domingo, 31 de agosto de 2008

3108


Hoy, 31 de Agosto (31/08), se celebra el Día Internacional del Blog. Asumo que la fecha fué seleccionada porque en 1337 (o Leet, pues), Blog podría escribirse precisamente como la fecha en cuestión: 3108.

Para algunos un blog es una tontería, pero para otros es más: es un amigo, un confidente, un psicólogo, un negocio, un vengador, una vida... En esa onda, muchos bloggers aprovecharán la fecha para reunirse y opinar. Si quieren colaborar, del lado lector o escritor, vayan al site del Día del Blog '08, y paseen un rato.

Para finalizar, y siguiendo con la idea de original de Nir Ofir, propongo a cinco bloggers para que escriban a este respecto. Los "homenajeados" son LA muJer sIN SaNGre (aunque ya escribió), Bla,bla,bla (porque las oscuras figuras nos apoyamos, no?), AiguaMel (a ver si la animo a escribir de nuevo), la brujita de Gaby, ella y su otra ella (ojo, aún cuenta como una sola invitación!), y por supuesto, Algo que decir (puras chicas en mi lista! Les aseguro que fué casualidad!)...


La vida es demasiado corta para andar leyendo blogs. -- Flores Etéreas para una Mariposa de humo (original de Alice)

Los libros no tienen que ser reales para ser ciertos. -- Lev Grossman

La felicidad está con aquellos que lloran, aquellos que están dolidos, aquellos que han buscado, y aquellos que han intentado, porque sólo ellos pueden apreciar la importancia de aquella gente que ha tocado sus vidas.



sábado, 30 de agosto de 2008

En el Recreo


Entré junto a mi hermano al Recreo, el Centro Comercial que está cerca del boulevard de Sabana Grande. Habíamos cuadrado para ir al cine, a pesar de ser Jueves. Odio ir los días que hay promoción de mitad de precio, pues el cine se llena de gente, y más de una vez me he llevado un chasco en una película por culpa de un vecino que no se concentra. Prefiero pagar un poco más, pero tener más chance de ver la película en silencio, habrá menos "perraje", y sobre todo, menos cola...

Justo al pasar por el Mc Donald's que está en la entrada, me pareció ver entre la gente un culo conocido. Le comenté a mi hermano, y aceleramos el paso para tratar de alcanzarla. En camino, pasamos por una chica que ofrecía a los que pasaban varias rosas artificiales que tenía en las manos, y decidí comprarle una, aún pensando que no debía.

Cuando logramos atravesar la multitud de gente que pulula en cualquier Centro Comercial céntrico de la ciudad a esas horas de la noche -bueno, a cualquier hora-, confirmé con emoción que sí era ella. Me pareció que iba acompañada de otra chica a la que en ese momento aún no conocía...

A punto de alcanzarlas, mi maldad se despertó. Le cuchicheé mi plan a mi hermano, y ajustamos el paso al suyo, a poco más de un metro de distancia. Apenas aguantando la risa, hablé en voz alta, pero con voz de malviviente:

- Epa, mamita, 'tas riquiquita!

Como esperaba, ninguna de las chicas se volteó. Pero hubo un cambio en la forma en la que caminaban, que hizo notar que me habían escuchado, y que sabían que la vaina era con ellas. Cualquiera que haya acompañado a una amiga mientras pasa frente a una construcción en la que todos los obreros le comienzan a lanzar "piropos" sabrá a qué me refiero.

- Vamos a hacé cositas juntos, mami! -continué atacando- Vente que te muestro lo que es un macho de veldá!

Las chicas aún no se daban por enteradas de la situación, y por la cara que tenía mi hermano, ninguno de los dos soportaría la risa mucho más, así que comencé a exagerar la nota.

- Si así es el infierno, que'l Diablo me lleve! -dije, recordando de mis tiempos de bachillerato la frase que remedaba a Popeye- Mamita, vamos a hacé pupú juntos! Déjame ser la calne mechá de tu empaná!

Nada. Pensé que para este momento ya no habrían soportado, y se habrían volteado a insultar al impertinente, pero las chicas aguantaban estoicamente. Qué hacer?

En ese momento, un inocente transeúnte entró al juego. Era un hombre de cuarenta-y-muchos, bien vestido, que iba avanzando casi a nuestro paso, sin vernos. El tipo se acercó un poco a las muchachas, con la evidente intención de pasarlas para seguir su camino, y lo que se me ocurrió hizo que me diera cuenta de qué tan malvado puede llegar a ser el ser humano.

Me acerqué a ella desde la izquierda, mientras el hombre lo hizo por su derecha. Justo cuando él iba a soltar un "permiso", me incliné hacia el lado derecho de mi amiga y susurré con la voz más sucia que pude:

- Mami, pero es que a tí provoca meterte mano por todas partes!

Justo ahí, le pellizqué la nalga derecha...

En verdad, nunca pensé que todo pudiera salir tan redomadamente bien: En un sólo movimiento, mi amiga giró y lanzó una cachetada, pero hacia el lado en el que había recibido las invasiones a su espacio: su derecha. Acertó de lleno en el rostro del hombre, que se quedó de piedra mientras la gente a nuestro alrededor abría un espacio de seguridad (pero seguían su camino, sin detenerse).

Mientras mi hermano se retorcía de la risa en el suelo, me acerqué con cara de consternación, incluso cerrando los ojos y pellizcándome el tabique de la nariz, como una madre que está a punto de amarrar a su hijo para que deje de tremendear, e imprequé a mi amiga:

- Pero bueno, qué te pasa? Por qué el ataque? Mira como dejaste a ese pobre hombre! Por qué a las mujeres les gusta abusar de nosotros, los desvalidos hombres?

Una luz se encendió en los ojos de la chica, aunque no sabía si era ira o simple entendimiento de lo que yo acababa de hacer. Sin darle tiempo a reaccionar, me dirigí al cacheteado:

- Amigo, discúlpela. En verdad estoy muy apenado, porque esto no debió pasar. Ella en verdad es inofensiva, pero a veces pierde un poco el control. Ya sabe, está cú-cú... -dije, moviendo mis ojos de un lado al otro- Seguramente no tomó su dosis de hoy, y sin sus calmantes es imprevisible. De hecho, le recomiendo que se aleje un poco más... Un poquito más... Ahí está bien. Mire, le diré qué: para tratar de hacerle olvidar este mal rato, acepte este presente -le coloqué la rosa en las manos- que de seguro le hará ganar puntos con la bella chica a la que iba a ver. No lo detengo más; siga su camino, y una vez más, disculpe...

Me sentí como en una película de Benigni... Justo ahí me giré hacia ella.

- Y tú, basta. Ahora, vienes conmigo. Y más te vale que te portes bien, o te voy a dar un par de nalgadas para que aprendas! -le agarré de la mano con la intención de llevarla como a una niña regañada, pero los dedos decidieron entrelazarse- Ahora, déjate de inventos, y dame un beso, que no me has saludado...

El beso no llegó, pero al menos me gané una sonrisa que aún me ilumina. Y jamás olvidaré las palabras que me dijo en ese momento, entre risas, frases que aún hacen galopar mi corazón cuando las escucho de nuevo de sus labios:

- Coño, es que eres un hijo de puta!

Obviamente, no hubo cine para mí esa noche. Mi hermano fué, con la amiga de mi amiga, pero nosotros nos quedamos sentados, compartiendo recuerdos, con un café, y creando futuros, con una sonrisa. A veces, el destino elige las formas más extrañas para iniciar historias...


La cobardía es asunto
de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan
a amores ni a historias, se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar.

-- Silvio Rodríguez (Óleo de mujer con sombrero)

El caso es que hay gente que no puedes sacar de tu mente, de tu deseo, de tu recuerdo, de tu corazón. Así, sin razón. Sin que ellos hagan nada. Sin que haya nada que te lo recuerde... Sencillamente, de vez en cuando, el corazón se te atora pensando en esa persona. -- Gorka

miércoles, 27 de agosto de 2008

Uno y Otro


Uno es, o al menos eso piensa él, un conquistador. Va al gimnasio cada vez que puede para mantenerse en forma, pues para comprar hay que tener con qué pagar. Ni muy musculoso, ni muy delgaducho, está bueno y lo sabe. Incluso su cara y su cabello son armas de triunfo seguro. Es, en honor a la verdad, una unión de genes bien hecha.

El otro es, o eso cree en verdad, un tipo normal. Ni feo, ni agraciado. Sencillamente, llegó tarde cuando Dios repartió los atributos físicos, y ya Brad Pitt se los había llevado todos. Está lleno de todas esas cosas feas que tienen todos los tipos normales, de todas esas imperfecciones que los seres humanos nos empeñamos en esconder, aún siendo tan naturales como el cuerpo.

Uno aprovecha lo que tiene para tratar de conseguir a las mejores hembras, a las mamis. Sabe que con una sonrisa las tiene en sus manos, pues antes incluso de hablar con ellas ya las presas han picado en la carnada de su cuerpo. Y, como las chicas son tan sabrosas, él está siempre de caza, siempre observando a su alrededor a ver qué presa es digna de ser cogida por él.

El otro sabe que no tiene lo que las mujeres buscan. Quizás lograría levantarse a alguien en una discoteca, pero eso siempre que no haya un modelito alrededor. No es el tipo de hombre al que las mujeres voltean a mirar, y a veces quisiera -sólo por un momento- saber qué se siente estar del lado ganador de la conquista en lugar del perdedor.

A uno las cosas en la vida parecen salirle siempre bien, pues de entrada tiene puntos de más al ir a hablar con alguien. Ha ganado becas deportivas para estudiar carreras que ejercerá como hombre de adorno, tiene dinero para comprar sus gustos porque lo gana vendiendo su cuerpo a la pasarela o a viejas con real, cuando llega a una fiesta se comporta como si fuera el alma de la misma... Y lo es.

Al otro le ha tocado trabajar desde que era joven, peleando para sacar adelante una carrera y su vida al mismo tiempo. Siempre ha logrado destacar en los estudios, pero eso realmente no sirve de nada, a no ser que te conviertas en un profesional dedicado completamente al trabajo, lo que tampoco es una buena perspectiva. En la vida real, en las relaciones, llega un momento en el que no importa si fuiste buen estudiante o si te graduaste al día.

Y sin embargo, la vida es una constante sorpresa...

Cuando las mujeres intercambian datos sobre el primero, todas opinan mal de él. Varias se lo han tirado, y por ello tiene fama de que le cae a todo el mundo. Poco a poco les va cayendo peor a las mujeres, y peor aún a medida que la belleza lo abandona. Antes era el amante perfecto, pero a quien nadie querría como esposo, y con el pasar del tiempo no queda ni siquiera eso.

Cuando las mujeres hablan del otro, todas lo ven como un caballero. Quizás no hayan interiorizado que tiene los mismos deseos que los demás, que es un hombre y no solo una sombra, pero en general lo consideran "lindo". Quizás alguna haya hecho el amor con él, pero no le dirá a sus amigas, y por eso el secreto del otro está asegurado: para todas sería un buen esposo, pero no un amante, y de esa forma se las ha ido cogiendo a todas, casi sin darse cuenta.

Y tú, que quizás no eres ni uno ni el otro, quién crees que ganará esa pelea? De qué lado de la cadena alimenticia te gustaría estar?


Ella es de La Habana,
él de Nueva York
ella baila en Tropicana,
a él le gusta el Rock
-- Ricardo Arjona (Ella y Él)

La vida te da sorpresas,
sorpresas te da la vida
¡ay, Dios!...
-- Rubén Blades (Pedro Navaja)

Un vestido carece totalmente de sentido, salvo el de inspirar a los hombres el deseo de quitártelo. -- Francoise Sagan

sábado, 23 de agosto de 2008

Bolígrafo Espacial


En computación tenemos un dicho, "Por qué hacerlo fácil, si podemos hacerlo difícil?". Hace referencia a la gran cantidad de veces que, revisando código ajeno -o, aceptémoslo, código propio- vemos que la persona tomó -por desconocimiento o alguna razón que escapa a nuestro entendimiento- un camino que no compartimos.

La mayoría de las veces, en efecto, es que el autor intelectual del crimen se diferencia poco de un lobotomizado; no sabe qué está haciendo, o con qué herramientas cuenta para hacerlo, así que crea basura que produce basura.

Sin embargo, a veces, nos encontramos con código que parece ser basura, pero que en su momento fué la mejor opción. Cegados por nuestra gran capacidad, inmediatamente procedemos a tildar la labor ajena como "basura", y a desecharla. Y la cosa a veces no es tan fácil.

A veces, sólo a veces, tenemos que suponer que el que vino antes de nosotros sí sabía lo que hacía.

Suponer que la persona tuvo sus razones para proceder como procedió, que habían condiciones y razones que ahora desconocemos para que él procediera así. No digo que nunca corrijamos nada, pero veamos con ojo crítico antes de juzgar, y pensemos que a veces el otro también es un poquito digno.

La mejor forma de ilustrar esto es, como siempre, con un ejemplo: hablando con una amiga surgió el comentario sobre los Bolígrafos Espaciales, una leyenda urbana que va más o menos como sigue (fuente: BHR):

Cuando comenzó la carrera espacial, los científicos descubrieron que los bolígrafos no funcionarían con Gravedad Cero (lo cual suena algo lógico, asumiento que la tinta baja por gravedad, no?), por lo cual la NASA contrató a un agente externo para corregir el problema.

Citando a BHR: "Emplearon una década y 12.000 millones de dólares desarrollando un bolígrafo que escribiese con Gravedad Cero, hacia arriba y hacia abajo, bajo el agua, en prácticamente cualquier superficie incluido el cristal y en un rango de temperatura desde por debajo de cero hasta más de 300 °C".

El chiste, normalmente, termina aclarando que los Rusos utilizaron un lápiz.

Hasta aquí, este es un buen ejemplo de la frase con la que abrí el escrito: "En computación tenemos un dicho"... Bueno, no era esa en la que estaba pensando. Será entonces la frase con la que casi abrí el escrito: "Por qué hacerlo fácil, si podemos hacerlo difícil?".

Sin embargo, como les dije, la cosa no es tan fácil. Al principio, por supuesto, la opción obvia al ver que los bolígrafos no funcionaban fué usar lápices. Sin embargo, las minas se rompían, lo que podía generar problemas en la nave (dañar un dispositovo electrónico, herir a alguno de los astronautas en un ojo, prenderse fuego, o sencillamente fastidiar). Es por ello que se empleó tanto tiempo y recursos en crear un bolígrafo resistente, capaz de soportar temperaturas extremas (a saber, desde -120 °C hasta 200 °C) y, por supuesto, escribir en un ambiente sin gravedad.

Así que la próxima vez que vayamos a juzgar el desarrollo, la decisión, la labor que otra persona haya hecho antes de nosotros, pensémoslo mejor antes de hablar. De lo contrario, quizás quedemos en ridículo al emitir opiniones sin conocer el panorama...


El hombre inteligente aprende de sus propios errores, el sabio aprende de los errores de los demás. -- Arturo Adasme Vásquez

Primero el hombre aprende en la vida a andar y hablar. Más tarde, a sentarse tranquilo y mantener la boca cerrada. -- Marcel Pagnol

miércoles, 20 de agosto de 2008

Juvenal Ravelo


Cada noche, cada uno de nosotros eleva su mirada al cielo, donde quiera que estemos, y nos admiramos. Vemos la oscuridad, y nos preguntamos qué habrá en todo ese vasto espacio (sólo de noche, no es curioso?). Vemos las estrellas, y nos preguntamos cuántas habrán, y qué tan lejos estarán. Y vemos a la Luna, y la admiramos también, cada quien a su manera.

Los poetas le escriben odas describiéndola o ensalzándola; los niños la sueñan y se prometen crecer para un día convertirse en astronautas y llegar a ella; los artistas le cantan y le crean la familia que nunca tendrá; los enamorados la ven y sienten que sus pasiones, sus deseos, sus amores, crecen con ella...

Pero les diré un secreto: la Luna, esa cosa maravillosa que rompe la oscuridad de la noche, esa amiga que ilumina nuestro camino, esa luz en el espacio que a todos nos inspira y que todos admiramos, es sólo un pedazo de piedra gris y fría. Es la luz del Sol, que la mira desde lejos cada noche, quien la ilumina y le permite que, a su vez, nos preste su luz.

Mucha de la gente que nos cruzaremos en nuestra vida es así: es la persona que por sí sola no brilla, pero que se rodea de personas que sí lo hacen para tratar de reflejar un poco su luz; es la persona que aprovecha la fama, los conocimientos, el esfuerzo, la inspiración de los demás para -de forma consciente o inconsciente- sentirse y parecer famosos, inteligentes, trabajadores, creadores...

Pero, de vez en cuando, nos cruzamos con una estrella completa, alguien que brilla por derecho propio.

Alguien como Juvenal.

Al igual que las estrellas que salpican el cielo, muchos de nosotros vemos la luz de Juvenal y nos maravillamos al admirarla, aún cuando -muchas veces- no sepamos el nombre de ese astro que nos ilumina desde arriba.

Quieren un ejemplo? Cada día, cientos -miles?- de personas transitan por la Avenida Libertador, y las gríngolas del día a día impiden que disfruten del mural más grande del mundo, que decora las paredes del corredor vial. Las pocas personas que lo ven no le dan la importancia que en verdad tiene, o desconocen quién fué su creador...

Dicho mural es obra -quizás la más emblemática- de Juvenal. Este artista, nacido en Caripito y estudiado en varias de las mejores academias del país, se encontró un día en París con un arte en movimiento que lo enamoró a tal extremo que no pudo sino dedicarle desde ese momento su vida y su obra por completo.

La obra de Juvenal no se limita a decorar nuestras ciudades, a romper la monotonía del gris de cada día: además de eso, nos recuerda que la ciudad de nuestra, que somos parte de ella, al socializar el arte, permitiendo que el peatón de a diario lo ayude al crear su obra, convirtiendo así al público quizás no en artista, pero sí en parte integral de la obra, y a la obra en parte de nosotros.

Tenemos que estar agradecidos de que, al menos en este caso, la estrella no haya pasado desapercibida: hace algunos días Juvenal Ravelo fué reconocido con el Premio Nacional de Cultura en la categoría de Artes Plásticas. Sin embargo, no hemos de engañarnos, pues el reconocimiento no tiene nada de grande. Al menos, no al ser comparado con la trayectoria de toda una vida dedicada al arte y a mejorar el mundo, varios colores a la vez.

El pintor que pinta sin lienzos... Me corrijo: el artista cuyo lienzo es su ciudad, cuya materia prima es cada pared, cuyos pinceles somos nosotros mismos, cuyo terreno de juego es todo lo que nos rodea; aquél que sacó el arte de los museos y lo llevó a los barrios...

Juvenal, esta es mi disculpa por no haber ido a tu premiación, y la prueba de que aún así estuve allí. Felicidades, y sigue brillando...


Cuando alguien muere, no necesariamente lloramos por ellos, sino que a veces lloramos por las cosas que hacía. Lloramos porque nunca más volvería a hacerlas. Lloramos por las pinturas que nunca nacieron, por los escritos que nunca se crearon... Como los niños se aferran a los objetos familiares, por muy fríos y muertos que estén, sin importarles lo que ha ocurrido o lo que puede ocurrir... -- Ray Bradbury (Fahrenheit 451)

Escribir es sencillo. Solo hay que sentarse y sangrar. -- Ernest Hemingway

El día que ví esto fué cuando en verdad entendí cómo admirar una pintura... -- Gorka


domingo, 17 de agosto de 2008

ChuchoTV


Me senté frente a la laptop, y me conecté a internet. Mientras revisaba mis correos me encontré con uno que contenía un link a YouTube.

"Jesús sale del closet!"

Con una media sonrisa, hice click en el link. La página se abrió, y el video comenzó a cargar.

Cuando la imagen comenzó a correr, me encontré escuchando mi propia voz, mientras veía las puertas del armario de mi casa.

"Bienvenidos a este programa de la vida silvestre... Hoy, veremos cómo un miembro de una especie salvaje pasa de una etapa de su vida a otra. Veremos cómo un Jesús (Portus Salvajus) pasa por el ritual de salir del clóset".

En ese momento, sonoros golpes comienzan a escucharse del otro lado de las puertas del armario. La cámara se mueve, con cuidado, acercándose al lugar del evento. Cuando están cerca de las puertas, una mano que reconozco como mía las abre un poco.

Suelto una risita, previendo lo que vendrá...

Una vez abiertas las puertas, el siguiente golpe las abre completamente. Allí, en el piso del armario, entre los zapatos que casi no uso, está Jesús, vestido sólo en interiores amarillos. Tirro de embalaje amarra sus brazos y manos al cuerpo, y una venda evita que los improperios que sus ojos prometen lleguen hasta mis oídos. Sólo un "mmmph" surge de ellos, que sin embargo, resulta amenazador.

"Observen los movimientos gusanísticos del Jesús pre-salida del clóset. Pronto, sus atrofiados brazos se desarrollarán, convirtiéndose en armas letales que podrían incluso destruir una puerta. Sus piernas evolucionarán hasta convertirse en armas de destrucción, y su boca será capaz de generar horribles improperios cuya finalidad es sembrar el pánico entre sus presas. He de reconocer que, a pesar de estar aún a salvo, no puedo evitar un estremecimiento de terror al pensar en lo que podría pasarme en unos momentos!".

Jesús se arrastra con movimientos convulsivos fuera del clóset, fijando sus ojos inyectados en sangre sobre mí. A punta de fuerza bruta, logra liberar uno de sus brazos del tirro que lo aprisiona, perdiendo varios pelos en el proceso.

"Dios mío! La evolución está casi completa! Ya Jesús salió del clóset, y ha desarrollado una mano! Debería correr, pero esta es una oportunidad única de grabar este video para la posteridad! Todo sea por el bien de la humanidad!".

Con una mano libre, Jesús rápidamente -todo lo rápidamente que los pelos se lo permiten- va liberándose del resto de sus amarres. Cuando libera su boca, surge el primero de sus rugidos de cazador:

"GORKA! COÑO DE TU MADREEE!".

Hasta aquí llega el límite de seguridad que mi sentido común me permite forzar. A medida que retrocedo en dirección a la puerta del apartamento, me voy despidiendo de mis televidentes:

"Ya la situación es insostenible: el Jesús salido del clóset ahora me perseguirá, culpándome de lo doloroso de su metamorfosis. Tendré que correr por mi vida. Si no lo logro, díganle a mi hijo que lo amo. Este ha sido un gran sacrificio para mí, en pro de un pequeño paso para la ciencia. Espero que les haya gustado y, por si no volvemos a vernos: buenos días, buenas tardes y buenas noches!".

La cámara se desenfoca, mostrando una rapidísima sucesión de paredes y puertas por un par de segundos. Cuando el video acaba, la última imagen que persiste bajo los logos y botones de YouTube es la de la cara desenfocada y desencajada de un monstruo, un cazador de hombres, sediento de sangre...

Me río suavemente, porque los moretones no me dejan carcajearme. Gracias a Dios que no me tumbó ningún diente. Dolió, pero saben qué? Valió la pena!


Nota: No, si van a YouTube no verán ningún video de "Jesús saliendo del clóset" -o al menos, ninguno que yo haya puesto- así que ni revisen. La idea está, así como las ganas y la decisión, pero aún me falta el pequeño detalle de cómo lograr amarrarlo y ponerlo dentro del armario. Alguien conoce alguna droga -no letal, y sin efectos secundarios indeseables- que me puedan recomendar?


Yo tengo todo
lo que tú necesitas:
Un poco de ternura
y un poco de maldad;
un poco de virtudes
que a nadie se le quitan,
y un poco de defectos
que a todos se nos dan.
-- Mimí Lazo

Ser necio como tú es un trabajo de tiempo completo, verdad? -- Sonsi

Buenos días... y por si no volvemos a vernos: buenos días, buenas tardes y buenas noches. -- Jim Carrey (The Truman Show)

viernes, 15 de agosto de 2008

Cuentacuentos


Walter no recordaba qué edad tendría la primera vez que fué al parque con sus padres. De lo que estaba seguro era de que había sido un domingo de Otoño...

Tenía la imagen claramente grabada en su mente y en su corazón: el parque lleno de gente que paseaba aprovechando las aún cálidas horas de la mañana; las hojas amarillentas o marrones que caían de los árboles, o que se apartaban de su camino formando remolinos mientras corría por ellas -le fascinaba el sonido que hacían las más secas cuando las pisaba-; los niños jugando con aros o pelotas; las sonrisas por todos lados; la felicidad de una época que ya había dejado atrás.

Y el cuentacuentos.

Recordaba haberse acercado, su atención atrapada por el corro de niños que, cual duendes o hadas formando un círculo mágico en un claro de un bosque, observaban embelesados a un viejo sentado en un banco de piedra frente a ellos.

El viejo estaba hablando, contando una historia de tierras lejanas y dragones. Walter no recordaba haber oído mucho de la historia, pues llegó con ella empezada; pero sí recordaba al anciano como si fuera ayer: enfundado en un traje marrón que había visto mejores años -aunque limpio-, con su cabello blanco un poco más largo de lo debido, y su cana barba cuidadosamente recortada. Su chaqueta, bastón y sombrero descansaban olvidados en una esquina del banco mientras el viejo hablaba, sonreía, actuaba, bailaba... Siguiendo sus movimientos, Walter vió más que imaginó la historia desenvolviéndose ante él.

Los azules ojos del viejo brillaban mientras contaba la historia, y el niño no pudo despegarse de ellos, y de las palabras que salían de ese narrador imprevisto. Los padres de Walter pasearon uno junto a otro por las cercanías, a veces bajo el sol, a veces entre las sombras de los árboles, hasta que el anciano terminó su historia, recogió sus cosas, y se marchó cojeando trabajosamente, pero sonriendo como si fuera el creador de todo lo bueno en el mundo.

Cuando el último de los demás niños se había parado del círculo y se había mezclado con el resto de la gente, a seguir su vida, Walter aún siguió sentado ahí, imaginando la historia y reviviendo para sí la aventura que le habían descubierto.

Así comenzó todo.

Cada domingo, Walter y sus padres volvieron al parque, más o menos a la misma hora. Cada domingo el cuentacuentos se sentó en su banco de piedra y comenzó a compartir una nueva historia con los muchachos que lo rodeaban.

El anciano, durante ese par de horas cada semana, parecía curado de todos sus achaques. Comenzaba sentado, hablando, mirando a los niños a la cara, y poco a poco se iba animando. Comenzaba a imitar las voces de los personajes que vivían dentro de él, y de repente se encontraba actuando frente a una multitud ávida de aventuras, de historias, de sueños...

Walter y sus desconocidos compañeros escucharon incontables historias cada domingo, por muchos años. A veces el clima u otras obligaciones no los dejaban asistir. A veces, incluso el narrador desaparecía, dando a entender que tenía una vida fuera del parque, que era una persona real y no un ser de uno de sus cuentos: en esos casos, los niños simplemente se dedicaban a jugar en el césped.

Aunque esos días el sol parecía iluminar menos...

Normalmente los padres de Walter paseaban cerca de donde él estaba escuchando las historias. Poco a poco se arriesgaron a pasear más lejos, e incluso a dejar que fuera solo al parque a veces, cuando ellos no podían ir. Siempre se sorprendían de ver la alegría que iluminaba la cara de su hijo mientras duraba el cuento.

Y el cuento a veces duraba mucho, mucho tiempo, pues Walter se encargaba, en su mente, de mantenerlo vivo.

Walter solamente comenzó a preocuparse el segundo domingo seguido que no vió al Cuentacuentos. Era normal, por supuesto, que a veces faltara a su cita con los niños, por alguna gripe que hubiera agarrado, o como dijimos antes, por algún compromiso ineludible. Cuando eso pasaba, el domingo siguiente el cuentacuentos brillaba con más fuerza al narrar, como pidiendo disculpas por la falta. Sin embargo, nunca había faltado dos domingos seguidos...

Al tercer domingo, al niño no le quedó otra opción que la de reconocer que algo debía ir mal. Quizás el anciano estaba enfermo en verdad. No podía ser que se hubiera olvidado de ellos...

Junto a sus colegas de imaginación, esperó sentado hasta que pasó una hora completa... Poco a poco, con caras largas, los muchachos comenzaron a alejarse. El círculo, sin la atracción del sol alrededor del cual gravitaba, se comenzaba a desmoronar, a mezclar con el mundo real... No recordaba haberse sentido tan mal en toda su vida.

Y las historias? A veces, el anciano había repetido alguna historia. Los niños sabían que lo hacía no porque su manantial se hubiese secado, sino porque la consideraba lo bastante buena como para volverla a contar. Y es que sabían que las historias del viejo eran inagotables, que podrían escucharlas por toda la vida sin que se acabaran.

Qué iba a pasar con todas las doncellas que aún había que salvar? Con todas las tierras que aún había que conocer y liberar del yugo de los malos? Con todas las fabulosas creaciones de la imaginación del cuentacuentos? Qué, pensó Walter, pasaría?

En ese momento supo lo que tenía que hacer. Lo que deseaba hacer.

Sin saber de dónde sacó el valor, Walter caminó con lentitud hasta el banco de cemento. Se sentó en el lugar donde el anciano se había sentado todo ese tiempo, cada domingo, y con voz temblorosa, bajo las miradas llenas de dudas de sus compañeros, comenzó a contar un cuento.

Al principio era un cuento del viejo, de los primeros que le había escuchado, pues no quería que los chicos lo recordaran y se aburrieran. Pero poco a poco la historia cambió, y de repente se volvió su propia historia... Una historia que era mezcla de todas las del anciano, y al mismo tiempo no era ninguna de ellas. Una historia nueva, que había nacido para no morir mientras alguno de sus oyentes pudiera recordarla...

El anciano nunca regresó... Pero las sonrisas y las miradas soñadores de los niños sí lo hicieron.

Walter creció y se casó; consiguió un trabajo, y varios hijos propios. Y durante ese larguísimo tiempo, cada domingo, siguió fiel a su pasión, fiel a su imaginación. Siguió contando cuentos en el parque, cada domingo que el clima y las obligaciones le permitieron, por mucho, mucho tiempo...

Y el día que ya no fué, las historias no se acabaron. Ese día, con voz temblorosa, otro cuentacuentos tomó su lugar...


Sólo un perro? Quieres romper sus sueños diciéndole eso? Que palabra tan horrible. Es como decir "Eso no es un diamante, es sólo una piedra". Sólo. -- Descubriendo el País de Nunca Jamás

Una realidad es sólo lo que nos decimos unos a otros que eso es. -- In the Mouth of Madness

A veces sueño con volver a los buenos viejos tiempos. -- Manuel Nazoa

Este lugar [El cementerio de los libros olvidados] es un misterio, Daniel, es un santuario. Cada libro, cada uno que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espíritu crece y se hace fuerte. Hace ya muchos años, cuando mi padre me trajo por primera vez aquí, este lugar ya era viejo. Quizá tan viejo como la misma ciudad. Nadie sabe a ciencia cierta desde cuándo existe, o quiénes lo crearon. Te diré lo que mi padre me dijo a mí. Cuando una biblioteca desaparece, cuando una librería cierra sus puertas, cuando un libro se pierde en el olvido, los que conocemos este lugar, los guardianes, nos aseguramos de que llegue aquí. En este lugar, los libros que ya nadie recuerda, los libros que se han perdido en el tiempo viven para siempre, esperando llegar algún día a las manos de un nuevo lector, de un nuevo espíritu. En la tienda nosotros los vendemos y los compramos, pero en realidad los libros no tienen dueño. Cada libro que ves aquí ha sido el mejor amigo de alguien. Ahora sólo nos tienen a nosotros, Daniel.
-- Carlos Ruiz Zafón (La sombra del viento, pp. 9-10)

martes, 12 de agosto de 2008

El Presente


Ya sé, lo que te diga
no va a ser suficiente
ay, ay, ay, ay
Y lo que tú me entreges
dejará pendientes
ay, ay, ay, ay

Quién nos dice que la herida
nos dará el tiempo necesario?
Toma de mí lo que deseas
como si solo quedara...

El presente es lo único que tengo,
el presente es lo único que hay,
es contigo, mi vida, con quien puedo sentir
que merece la pena vivir

Con el mundo como va
se nos acaba todo
ay, ay, ay, ay
La tempestad y la calma
casi son la misma cosa
ay, ay, ay, ay

Quién nos dice que la herida
nos dará el tiempo necesario?
Toma de mí lo que deseas
como si solo quedara...

El presente es lo único que tengo,
el presente es lo único que hay,
es contigo, mi vida, con quien puedo sentir
que merece la pena vivir

El presente es lo único que tenemos,
el presente es lo único que hay,
es contigo, mi vida, con quien puedo sentir
que merece la pena vivir

Ya sé, lo que te diga
no va a ser suficiente consuelo
por perder ese lugar
que amamos y destrozamos

El presente es lo único que tengo,
el presente es lo único que hay,
es contigo, mi vida, con quien puedo sentir
que merece la pena vivir


(El Presente, del disco Mtv Unplugged de Julieta Venegas)


El estímulo más notable para escribir, aparte de una bella mujer desnuda, es el insomnio. Ridículo es, por otra parte, escribir ante una mujer desnuda. -- Gabriel Jiménez Emán

Miremos más que somos padres de nuestro porvenir que no hijos de nuestro pasado. -- Miguel de Unamuno

Porque ahora somos adultos, y es nuestro turno para decidir qué significa cada cosa... -- xkcd

La magia del primer amor consiste en nuestra ignorancia de que pueda tener fin. -- Benjamin Disraeli

El doctor siempre le receta a nuestra vida un amante. -- Alguna profesora...

Si amas a alguien, habla. Los corazones se pueden romper por palabras que nunca fueron dichas. -- Garoto (Serenata de Amor)

domingo, 10 de agosto de 2008

París


Fines del siglo pasado. Aún el dos mil es un fantasma lejano, pero las personas viven, aman y mueren igual que ahora, igual que pronto lo seguirán haciendo aún. Sencillamente, hay cosas que no cambian.

En París, Anaïs lucha por conocerse. Llegó llena de ilusiones, con ganas de recuperar su musa, de comerse al mundo. Pero hacía muchos días (meses ya?!?) que no había podido escribir nada que le gustara.

(Sí, que le gustara a ella. Anaïs no escribía para los demás: como tantos escritores, como tantos artistas, escribía para ella misma).

París, la ciudad del amor... La ciudad que guarda las llaves de los sueños, las llaves de los corazones. París, para Anaïs, no había sido una buena ciudad.

La gente corría a su lado, como en cualquier otro sitio. Las mismas caras, las mismas prisas, las mismas preocupaciones. Y ella aún sin su musa, aún sin alguien que despertara su alma dormida.

Hasta hoy.

La luz del sol la despertó, suave, lentamente... Se desperezó en su cama. La sábana que la cubría se deslizó, traviesa, hasta el piso, desnudándola. Poco a poco se hizo consciente de los ruidos de la ciudad. Los Campos Eliseos se llenaban de gente, como un río lleno de agua.

Se puso una blusa sencilla, y se asomó al balcón, a ver las caras de la gente que pasaba.

Y allí lo vió.

En el edificio del frente, él pintaba. A través de las ventanas abiertas lo vió, batallando con un lienzo, esgrimiendo un pincel como arma. A cada tajo, a cada ataque, una linea daba vida a un dibujo.

Anaïs entrecerró los ojos... Viendo... Bebiendo de las ganas de ese hombre. No era particularmente atractivo; y en su ímpetu había algo que la asustaba. Parecía alguien peleado con la vida.

Bajó la mirada hacia la calle... Peleado, como todos ellos. Peleando cada momento del camino.

Y al volver a subir su mirada, sus ojos se reflejaron en otros, que los veían, desde el balcón frente al suyo, desde una cara manchada de pintura y de vida.

Sin saber por qué, Anaïs cerró apresuradamente su ventana.

* * *

Los días pasaban. A veces, ella se asomaba a verlo pintar. Lo hacía tapada por las cortinas de su ventana, o disimulando que veía hacia la calle en lugar de hacia él.

Lo veía descargar su rabia, su frustración... Un par de veces, vió como rompía su lienzo y lo dejaba olvidado en el piso de su apartamento, o como lo lanzaba a la calle, ganándose como respuesta gritos de "Que faites-vous, débile?" que llegaban desde la calle, de los peatones molestos.

Pero él no los veía. Ni siquiera los escuchaba. Para él, no existían. No tenía ojos para el mundo... Para la calle... Para la vida.

Solo para sus cuadros.

Excepto cuando la veía.

Sin saber por qué, Anaïs seguía cerrando la ventana. Esos ojos la atraían, pero ella no sabía hacia donde. Miedo? Precaución? Simple cobardía, que no la dejaba vivir?

Sus letras la habían abandonado por cobarde?

* * *

Al pasar los días, Anaïs descubrió algo... Ahora el pintor no pintaba.. Solo se quedaba viendo a su ventana, sentado, una copa de vino tinto en la mano.

Esperaba a que ella saliera.

Y una mañana, se atrevió.

El sol la despertó, los ruidos la inundaron, la sábana la desnudó, la ventana la llamó, el pintor la esperaba... Y ese día, por algo que ni ella supo explicar, se quedó allí. Desnuda, frente a él.

Él se paró con desesperante lentitud. Cambió copa por pincel, y comenzó a pintar.

Pero pintaba distinto... Lento... Pleno... En paz.

Anaïs se perdió ese día en los ojos que la veían, en los labios que la bebían a través del vino, en las manos que la recorrían plásmándola sobre un lienzo. La mirada seguía ahí, y aún daba miedo... Pero también ofrecía promesas, vida, inmortalidad en otro alma.

Cuando él terminó, ella cerró su ventana.

* * *

Los días pasaron, y no se atrevió a asomarse.

Qué temía? Verlo esperándola? O peor aún, no verlo? Había cambiado su miedo a vivir por el temor a morir?

La nostalgia, la melancolía, la tristeza la invadían... Cómo era que el pintor le faltaba, aún sin haberlo tenido nunca?

Cómo era que...?

Unos golpes a su puerta interrumpieron sus pensamientos. Rápidamente, se cubrió con una bata, y fué a abrir la puerta.

Allí, con barba de tres días, y ropa llena de pintura, estaba el pintor. Sostenía algunos lienzos, un caballete, su pincel y una botella de vino.

Ella lo vió... Lo reconoció, a pesar de no haberlo visto nunca -pero lo veía cada día! O no?- ni haberle hablado.

Y lo dejó pasar.

El pintor, sin decir nada, armó su caballete, y colocó un lienzo en él. Para cuando terminó de hacerlo, ella ya estaba desnuda en la cama.

Él comenzó su trabajo. Pinceladas plenas, lentas, completas, comenzaron a crear mundos a partir del blanco del lienzo. Anaïs lo veía, y se llenaba de él. Algo latía en su interior, sin ella saber por qué.

El tiempo pasó, y ellos se conocieron. Casi sin verse, casi sin hablarse.

El cuadro se terminó. El pintor se alejó de la obra, y la vió. Con ojo crítico la comparó con la mujer en la cama, y una sonrisa, la primera que Anaïs le veía, dió vida a su rostro.

Anaïs no vió el cuadro, pues seguía de espaldas a ella. Pero vió al pintor acercarse lento, tan lleno de vida como las pinceladas con las que creaba, mientras se desnudaba. La sorprendió ver cuánto deseaba que se uniera a ella.

Él se acercó, acarició sus mejillas con sus manos, y mirándola fijamente, musitó las primeras palabras que ella le escuchó.

"Mi musa..."

* * *

A la manaña siguiente, Anaïs despertó. El sol no la deslumbró, solo la calentó. El ruido no la aturdió, solo la llenó de sensación de permanencia. Y el pintor no la asustó, pues aún dormía, con una sonrisa de niño en sus labios.

Anaïs se paró lentamente, y avanzó hacia la pintura. Al verla, una sonrisa se dibujó en sus labios y sus ojos.

En la pintura, ella y él dormían, abrazados y enamorados, ambos sonriendo mientras dormían...

* * *

Caminando lento, llena de vida, Anaïs se sentó frente a su máquina de escribir. Metió una hoja en blanco, y poco a poco, creó un futuro, sueños, vida en ella...


No vemos jamás las cosas tal cual son, las vemos tal cual somos. -- Anaïs Nin

Creo más en Dios despues de la fortuna de dos cuerpos y el amor. -- Ricardo Arjona

Emily bajó la mirada por un momento. "Bien, la primera es que si me besas de nuevo, creo que terminaremos consumando nuestro matrimonio aquí, esta noche". Los temblores de él crecieron hasta un nivel incontrolable. "Y la segunda?". Ella bajó la mano por su cara hasta detenerse en su hombro. "Realmente quiero que me beses de nuevo". -- Elisabeth Hayen (Rhapsody)

Quisiera ser tiempo... para detenerme en el instante que decidiste dejarme atrás. -- Lua

El mundo decidirá qué será de nosotros. El mundo siempre decide.

Por qué deseamos lo que no podemos tener? -- We don't live here anymore

viernes, 8 de agosto de 2008

Niveles Altos


En la antesala al Portal Oscuro me encontré con un artículo interesante llamado "Niveles Altos: ¿Cómo has sobrevivido a ellos?". En dicho artículo -que sugiero lean antes de seguir con este-, WilliamDargates expone sus opiniones sobre su experiencia como Narrador/Jugador en D&D a niveles altos:

"Curiosamente mucha gente considera que los niveles altos son injugables en tercera edición, con demasiados problemas. Bien, ahí he de decir que esto es cierto y no lo es. Según mi experiencia, es cierto según el estilo de juego".

Al final del artículo pide que compartamos nuestras experiencias. Pensaba comentarle, pero me puse a escribir y salió algo como que muy largo, por lo que lo publico aquí para no gastarle bits al pana en su site. En general, encontré sus ideas apropiadas, correctamente expresadas y muy acertadas. Algunas las comparto, otras las entiendo, y otras no las había pensado, por lo que fueron una grata sorpresa.

Sirva este artículo como la respuesta pedida, WilliamDargates. Espero lo encuentres tan agradable como encontré yo al tuyo. Traté de seguir el mismo esquema, con los mismos títulos, para hacer el paralelismo más claro. Que lo disfruten...

* * *

Muchos de mis jugadores adoran comenzar el juego con personajes de niveles altos (15+. O en el caso de juegos sin niveles, como Vampire, con 500+ XPs). Sostienen que así tienen personajes que "pueden hacer cosas", o que "tienen un abanico de acciones a realizar", en lugar de tener un poderoso mago nivel 1 que lanza un Magic Missile y se queda sin pilas.

En mi caso, no es así. Todos los grupos de juego que recuerdo con más alegría se iniciaron con personajes nivel 1 (o 0 XPs), y fueron subiendo poco a poco. Cuando juegas un personaje así, te vas dando cuenta de que tu personaje cambia con el tiempo (y no me refiero a los pluses, que van creciendo). El personaje madura. Cambia sus deseos. Modifica su forma de actuar. Es motivado por razones distintas (más profundas?) que si lo hubiera creado con todos esos niveles desde el comienzo.

Para mí un personaje de ese nivel no es para nada injugable. Lo único que ocurre es que ahora se enfrenta a enemigos a otro nivel: organizaciones extensas, que no puede derrotar con un golpe de espada o un hechizo; seres poderosos a quienes ni la muerte detiene; monstruos que no lo atacarán, sino que irán a por su seres queridos. Ahora no rescatará princesas de una torre, sino que se enfrentará a decisiones morales, a dilemas en los que tendrá que decidir entre la vida de la princesa o la de su pueblo. Problemas, pues, que no podrá solucionar con un Magic Missile, o con todos los hechizos o armas que posea.

No quiero decir que un grupo de personajes altos no pueda disfrutar de una buena sesión de Dungeon crawling (o sea, nos vamos al Dungeon a matar bichos, aunque ahora no sean ratas sino Dragones Negros), pero probablemente, con personajes que han vivido tanto, eso ya no será lo común. Ya no les moverá la ambición monetaria, pues con seguridad tendrán más dinero del que necesitarán en 20 niveles más (se imaginan a un Elminster en plan "busquemos monedas de oro!"?). Ya quizás ni siquiera les moverá la ambición de lograr un Bien o un Mal mayores, pues habrán aprendido las tonalidades de grises que trae la experiencia, y se habrán dado cuenta de que no pueden salvar a todos los pueblos y aldeanos del mundo, pues ellos tienen que aprender a defenderse solos. Capaz que hasta se han dado cuenta de que no tienen derecho a eliminar a todo Goblin con el que se crucen...

(hmmm... Todo esto asumiendo, claro, que tenemos jugadores que disfruten eso. Quizás en tu caso, les divierta bastante una seguidilla sin final de calabozos en los que Munchkinear con confianza).

Ahora, entraré en detalle, y responderé los mismos puntos que WilliamDargates utiliza en su disertación al respecto.


Son injugables los niveles altos? Son divertidos los niveles altos?


Tal y como dije arriba, y como WilliamDargates comenta en su artículo, eso depende del grupo y del estilo de juego. El personaje no ha llegado a donde ha llegado sin haber madurado, sin haber obtenido beneficios que no se pueden representar en una hoja; todo lo contrario, ahora tiene una historia tras él, y los enemigos que se haya hecho en su camino se los abrá ganado a pulso, en lugar de enfrentarse a enemigos que, como si de cómics de los sesenta se tratara, quieren dominar el mundo -o acabar con él sin pensar por un momento dónde vivirán si lo destruyen-.


Las clases lanzaconjuros dejan desfasadas a los pjs no mágicos en estos niveles.


De acuerdo a algunos libros de reglas alternas que he leído, como el BESM, esto es cierto, pero no de forma desbalanceante. Un Mago a nivel inicial está menos preparado para enfrentarse a la vida que, por ejemplo, un Guerrero. Sin embargo, poco a poco esto se va invirtiendo, hasta que los lanzadores de hechizos (Magos, Clérigos, Druidas y similares) dominan el juego por el simple hecho de que tienen más opciones, más formas de enfrentarse a una amenaza, que los personajes Guerreros, que sólo pueden hacer daño de forma limitada.

Sin embargo, eso no quiere decir que, a nivel alto, si no eres Mago apestas (no, Rafael, no quiere decir eso). Para darle color al comentario de WilliamDargates (con respecto a las redes de información, relaciones políticas, seguidores, en resumen, historia usada con sentido común!) comentaré sobre mi super-héroe preferido de DC: Batman.

Batman no tiene super-poderes como muchos otros super-héroes. No vuela, no es invulnerable, no tiene fuerza sobrehumana, no nada. Ni siquiera pelea tan bien como Wolverine, o su "armadura" es tan de pinga como la de Iron-Man. Lo que tiene son unos cuantos milloncejos de dólares, y una mala leche del carajo. Sin embargo, Batman no solo es un super-héroe con todo el derecho, que se codea con bichos de la talla de Superman o Linterna Verde (lanza conjuros?), sino que se da el tupé de dejarlos en el piso, pateados, o de que ellos mismos reconozcan que Batman es más peligroso que ellos.

Así que, si Batman no se queja de que Superman "es más poderoso", por qué un Guerrero de alto nivel debería quejarse de lo mismo con un Mago? Como dije, es verdad que pueden llamar demonios, destruir tierras, calentar agua, curar sabañones... Pero ni siquiera hay tantos hechizos que puedan acabar con un Guerrero de un solo golpe, y para colmo los Magos gastan los hechizos a medida que los usan... Y además no hay ninguna regla que diga que los Guerreros no pueden llevar ciertos items mágicos poderosos, cierto?


Mortalidad de los niveles altos


En mi caso, ha sido todo lo contrario: llega un momento en que los personajes no se mueren -o, si se mueren, cualquiera del grupo les revive sin sudar, vamos- debido a la gran cantidad de recursos que poseen. Es que no solo los Saving Throws (Tiradas de Salvación. Como odio esa traducción!) están mucho más altos, sino que además ya es posible que el personaje tenga items de protección, resistencia a la magia, y nimiedades como esas, que les hagan más resistente a los efectos nefastos.

Recuerdo algún juego antediluviano en el que el narrador puso una habitación llena de ninjas asesinos berserkers con espadas katana doble filo con gatos que arañaban en la punta y mal aliento. Llena, llena. Los personajes casi ni podían entrar, pero no por el peligro, sino porque era físicamente imposible. Pues bien, uno de los jugadores entró a la habitación a recuperar lo que tenían que buscar -el Hisopo de la Perdición, yo qué se- y cuando el Narrador preguntó "Y los ninjas?", respondió "Los ignoro". Era estadísticamente imposible que alguno lo tocara con el AC que tenía.

Igual me pasaba a mí en Sabadolandia, probablemente mi grupo de juego favorito: era un Ladrón/Bardo, y por alguna causa lo que tenía encima luego de como 10 niveles de aventuras, eran solo ítems de protección. Pues bien, era la pared del grupo. El Ladrón era el que iba primero en las peleas, por el simple hecho de que normalmente nadie lo tocaba (que cuando me pegaban me mataran en el acto es otra historia. Era un personaje binario en verdad).

Creo que la alta mortalidad en juegos de nivel alto se debe solo a que los jugadores siguen jugando sus personajes como si fueran de nivel bajo: pateamos la puerta y entramos. No toman en cuenta que son aventureros curtidos, y que quizás deberían tener memorizados algunos Fireball menos, y algunos Detect Traps y similares de más. Además, hay que tomar en cuenta algo: No se han fijado que en los Dungeons en los que se meten personajes nivel 1 siempre hay Goblins, y en los que se meten personajes nivel 20+ siempre hay Dragones Infernales de la Perdición Eterna? Ese es un hábito que estoy tratando de erradicar: que a veces los nivel 1 se encuentren al Dragón, para que sepan que a veces hay que tocar retirada; que a veces los nivel 20+ se encuentren Goblins, sólo para que se den cuenta de que ya son seres poderosos que pueden -a veces- ir por el mundo como si estuvieran en una partida de Dynasty Warriors.


Los salva y muere son tan malos? Es demasiado el daño que se hace a estos niveles?


Es que punta de Misiles Mágicos ya no matas ni al panadero que te pone el Narrador en el juego! Además, como dije arriba, muchos de esos hechizos no tienen efecto en seres con más de X niveles (o Hit Dices, o Dados de Golpe, o como quiera que los llamen ustedes. Siempre he jugado con libros en inglés), o con más de X00 HPs (o Hit Points, o Puntos de Golpe, o Puntos de Vida... Ustedes entienden la idea). Eso, hasta cierto punto, permite que puedas matar al panadero con un chasquido de los dedos, pero no al Ente Demoníaco que Creó al Mal Primigenio, y ni siquiera a otro personaje similar a tí.

Volviendo al símil con los cómics, esos rayos láser que emiten los bichos malos de los ojos o narices, que destruyen edificios y planetas, pero que sólo aturden al héroe, no son como que ridículos? Ojalá todos los malos fueran así...

Además, como creo que comenté antes, si colocas a los personajes en medio de dilemas morales, no importa cuántos Fireball pueda lanzar. Aunque sepan que el alcalde del pueblo es quien vende a las niñas a los traficantes, un grupo de personajes buenos no necesariamente lo matarán porque sí; y tampoco podrán encarcelarlo porque ellos así lo dicen: tendrán que presentar pruebas. Un personaje de nivel mucho más bajo, con una trama bien pensada, e historia y aliados que lo apoyen, puede darles más problemas que un monstruo del Averno.


Problemas con escudriñar-dope de pjs-teleportar


Aquí, varios puntos. Primero, si te molesta un hechizo en particular, prohíbelo, que para algo eres el Narrador. Segundo, así como hay hechizos de teleportación y de adivinación, también hay defensas para los mismos, así que protégete contra ello: lo más lógico es que un Mago poderoso se proteja para que ningún loquito que pueda teleportarse o espiar arruine sus planes. En mi caso, de hecho, normalmente no evito que el personaje se teleporte hacia adentro: lo que evito es que se teleporte de vuelta a la seguridad (buajuajua!). Tercero, juega con los componentes materiales apropiados: cuando para un hechizo necesitas un diente de Dragón Come-Magos Malgeniudo, tiendes a utilizar menos ese hechizo (sobre todo cuando dichos dientes no los venden en el mercado de la esquina).

Apoyo la idea de que el Narrador debe estar preparado para narrar a niveles altos. Ello es otra buena razón de por qué deberían comenzar los grupos de juego a niveles bajos e ir subiendo: de esta manera el Narrador también "sube" de nivel. Recuerdo la cara de mi hermano una vez que me permitió usar un personaje nivel 20 -Ishtar, el mismo Ladrón/Bardo del que hablé antes- en un juego como aparición especial: su cara cuando vió que por el nivel que tenía, podía lanzar hechizos que alcanzaban y afectaban a todo el barco que iba en fuga no fué normal.

Un Narrador no tiene por qué saberse todas las reglas de todos los libros, pero sí debe estar preparado para crear enemigos creíbles (que sepan solo lo que deben saber, y no más, pero tampoco menos), situaciones y aventuras interesantes, y sobre todo, responder a los jugadores con seguridad, justicia, y un correcto sentido del disfrute.


Qué es lo peor de los niveles altos?


Lo único malo que se me ocurre es lo que ya comenté arriba: tener jugadores que no se han enterado de lo que es un personaje nivel alto, rey de naciones, o consejero de seres poderosos, o cabecilla de organizaciones, o ejemplo de jóvenes... Todo menos un don nadie.

Un Ladrón nivel 20+ no andará por la calle robando carteras -a no ser que de verdad le divierta la vaina- a diestra y siniestra. Un Mago nivel 20+ ya tendrá estudiantes -cual tesistas- a los que mandará a hacer las investigaciones y experimentos tediosos. Un Guerrero nivel 20+ será un héroe -bueno o malo, no importa- conocido y reconocido, y es poco probable que ande de tabernas esperando a entrar a un Dungeon. Un Clérigo nivel 20+ ya tiene el número de celular de su dios, y mueve una cantidad de fieles impresionante.

Todos ellos ya tendrán, quizás, enemigos jurados, ganados a pulso, recurrentes siempre que se pueda -cual Artemis Entreri, lo que nos evita crear muchos enemigos "con profundidad"- que estarán a su misma altura y serán capaces de hacerles sudar una victoria. Y si no los tienen, recuerden los ejemplos de arriba: Dragón asesino, 3.872 orcos, o un Lex Luthor presidente, que se sepa que es malo pero que no pueden tocar. Recursos, hay.


Y bueno, ya basta, que si yo me cansé de escribir, ustedes deben estar ladillados de leer. Espero lo hayan disfrutado al menos la mitad de lo que yo lo hice.


Batman es el hombre más peligroso sobre la tierra. -- Superman

Todos nosotros somos humanos que nos disfrazamos de superhéroes. Él es un superhéroe que se disfraza de humano. -- Un miembro de la JLU hablando sobre Superman.

Es una dicotomía remarcable. En muchas formas, Clark es el más humano de todos nosotros. Y sin embargo, dispara fuego desde el cielo, y es difícil no pensar en él como un dios. Qué afortunados somos todos nosotros de que eso no se le haya ocurrido a él. -- Batman (Superman/Batman #3)

Aprender es lo correcto, aunque sea del enemigo. -- Ovidio

miércoles, 6 de agosto de 2008

Un día cualquiera


Reptas por entre la hierba buscando sustento. "Come come come" es lo único que retumba en tu interior, quizás con la excepción de "Reprodúcete", desde el momento en que naciste. Esquivas obstáculos y trepas plantas hasta alcanzar las hojas más sabrosas, las que te vuelven gordo y saludable.

En un instante tu mundo se pone cabeza abajo. El suelo se aleja de tí e intercambia posiciones con el cielo, omnipresente desconocido hasta entonces. Todo gira alrededor de tí, mientras que un dolor sordo se origina en la mitad de tu cuerpo y se expande hacia ambos lados.

Mueves tu cuerpo como puedes hasta ver lo que pasó: estás atrapado entre dos placas que surgen de una cabeza más grande que tú. Un ojo negro como noche sin luna está al alcance de tu cabeza, mirando sin ver hacia algún lado.

El movimiento aumenta el dolor, y te das cuenta de que un líquido verdoso se escapa de tu interior. Sabes de alguna forma que ese líquido asqueroso es tu vida, tu sangre, tu esperanza, y miras con desesperación la forma en la que, gota a gota, escapa de tí y cae en dirección al lejano y olvidado suelo.

Sientes que el vuelo pierde velocidad, y a lo lejos ves lo que será tu destino. Gritos llenos de frenesí colman el aire. Y tú, inocentemente aún, no aciertas sino a preguntarte a qué se deberá tal alboroto, tamaña algarabía. Por un momento, hasta te alegras de que te hayan traído.

Ves un desorden de ramas, hojas y plumas. En medio de todo eso, tres feas cabezas asoman, con placas y ojos similares a la que te lleva, pero mucho más pequeñas. Esas cabezas son las culpables de la fiesta que escuchas, piando ansiosas, dirigiendo sus miradas desesperadas a tí.

El vuelo se acaba de golpe, y los chillidos de las cabezas alcanzan un clamor infernal que ensordece tu confundida mente. Sientes como las placas se separan y caes hacia el suelo, contento de que te haya soltado tu captor, y deseoso de investigar el misterio de las cabezas chillonas.

Pero no llegas al suelo: dos picos te alcanzan en el aire, mientras el tercero llora con desespero su falta de puntería. Sientes como tu cuerpo se estira hasta el límite, y finalmente cede. Tu piel se rasga con un dolor como no habías conocido antes; tu sangre sale una vez más, pero no en lentas gotas esta vez, sino en una explosión; tus órganos internos se desparraman por los aires hasta detenerse de golpe entre las ramas y las hojas que forran el piso del nido.

Tu cuerpo se parte por la mitad, tu cabeza a un lado, tu cola al otro. Aún sigues vivo cuando te deslizas por la garganta, húmeda y cálida, del pájaro que te acaba de comer. La oscuridad llena tus sentidos hasta que chocas con un líquido que se pega a tu destrozado cuerpo y comienza a quemarlo, a disolverlo, a digerirlo.

Mueres.

En el nido, la madre vuelve a iniciar el vuelo, en la busca de otro gusano que sirva de alimento a sus polluelos, que quizás sirvan algún día de alimento a otro animal superior.


Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón. -- Javier

La Democracia son dos lobos y una oveja votando cuál será la cena. La Libertad es la oveja, armada, impugnando el resultado. -- Benjamin Franklin

Un ciego, de pie en medio de un desierto llano, se queja de no poder avanzar porque no encuentra obstáculos que lo guíen. -- Fantasía (Puntos de "vista")

martes, 5 de agosto de 2008

Creciendo


Cuando somos bebés, somos muy felices. No tenemos absolutamente ninguna responsabilidad, más allá de comer y dormir. Nos cuidan, nos alimentan, nos limpian. Todos están pendientes de nosotros, todos nos sonríen y tratan de cuidarnos, de que no nos falte nada.

Pero carecemos del entendimiento para saber que somos felices. No lo recordamos. Sería una etapa muy feliz si supiéramos cuánto la añoraremos luego.

* * *

Cuando somos niños, somos muy felices. Las únicas preocupaciones que tenemos es ir a la escuela a aprender cosas fáciles, hacer la tarea, obedecer a nuestros padres, y no perdernos las comiquitas de la tarde. Un par de meses de vacaciones parecen una eternidad, y eso es porque tenemos toda la vida por delante, para ser lo que queramos ser y llegar hasta donde soñemos.

Pero tampoco nos damos cuenta de lo felices que somos, de la época maravillosa que estamos viviendo, de que estos son los últimos años de nuestras vidas en los que verdaderamente creeremos en los sueños y las hadas.

* * *

Cuando somos adolescentes, somos muy felices. Conocemos el amor, la atracción... Cambiamos juguetes por moda, por fiestas, por joder con los panas. Estamos en la edad perfecta entre niño y adulto, en la que vivimos lo mejor de ambos mundos; donde ya razonamos lo bastante como para recordar con claridad cristalina los sentimientos de esa época.

Pero como somos una mezcla de dos edades, nos sentimos mal por no pertenecer realmente a ninguno de los dos mundos. Somos muy niños para ser adultos, y muy adultos para ser niños, y es por eso que la felicidad se nos opaca, porque estamos muy ocupados tratando de ser aquello que no somos.

* * *

Cuando somos jóvenes, somos muy felices. Ya somos mayores, y podemos hacer cosas que antes no podíamos, pero aún no sufrimos por las responsabilidades de la gente grande. Podemos entrar a clases o no entrar, podemos jugar como carajitos o jugar a adultos, podemos tener sexo e ir a la playa, o ambos juntos.

Pero esta edad, que para muchos es la mejor de la vida, también es una de las más cortas. Se nos escapa por entre los dedos sin que podamos hacer nada por evitarlo, y un par de años después nos encontramos fuera de ella, viéndola a nuestras espaldas, sin que podamos recuperarla.

* * *

Cuando somos adultos, somos muy felices. Es la edad más larga de nuestras vidas, donde se supone que estamos realizados, que hacemos lo que queremos, donde hacemos la diferencia y logramos cosas que en verdad importan. Es cuando ganamos dinero, compramos casas y autos, y vivimos la maravillosa experiencia de ser padres.

Pero, para muchos, esta es la peor edad de la vida. Las responsabilidades, la carrera por lograr más en menos tiempo, el stress, la lucha por la locha, las cuentas que tratan sin éxito de estirar un sueldo miserable, la calvicie, la celulitis, la barriga, las tetas caídas... Todo se confabula para evitar que disfrutemos, que vivamos. La carrera por la supervivencia nos obliga a retrasar la felicidad para un después que casi nunca llega.

* * *

Cuando somos ancianos, somos muy felices. Una vez más volvemos a una vida casi sin responsabilidades, donde podemos disfrutar de los beneficios de nuestro duro trabajo. Ahora somos abuelos que disfrutamos de nuestros nietos, sin que ellos nos quiten el sueño cada noche, o que viajamos por el mundo conociendo lugares y gentes maravillosos, que ni imaginábamos.

Pero sabemos que estamos en la última etapa de nuestra vida. Que pronto, demasiado pronto, todo se acabará. Que ya no somos jóvenes para disfrutar con plenitud la vida que ahora podemos pagar. Que visitamos lugares románticos con un cuerpo que ya no puede disfrutar del sexo...

* * *

En cada una de las etapas de nuestras vidas, tenemos lo necesario para ser completamente felices. Y en cada una de ellas, tenemos "peros" que hacen que evitemos disfrutarlas a tope.

(Todas ellas son las mejores etapas? O todas ellas son las peores? En cuél estás tú, y cuál prefieres?)

Por qué tratamos de correrle a la felicidad? Por qué no vivimos a plenitud cada etapa de nuestra vida? Por qué dejamos que tabúes idiotas nos limiten, en lugar de vivir...?

Por qué?


El Diccionario es el único lugar en el que el "éxito" está antes que el "trabajo". -- Vincent Thomas "Vince" Lombardi

Por qué las cosas buenas no están nunca en la "vida real", sólo las malas? -- Alfred (SOLO #5)

- Tuve un día terrible!
- Entonces por qué estás sonriendo?
- Porque el día terminó, y yo aún sigo aquí... Y eso significa que yo gané!
-- Count Yout Sheep

Imagino que con los blogs pasa como con la gente: mientras más tiempo pase, conoceremos a más muertos que vivos. Y, eventualmente, nosotros también pasaremos a ser un recuerdo, una estadística, una historia o una anécdota, el muerto de alguien... Mientras tanto, disfruten...

Al aceptar la muerte, aceptas la vida. Al aceptar cualquier cosa, aceptas que la felicidad entre y te atropelle, como dice la música de Andrea Echeverri. Tan simple y complicado como eso. -- También Los Cinerastas Empezaron Pequeños (arte simbólico)

Cuando yo era un crío -físicamente hablando, porque mentalmente sería discutible mi estado de desarrollo actual... -- El Blog del Mapache Ninja (Cambio mis playmobil por un poco de ácido)

Ser niño es jugar, divertirse y ser feliz sin saber por qué. -- Cajita Feliz de McDonald's

lunes, 4 de agosto de 2008

Vidas Pasadas


Según la teoría de la reencarnación, el alma del hombre -o la conciencia- sobrevive la muerte y retorna en intervalos variantes para nacer en otro cuerpo físico con el propósito de crecer en conocimiento y sabiduría.

Dado que cada vez la raza humana hace las vainas peor, jodiendo más a la tierra y creando mejores y más poderosas maneras de matarnos los unos a los otros, la parte de "crecer en conocimiento y sabiduría" no me convence mucho... Pero ni modo, así es el enunciado de la teoría.

En Algo que decir me conseguí con una página que clama poder decirte datos sobre quién fuiste en tu vida pasada basándose en algoritmos de Numerología (un día de estos me lanzaré un programa que, a punta de Cábala y usando Bubble Sort, ordene la Torah. Y lo haré en Java, para ver si alguien es lo bastante ocioso como para hacerlo en C y comparamos tiempos). Si crees en eso, o si como yo coincidió la curiosidad con el tiempo libre, entra a ver qué te dicen...

Por mi parte, a mí me dijeron lo que sigue:

Nombre: Gorka Siverio
Nacimiento: Venezuela, Jueves, 20 de Enero de 1977, 10:00
Has vivido 1644 semanas, 6 días, 2 horas y 4 minutos en esta vida.

Sobre tu vida anterior:

No sé cómo te sientas al respecto Gorka, pero parece que tú fuiste hombre en tu última encarnación.
(Pues te diré cómo me siento: MUY BIEN. Un par de senos le ganan a un pecho peludo cualquier día de la semana).

Tu signo zodiacal en esa vida era Sagitario.
(Seiyaaaa!).

Muy probablemente pasaste los últimos momentos de tu vida en algún lugar cerca de la actual Rusia, aproximadamente en el año 1715.
(Bueno, a menudo piensan que mi nombre es Ruso. A lo mejor tienen algo de razón y todo).

El nombre por el que se te conoció en esa vida pudo haber sido algo como Vladislav o Vladik.
(Vladik? Bueno, ya tengo nombre para el próximo juego de Vampire).

Es posible que tu ocupación en esa vida fuera algo relacionado con grabador, artesano.
(Ahorita también soy grabador. Presiono Ctrl-S y grabo el archivo que estaba modificando).

Carácter despiadado, sopesando cuidadosamente sus decisiones en situaciones críticas, con excelente auto control y férrea voluntad. Por lo general fuiste apreciado, pero no siempre amado.
(Chacho! Me dí miedito!).

Tu lección — aprender humildad y fe en los principios espirituales. Deberías creer en una Fuerza Inteligente Superior.
(hmmmm... Difícil).

¿Ahora te Acuerdas?


Recuerda siempre que tu propia resolución de triunfar es más importante que cualquier otra cosa. -- Abraham Lincoln

Hay pecados cuya fascinación está más en el recuerdo que en la comisión de ellos. -- Oscar Wilde

Ella no te necesita. Tiene tu recuerdo, que vale más que tú. -- Alejandro Casona

Incluso el recuerdo más sencillo puede consolar a un espíritu herido.

Vivir la vida significa crear recuerdos. -- Louis Barajas