domingo, 13 de junio de 2010

Tito el Bárbaro


Tito, el Bárbaro, observó desde la colina donde estaba su choza a las dos bandas de forajidos que se acercaban por el camino. Otras veces las había visto acercarse, y sabía que no presagiaban nada bueno.

Observó con desaliento que una chica, la encargada bonita de la taberna de la esquina, donde su papá le compraba esas bebidas achocolatadas que tanto le gustaban, estaba en el camino hablando con una amiga, y no se había dado cuenta del peligro que corría.

No, eso mejor no. Los bárbaros no toman chocolate. Y, puestos a pensarlo, seguramente sus papás no les compran bebidas. Mejor, que sea "donde Tito acostumbraba a ir a tomar cerveza enana, y a pelear con sus amigos los bárbaros". Eso es lo que hacen los bárbaros...

Tito descolgó su enorme espada de los soportes que había hecho especialmente para ella, usando huesos de dragones que él mismo había matado, y se la colgó en su espalda. Iría a ayudar a la tabernera, y era mejor estar preparado para cualquier eventualidad...

Abrió la puerta de su choza y atravesó corriendo el camino, justo en el momento en el que las dos bandas comenzaban a luchar entre ellas, lanzándose dagas, flechas y hechizos. Tito el Bárbaro esquivó ágilmente las flechas que repiqueteaban a su alrededor mientras se acercaba a la chica, para protegerla. Ya antes había desviado flechas con su espadón, casi casi como lo hacía el malo de El Rey Escorpión.

Le gustaba mucho esa película. Su papá le había dicho que le iba a conseguir otra, en un DVD quemado, que se llamaba Willow. Su papá decía que a él le había gustado mucho cuando la vió, teniendo poco más de la edad de Tito.

Lo que Tito no sabía era que, si bien los espadones pueden parar flechas imaginarias, las espadas de plástico no pueden parar una bala de verdad. Su papá no podría mostrarle la película de la que le había hablado, ni llevarlo de nuevo a tomar chocolate. Esa fué la última pelea de Tito el Bárbaro, una muerte más en una guerra sin fin.


La vida es una tragedia para aquellos que sienten, y una comedia para aquellos que piensan. -- Dicho egipcio

Hemos crecido con la televisión haciéndonos creer que un día seremos millonarios, deidades del cine y estrellas de rock. Pero no lo seremos. -- Fight Club

1 comentario:

Alberto dijo...

Vaya historia amarga. La victoria de la cultura del miedo, la violencia y el privitivismo mas atroz.