijo-, pero sabes que no puedo dejarte ir luego...<br /><br />Sin mediar palabra, Davis reconectó el cable de conexión a la bomba, y conectó el cable que había formado interfaz con Shimomura en su propia neuro-terminal.<br /><br />Cuando, segundos después, Davis abrió los ojos y se desconectó el cable, los agentes cayeron sobre él. Shimomura revisó la bomba, y vió que había sido desconectada; una rápida revisión le indicó que las demás bombas también estaban desactivadas.<br /><br />Shimomura trató de ponerse en pie, mientras los agentes esposaban a Davis y lo empujaban sobre la capota de la camioneta en la que el propio Shim había llegado. Qué había hecho que Davis saliera de su escondite y corriera a salvar el día? Shim sabía que Davis no era mala persona, pero tampoco creía que fuera capaz de sacrificar su libertad por algunos desconocidos.<br /><br />Mientras algunos agentes empujaban a Davis dentro de la camioneta, este alcanzó a ver que las puertas del museo se abrían, y los visitantes salían corriendo, agradecidos del milagro que les había permitido escapar de la pesadilla, del imposible que les había salvado de la muerte.<br /><br />Entre el grupo de niños que corría alejándose del museo, guiados por su maestra, Davis distinguió con facilidad la melena color rojo fuego que se movía al compás de la carrera de su dueña. "Ves, Melissa", pensó para sus adentros, "papi siempre te cuida"...<br /><br />Mientras los agentes restantes revisaban el sitio, y un aun aturdido Shimomura guardaba su equipo y luchaba por no vomitar, la camioneta en la que estaba Davis arrancó, llevándolo a una nueva vida...<br /><br /><br /><i>- Sálvame! Sálvame!<br />- ok... Ctrl-S</i><br />-- Chiste computista<br /><br /><i>No soy antisocial; soy de interfaz poco amigable.</i> -- <a href="http://queroweb.x10hosting.com/top-de-frases-geek/">Top de frases Geek</a><br /><br /><i>Le preguntaba a mi uruguayo si hacía frío o calor en su país, si había montañas, si la cebolla hacía llorar. El baterista me miraba raro. "Es igual que acá, botija", me decía. Y yo pensaba: "¡Qué grandioso! Además de geniales, son humildes".</i> -- Hernán Casciari (Orsai - <a href="http://orsai.bitacoras.com/2005/10/justicia_potica.php">Justicia poética</a>)<br /><br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-19742683373147513232010-12-23T14:13:00.003-06:002015-11-28T17:11:01.659-06:00Linaje Primal<div style="text-align: justify;">
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Bajo la neblina de la fría mañana, los dos jinetes se acercaron al Monasterio del Silencio. El aliento de sus gigantescas monturas -un Fenrir de las montañas, especie de gran lobo, y un Corredor del Viento, similar a un dragón sin alas- se condensaba apenas salía de sus hocicos, formando nubecillas que los precedían en su camino.</div>
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Los animales se detuvieron a varias decenas de metros del monasterio, desde donde numerosos acólitos los observaban, espectantes. Las dos figuras se apearon, amarraron sus monturas a un árbol cercano, y se quitaron las capas con las que se protegían del frío matutino, arrojándolas al lado de sus animales.</div>
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Uno de los jinetes era un humano, más bien bajo y delgado, con cabello color miel que parecía no haber sido peinado nunca. La toga oscura que usaba, y el báculo que empuñaba, denotaban que era un hechicero de alguna clase. El otro jinete fácilmente ocupaba cuatro veces el volumen del humano: la capa a duras penas podía ocupar el ancho torso y los gruesos brazos, cubiertos de la verde piel de un orco.</div>
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Sin variar la expresión concentrada en sus rostros, empuñaron sus armas -el báculo, en el caso del hechicero, y un par de armas en forma de garras, para el orco-. Hablaron un momento en voz baja, tras lo cual el orco susurró una sola palabra -"Liebre"- y sin mayor preámbulo, avanzaron hacia el monasterio.</div>
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Los Acólitos del Silencio les salieron al paso, armados para detenerlos, pero los dos jinetes resultaron ser una amenaza mayor a lo previsto: el orco se movía a una velocidad increíble, y sus garras eran solo un borrón rojizo contra la neblina. Numerosos acólitos murieron antes de darse cuenta de qué era lo que estaba ocurriendo, y poco a poco la mole verde se tiñó de sangre, en su ruta hacia la puerta principal.</div>
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Los poderes del hechicero resultaron igual de mortíferos, y un poco más grotescos: de su bolsa se elevaron numerosos trozos de hueso teñidos en rojo, y comenzaron a trazar círculos y espirales a su alrededor, como protegiéndolo de lo que se acercara. Cada vez que el hechicero se concentraba en un enemigo, un trozo de hueso brillaba y se lanzaba hacia la víctima, clavándose en su cuerpo y explotando. </div>
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Los acólitos trataban de apartarse de su camino: se decía que aquella persona que resultaba herida por un hueso maldito no podía ser curada, y si moría, su alma no podía ser retornada a su cuerpo por ningún tipo de magia... Para colmo de males, el necromante -pues eso resultó ser- aprovechaba además los cuerpos caídos, uniendo sus huesos a los que ya poseía, y a veces levantando sus cuerpos para que lucharan contra sus antiguos aliados.</div>
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La noche anterior, el patio del monasterio había sido un bello jardín, verdeado de grama y hermosas plantas. Breves minutos después de que la lucha comenzó, se había convertido en una mezcla de restos informes y charcos de sangre, sobre la que solamente las dos figuras de los recién llegados permanecían en pie.</div>
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Los atacantes avanzaron con paso seguro hacia las puertas del monasterio, ahora cerradas a cal y canto. El necromante extendió su mano, y una calavera se desprendió del cuerpo del acólito al que había pertenecido, y se posó en la misma. La calavera se tiñó de rojo, y al momento voló hacia el centro de las puertas; al impactar en las mismas, estalló con fuerza en una nube color rojo sangre.</div>
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Cuando el humo se posó, una de las puertas guindaba ridículamente de uno de sus goznes, y la otra estaba caída en el piso, rota por la mitad.</div>
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El orco y el humano subieron los escalones externos del monasterio, pero una figura los esperaba en el umbral de la puerta: una elfa, delgada y rubia, con una túnica negra de estilo similar a la que usaba el necromante.</div>
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- No pasarán -dijo la elfa, con voz desprovista de cualquier sentimiento.</div>
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- Vesna? -respondió, sorprendido, el humano.- Qué haces aquí?</div>
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- Protejo lo que vale la pena ser protegido, de desgraciados como ustedes!</div>
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- Vesna, -sonó la grave voz del orco- necesitamos el collar. Y sabes por qué. Es lo mejor... es lo único que podemos hacer! Si no completamos los amuletos a tiempo, Aden estará perdido.</div>
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- Y eso justifica el robo, la matanza?!? Chicos, eran héroes!!! Qué les ha pasado? -gimió la elfa, una lágrima rodando por su mejilla.</div>
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<br /></div>
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- Aún lo somos, -respondió, sombrío, el humano- y por eso hacemos lo que debe ser hecho. Aunque nos duela...</div>
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<br /></div>
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- Pues no los dejaré, Richard. Si quieren entrar al monasterio, tendrán que pasar sobre mí... </div>
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<br /></div>
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Vesna alzó su báculo, y uno de los cuerpos de los defensores comenzó a levantarse. Palabras arcanas surgieron de sus labios, y un fulgor rojizo la rodeó.</div>
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- Cuidado! -gritó el necromante al orco, al tiempo que se echaba hacia un lado. Los cuerpos que estaban a sus pies comenzaron a estallar, lanzando carne, huesos y visceras en todas direcciones- Zoreck, -gritó al orco- avanza y toma el collar! Yo me encargaré de Vesna!</div>
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<br /></div>
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El orco cerró los ojos un momento, y susurró una palabra: "Lobo"; cuando los abrió, sin mediar palabra, corrió hacia las puertas. Los necromantes solamente vieron un borrón verde que pasó a toda velocidad al lado de la elfa, y se internó en el monasterio. </div>
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<br /></div>
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Vesna se giró, con el rostro congestionado, en busca del orco, pero se volvió rápidamente al escuchar al humano iniciar un hechizo, y comenzó de inmediado un hechizo de protección...</div>
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<b>* * *</b> </div>
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<br /></div>
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Zoreck avanzó como una exhalación por los pasillos del monasterio. La construcción estaba vacía, en su mayor parte, pero algunos acólitos, obispos, y otros Clérigos del Silencio, que se encontraban aún dentro trataron de detenerlo, y ahora sus cuerpos se desangraban sobre el mármol de los pisos.</div>
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<br /></div>
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El orco recorrió el monasterio hasta llegar al otro extremo, y al llegar a la capilla principal encontró -sin mayor protección- el Collar de Frintezza. Los clérigos confiaban en el poder de su número, en la protección de su fé y de las supersticiones que los protegían, y en el secretismo con el que ocultaban su paradero, además de el duro camino que había que recorrer para llegar a ellos.</div>
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<br /></div>
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Con una sonrisa cínica, Zoreck agarró el collar -gélido al tacto-, casi esperando que una maldición -o una roca gigante- cayera sobre él, y salió del monasterio.</div>
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<b>* * *</b></div>
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<br /></div>
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Apenas traspasó las puertas de entrada, el orco se detuvo. El cielo estaba cubierto de fulgores rojos, y explosiones sonaban por doquier, mientras los dos necromantes manejaban las energías de los espíritus a su alrededor en sus ataques.</div>
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<br /></div>
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Numerosos cuerpos caminaban o se arrastraban a su alrededor, algunos completos, otros medio destruídos, y trozos de huesos volaban por doquier. La imagen, digna de cualquier pintura o cuadro que representara el dominio de <a href="http://www.lineage2.com/archive/2010/11/post.html">Shilen</a>, era aterradora.</div>
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<br /></div>
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Vesna sintió más que vió la presencia del orco, y se giró con la preocupación pintada en el rostro hacia él. Al notar el collar en sus manos, un grito de dolor escapó de sus labios, y comenzó a realizar un hechizo dirigido al goliath verde. </div>
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<br /></div>
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A mitad de camino, la voz murió en sus labios, y el brillo de sus manos se disipó... Giró un poco su cuello, para ver a Richard, justo tras ella. Un hueso teñido en rojo estaba en sus manos, la punta profundamente incrustada en la espalda de la elfa.</div>
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Una lágrima rodó por el bello rostro de Vesna, y su cuerpo se deslizó hacia el suelo, quedando inmóvil. De inmediato, el cielo se aclaró, y los cuerpos dejaron de moverse, cayendo al piso como marionetas a las que les hubieran cortado los hilos de un golpe...</div>
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Los dos sobrevivientes de la lucha se detuvieron un momento alrededor del cuerpo de la elfa, como rindiendo homenaje a su antigüa compañera, y sin decir una palabra, se dirigieron a sus monturas. Con sombrío ánimo, se subieron a ellas, y emprendieron el largo camino de regreso.</div>
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<b>* * *</b> </div>
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Minutos después, ambos de detuvieron sobre una elevación del terreno, para observar el valle del Monasterio del Silencio. Una fina capa de escarcha comenzaba a cubrir la bolsa de cuero, colgada de la cintura del orco, que contenía el Collar de Frintezza.</div>
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La destrucción había sido notoria. Algunas figuras se movían entre los muertos y heridos -clérigos, seguramente, tratando de curar o revivir a los que se pudiera-. Al lado de la figura de Vesna -fácilmente identificable por su rubio cabello y lo negro de su toga-, un obispo estaba de rodillas, utilizando sus hechizos para tratar de revivirla. Zoreck frunció el ceño cuando vió que el cuerpo de la elfa se incorporaba, con una mano en la cabeza como si estuviera mareada.</div>
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- No sé mucho de magia -le dijo al humano- pero qué no ocurre que los muertos por huesos malditos no pueden ser revividos?</div>
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El necromante se caló su capucha en la cabeza, y sin mirar al orco, le respondió:</div>
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- Es así... Pero acostumbro llevar algunos huesos normales en la alforja... Solo por si acaso...</div>
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El orco lo miró de hito en hito. Echando la cabeza hacia atrás, profirió unas estruendosas carcajadas que retumbaron en el cañón bajo ellos, y llegaron con seguridad al valle a sus pies.</div>
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- Richard, eres un sentimental! -rió, y espoleó a su Fenrir para que iniciara el camino.</div>
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Con una última mirada al valle, el necromante le siguió...</div>
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<i>Estoy cansada de solo sentarme a esperar a que algo pase...</i> -- <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Winry_Rockbell">Winry Rockbell</a></div>
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<i>Tienes un corazón fuerte. Sin miedo. Pero estúpido! Ignorante como un niño!</i> -- <a href="http://es.james-camerons-avatar.wikia.com/wiki/Neytiri">Neytiri</a></div>
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<i>Podría haber dicho "no es nada personal", pero solo mirar a tu estúpida cara lo hizo ser personal.</i> -- <a href="http://lfgcomic.com/page/latest">Richard</a></div>
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<br /></div>
Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-86223216123656371432010-07-23T20:45:00.002-05:002010-07-25T01:12:51.531-05:00Calev<div style="text-align: justify;"><br />Calev se irguió al llegar al final de la escarpada subida. Ante él, una explanada servía como terreno de juego para el frío y cortante viento. Hacía mucho que los cambios de la temperatura habían dejado de significar algo para él. Desde aquella fatídica noche en la que había pasado a ser algo más -o algo menos- que un humano.<br /><br /><a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Demon">Demonio</a>, <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Strigoi">strigoi</a>, <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Wendigo">witiko</a>, traidor... Ni él mismo sabía qué es lo que realmente era, con una excepción: sabía que era un monstruo. Y lo había sido desde antes de que la maldición descendiera sobre él. Irónicamente, había hecho más bien desde que había dejado de ser humano, que mientras lo fué.<br /><br />Y hoy era su mayor prueba...<br /><br />Varios metros delante de él, la bruja se giró de repente, con el odio dibujado en sus toscas facciones. Una mueca se formó en su boca sin dientes, mientras una saliva rojiza era arrancada de su barbilla por el fuerte viento.<br /><br />Tras ella, la estatua de <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Bahamut">Bahamut</a> se alzaba. Un titán de piedra negra, casi el doble de alto que la bruja, y con la forma inconfundible de un minotauro. Bajo su cabeza astada, un musculoso torso humano descendía hasta acabar en un halo de negros pelos que rodeaban su cintura. Pequeñas escamas, de un detalle impresionante que Calev podía distinguir aún en esa tormentosa noche, se iniciaban justo por debajo de su deforme miembro, y se iban haciendo cada vez más toscas, hasta acabar en unas patas que simulaban ser colas de pescado. El detalle final de la escultura era una gruesa cuerda, que Calev sabía una vez tuvo cuarenta y dos nudos.<br /><br /><a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Fablehaven">Esa cuerda</a>, que era lo único que mantenía al dios fuera de este plano, ahora aparecía casi completamente desamarrada. Sólo siete nudos restaban...<br /><br />Sabiendo que no tenía tiempo que perder, Calev hendió la noche con un rugido, y corrió hacia la bruja.<br /><br />La anciana rió, y habló en un idioma olvidado por el hombre. Señaló a Calev con un nudoso dedo, y dejó escapar una de sus maldiciones más usadas, cargada con todo el odio que anidaba en su negro corazón.<br /><br /><div style="text-align: center;"><i>Polvo eres,<br />polvo serás,<br />ahora vives,<br />ahora morirás!</i><br /></div><br />Calev detuvo su carrera en seco, y cayó de rodillas al rocoso suelo. Esquirlas de roca se clavaron en las palmas de sus manos cuando las apoyó para frenar su caída. Un frío dolor recorrió cada uno de sus huesos, cada uno de sus órganos, cada una de sus venas, mientras sentía que una gélida mano apretaba su corazón.<br /><br />Dejando escapar un grito lleno de rabia y dolor, Calev se puso lentamente en pie.<br /><br />Los ojos de la bruja se desorbitaron, y comprendió que la figura que se abalanzaba hacia ella no era humana, y que probablemente no estaba vivo. Pero no podía perder! No ahora que estaba tan cerca de liberar a su señor! Recuperándose de su estupor al mismo tiempo que el hombre saltaba sobre ella, lo señaló de nuevo con su garra, y le lanzó la primera maldición que su cerebro pudo recordar, una que había aprendido de corazón hace muchísimos años, cuando estaba comenzando a recorrer el camino que ahora acababa.<br /><br /><div style="text-align: center;"><i>Rosa, Lis, Orquídea,<br />belleza y admiración,<br />serás bella flor ligera,<br />serás <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Taraxacum_officinale">Diente de León</a>!</i><br /></div><br />La figura de Calev se hizo, de repente, blanca como la más mullida de las nubes, y pareció dispersarse. La bruja cacareó una burda risa, pensando que disfrutaría ver como los vientos de la tundra diseminaban al atrevido estorbo hacia los cuatro puntos cardinales.<br /><br />Calev no era mago, pero su maldición era poderosa. Tan poderosa, que era capaz de retorcer cualquier cosa que tocara, por buena o mala que fuera. Bahamut era un dios malévolo, capaz de atrocidades inimaginables para un ser humano, y comparado con él, Calev era un <a href="http://www.foroswebgratis.com/imagenes_foros/9/5/4/7/1/410218Paladin_by_H_Minus.jpg">Paladín del Bien</a>. Pero, a su vez, la bruja era sólo una niña jugando a muñecas, al lado de la <a href="http://lomeanor.blogspot.com/2010/07/oscuridad-es-el-nombre-que-encontre.html">oscuridad</a> que maldecía a Calev.<br /><br />El cuerpo de Calev se disolvió en multitud de partículas blancas, pero no eran simples florecillas, sino verdaderos dientes. Los colmillos se juntaron por su propia voluntad unos a otros, y formaron un león de marfil que, sin detener su salto, aterrizó sobre la bruja, abriéndole un surco en su abultado abdomen con sus garras hechas de dientes.<br /><br />El terrible rugido del león de dientes ahogó el grito de dolor y sorpresa de la bruja al saberse herida... Sangre y tripas bañaron las piedras de la explanada justo antes de que el cuerpo deforme de la bruja cayera al suelo.<br /><br />Entre el dolor y la sangre, la moribunda bruja miró con sus ojos empañados al majestuoso león blanco que la miraba a un par de metros de distancia. Sabía que había fallado... Sabía que estaba muy débil para encargarse del león y liberar a su amo antes de morir... Sabía que este dolor no sería nada comparado a aquel que le esperaba en la oscuridad a la que iba.<br /><br />Aún muriendo, la desgraciada hechicera logró tener un pensamiento malvado más, un rayo de venganza que atravesó su mente, tal era el odio que llenaba lo que en un humano sería el corazón. Por tercera vez esa noche, apuntó con su dedo a la figura ante ella, y entre esputos de maloliente sangre, recitó una maldición.<br /><br /><div style="text-align: center;"><i>Ya que morir no puedes,<br />por bondad o por maldad,<br />como lo que más tu alma odia<br />vivirás por la eternidad!</i><br /></div><br />Esta vez fué la alocada risa de la bruja la que acalló el rugido de dolor del león, mientras los dientes que conformaban su piel de marfil cayeron a la fría piedra del piso. Cual perlas en una cama negra, rodearon la figura que, aún presa del dolor, se agazapaba en el piso.<br /><br />Una vez más, el visitante se puso en pie. La última risa de la bruja murió antes que ella, cuando sus ojos se cruzaron con los de Calev, y se dió cuenta de que el hombre era exactamente igual a cuando llegó a la explanada...<br /><br />Con una sonrisa sin humor en su rostro, Calev pateó la cabeza de la bruja, y el poderoso impulso lanzó el maltrecho cuerpo hacia abajo del terraplén, en una caída libre que acabó cientos de metros más abajo.<br /><br />El hombre se volteó, y miró a la estatua. Con curiosidad, notó el inmenso odio que emanaba de la negra piedra, y pensó en si debería lanzarla también cerro abajo, o tratar de destruirla con sus manos, para evitar que el dios tratara de volver a entrar a este mundo...<br /><br />Calev se dió la media vuelta e, ignorando al dios, comenzó el descenso por el escarpado borde.<br /><br />Realmente, pensó, no era su problema.<br /><br /><br /><i>Creamos horrores imaginados para ayudarnos a sobrevivir con los horrores reales.</i> -- <a href="http://www.goodreads.com/author/quotes/3389.Stephen_King">Stephen King</a><br /><br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-52323290525209703512010-04-06T22:32:00.001-05:002010-04-06T22:34:21.832-05:00Sexto Sentido<div style="text-align: justify;"><br />- Papá, te están hablando...<br /><br />Miré sin comprender a <a href="http://lomeanor.blogspot.com/2005/09/asier.html">mi pequeño hijo</a>, agarrado de mi mano, mientras caminábamos por un atardecer de nuestra ciudad. Me estaban hablando? Miré a nuestro alrededor, confundido, buscando algún rostro que nos estuviera viendo, quizás sonriendo, quizás con el rostro indignado de quien ha sido ignorado.<br /><br />Estábamos solos en la calle.<br /><br />Mirándome fijamente, imagino que tratando de entender por qué un adulto torpe como yo no era capaz de entender lo obvio, mi hijo me repitió, con un deje de impaciencia en su su tierna voz:<br /><br />- Papi, que te están hablando...<br /><br />Me quedé mirándolo, sin comprender -pensando que, en efecto, no era otra cosa que un adulto torpe- cuando de repente, me imaginé lo inimaginable. Un escalofrío gélido recorrió mi <a href="http://www.imdb.com/title/tt0256009/">espinazo</a>, mientras una idea imposible se abría paso hacia mi mente racional.<br /><br />Los niños, con su mente inocente, y su muy especial forma de ver el mundo, muchas veces ven lo que los adultos no. Cuántas veces, en cuántas películas, en cuántos correos spam, no ha ocurrido lo mismo? Que el bebé, el niño, llora porque siente algo a nuestro alrededor, mientras que la mente cuadrada del adulto lo ignora? Que el niño, con su mente <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Changeling_El_Ensue%C3%B1o">soñadora</a> y su alma inocente, es capaz de ver, conversar, y hasta <a href="http://lomeanor.blogspot.com/2007/08/con-la-cabeza-en-las-nubes.html">jugar</a>, con espíritus, con sombras de los que se han ido, con recuerdos que se niegan a irse?<br /><br />Sentí como una gota de sudor resbalaba por mi sien, mientras mis rodillas flaqueaban. A quién estaría viendo mi pequeño?<br /><br />- Pero papá, no vas a atender?<br /><br />Entonces recordé mi celular. Ese mismo celular que -los que me conocen lo saben dolorosamente bien- nunca escucho. Ese mismo celular que, al estar en mi bolsillo, mi hijo tenía casi exactamente a la altura de su oído. Ese mismo celular que, me dí cuenta cuando lo saqué del bolsillo, tenía una llamada perdida, como de costumbre. Que cagada!<br /><br />- Papi, quién era?<br /><br /><br /><i><a href="http://www.imdb.com/title/tt0167404/quotes">Veo gente muerta</a>...</i> -- <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/The_Sixth_Sense">El Sexto Sentido</a><br /><br /><i>Qué es <a href="http://edilbertoaldan.blogspot.com/2004/08/qu-es-un-fantasma-el-espinazo-del.html">un fantasma</a>? Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez. Un instante de dolor, quizá. Algo muerto que parece por momentos vivo aún. Un sentimiento, suspendido en el tiempo, como una fotografía borrosa, como un insecto atrapado en ámbar. <a href="http://www.imdb.com/title/tt0256009/quotes">Un fantasma</a>, eso soy yo.</i> -- <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/El_espinazo_del_diablo">El espinazo del Diablo</a><br /><br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-46186327766283325062010-03-04T16:36:00.002-06:002010-03-04T16:44:13.555-06:00Más que palabras<div style="text-align: justify;"><br />Era el Otoño de 1993 cuando Dave, el amigo de mi hermano, vino a la casa con una pila de libros. Dave insistía en que mi hermano leyera esa serie de libros, absolutamente seguro de que la adoraría.<br /><br />Durante unos días caminé al lado de esos libros, colocados ahí, sin ser tocados, sin ser leídos, hasta que la curiosidad me ganó. Agarré el primer libro, El Ojo del Mundo -por <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Robert_Jordan">Robert Jordan</a>- y leí la contraportada. No parecía muy impresionante, pero algo que dijo Dave quedó resonando en mi cabeza: "Es tan absorbente como El Señor de los Anillos".<br /><br />Por supuesto, a mis 15 años, me reí de la idea. Similar al Señor de los Anillos? Un carajo.<br /><br />Aún así, agarré el libro de la pila y me fuí a mi cuarto.<br /><br />Un rato después, cuando mis padres se preocuparon porque estaba preocupantemente demasiado callado, abrieron la puerta para encontrarme con los ojos abiertos a más no poder, enroscado alrededor de El Ojo del Mundo, con un gatico llamado Baby encima mío, completamente atrapado por la Rueda del Tiempo.<br /><br />Así comenzó mi relación amorosa con el mundo que Robert Jordan había creado.<br /><br />El Ojo del Mundo fué rápidamente seguido por La Gran Cacería, El Dragón Renacido, El Despertar de la Sombra, y Los Fuegos del Cielo. Cinco novelas y 3.200 páginas después, estaba completamente atrapado por la serie, y esperaba ansiosamente el sexto libro, El Señor del Caos, que estaba planificado para finales del 94. No era fanático de las esperas, pero no me quedó opción.<br /><br />Cuando El Señor del Caos llegó a las librerías, entendí que los libros tapa dura eran bastante caros, y mi trabajo limpiando mesas en Jack Astor's no me iba a convertir en el millonario que había pensado. Tendria que esperar un par de semanas hasta la siguiente quincena antes de poder leer el último libro de Jordan. Qué molesto estaba...<br /><br />Un día, al regresar a casa del infierno entonces conocido como "Bachillerato", noté algo nuevo en mi escritorio. Ahí, esperando por mí, estaba una copia nuevecita del Señor del Caos. Adentro había una inscripción de mi madre, que lo había comprado temprano ese día.<br /><br />Mientras quizás sea raro que un chico de 16 años muestre cariño a su madre, puedo asegurarles que me las arreglé para que notara cuánto significó eso para mí.<br /><br />Los años pasaron. Me volví más viejo. Más calvo.<br /><br />Aún así, tan viejo como me he vuelto, algunas cosas nunca cambian. Absolutamente cada vez que Jordan sacó un nuevo libro de La Rueda del Tiempo, mi madre lo compró para mí, escribió en él, y me lo dió con una sonrisa en su rostro.<br /><br />Robert Jordan murió en 2007 y dejó tras de sí una familia <a href="http://lomeanor.blogspot.com/search/label/Amor">amorosa</a>, millones de admiradores y un cuento sin acabar.<br /><br />Se anunció algún tiempo después que <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Brandon_Sanderson">Brandon Sanderson</a>, un escritor de fantasía en alza, finalizaría la serie en nombre de Jordan, a petición de su esposa, Harriett.<br /><br />La Tormenta de la Reunión, por Robert Jordan y Brandon Sanderson, el décimo-segundo libro en la serie de La Rueda del Tiempo, salió esta semana. Mi esposa me compró un ejemplar, y tuve que explicarle por qué sonreí tanto cuando me lo dió.<br /><br />Anoche, mientras leía los primeros capítulos con mi dormida esposa y mi hijo por nacer a mi lado, <a href="http://lomeanor.blogspot.com/search/label/Nostalgia">fuí llevado de vuelta a una época</a> en 1993 cuando estaba en mi cama leyendo la historia de Rand Al'Thor, muy de noche y con un gatico encima mío.<br /><br />Algunas veces, al parecer, <a href="http://lomeanor.blogspot.com/search/label/Literatura">un libro</a> es mucho más que solo un libro.<br /><br /><br />(Traducción libre de "<a href="http://forums.leasticoulddo.com/index.php?showtopic=30753">More than words</a>", escrito aparecido el 28/10/2009 en el blog de "<a href="http://www.leasticoulddo.com/">Least I could do</a>". Nótese que coloqué las traducciones literales de los títulos en inglés, en lugar de las traducciones usadas en las <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/La_Rueda_del_Tiempo">ediciones en español</a>).<br /><br /><br /><i>La Rueda del Tiempo gira, y eras vienen y van, dejando recuerdos que se convierten en leyendas. Leyendas se desvanecen en mitos, e incluso esos mitos han sido ya largamente olvidados cuando la Era que les dió nacimiento se inicia de nuevo. En una Era, llamada por algunos la Tercera Era, una Era aún por venir, una era hace tiempo pasada, un viento nació en las Montañas de la Niebla. El viento no fué el comienzo. No hay ni comienzos ni finales en el girar de la Rueda del Tiempo. Pero fué un inicio.</i> -- <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/La_Rueda_del_Tiempo">La Rueda del Tiempo</a><br /><br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-79723914523105397412009-10-01T06:10:00.000-05:002009-10-01T06:11:12.973-05:00Así es como seguimos adelante<div style="text-align: justify;"><br />Así es como seguimos adelante: un día por vez, una comida por vez, un dolor por vez, una respiración por vez. Los dentistas hacen un tratamiento de conducto por vez; los astilleros reparan un casco de barco por vez. Si escribes libros, redactas una página por vez. Volvemos la espalda a lo que sabemos y a lo que tememos. Estudiamos catálogos, miramos partidos de fútbol, contamos los pájaros que hay en el cielo y no nos apartamos de la ventana al oír unos pasos detrás. A veces las nubes parecen cosas diferentes -peces, unicornios y jinetes-, pero de hecho son sólo nubes, y concentramos nuestra atención en la comida siguiente, la página siguiente. Así es como seguimos adelante.<br /><br />(Extracto de <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Bag_of_Bones">Un saco de huesos</a>, de <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Stephen_King">Stephen King</a>).<br /><br /><br /><i>El nivel de pensamiento que nos ha traído a donde estamos no nos llevará a donde necesitamos ir.</i> -- <a href="http://www.scotthyoung.com/blog/2006/03/19/personal-development-as-a-game/">Albert Einstein</a><br /><br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2342957990007011443.post-57060214315010698892009-09-19T09:45:00.005-05:002009-09-26T09:41:44.011-05:00El piso de la muerte<div style="text-align: justify;"><br />En cuclillas y con la espalda apoyada contra la pared, Jaime sudaba de puro terror dentro de <a href="http://helldescent.com/wp-content/uploads/dlc_kf_title.jpg">su traje</a>. Las ganas que sentía de salir corriendo y alejarse de allí eran insoportables, y le costaba toda su fuerza de voluntad mantener su posición tras sus compañeros.<br /><br />Pero sabía que salir corriendo era suicidarse.<br /><br />El ruido de los disparos aturdía sus oídos y le causaba un insistente martilleo en las sienes que no hacía sino acentuar su malestar general. Levantó el protector facial de su casco para sentir un poco más de aire, pensando que si no lo hacía se iba a desmayar.<br /><br />Con manos temblorosas sacó del bolsillo de su sucio overall un paquete de goma de mascar, y con toda la dificultad que le agregaban sus gruesos guantes de asbesto, comenzó a abrirla, mientras trataba de alejar de su mente los gritos de dolor que venían del pasillo tras él.<br /><br />De una de las puertas que tenía frente a él -que no eran pocas, pues ese maldito hospital parecía todo puertas y pasillos- vió salir a uno de esos malditos <a href="http://www.killingfloor.info/?tag=killing-floor-mounsters">zombies</a>, uno de los que ellos llamaban "<a href="http://www.killingfloor.info/wp-content/uploads/2009/06/crawler_pr_character_sheet-1.jpg">Perros</a>". La criatura, una <a href="http://robertciullo.com/fil3625/pop/images/dahaka2.jpg">visión de pesadilla</a> que nunca debió haber existido, era un cruce entre el extraterrestre de la película Alien, un humano, una araña, y un montón de otras mierdas horribles.<br /><br />Vió con horrible calma la forma en la que la criatura olfateaba el aire, y volteaba su imposible rostro hacia él. Sabía que debía sacar su 9mm y volarle su asqueroso cerebro, pero sus manos seguían tratando de abrir el empaque de chiclets... Una extraña calma, <a href="http://i26.photobucket.com/albums/c119/alexmm/pyramid_head_movie_small.jpg">una horrible sensación</a> de paz, lo invadió cuando el "<a href="http://www.killingfloor.info/wp-content/uploads/2009/06/crawler_pr_character_sheet-1.jpg">perro</a>" hundió sus uñas en el muro y se impulsó hacia él dando un salto prodigioso.<br /><br />El salto de la criatura se interrumpió bruscamente, y su cuerpo salió disparado hacia atrás. Golpeó contra un muro, y quedó allí, fírmemente sujeto por una flecha.<br /><br />Un susurro quedo, que sólo él oyó, salió de sus labios: "Gracias, Dios"... Se metió la goma de mascar en la boca, y se guardó el envoltorio en el bolsillo -curiosa la cantidad de tonterías que no podemos dejar de hacer una vez que las hemos aprendido-. Sin levantarse, se arqueó para ver el pasillo tras él, de donde venía el estruendo de disparos y gritos, y vió el rostro del dios que lo salvó.<br /><br />Jorge "Dios" estaba colocando otra flecha en su ballesta, con esa mezcla de serenidad, rapidez y eficiencia que solo brinda la práctica. <a href="http://www.left4deadmods.com/joomloads_uploads/d92a4053-fe18-ad06/images/2_display.jpg">Sus ropas</a> estaban tan sucias como las de Jaime, pero en mejor estado, pues rara vez Jorge tenía que acercarse a pelear cuerpo a cuerpo contra los zombies, como hacían los demás. Su sobrenombre se lo había ganado porque muchas veces había sacado de apuros a sus compañeros, colocado en sitios en los que ellos ni lo veían, de tan lejos que estaba: una verdadera ayuda divina.<br /><br />"Dios" le guiñó un ojo a Jaime, echó otra mirada al pasillo tras él, y se volteó a ayudar al resto del equipo, Javier y Jesús.<br /><br />Javier, o el "Médico", como lo llamaban, era el doctor del grupo. Pero <a href="http://helldescent.com/wp-content/uploads/dlc_kf_title.jpg">quien lo viera</a> en ese momento no podría imaginarse que sus manos pudieran traer vida, solo muerte. Vestido con holgadas ropas cómodas, un pasamontañas con dibujo de calavera, y unos lentes para proteger sus ojos de la sangre de los zombies, el "Médico" estaba en primera fila, cuerpo a cuerpo con los monstruos, usando una katana para desmembrar a los bichos que osaban acercarse a él. Era un puesto en verdad <a href="http://www.left4deadmods.com/joomloads_uploads/d92a4053-fe18-ad06/images/1_display.jpg">temerario</a>, en el que nada en el mundo hubiera convencido a Jaime de colocarse.<br /><br />Justo a su lado, ligeramente tras él, se encontraba Jesús, el "Capitán", <a href="http://i605.photobucket.com/albums/tt139/luminousk12/KL_09.png">destrozando cuerpos</a> con su <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGiS-3cUC2e_6zZAu4ilpb5QXd3Q3AjBnr5dTxl3dPoxWhsVRpgqqX13cfqxbhTf9XI63EHgND-2ajN87YCaL5m1xAIh7iD61r4dIMFA5Fjl2fsyrD5F-23accFyJABHU9I6INQ-q-N_E/s400/RECORTADA.jpg">recortada</a>. No era en verdad un militar -al menos, eso creía Jaime-, pero sus aptitudes y actitud lo habían convertido en el líder no oficial del grupo. <a href="http://www.left4deadmods.com/joomloads_uploads/627f3dd6-b080-4950/images/1_display.jpg">Sus ropajes</a> eran, quizás, los más apropiados para la situación, pues llevaba chaleco anti-balas, y lo que Jaime imaginaba había sido parte de un traje anti-motines. Fué la voz del "Capitán" la que lo sacó de su ensimismamiento.<br /><br />- "Antorcha"! Tu turno!!!<br /><br />Numerosos <a href="http://www.moddb.com/mods/killing-floor/images/zombies#imagebox">zombies</a> amenazaban con <a href="http://i620.photobucket.com/albums/tt290/sto0ka/399420_full.jpg">destruir a su equipo</a>, pues había más de los que podían controlar. Jaime dudó un segundo más de lo que sabía que podía permitirse. Estaba aterrado, siempre lo estaba, y eso le molestaba. "Dios" y el "Médico" le habían dicho siempre que ellos también estaban aterrados siempre que iban de misión, pero que el secreto era usar el miedo para darte fuerzas, no dejar que te controlara. "Bien," -pensó Jaime- "si el secreto es que el miedo te de fuerzas, entonces tengo fuerzas para regalar!".<br /><br />Se incorporó de golpe, bajó su protector facial sobre su rostro, y asió con fuerza su lanzallamas. "Antorcha" avanzó con una tranquilidad increíble hacia su equipo, mientras prendia el piloto de su arma. Se colocó a la altura del "Médico", y apretó el gatillo del lanzallamas, desencadenando un infierno frente a él.<br /><br />Las figuras se retorcían y chillaban de dolor, envieltas en llamas. Trataban de huir, y se golpeaban entre ellas, en una visión que al "Médico" le recordó algún capítulo de la <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/La_Divina_Comedia">Divina Comedia</a>.<br /><br />Sin embargo, lo que más le asustó, fué la sonrisa que distinguió en "Antorcha" al levantar su rostro hacia él...<br /><br /><br /><i>Mataron a mis hijos!</i> -- <a href="http://old.filesmelt.com/Imagehosting/#29e6be927d3ebf7eeb078a032a725591.jpg">El Patriarca</a> (<a href="http://www.forteantimes.com/reviews/games/2122/killing_floor.html">Killing Floor</a>)<br /><br /><i>Papi, puedo jugar?</i> -- <a href="http://lomeanor.blogspot.com/2005/09/asier.html">Asier</a>, cualquier dia, a cualquier hora...<br /><br /></div>Morbridaehttp://www.blogger.com/profile/04881518236322878722noreply@blogger.com1