domingo, 27 de septiembre de 2009

La Insoportable Levedad del No Ser


Vamos por la vida de un lado a otro, sin realmente saber hacia dónde vamos; sin tener una meta, un fin, sin saber qué será de nosotros. Si acaso, tenemos un leve deseo sin sentido de una vida mejor.

Vivimos, nos desplazamos, nadamos, chocamos con otros en algo que sobreetiquetamos como "relaciones", hola qué tal, cómo estás, vente a mi casa, desnúdate, estuvo genial, chao que si te ví no me acuerdo, y vuelta a empezar.

No tenemos metas propias, no tenemos identidad, no nada. Andamos de un lado para el otro, perdidos si tuviéramos un lugar al que pertenecer, que no es el caso.

A veces, sentimos en la oscuridad de la noche un cuerpo a nuestro alrededor, moviéndose. Sentimos más que ver hacia dónde van los que nos rodean, y a falta de una idea mejor, nos pegamos a ellos, viviendo vidas vacías que, para colmo, no son las nuestras.

Y todo por un sueño, por una promesa vácua de un lugar mejor. Algo que alguien dijo una vez, asumo que para liberarse del dolor de saberse viviendo una vida sin sentido: "en serio, hay algo más después. Sólo tenemos que ir hacia la luz!".

El hombre acaba, y se limpia el semen del pene. Si acabó afuera, o en una bolsa de goma, nadie llegó a nada. Si acabó adentro, quizás uno o dos llegaron a donde tenían que llegar.

Pero no estoy seguro de quién logró su meta de un lugar mejor, si los que se quedaron viviendo una vida sin vida, los que se atrevieron y murieron sin coronar éxito, o los que ganamos esa carrera y entramos a una vuelta más del ciclo, exactamente igual a la anterior...


Completamente solo llegué a este mundo.
Completamente solo moriré algún día.
La piedra sólida es solo arena y agua;
eso y un millón de años que pasaron.

-- Beth Nielsen Chapman (Sand and Water)

Permíteme contar su historia,
la que nadie más puede escuchar,
como puede la risa de alguien
cerca a las lágrimas hacerme llegar.

-- Ferdinand Dimadura (Chicken a la Carte)

sábado, 26 de septiembre de 2009

Un beso olvidado


Anoche soñé con Risa, con sus ojos azules y sus rubios cabellos. Anoche soñé con ella, y soñé que nos besábamos, con hambre, con deseo, con desesperación, con la exultación de sueños imposibles cumplidos. Soñé que mis labios la devoraban, que mis manos acunaban sus dulces senos, que mi cuerpo templaba por ella.

La noche se hizo corta, pues me faltaron muchos más besos. Comía de los labios de Risa, y no quería parar, no quería detenerme. Era como cuando haces el amor con alguien a quien deseas demasiado, y sientes que te faltan manos para recorrer su piel, o labios para besar su cuerpo, o noche para amarla.

Así me pasó. Me faltó noche.

Al despertar me quedó ese recuerdo de algo que realmente no tuve. Me quedó esa sensación de una pertenencia que nunca ocurrió.

Ahora estoy peor que antes, pues antes solo deseaba besarla, tenerla, hacerla mía aunque fuera por una noche. Pero ahora la besé, la sentí, me acerqué. Ahora sé de lo que me pierdo por no tenerla.

Lo que más me duele -porque sí, duele- es que si esa noche hubiera ocurrido, quizás la extrañaría horrores, pero sabría que en algún lugar del mundo, Risa a veces pensaría en mí, en mis besos, en mi corazón latiendo junto al suyo...

Pero ella no se acuerda.

No tengo nada, aparte de aquello que perdí antes de tener.


He olvidado qué labios me han besado. -- Edna Saint Vincent Millay

domingo, 20 de septiembre de 2009

Inocencia


Pasaron las horas. El viento golpeó como una llamada frágil en el cristal de la ventana. Los agujeros negros del destino habían marcado un punto (y seguido?) en el alma.

Se levantó de la cama, desnudo y tibio.

Ella quedó temblando, reconociendo el sino.

Entre las sábanas el mundo parecía distinto y se aferró a la almohada. El alcohol que había acompañado a la noche dio paso a la inquietud sobria de la mañana.

- Me voy -dijo, con quietud en cada sílaba.

Cerró la puerta y la habitación quedó vacía. Ella rompió a llorar.

Sabía que no debía haberlo hecho, pero era tal el deseo...

Ella quería que todo volviera a ser como antes, él que no cambiara nada.

Ella quería dibujar corazones en el aire, él volar libre por el mundo.

Ella había contado las horas desde que se marchó de su vera. Él veía los minutos como oportunidades cercanas que no dejar escapar.

El reencuentro en la noche pareció inclinar la balanza hacia las esperanzas de ella, la mañana sombría empujó hacia la decisión de él.

No se habían prometido amor eterno.


(Original de MAAT, encontrado -extrañamente- en ...desencuentros... A veces, la vida se parece a los blogs, y no al revés...)


El vacío no es ausencia.
El vacío es la sensación que produce esa ausencia.
El vacío es mirar atrás y no ver nada.
El vacío es mirar al futuro y seguir sin ver nada.
El vacío es haberte deseado siempre y no haberte tenido casi nunca.
El vacío son los pedazos de una ilusión rota sin piedad.

-- Aquelarre (Vacía... (extracto))

Un chico y una chica pueden ser solo amigos, pero en uno u otro punto, ellos se enamorarán el uno del otro... Quizás temporalmente, quizás en el momento equivocado, quizás demasiado tarde, o quizás para siempre... -- Golosina con Vitaminas (No podría estar más de acuerdo)

sábado, 19 de septiembre de 2009

El piso de la muerte


En cuclillas y con la espalda apoyada contra la pared, Jaime sudaba de puro terror dentro de su traje. Las ganas que sentía de salir corriendo y alejarse de allí eran insoportables, y le costaba toda su fuerza de voluntad mantener su posición tras sus compañeros.

Pero sabía que salir corriendo era suicidarse.

El ruido de los disparos aturdía sus oídos y le causaba un insistente martilleo en las sienes que no hacía sino acentuar su malestar general. Levantó el protector facial de su casco para sentir un poco más de aire, pensando que si no lo hacía se iba a desmayar.

Con manos temblorosas sacó del bolsillo de su sucio overall un paquete de goma de mascar, y con toda la dificultad que le agregaban sus gruesos guantes de asbesto, comenzó a abrirla, mientras trataba de alejar de su mente los gritos de dolor que venían del pasillo tras él.

De una de las puertas que tenía frente a él -que no eran pocas, pues ese maldito hospital parecía todo puertas y pasillos- vió salir a uno de esos malditos zombies, uno de los que ellos llamaban "Perros". La criatura, una visión de pesadilla que nunca debió haber existido, era un cruce entre el extraterrestre de la película Alien, un humano, una araña, y un montón de otras mierdas horribles.

Vió con horrible calma la forma en la que la criatura olfateaba el aire, y volteaba su imposible rostro hacia él. Sabía que debía sacar su 9mm y volarle su asqueroso cerebro, pero sus manos seguían tratando de abrir el empaque de chiclets... Una extraña calma, una horrible sensación de paz, lo invadió cuando el "perro" hundió sus uñas en el muro y se impulsó hacia él dando un salto prodigioso.

El salto de la criatura se interrumpió bruscamente, y su cuerpo salió disparado hacia atrás. Golpeó contra un muro, y quedó allí, fírmemente sujeto por una flecha.

Un susurro quedo, que sólo él oyó, salió de sus labios: "Gracias, Dios"... Se metió la goma de mascar en la boca, y se guardó el envoltorio en el bolsillo -curiosa la cantidad de tonterías que no podemos dejar de hacer una vez que las hemos aprendido-. Sin levantarse, se arqueó para ver el pasillo tras él, de donde venía el estruendo de disparos y gritos, y vió el rostro del dios que lo salvó.

Jorge "Dios" estaba colocando otra flecha en su ballesta, con esa mezcla de serenidad, rapidez y eficiencia que solo brinda la práctica. Sus ropas estaban tan sucias como las de Jaime, pero en mejor estado, pues rara vez Jorge tenía que acercarse a pelear cuerpo a cuerpo contra los zombies, como hacían los demás. Su sobrenombre se lo había ganado porque muchas veces había sacado de apuros a sus compañeros, colocado en sitios en los que ellos ni lo veían, de tan lejos que estaba: una verdadera ayuda divina.

"Dios" le guiñó un ojo a Jaime, echó otra mirada al pasillo tras él, y se volteó a ayudar al resto del equipo, Javier y Jesús.

Javier, o el "Médico", como lo llamaban, era el doctor del grupo. Pero quien lo viera en ese momento no podría imaginarse que sus manos pudieran traer vida, solo muerte. Vestido con holgadas ropas cómodas, un pasamontañas con dibujo de calavera, y unos lentes para proteger sus ojos de la sangre de los zombies, el "Médico" estaba en primera fila, cuerpo a cuerpo con los monstruos, usando una katana para desmembrar a los bichos que osaban acercarse a él. Era un puesto en verdad temerario, en el que nada en el mundo hubiera convencido a Jaime de colocarse.

Justo a su lado, ligeramente tras él, se encontraba Jesús, el "Capitán", destrozando cuerpos con su recortada. No era en verdad un militar -al menos, eso creía Jaime-, pero sus aptitudes y actitud lo habían convertido en el líder no oficial del grupo. Sus ropajes eran, quizás, los más apropiados para la situación, pues llevaba chaleco anti-balas, y lo que Jaime imaginaba había sido parte de un traje anti-motines. Fué la voz del "Capitán" la que lo sacó de su ensimismamiento.

- "Antorcha"! Tu turno!!!

Numerosos zombies amenazaban con destruir a su equipo, pues había más de los que podían controlar. Jaime dudó un segundo más de lo que sabía que podía permitirse. Estaba aterrado, siempre lo estaba, y eso le molestaba. "Dios" y el "Médico" le habían dicho siempre que ellos también estaban aterrados siempre que iban de misión, pero que el secreto era usar el miedo para darte fuerzas, no dejar que te controlara. "Bien," -pensó Jaime- "si el secreto es que el miedo te de fuerzas, entonces tengo fuerzas para regalar!".

Se incorporó de golpe, bajó su protector facial sobre su rostro, y asió con fuerza su lanzallamas. "Antorcha" avanzó con una tranquilidad increíble hacia su equipo, mientras prendia el piloto de su arma. Se colocó a la altura del "Médico", y apretó el gatillo del lanzallamas, desencadenando un infierno frente a él.

Las figuras se retorcían y chillaban de dolor, envieltas en llamas. Trataban de huir, y se golpeaban entre ellas, en una visión que al "Médico" le recordó algún capítulo de la Divina Comedia.

Sin embargo, lo que más le asustó, fué la sonrisa que distinguió en "Antorcha" al levantar su rostro hacia él...


Mataron a mis hijos! -- El Patriarca (Killing Floor)

Papi, puedo jugar? -- Asier, cualquier dia, a cualquier hora...

domingo, 13 de septiembre de 2009

Linaje de héroes


A las afueras de una de las villas del valle, un grupo de héroes luchaba por sus vidas, y por la seguridad de las villas cercanas, enfrentándose a una horda de monstruos que ya los rodeaba completamente. Los guerreros, cubiertos de sudos, empuñaban sus armas en contra de los agresores, cortando y rompiendo armaduras, carne, músculos y huesos con cada uno de sus poderosos golpes.

El mago del grupo lanzaba hechizos, rayos de energía, contra sus enemigos, causando estragos entre sus filas, tanto por el daño que causaban sus encantamientos, como por el caos que generaba el pánico entre las filas enemigas. Tras los héroes, una clériga, una maga especializada en magia de curación, ayudaba como podía a sus compañeros, usando sus hechizos de apoyo para sanarlos y renovar sus fuerzas.

Los monstruos no eran, sin embargo, simples bestias sin cerebro. Una inteligencia artificial los guiaba, y varios de ellos eran capaces incluso de manejar la magia, lanzando a su vez dolorosos hechizos a los héroes.

Uno de esos hechizos golpeó de lleno en el pecho del mago, dejándolo sin resuello. Sus compañeros vieron su expresión de dolor, y notaron que sus movimientos se volvieron más lentos y espamódicos, hasta que se quedó petrificado totalmente.

Por último, con un gesto de sorpresa en su rostro, se esfumó. Sencillamente, desapareció: un momento antes estaba allí, y luego, de forma casi instantánea, se desvaneció.

El resto de los héroes quedaron mirando con cara de consternación el lugar donde, un momento antes, se había encontrado su compañero de aventuras. Pero las hordas de monstros no les dejaron mucho tiempo para llorar su pérdida.

Monstruo tras monstruo, enemigo tras enemigo, los héroes defendieron su posición, pero la falta del poder del mago entre sus filas era evidente.

De repente, sin previo aviso, y tan sorpresivamente como se había ido, el mago regresó al punto exacto en el que se había desvanecido. De inmediato comenzó a lanzar rayos contra los enemigos de los héroes, equilibrando las fuerzas. Su regreso, además, animó a sus compañeros, que agarrando un segundo aire, redoblaron sus esfuerzos.

Unos minutos después, la horda había sido eliminada.

Sabían que no era más que un respiro momentáneo, y que en cualquier momento llegaría la siguiente horda, y se encontrarían de nuevo luchando por sus vidas y por la seguridad de las villas cercanas, pero aún así, sentían la satisfacción del deber cumplido, de la victoria alcanzada. Sonrientes, aprovecharon la oportunidad para interrogar al mago...

- Coño, qué te pasó?

- No sé, marico -chateó el mago-. Me lagueé, y esta vaina se desconectó. Al menos pude loggearme rápido de nuevo.

- De pinga, porque nos estaban volviendo mierda. Miren, pilas, que ya los mobs están respawneando!

Los guerreros apretaron sus manos en torno a sus armas, y avanzaron hacia la nueva horda que ya se congregaba a su alrededor.

Era hora de, una vez más, luchar por sus vidas y por la seguridad de las villas cercanas...

Era hora de levelear...


Su tono me recuerda un poco al del prólogo de “La Bella y la Bestia” de Disney; pero, por otro lado, casi todo me recuerda a esa película. Donde los demás solo ven un plumero, yo veo una sirvienta coqueta con acento francés. -- ion litio (Tales of Monkey Island (II))

sábado, 12 de septiembre de 2009

Una casa con patio


Me tocó regañar a Asier, pues estaba jugando con uno de esos perolitos que hacen burbujas de jabón cuando soplas a través de ellos (si alguien conoce un nombre mejor para eso que "perolito que hace burbujas de jabón cuando soplas a través de él", que me avise) dentro de la casa de mi mamá, en contra de lo que le había indicado...

- Enano, deja de jugar con eso en la casa. Sólo puedes jugar con eso en la calle o en el patio.

- (voz de bebé) En mi casa no tengo patio?

- No, bebé. El apartamento no tiene patio.

- (voz de bebé) Por qué no compraste un apartamento que viniera con patio?

- (Trancado entre las ganas de reírme, pensando en que tampoco compré uno sin patio, o en cómo se vería un apartamento con un patio asomando en pleno séptmo piso) Oye, papi, se me pasó. Disculpa.

- (voz de bebé) No importa, te perdono. Mañana cuando sea grande voy a comprar una casa con un patio. Y sabes quién va a vivir allí? Los dos!

Díganme que no es para derretirse...


Quiero comprar para tí una casa bella
Que tenga rosas y claveles al entrar
Donde se cojan con las manos las estrellas
Donde se duerma con el ruido de la amar.

-- Cristóbal Jiménez o Rafael Brito (Una casita bella para tí)

I hope you never lose your sense of wonder
You get your fill to eat, but always keep that hunger
May you never take one single breath for granted
God forbid love ever leave you empty handed .

-- Lee Ann Womack (I hope you dance)

miércoles, 9 de septiembre de 2009

09/09/09 09:09:09


No sé, me dió por unirme a las masas y escribir un postcito inútil... Siempre da como vaina ver cosas que sabemos que nunca volveremos a ver, no creen?

Nos vemos el año que viene (10/10/10 10:10:10), o mejor aún, en dos años (11/11/11 11:11:11)!


- Hechicero?
- Me encontraste! Es un milagro de Navidad!
- Estás desnudo.
- Es otro milagro de Navidad, pero menos conocido!

-- Looking for Group

martes, 1 de septiembre de 2009

Los Mundos Engullidos


Desde los tiempos del Gran Cataclismo
los arkadios han vivido en el centro de la Tierra.
Ellos creían ser los únicos sobrevivientes del planeta.
Su civilización siempre vivió confiada
en la energía de su sol, Tera,
hasta que este comenzó a declinar.
Desesperados, los niños de Arkadia
quebrantaron la ley,
y entraron a los archivos secretos
en busca de una solución.
Lo que descubrieron les llenó de esperanza,
Usando sus poderes especiales dieron vida a Arkana,
una emisaria que luego enviaron al mundo de arriba.


Espartaco y el sol bajo el mar.

Tú, niño de la tierra, escúchame,
tú que has conocido nuestro ayer,
se está apagando Tera, nuestro sol,
ven, hacia Arkadia siguenos.

Cruzando estratos con Rebeca y Matt,
por mundos extraños sin temor,
únete a Arkana y llega hasta el final,
mi tierra hay que salvar.

Con Espartaco, hacia el sol bajo el mar.
Mundo azul que se sumergió, buscaré tu verdad.
Arcoiris de Arkadia, con su luz me guiarás.

Niño amigo del mundo exterior,
un día tu universo se perdió,
viejas leyendas han llegado a mí,
busco respuestas junto a tí.

Cruzando el tiempo y la oscuridad,
amigos frente a la adversidad,
mil aventuras te aguardarán,
mas no te detendrás.

Con Espartaco, hacia el sol bajo el mar.
Mundo azul que se sumergió, buscaré tu verdad.
Arcoiris de Arkadia, con su luz me guiarás.

Con Espartaco, hacia el sol bajo el mar.
Mundo azul que se sumergió, buscaré tu verdad.
Arcoiris de Arkadia, con su luz me guiarás.


(Letra del opening de Espartaco y el sol bajo el mar).


Y quizás no haya paz en este mundo, ni para nosotros ni para nadie más, no lo sé. Pero sí sé que, mientras vivamos, debemos permanecer fieles a nosotros mismos. -- Espartaco