martes, 2 de mayo de 2006


Ahí estás, frente a mí. Tan imposible como que yo esté hoy aquí, en vez de estar al final de mi rutina diaria. Desde el otro lado de la mesa ríes y hablas a oídos que no son los míos. Pero de vez en cuando una sonrisa, una mirada, logra escapar de la prisión del "al lado" y llegar corriendo hasta aquí.

Yo, atrapado también en mi propia prisión, veo como quien no quiere ver hasta tu horizonte. A veces el viaje es premiado con un cruce de miradas que, lejos de indicarme caminos, me muestra encrucijadas.

El silencio se extiende mientras nos preguntamos qué camino tomar. Se estira hasta reventar como una cuerda de guitarra, y en el estruendo que sigue, nos paramos y nos mezclamos, juntos, con la masa de gente que baila.

Solos, tú y yo, y a la vez juntos, ambos, y a la vez solos, entre miles de personas. Nos acompañamos mientras el tiempo gotea vaciando la noche. Compartimos un baile, un toque, un beso, una vida.

Cuando el local no da para más, nos fundimos entre la gente para escapar. Una puerta, otra y otra más, y luego estamos solos con la noche fría, que se calienta con sólo soñarte. Caminamos por calles desconocidas, no importa cuanto tiempo; lo importante es que al final llegamos a nuestro destino.

Me siento en el mueble y sigo intoxicándome, mientras te veo bailar frente al espejo, más para tí misma que para mí. A veces te acercas y me dedicas tus movimientos, tus miradas, tus caricias. Luego, juguetona, te alejas hasta estar justo fuera de mi alcance.

El falso día llega a su fin, entre sábanas y cortinas, rojos y encajes. Y una vez más, como otras tantas, la melancolía me llena -o me vacía?- mientras te veo vestirte. Tus ropas marcan un adiós sin promesa de volver, y me dan la certeza de que no importa cuánto trate de saciarme, siempre quedaré fallo de tí.

Si tan solo supiera que te cambié, que te llené, que signifiqué algo en tu vida. Que al menos nos amamos esta noche que fué más corta de lo que hubiera deseado. Que al menos me recordarás con una sonrisa cómplice. Que no fuí sólo una noche más...

Sólo una sombra más en tu camino...

Sólo un cliente más...


Noche de luna llena
la hora es la del puñal
como ladrones de sombras
entramos buscando que una fantasía
se haga realidad
(...)
Y se que no hubo flores
ni besos de despedida
solo una perla negra
se deslizó por la mejilla
y a la almohada fue a parar
--
Yordano (Perla Negra)

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