jueves, 25 de marzo de 2010

Tarde


Justamente ahora irrumpes en mi vida
Con tu cuerpo exacto y ojos de asesina
Tarde como siempre
Nos llega la fortuna

Tú ibas con él
Yo iba con ella
Jugando a ser felices por desesperados
Por no aguardar los sueños
Por miedo a quedar solos

Pero llegamos tarde
Te vi y me viste
Nos reconocimos en seguida
Pero tarde maldita sea la hora
Que encontré lo que soñé
Tarde....

Tanto soñarte y extrañarte sin tenerte
Tanto invertarte
Tanto buscarte por las calles como un loco
Sin encontrarte
Ahi va uno de tonto
Por desesperado
Confundiendo amor con compañia
Y ese miedo idiota de verte viejo y sin pareja
Te hace escoger con la cabeza
Lo que es del corazón
Y no tengo nada contra ellos
La rabia es contra el tiempo
Por ponerte junto a mi
Tarde...

Ganas de huir
De no verte ni la sombra
De pensar que esto fue un sueño o una pesadilla
Que nunca apareciste
Que nunca has existido

Que ganas de besarte
De coincidir contigo
De acercarme un poco y amarrarte en un abrazo
De mirarte a los ojos
Y decirte bienvenida

Pero llegamos tarde
Te vi
Me viste
Nos reconocimos enseguida pero tarde
Quizás en otras vidas
Quizás en otras muertes...

Que ganas de rozarte
Que ganas de tocarte
De acercarme a ti golpearte con un beso
De fugarnos para siempre
Sin daños a terceros


(Letra de "Tarde", de Ricardo Arjona).


Honor no es evitar tus errores; es lidiar con sus consecuencias. -- Coronel Roy Mustang (Fullmetal Alchemist), sacado de Retazos

"Haz lo que quieras": Es un desafío, no un permiso. No lo hagas! -- 4ta posición de "Ellos dicen que estas son las 10 palabras más usadas por las mujeres"

Cómo será que un día amanezcas
con mi cuerpo a cuestas,
cómo será?
...Será como la lluvia en tu vientre,
un tanto indecente,
subliminal?

-- Guaco (Cómo será?)

jueves, 4 de marzo de 2010

Más que palabras


Era el Otoño de 1993 cuando Dave, el amigo de mi hermano, vino a la casa con una pila de libros. Dave insistía en que mi hermano leyera esa serie de libros, absolutamente seguro de que la adoraría.

Durante unos días caminé al lado de esos libros, colocados ahí, sin ser tocados, sin ser leídos, hasta que la curiosidad me ganó. Agarré el primer libro, El Ojo del Mundo -por Robert Jordan- y leí la contraportada. No parecía muy impresionante, pero algo que dijo Dave quedó resonando en mi cabeza: "Es tan absorbente como El Señor de los Anillos".

Por supuesto, a mis 15 años, me reí de la idea. Similar al Señor de los Anillos? Un carajo.

Aún así, agarré el libro de la pila y me fuí a mi cuarto.

Un rato después, cuando mis padres se preocuparon porque estaba preocupantemente demasiado callado, abrieron la puerta para encontrarme con los ojos abiertos a más no poder, enroscado alrededor de El Ojo del Mundo, con un gatico llamado Baby encima mío, completamente atrapado por la Rueda del Tiempo.

Así comenzó mi relación amorosa con el mundo que Robert Jordan había creado.

El Ojo del Mundo fué rápidamente seguido por La Gran Cacería, El Dragón Renacido, El Despertar de la Sombra, y Los Fuegos del Cielo. Cinco novelas y 3.200 páginas después, estaba completamente atrapado por la serie, y esperaba ansiosamente el sexto libro, El Señor del Caos, que estaba planificado para finales del 94. No era fanático de las esperas, pero no me quedó opción.

Cuando El Señor del Caos llegó a las librerías, entendí que los libros tapa dura eran bastante caros, y mi trabajo limpiando mesas en Jack Astor's no me iba a convertir en el millonario que había pensado. Tendria que esperar un par de semanas hasta la siguiente quincena antes de poder leer el último libro de Jordan. Qué molesto estaba...

Un día, al regresar a casa del infierno entonces conocido como "Bachillerato", noté algo nuevo en mi escritorio. Ahí, esperando por mí, estaba una copia nuevecita del Señor del Caos. Adentro había una inscripción de mi madre, que lo había comprado temprano ese día.

Mientras quizás sea raro que un chico de 16 años muestre cariño a su madre, puedo asegurarles que me las arreglé para que notara cuánto significó eso para mí.

Los años pasaron. Me volví más viejo. Más calvo.

Aún así, tan viejo como me he vuelto, algunas cosas nunca cambian. Absolutamente cada vez que Jordan sacó un nuevo libro de La Rueda del Tiempo, mi madre lo compró para mí, escribió en él, y me lo dió con una sonrisa en su rostro.

Robert Jordan murió en 2007 y dejó tras de sí una familia amorosa, millones de admiradores y un cuento sin acabar.

Se anunció algún tiempo después que Brandon Sanderson, un escritor de fantasía en alza, finalizaría la serie en nombre de Jordan, a petición de su esposa, Harriett.

La Tormenta de la Reunión, por Robert Jordan y Brandon Sanderson, el décimo-segundo libro en la serie de La Rueda del Tiempo, salió esta semana. Mi esposa me compró un ejemplar, y tuve que explicarle por qué sonreí tanto cuando me lo dió.

Anoche, mientras leía los primeros capítulos con mi dormida esposa y mi hijo por nacer a mi lado, fuí llevado de vuelta a una época en 1993 cuando estaba en mi cama leyendo la historia de Rand Al'Thor, muy de noche y con un gatico encima mío.

Algunas veces, al parecer, un libro es mucho más que solo un libro.


(Traducción libre de "More than words", escrito aparecido el 28/10/2009 en el blog de "Least I could do". Nótese que coloqué las traducciones literales de los títulos en inglés, en lugar de las traducciones usadas en las ediciones en español).


La Rueda del Tiempo gira, y eras vienen y van, dejando recuerdos que se convierten en leyendas. Leyendas se desvanecen en mitos, e incluso esos mitos han sido ya largamente olvidados cuando la Era que les dió nacimiento se inicia de nuevo. En una Era, llamada por algunos la Tercera Era, una Era aún por venir, una era hace tiempo pasada, un viento nació en las Montañas de la Niebla. El viento no fué el comienzo. No hay ni comienzos ni finales en el girar de la Rueda del Tiempo. Pero fué un inicio. -- La Rueda del Tiempo

martes, 2 de marzo de 2010

Subir a dónde?


Esta semana, para los que aún no lo saben, estoy de vago. Esta semana, para los que aún no lo saben, estoy desempleado por primera vez en mi vida.

El viernes renuncié a lo que durante los últimos siete años fué mi trabajo, mi equipo, mis compañeros y mi proyecto; el viernes me despedí de gente a la que veía más horas al día que a mi familia. El próximo lunes comienzo en una nueva empresa, y como todo comienzo, estoy lleno de dudas y esperanzas, más o menos a partes iguales.

Los últimos días en la oficina fueron de locura, atando cabos y hablando con la gente. Entre las últimas cosas que hicimos estuvieron los nombramientos de los chicos que coordinarán el área ahora que no estoy. Y me llamó la atención, hablando con ellos, principalmente dos cosas...

La primera, que todos dijeron "Pero es que no soy como Gorka". Eso me llenó más que cualquier comentario o contra-oferta que me hicieran las altas esferas. Como dijeron una ex-compañera y mi (brevemente) ex-jefe, "Es que tú aquí eres una institución". Tengo que meter a mi ego al gimnasio, porque subió de peso esta semana...

La segunda, volviendo al tema, que en conversaciones con los chicos, varios dijeron lo mismo: "Es que a mí lo que me gusta es programar". Gracias a Dios! Pensé que yo era un bicho raro con un punto de vista único. Ahora sé que sólo soy un bicho raro.

Sé que ya antes he tocado este tema aquí, pero hoy necesito retocarlo (o sea, tocarlo de nuevo? o acomodarlo?): por qué a los Desarrolladores (Programadores, pues) nos ascienden a Gerentes? Lo que es peor, por qué muchos Desarrolladores fijan su camino de progresión profesional apuntando a ser Gerente?

Desde que tengo uso de razón -si es que la tengo- mi padre ha trabajado de Camionero. Imagino que sea un trabajo que tenga, como todos, sus cosas buenas y malas: entre las mejores, que le permitió alimentarse a él, a mi madre, a mí y a mi hermano... Y en todos estos años jamás le escuché decir "espero que me den un ascenso a Ceramista" -si es que es así como se llama el que pone las cerámicas en el piso y las paredes-. O a Frisador. O a Soldador. O a ninguna otra cosa que tenga que ver con la construcción. Eres Camionero, eso es lo que eres, pues entonces trata de mejorar dentro de tu campo.

(Si no te gusta tu campo de trabajo, y quieres cambiar completamente de área, eso es otra cosa, ojo!).

Imagino a un Frutero -el tipo que vende las frutas, no el pote donde las pones- mejorando su negocio: eligiendo mejor qué frutas comprar y cuándo, consiguiendo mejores proveedores, comprando más neveras, ampliando el local o comprando otros locales, contratando ayudantes... Pero no me lo imagino diciendo "mañana pediré que me asciendan a Carnicero!". Verdad que suena como raro? A lo mejor ni te sabes los nombres de los cortes de las carnes!

Mucha gente tiembla ante la pregunta "Te ves haciendo esto a los cincuenta años?". Sinceramente, yo no tendría problemas en seguir programando con esa edad. Que tengo que tomar cartas en el asunto, porque a lo mejor con dicha edad ya nadie me contrata, es otra cosa; es por eso que comenzaré a comprar carritos de perros calientes... Pero me gusta lo que hago, y sería feliz si me pagaran toda la vida por hacerlo. Quizás en la misma empresa, quizás en empresas distintas; quizás haciendo video-juegos con mi hermano, u otros programas con mis amigos; quizás trabajando para terceros, o en mi propia empresa... Eso aún no lo sé, pero de una cosa sí estoy seguro: para mí (y para otros más como yo), desarrollarte como Programador no significa, necesariamente, dejar de programar.

Hasta lógico suena.


"Re" es un prefijo que significa "hacer de nuevo". Pero "remordimiento" no significa "morder de nuevo", ni "repetición" significa "pedir de nuevo". El castellano es un idioma confuso... -- Gorka

Y un dia te das cuenta que no puedes mirar nada nuevo, porque no consiges salir de la carpeta de historial... Y cuando sales de alli, al volver te das cuenta de que cada dia haces lo mismo...que nada cambia, que no hay diferencia entre no poder salir de esa carpeta o buscar lo que quieras... Y empiezas a dudar sobre si de verdad no podias o era que no querias, si acaso por alguna extraña razon en vez de empujar la puerta la estabas cerrando, y todo esto sin darte cuenta.... -- Buscar la felicidad no es una causa perdida... (Jaula de cristal)

lunes, 1 de marzo de 2010

Licuadoras de Vidrio


Una de las cosas que más recuerdo de cuando me mudé a mi apartamento fué el comentario de la mamá de un amigo: estábamos aún arreglando las cosas de la cocina, y ella vió la licuadora.

El aparatico en cuestión me la regalaron cuando me casé: es una licuadora, ni más ni menos, así, como todas. Es blanca, y tiene botones digitales, como las lavadoras nuevas. Ah! Y tiene el vaso de vidrio.

Cuando la señora vió el vaso, nos dijo: "Tienen que comprar un vaso de plástico, para que no vayan a romper el de vidrio".

Recuerdo como si fuera ayer lo que pensé en ese momento: para qué guardar el vaso de vidrio y comprar otro de plástico? Para usar un vaso de plástico, chimbón, en lugar de uno de vidrio, bien de pinga? Para que el de vidrio se me rompa guardado, y me quede sin él sin haberlo usado? De qué me sirve tener algo si no lo uso? Qué diferencia hay entre tenerlo y no usarlo, o no tenerlo en absoluto? No sería mejor usar el vaso de vidrio, que ya tengo, y que se me rompa usándolo? Si se me rompe, pues me compro otro -de plástico, de vidrio, o de goma-espuma, eso no lo sé- pero habré disfrutado el mío, de vidrio, no?

En su momento me puse a discutir con ella, sin lograr convencerla; y luego de ello, aún años después, he seguido pensando en esa frase, porque me he encontrado con mucha gente en mi vida que hacen precisamente eso: guardan el vaso de vidrio para que no se les rompa; se obligan a quedarse sin algo, por temor a que pase lo peor, y se deban quedar sin ese algo.

Son ellos mismos los que se obligan a perder lo que quieren.

A veces uno va por la vida sin darse cuenta de las profundidades de las razones por las que tomamos las decisiones, y necesitamos que alguien nos dé una cachetada y nos diga "pero qué zipotes estás haciendo?" para darnos cuenta del sin-sentido que estamos cometiendo.

Saca tu vaso de vidrio, usa tu anillo, luce tus muebles, rumbea, inventa, explora. Vive la vida, en lugar de mantenerla guardada en la alacena, para que no se rompa.

Toma esto como una cachetada. Luego me lo agradeces.


Quizá el secreto de la felicidad radica en no pensar: en ser simple como un ladrillo: en no comerse el coco: en no leer más que comics de Mortadelo y Filemón. -- Sigmundo

Hoy me di cuenta de que “buscar la perfección” no es más que una excusa para no actuar. -- Quiero ser escritor... (Si alguna vez me vuelvo perfeccionista, por favor golpéenme…)