domingo, 9 de junio de 2013

El murciélago



Hace mucho tiempo leí un cuento sobre por qué el murciélago es como es, y en estos días, con motivo de una exposición de Asier, tuve el chance de contárselo.

Sin embargo, temiendo que me hubiera faltado algo, busqué el texto del cuento original, y creo que lo encontré (dice que su autor es Eduardo Galeano).  Pero al leerlo, la verdad, no me causó la sensación que recordaba: se lee simple, mal escrito, y ojo que todas las versiones que encontré eran la misma (menos una, realmente), lo que hace pensar que es el texto original.

Así que decidí escribir mi versión, y que fuera esa la que Asier tuviera, para su exposición, sus recuerdos, y lo que él quisiera.  Y bueno, ya puestos a eso, si alguno de ustedes la quiere también, aquí se las dejo.

* * *

Hace mucho, mucho tiempo, como siempre pasa en estas historias, Dios les regaló a los animales habilidades para que pudieran vivir felices.  Les dió a Tigre sus garras y su agilidad, a las aves su plumaje y su vuelo, a los peces sus habilidades de nado, y a los hombres su inteligencia.

A medida que avanzaba, los regalos iban siendo más y más difíciles de dar, pues Dios no quería que todos los animales fueran iguales.  Le dió a Tortuga su poderoso capazarón, que la protege de sus enemigos.  Y a Puercoespín le dió sus fuertes púas, capaces de alejar a los cazadores.

Al final, solamente le quedó un animalito a quien darle un regalo: una especie de ratoncito llamado Murciélago.  Mientras Dios pensaba qué regalo darle, el astuto Murciélago le sugirió:

- Señor, por qué no me das la capacidad de volar?  No hay ningún mamífero que vuele, solamente algunas aves e insectos tienen ese regalo.  Así todo sería más justo, no crees?  ¡Otro reino tendría un representante volador!

A Dios le agradó la idea, e hizo que los deditos de las manos de Murciélago le crecieran, y le puso unas membranas de piel entre cada dedo, para que las usara como alas.  De esta forma Murciélago se convirtió en el único mamífero volador.

Pasó el tiempo, y una comitiva de animales, encabezada por León y Águila, dos de los reyes animales, se acercaron a Dios con una petición.  Cuando Dios los recibió, León habló con su fuerte Rugido.

- Señor -le dijo a Dios-, venimos a pedirte que hagas algo con Murciélago.  Es un vándalo que no acepta ningún tipo de ley!

- Así es, señor -continúo Águila-: cuando León le dice que se quede tranquilo y no fastidie a los demás, Murciélago le responde que él no es su rey, pues dado que vuela, claramente me debe lealtad solo a mí, rey de los voladores.  Pero entonces, cuando yo le llamo la atención, me dice que como es un mamífero, y no un ave, es obvio que solo le debe lealtad a León, rey de los animales de tierra.

Dios les dijo que entendía el problema, y que se encargaría de bajarle los humos al abusivo Murciélago.  Lo llamó a su presencia, y cuando llegó, Dios le dijo al animalillo:

- Pequeño, me he enterado de que has abusado de mis regalos para fastidiar a los demás animales, y por ello te daré algo que se me había olvidado darte: una falla.  Así como Tigre odia el agua, y los peces no pueden respirar el aire fuera del agua, y Tortuga es muy lenta, ahora te daré a tí también algo para equilibrar tus regalos: desde ahora en adelante, la luz dañará tus ojos, y te dejará ciego.

De inmediato a Murciélago le comenzaron a doler los ojos por la luz del día, y salió volando rápidamente.  Como volaba a ciegas, sin ver por dónde iba, se dió de frente contra un árbol, aplastándose la nariz.

Es por eso que el murciélago, único mamífero que vuela, vive de noche, y no soporta la luz del día.  Tiene la nariz aplastada contra la cara por ese gran golpe que se dió hace muchísimo tiempo.  Pero lo bueno es que, como solo sale de noche a comer, momento en el que los demás animales duermen, ya no los fastidia.


Gorka Siverio