sábado, 24 de mayo de 2008

La Ciudad de la Furia


Debe ser la gente...

Llevo algunos días de vuelta en São Paulo. Como de costumbre, trabajando.

Durante el tiempo que he estado aquí, y a pesar de lo poco que el trabajo me ha permitido recorrer, me han sorprendido, una vez más, las diferencias existentes entre las distintas ciudades. Y si eso opino yo, que no conozco muchas, qué dirán los que hayan recorrido todo el globo?

São Paulo es una ciudad en la que, por mucho que me digan lo contrario, me gustaría vivir. No sólo porque es bonita, no sólo porque está limpia, no sólo porque es interesante. Es por todo eso, y porque, sencillamente, provoca vivir aquí.

Debe ser la gente...

Ves a la gente caminando, con calma, como si su destino no se fuera a ir de donde está porque se tarden cinco minutos más. Los ves manejando tranquilos, como si manejar no fuera una lucha a muerte entre bestias de metal; un semáforo cambia de rojo a verde, y ninguna corneta suena; un automóvil se detiene a darle paso a una viejecita, y nadie le insulta o le cornetea hasta morir.

No estamos hablando de que se paren a darte paso... Estamos hablando de que te tocan corneta para que pases, y no se mueven hasta que lo hagas.

Ves a la gente comiendo, y muchas veces comen compartiendo la comida, pidiendo para todos, para la mesa, en lugar de para cada quien. Y todos te tratan absolutamente bien, como si quisieran que te sintieras bien, que regresaras, en lugar de verte con cara de que te están haciendo un favor por permitirte entrar a sus tiendas, o respirar su aire.

En contraposición a ello, sólo puedo darme cuenta de que Caracas es una ciudad agresiva, una ciudad llena de bestias esperando aprovechar la primera oportunidad para saltar a los cuellos de sus compañeros en este foso de pecados, y desgarrarlos, comerlos, eliminarlos.

Debe ser la gente...

Para mí, el caso más visible es el de los carros. Todos bromeamos con la definición de instante (es el período de tiempo que pasa desde que el semáforo cambia a verde, hasta que el desgraciado que tienes atrás comienza a tocarte la corneta), todos estamos acostumbrados a que nos quiten las aceras y las calles, a quejarnos de todo, a vivir amargados, aplastados por las hormigas que, como nosotros, pululan por la urbe, aplastándonos en el Metro o en las busetas.

O atravesando sus motos en las aceras, porque la ciudad es de ellos. O vendiendo frutas en las aceras, porque ellos tienen derecho a hacerlo. O atravesando sus puestos en la calle, porque ellos son los mejores, los más astutos...

Vivimos a la defensiva, y no nos preocupamos de lo que pasa a nuestro alrededor, mas que cuando nos afecta de forma negativa. Caracas es una ciudad antipática, buscadora de pleitos, una verdadera selva donde sólo los más fuertes logran mantenerse a flote, pisando a los demás.

Será porque vivimos rodeados de miedo? Será porque siempre hemos tenido todo tan fácil, que nos hemos acostumbrado a culpar de todo a los demás? Será que nos gusta vivir en la mediocridad en que vivimos, rodeados de nuestra propia mierda, la que nosotros mismos creamos? En dónde nos equivocamos?

Si no tengo dinero, es culpa del gobierno. Si hice mal mi trabajo, es culpa de mi jefe. Si le pego a mi hijo, es su culpa por ladillarme. Si le pego a mi mujer, es porque ella es una inútil. Si mi vida es una mierda sin sentido, es por culpa de la vida misma...

Será que no sabemos amar? Será que nos sabemos perdonar? Me equivoco? Quizás. Si todo lo que digo es cierto, por qué no nos vamos? Por qué, a pesar de tener varias ofertas para trabajar en el exterior, me sigo queriendo quedar viviendo aquí?

Como dijo un pana, "Chamo... Esto tiene que ser algo más que simplemente quererla! Tiene que haber algo más! Algo oscuro y siniestro que controla nuestra voluntad!".

Debe ser la gente...

Será por aquellos a los que quiero? Porque siento algo por la ciudad, por haber nacido aquí, por los muertos que nadie lloraría? Será por los recuerdos? Por las opciones? Por los sueños?

Será porque aún creo, en mi mundo de fantasía, que llegará un héroe y liberará a la ciudad de todo lo malo que tiene?

Yo también he caído en el lugar común de culpar de todo al gobierno, de pensar que cuando este período acabe, todo mejorará. Y quizás así sea. Pero ahora, ya no espero que pase. Porque cada país tiene el gobernante que merece, y nosotros merecemos lo que tenemos. Y lo siguiente que venga, quizás sea mejor, quizás no, pero no hará que mágicamente seamos mejores. Seguiremos siendo bestias, tratando de sobrevivir en la arena de combate, viviendo a la defensiva, agresivos, molestos, y viendo cómo saltar a la garganta de la siguiente víctima.

Caracas no será una gran ciudad, al menos mientras nosotros vivamos. Y, tal vez, no sea una gran ciudad precisamente porque nosotros vivimos en ella...

Debe ser la gente...


Nada cambiará
con un aviso de curva
en sus caras veo el temor
ya no hay fábulas
en la cuidad de la furia
-- Soda Stereo (En la ciudad de la furia)

En la ciudad de las bestias y el mal
Donde lo absurdo no tiene final
-- Saratoga (Nuevo Mundo)

Ahora -la voz de Paúl Gussarth se levantó- dime lo que me espera. Todo fué una pérdida de tiempo. Mi vida, tu vida, todo. -- Manuel Velásquez (El Hombre que no salvó a Jesús)

Somos el resultado de años de olvido y de desidia por parte del estado, nos refugiamos en nosotros mismos y en nuestra fuerza para seguir y sobrevivir día a día, pero no es suficiente, unos caen en las aceras de nuestras casas e edificios noche a noche, y nadie responde por ellos noticias se escuchan, políticos hablan y prometen pero todo se queda en eso en falsas promesas que nunca llegan a nada. -- Viviendo entre Utopías (La ciudad de los suburbios)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Must be the people...

Anónimo dijo...

Claro que me sirve, GRACIAS!!!

Alberto dijo...

Me has dado pie a escribir una reflexión acerca de ese mismo tema, escuchando precisamente esa canción.