viernes, 5 de septiembre de 2008

Identidad


Una de las mejores fuentes que tengo para generar escritos son esas sabrosas charlas con mis amigos: los de los almuerzos, los roleros, los de la vida, los que no conozco, o, como hoy, los imaginarios.

Mientras esperaba el Metro mañanero que me trae a mi realidad corporativa estaba sonando en la estación una canción que no identifiqué, pero que catalogué de inmediato en el grupo de las "llaneras, joroperas, típicas, o lo que sea, que suenan horrible" -tú sabes, de esas cantadas por un viejo con voz nasal sobre la forma en la que enamoró a una "potrilla", donde todas las estrofas terminan en "íiiiaaaaa!"-. En ese momento procedí a explicarle a mi amigo imaginario que estábamos -inicio voz cínica- disfrutando -fin de voz cínica- esa canción gracias a otro rebuzno gubernamental: ahora es obligatorio que cada tantas canciones -tres, creo- se coloque una nacional.

No me malinterpreten: No soy de los que, por que una idea haya salido del gobierno, inmediatamente la tacho de mala. Pero sí soy de la opinión de que la gran mayoría, o han sido malas, o han sido pésimamente implementadas, o se han hecho por las razones incorrectas, o han generado sentimientos contrarios a los debidos... En general, verga, que no se me ocurre una acción del actual gobierno que pueda considerar sin mácula.

Y quien opine en contra, acepto comentarios...

Tampoco soy tan cerrado como para opinar que, dado que a mí no me gusta un estilo particular de música, no deberían hacerlo público; el Metro es abordado día a día por sopotocientas personas de todas las clases y gustos, y es natural que podamos encontrar a un gran número de ellos que les guste cierto tipo de música, sea este el tipo que sea. Pero me molesta que la vaina sea obligada, pues. Que me mandes colocar una canción nacional cada 5 minutos o me llevas preso no es que genere en mí sentimientos positivos con respecto a dicha música. Y, como oyente, lo que harás será que me compre mi mp3 player, IPod o similar, no que me guste más dicha música.

Cuál es el desespero por tratar de obligarnos a tener una identidad, aún a la fuerza?

Los japoneses visten kimonos por tradición, por identidad... Imagino que a muchos de ellos les parezcan feos o mariquitos, pero para muchos otros serán normales (al menos en ciértas épocas o festividades), tan típicos como comer una hallaca aquí en Navidad. Y a quién engaño? Primero me pondría un kimono que un liqui-liqui.

Esa última afirmación se debe solamente a que soy un degenerado que no defiende las cosas típicas de su país? A que he visto tanto animé que se me atrofió el cerebro y veo un kimono como algo elegante, o cuchi si lo usa una chica? O hay algo más ahí...? Creo que sí, a todas.

(a quien no les gusten los japoneses, piensen en las falditas escocesas: para usar esa vaina en verdad que hay que tener la identidad nacional bien dentro de uno!).

Venezuela es un país de mezclas, y creo que por eso mismo somos un país sin identidad propia. Por nuestras venas de nación corre sangre importada y nacional a partes iguales (saben que sí. Todos tienen muchos amigos que son "hijo de español" o "la portuguesita"). Nuestra piel es blanca, mestiza, negra e india... Y por eso pertenecemos a todas partes y a ninguna.

O sea, entiendo que los indios sean lo más autóctono del país, pero -espero sinceridad de parte de ustedes al leer esto- nadie los ha visto nunca. Nuestros indios son una leyenda de la que nos acordamos sólo en las clases de historia. Uno ve una peruana o un ecuatoriano, y sus raíces están ahí mismo, a flor de piel, pero cuántos de ustedes han estudiado o trabajado con alguien con rasgos "típicos de Venezuela", alguien con fenotipo de indio venezolano?

Entonces, si no los conocemos, si no nos los encontramos, si los políticos sólo se acuerdan de ellos para obtener unos cuántos votos más, si su sangre no corre por nuestras venas... Para qué colocarle un "logo" aborigen a todo, pensando que con eso "rescatamos nuestra identidad"? La identidad de quién, coño?

Para mí, claro que Venezuela tiene cosas típicas, que dan voz positiva de nuestra identidad: la arriba nombrada hallaca, las gaitas en Diciembre, la arepa (no, no es pan)... Curioso, todo lo "típico" lo asocio con comida o Navidad...

(También tiene, reconozcámoslo, cosas típicas que hablan mal: las colas, los robos, los políticos que sólo piensan en poder y dinero y no en hacer las cosas bien...).

Pero, a mi parecer al menos, si le paráramos menos a tratar de tener una identidad, la que fuera, aún cuando sea una que no nos represente, y nos enfocáramos en hacer las cosas bien, lograríamos crear una identidad que en verdad sería nuestra.

Una identidad que todos aceptaríamos, de la que todos estaríamos orgullosos...


Este período de transición entre maldecirles por lo que me han hecho y convertirme en lo mismo que ellos se me está haciendo larguísimo... -- Carpe Diem

La vida es una tragedia para los que sienten, y una comedia para los que piensan. -- La Bruyere

Venezuela se deja ganar estrenduosamente 11-0 en softball para darle una lección de humildad al imperio. -- El Chigüire Bipolar

1 comentario:

Unknown dijo...

Tocas un buen punto. Aquí hay tanto de todo que al final no hay nada de nada.
Sin embrago, creo que sí tnemos una identidad única y que nos diferencia. Está allí, aunque muy pocos la ven.

P.D: ¿No te gusta el liqui-liqui?

Que pecadoooo jajajajaja