Inicialmente el escrito se iba a llamar "Game Over", que para los no iniciados es el cartelito que sale cuando pierdes en casi cualquier juego de video existente (o sea que vendría significando algo como "Fin del Juego"). Quién en su vida de videojugador no ha visto al menos una vez la pantalla de "Game Over"?
Bueno, pues por lo particular de la fecha, y por lo cercano del fin de año, no obtuvimos un "Game Over" sino un "Year Over" ("Fin del Año". Soy genial. Lo saben y lo admiran).
Pero volvamos al juego...
Veo con gran preocupación, igual que muchos otros padres, la cantidad de tiempo que los niños de hoy en día pasan frente a la televisión. Y sé, porque ya le gusta, que cuando mi bebé crezca pasará (invertirá? gastará? malgastará?) muchas horas frente a los videojuegos.
Nada como ser padre para entender a los padres. Recuerdo las quejas de mi mamá y mi abuela por las horas que le dedicaba a los videojuegos (en el Atari, primero, luego en la Computadora, seguidos por casi cualquier otra cónsola). "Sal a jugar", decían. "Pero es que estoy jugando!", retrucaba yo.
No tengo idea de cuántas horas habré usado (por no discutir si las invertí o las malgasté) jugando videojuegos: toda la vida me gustaron, aún me gustan, y no sé si han influido en que sea un descastado social. Pero el caso es que lo pasé bien, y aún lo hago. Y sueño con pasar horas jugando videojuegos con mi hijo (Y rol. Y miniaturas. Y...).
El detalle está en que cada día uno se vuelve más consciente de que las horas no regresan. Hoy en día pienso en las 60 u 80 horas que he de invertir para terminar un juego (sí, nos consta: los juegos ahora llevan la cuenta), y me doy cuenta de que eso significa 3 o 4 días continuos dedicados al videojuego en cuestión.
O sea, 3 o 4 días de no socializar, de no conocer chicas, de no crecer como persona (más allá del desarrollo en tu imaginación, que puede ser discutible en el mejor de los casos, y de tu coordinación y habilidad manual, que sí está comprobada), de no evolucionar (a pesar de que tu personaje en el juego haya ganado un montón de niveles).
Si acaso, lo más aceptado en nuestro hispanoparlante país sería que a punta de leernos los manuales aprendemos inglés...
Todos hacemos actividades solitarias (malpensados!) de vez en cuando, y a veces más a menudo de lo que deberíamos. Pero no todas esas actividades solitarias están tan mal vistas como los videojuegos. Haciendo algún deporte, al menos te mantienes en forma. Leyendo algún libro, al menos aumentas tus conocimientos. Robando bancos, al menos ganas un buen dinerito. Pero qué pasa con el tiempo que invertiste en un juego, cuando lo terminas o lo abandonas?
Para los verdaderos jugadores, ese tiempo no fué malgastado. Fué invertido. Jugar videojuegos a lo mejor es lo que nos permite aguantar el día a día. Es lo que evita que vivamos metidos de cabeza en un psiquiatra o un psicólogo.
No, no es una excusa. Pero entiendo que no me la compren. A veces, ni yo lo hago.
Al final de todas esas horas, ni siquiera te queda una satisfacción que la sociedad acepte. Por mucho que te sientas orgulloso de la lista de 300 juegos que has teminado (en serio. Tengo la lista completa de los juegos que he terminado. Apenas sepa cómo, la publico!), no serás famoso por ello (excepciones aplican), ni serás más atractivo sexualmente, ni te admirarán millones de personas. Con el deporte, con el trabajo, con un blog (jejeje), eso sí puede pasar.
Y ni hablemos de los juegos online, de los mundos completos de fantasía digital en los que puedes ahogar una vida que quizás no te llene, cambiándola por una más heróica. En verdad, me da miedo pensar en el tiempo que puedo invertir en eso si no me controlo...
Hoy en día he optado por las dos salidas que más me han convencido. La primera, jugar solo de noche, una o dos horas. Así no le quito tiempo a nadie, y lo único que pierdo es sueño, que al fin y al cabo tampoco me ayuda a ganar más experiencia. Si acaso, le quito tiempo a escribir aquí...
La segunda, jugar mayoritariamente juegos multijugador, si son cooperativos, mejor. Así, aunque gaste las mismas horas que antes, al menos ahora las puedo contabilizar como "horas sociales". Estoy interactuando con un grupo, no?
Lo que me asombra, y hasta asusta un poco, no es pensar en las horas a las que juego, o si sufriré de algún desorden mental por hacerlo, sino el hecho de que al parecer es una práctica común esto de jugar a deshoras: mucha gente de la Generación Atari lo hacen. No estamos solos en el mundo (hay hasta una Asociación Profesional de Gamers de Venezuela)... Aterrador, no es verdad?
Piénsenlo...
Y bueno... Saben que lo están esperando.
Feliz Año, y GAME OVER...
(Para leer un artículo bien interesante al respecto, lean la sección Salud de la revista Estampas del día 30 de Diciembre de 2007).
(Sobre los "Game Over")
Cómo olvidar al perro imbécil de Duck Hunt de NES cuando fallabas al darle a un pato.
-- Videojuegos Ecuador (Los Game Over)
Si te compras un videojuego yo nunca voy a salir embarazada. -- Jenny Quartarano a su esposo
¿Por qué lo hago? Imagino que por entrar a un mundo distinto, convertirme en capitán de un equipo de fútbol, comandar una batalla. Son minutos en los que te liberas del clima político del país, del tema de la inseguridad que vivimos a diario… Puedes convertirte en todo un estratega con sólo mover los dedos. -- Franklin Velásquez