domingo, 29 de junio de 2008

Hijo de Bastet


Navegando por ahí llegué al Reino de Kardis, donde me conseguí un escrito sobre el Horóscopo Egipcio. Según lo compartido por Kardis, dicho horóscopo indica la regencia de un dios sobre la persona de acuerdo al día del año en que nació, basado en los ciclos o meses lunares.

A pesar de que no creo mucho en esto, excepto como tema de conversación ("Y tú de qué signo eres?" "Depende. Qué signo te gusta más?"), me gusta curiosear al respecto. Ya les publiqué sobre mi información del Horóscopo Chino así que, por qué no leernos el egipcio?


Hijos de Bastet: (Del 16 de enero al 15 de febrero).

Planeta: Saturno.

Día: Sábado.

Símbolo: Bastet, la Diosa Gato.- Representa el calor fertilizante del Sol.-

Color: Violeta.

Número: 7.

Gema: Amatista.

Flor: La orquídea.

Palabra de poder: Yo sé.

Elemento: Aire.

Características:

* Combinan diplomacia, calidez y rapidez mental. Tienen el don de la armonía, el equilibrio y el buen gusto.

* Marcan su territorio como los gatos, con su olor y su energía, pero detesta que se inmiscuyan en su intimidad.

* Aman la libertad y no soportan las imposiciones y la rutina. Son curiosos y les gusta lo distinto y misterioso. Tienen facilidad para hacer amistades sin comprometerse.

* Su mente es rápida y aprenden con velocidad, lo demás los aburre. Tendrán una vida llena de sorpresas.

* En el amor necesitan a una persona fuerte que respete los espacios propios del otro y se entregue con pasión.

Planeta regente: Es Saturno y su diosa Bastet, la gata, quien lo vuelve rebelde, independiente y poco convencional.

Objetivo de vida: Nacieron para cambiar el mundo, aportan nuevas ideas, estilos, convenciones, para eliminar lo viejo y obsoleto y quebrar las reglas y las imposiciones. Serán criticados por su manera de pensar y actuar, pero sólo así podrán lograr sus objetivos.

Cualidades: Tener una visión humanitaria y altruista. Crearán, inventarán, innovarán con su imaginación y creatividad.

Defectos: Aman tanto la libertad que no pueden mantener un compromiso afectivo. También les cuesta recibir órdenes y cumplir horarios estrictos.

Misión para evolucionar: Necesitan desarrollar la paciencia con las cosas que no pueden cambiar y las personas que no siguen su ritmo.


Igual que siempre, espero sus opiniones. Soy un Hijo de Bastet o no? Les dejo una pista: al menos una chica linda aún me dice "gatito".


Dios hizo el gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre. -- Victor Hugo

Qué le has hecho al gato? Se ve medio muerto! -- La esposa de Schroedinger

[Sherry (Viendo el cocodrilo gigante que Brago trajo)] Además, yo pedí pescado? Por qué tuviste que traer un reptil repugnante?
[Brago (Sin parar de comerse al cocodrilo)] Cúlpalo a él: fué él quien decidió enseñarme los dientes...
-- Zatch Bell

Una pastilla dada a un gato tiene en sí misma la energía suficiente como para alcanzar la velocidad de la luz al salir escapada de la boca del mismo. -- Allen

Para mantener una verdadera perspectiva de lo que valemos, todos deberíamos tener un perro que nos adore y un gato que nos ignore. -- Derek Bruce

La ciudad de los gatos y la ciudad de los hombres existen una dentro de otra, pero no son la misma ciudad. -- Italo Calvino

sábado, 28 de junio de 2008

Quizás


Siempre que te pregunto
Qué, cuándo, cómo y dónde
Tú siempre me respondes
Quizás, quizás, quizás

Y así pasan los días
Y yo, desesperando
Y tú, tú contestando
Quizás, quizás, quizás

Estás perdiendo el tiempo
Pensando, pensando
Por lo que más tú quieras
¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo?


(Quizás, quizás, quizás, canción popular de Osvaldo Farrés, interpretada -entre otros- por Sara Montiel en 1947)


Prefiero no recordar que olvidar. -- Gisele Díaz L. (Urbe 531)

Si las paradojas nos definen, esta es la mía: de chico moría por comportarme como grande, por vivir las historias de los mayores, y ahora que soy adulto mi comportamiento no es distinto del de un chico, o debería decir, del de un viejo que se ha quedado atrapado en el tiempo. Algo marcha mal. -- Busco Novia (Atrapado en el tiempo)

miércoles, 25 de junio de 2008

Jugando a vivir


El niño ve los carritos de la feria, y su rostro se ilumina. Agarra a su papá de la mano, y lo arrastra hacia los carros, más con el corazón que con la fuerza de sus pequeños músculos.

Al fin, logra acercarse a su meta. La pista es una pequeña figura similar a un óvalo mal dibujado, sobre la que recorren en un camino sin fin media docena de carritos alegóricos, comenzando por un camioncito de bomberos y terminando por un Jeep blanco.

"El blanco, el blanco!!!", grita con alegría el niño, a pesar de que fué el carro de bomberos rojo el que le llamó la atención al principio. Cuando la seguidilla infinita de carros se detiene para hacer acopio de nuevos pasajeros, el niño corre y se encarama en el Jeep.

Por qué el blanco? Por qué no el rojo? Por qué el último, y no el primero? Dependiendo de su elección, el niño terminará sentado al lado de una niña linda, con quien compartirá el viaje aún sonriente, o al lado de un niño molesto porque tiene que compartir su vehículo, o completamente solo...

Las vueltas inician, y con ellas la alegría del infante agarra aires. Gira los volantes del vehículo como si estuviera manejando realmente el carro, soñando con competencias de Fórmula 1 o con persecuciones policíacas. En su inocencia es el protagonista de una historia, sin darse cuenta de que sus giros al volante no controlan al vehículo, no hacen diferencia en sus direcciones en la pista, sin notar ni siquiera que la pista es una figura sin salida. No lo nota, ni le importa.

Al terminar, el encanto desaparece. El niño se baja de su carrito, quizás alegre por lo vivido, quizás lloroso porque la aventura terminó. De su padre dependerá que pueda dar otra vuelta, y eso basado en consideraciones tan pueriles como si le queda dinero en el bolsillo para pagarla.

Un recuerdo se ha creado, y el niño soñará con volver a los carritos, al menos hasta que otra cosa ocupe su mente. Vuelva o no, el mundo seguirá girando, sin haber cambiado su velocidad, ni haberse enterado de que un niño fué, por un momento, inmensamente feliz.

* * *

El hombre ve sus posibilidades, y se alegra al saberse vivo. Agarra su destino y lo maneja hacia el futuro que desea, o se deja llevar por las circunstancias y las acepta, de mejor o peor grado.

Camina por la vida y realiza las elecciones que mejor le parecen, en base a sus gustos o sus planes; elecciones que cambiarán la dirección de su vida. Sin embargo, recordemos que el camino es desconocido: es trampa pensar que podemos influir en el futuro, pues nunca sabremos cuál es la dirección "correcta".

Decide unir su vida a otra persona, quizás a la que siempre le gustó, quizás a la que en ese momento estuvo ahí, o a la que en ese momento fué la "adecuada".

Dependiendo de su elección, el hombre tendrá una pareja con la cual soñar, planear, lograr, envejecer, o solo una mujer a su lado con la que compartirá algunas cosas, a veces. Quizás una amiga de por vida, o una enemiga a muerte con la que serruchar los bienes algún día.

La vida sigue, y a cada éxito el hombre se siente realizado. Un aumento de sueldo, una oficina, una nueva cuenta... El hombre siente orgullo por sus logros, o quizás siente vacío, porque sabe que no son importantes, o porque no los puede compartir con la persona apropiada. Sea como sea, disfruta pensando que cada día escribe una página del libreto de su vida, sin recordar que el final ya está escrito, y que lo único importante es el camino.

Al terminar, o quizás antes, el encanto desaparece. El hombre muere, alegre por lo vivido o lloroso porque su vida terminó y le faltaron cosas por hacer, lugares que ver, logros que obtener, personas que amar. Quisiera dar otra vuelta, como los niños hacen en los carritos, pero no tiene un padre a quien pedírsela. No hay precio posible a pagar para una segunda vuelta en esta vida.

Un recuerdo se ha creado en algunas personas, hijos, familia, amigos, y ellos lo recordarán, al menos hasta que sus propias vidas ocupen por completo sus mentes. Algo tan importante como una vida se ha apagado, pero el mundo no se ha enterado de ello. Las poquísimas personas que se dan por aludidas quizás compartan una lágrima, compartida o secreta, pero continuarán caminando, sin nunca enterarse de todos los recuerdos, alegrías y tristezas que acaban de morir con el hombre.

* * *

La vuelta acabará hagamos lo que hagamos. No sé si sea lo correcto o no, pero creo que la disfrutaremos más si la vivimos como un niño en un auto de feria: agarremos el volante, creamos que es un auto de verdad, soñemos y riamos. Lo menos que podemos hacer es disfrutar al máximo el tiempo que dure...


La única diferencia que existe entre un capricho y una pasión eterna es que el capricho es más duradero. -- Oscar Wilde

Podrás quitarme la esperanza, pero no el pensamiento.

Todos los hombres se aferran a la convicción de que para cada uno de ellos las leyes de la probabilidad son canceladas por el amor. -- Merlín

Dios creó al hombre porque adora las historias. -- Dicho Yiddish

La mente no hace más que crear abismos que solo el corazón puede cruzar. -- Lua

domingo, 22 de junio de 2008

El Templo de la Cobra


El héroe se arrastró, metro a metro, río arriba. Los juncos y el fango que se arremolinaban en las orillas del río lo ocultaban -o al menos, eso esperaba- de miradas indeseadas.

Sus adoloridos músculos le gritaban que había pasado una eternidad nadando y reptando, acercándose a la entrada de las alcantarillas del castillo. Sin embargo, su mente, agotada pero lúcida, le indicaba que sólo un par de horas habían pasado desde que el Dragón Blanco lo dejó en la costa de la isla.

Al mismo tiempo que la oscuridad cayó sobre él, un velo protector se abatió sobre su conciencia. Su cuerpo siguió moviéndose, poco a poco y con el mismo cuidado, el mismo sigilo, pero su mente volvió al momento, unos meses antes, en los que su vida había cambiado...

* * *

Desde que nació no había conocido más que su aldea, Khytya, y las frondosas selvas que la circundaban. Pero con eso le bastaba, y nada más le pedía a la vida, aparte de lo que su gente y la selva podían brindarle.

Creció recolectando, y al crecer, cazó. Conoció a una bella mujer, con la que se hubiera desposado esa primavera, y junto a quien hubiera deseado envejecer...

Pero justo en ese momento, llegaron los hombres serpiente, y el mundo que conocía cambió...

Khytya sufrió un gran ataque, y la selva gritó de dolor cuando la sangre de sus habitantes regó su suelo. Los cielos se cubrieron con el humo de los incendios, y los ríos se tiñeron de rojo y de dolor.

Recordaba haber defendido Khytya, haber peleado contra los hombre serpiente con su arco, con su espada, y con lo que quedó de esta cuando se rompió, con sus manos, con sus dientes, con nada más que su voluntad. Perdió la cuenta de los enemigos que mató, pero donde caía una serpiente, parecía que dos ocupaban su puesto.

Luchó hasta que ya no pudo más, hasta que una herida apagó su mundo...

Despertó unas horas después, arropado aún por el frío de la noche. Débil por la pérdida de sangre, caminó con paso vacilante por lo que unas horas antes había sido un pueblo lleno de vida, su hogar. El lamento de los moribundos y de los sobrevivientes llenaba la noche, cuya oscuridad era disipada por los fuegos que aún ardían, y por las piras funerarias que ya habían comenzado a aparecer.

Llegó a lo que había sido su casa, y lloró ante lo que quedaba de su familia. Caminó unos metros más, pasando frente a lo que habían sido las casas y tiendas entre las que había crecido, donde él y sus amigos habían jugado a pelear con monstruos invasores, usando espadas de madera y su imaginación.

Cuando los juegos se hacían reales, ya no eran divertidos...

Por fin, llegó a su destino. Caminó entre las ruinas de la casa, y cayó de rodillas en medio de la misma. Abrazó el cadáver que tanto había abrazado mientras ella estuvo viva, y silenciosamente, lloró...

* * *

A la mañana siguiente encendió las piras con las que enviaba el alma de su familia y de la mujer que aún amaba al más allá. Abandonó lo que había sido su pueblo, y comenzó a caminar por la selva, alejándose hacia el Sur.

Él no sabía muchas cosas. Sabía cazar, sabía pescar, sabía ver el vuelo de las aves, sabía seguir pistas, y sabía cómo sobrevivir en la selva. Sin embargo, no sabía de dónde habían venido los hombres serpiente. Sabía que podía matarlos, y sabía que no se detendría hasta acabar con ellos o perder su vida vengando a su gente, pero no sabía dónde encontrarlos, o cómo detenerlos a todos.

Lo que sí sabía era que en medio de la selva de Khytya vivía un ermitaño a quien los viajeros se referían como El Oráculo del Sur. Un hombre, santo o demonio, que sabía leer las almas, los espíritus y el viento, y hablar con los fantasmas. Era conocido por tener las respuestas a las preguntas de tu alma.

El -ahora- viajero sabía cuáles eran las preguntas de su alma. Oh, sí... Se las había memorizado en sangre y dolor, en odio, muerte y venganza...

* * *

Por días y noches se deslizó por la selva como un animal. Su espada, rota en la mitad de la hoja al pegar contra el escudo de uno de los invasores, era el único arma que llevaba, para la selva, para su venganza. Comía lo que podía, normalmente luchando para no ser él el devorado.

Al final, el viaje tuvo éxito: una entrada, disimulada entre el follaje, daba paso a una cueva natural.

Poco recordaba ahora de su estadía en la caverna del Oráculo del Sur. Neblinas -mágicas?- surcaban su mente y evitaban que recordara el rostro o las palabras de la encapuchada figura que había encontrado entre olores de incienso. Sólo recordaba haber despertado a las afueras de la caverna con una espada -mágica?- en sus manos, y en su mente un mapa con tres destinos: El Templo de las Mil Puertas, en las tierras selváticas pero muy al Este de donde se encontraba; el Gran Dinosaurio, en las candentes arenas del desierto entre la Ciudad de Plata y la nación comercial de Vendha; y las Montañas del Alud, frías y gélidas cordilleras nevadas al Oeste del Mar de la Niebla, en el reino de Hyrca. En esos lugares encontraría lo que necesitaba para cumplir su misión.

Acomodó su nueva espada en la funda de la vieja y, con una mirada final a la entrada de la cueva, comenzó lo más difícil de su viaje.

* * *

Meses habían pasado desde aquel momento y el presente. Meses llenos de combates y peligros, en los que estuvo a punto de morir.

Recordaba su entrada al Templo de las Mil Puertas, donde sus habitantes, fantasmas castigados por la eternidad, trataron de hacerlo uno de ellos. Escapó -de milagro- con su vida, un amuleto de oro tallado como el rostro de algún animal desconocido, y un trozo de una gema blanca como la nieve; eso era lo que había ido a buscar, aunque no estaba seguro de cómo lo sabía...

Recordaba cómo había pasado por las tierras del gigante Polifemo, alegrándose de no haberlo encontrado en su camino. Recordaba la terrible travesía por el Mar de la Niebla a bordo de un barco que parecía de juguete ante la furia de los Gigantes del Viento. Y recordaba la forma en la que lo miraron en la Ciudad de Plata cuando dijo que iba a eliminar al Gran Dinosaurio, y las risas con las que lo echaron de la ciudad mientras le gritaban que pronto habría un bárbaro idiota menos en el mundo.

Recordaba el temor primigenio que había sentido cuando vió por primera vez al inmenso reptil que pensaba matar. Nunca en su vida había visto un animal tan grande. Pero si había algo que le había enseñado la vida en la selva es que todo lo que vive, muere. Era un cazador experimentado, y acabar con el Gran Dinosaurio sólo fué cuestión de usar una trampa del tamaño apropiado: tardó una semana en cavar un hoyo lo bastante grande para ocultar la trampa, y en colocar las armas -hachas, lanzas- y los huesos de las comidas anteriores del reptil en forma de peligrosas cuñas que lo recibieran al caer en él. Pero todo funcionó, y en el nido del inmenso animal -repleto de gigantes y preocupantes huevos- encontró la segunda parte de la joya.

Si el viaje anterior por el Mar de la Niebla fué una pesadilla, entonces su limitado vocabulario no era capaz de expresar lo horrible que fué el viaje a las lejanas cumbres nevadas del continende al Occidente del mundo. Seres de fuego, serpientes marinas, y todo tipos de problemas los mantuvieron, a él y al resto de la tripulación de los barcos en los que viajó, al borde de la muerte. Pero gracias a los dioses, llegó a su destino final.

Paradójicamente, las solitarias laderas de las Montañas del Alud fueron la prueba más difícil que le tocó superar. Poco acostumbrado a las inhumanas temperaturas de esa tierra, habría muerto congelado de no ser por el medallón que había conseguido al principio del viaje, que le protegió hasta cierto punto del extremo frío. Finalmente, en la cima del mundo, consiguió la tercera parte de la gema.

Al unir las tres partes, una inmensa figura se había formado, al parecer de la nieve que lo rodeaba. Un gran Dragón Blanco se erguía frente a él. Sin decir palabra, el héroe se acercó al magnífico animal, y lo montó. Con un poderoso batir de alas, dragón y jinete se elevaron entre las nubes, en dirección al destino del hombre.

* * *

Sus adoloridos músculos le gritaban que había pasado una eternidad nadando y reptando, acercándose a la entrada de las alcantarillas del castillo. Sin embargo, su mente, agotada pero lúcida, le indicaba que sólo un par de horas habían pasado desde que el Dragón Blanco lo dejó en la costa de la isla.

Pero al fin, había encontrado las alcantarillas.

En la oscuridad avanzó por los túneles, hasta las mismas entrañas del Templo de la Cobra, corazón del imperio. Una oxidada rejilla de metal le permitió entrar a los niveles superiores del Templo, desde donde se dirigió al centro del castillo.

Quién habría creado una estructura tan impresionante? Oscuros pasillos de piedra eran iluminados por antorchas colocadas en pedestales en forma de serpiente, cuyo humo manchaba un techo tan alto que gigantes podrían haber vivido cómodamente allí. Fuera obra de quien fuera, el héroe deseó que nunca se hubiera creado el Templo, y que nunca nadie tratara de recrear su gloria otra vez.

Sin previo aviso, un arco de piedra lo llevó directamente a la sala principal del Templo. En ese momento, el mundo se detuvo a su alrededor, y todo comenzó a moverse a cámara lenta.

Vió la inmensidad de la sala en la que había entrado, un salón tan lleno de tallas en forma de serpientes que parecía que las paredes estuvieran completamente cubiertas de verdaderas culebras. Sintió la maldad que impregnaba la sala, e imaginó la cantidad de sacrificios que con seguridad se habrían llevado a cabo allí desde el inicio de los tiempos. Vió a un par de hombres cobra, del otro lado de la sala, que sisearon llenos de odio al verlo entrar, y empuñaron sus armas mientras comenzaban a correr hacia él. Y sintió, más que ver, la odiosa estatua del antiguo dios-cobra que llenaba la pared más alejada del salón.

La estatua, en forma de una inmensa cobra dorada con un gran rubí engastado en el cuerpo -el legendario Ojo Mágico- parecía al mismo tiempo estar muerta y viva. Daba la impresión de no haber sido tallada por manos humanas, ni siquiera mortales, sino de ser el cuerpo de piedra de algún ente más antigüo que el tiempo, y más malvado que cualquier otra cosa que hubiera reptado bajo la luz del día o en la oscuridad de la noche.

El tiempo volvió a correr a una velocidad endemoniada. El héroe apenas tuvo tiempo de detener con su espada los ataques de los hombres-cobra. Vió sus sonrisas, en inmensas bocas llenas de colmillos y de odio, húmedas de saliva venenosa. Sus inmensas cabezas, idénticas a la de una cobra, sobresalían de hombros similares a los humanos, pero recubiertos de escamas. Sus manos y pies, terminados en garras, eran armas tan terribles como los colmillos que trataban de clavar en su carne, o las mazas con las que intentaban romper sus miembros.

Los ataques de las dos criaturas lo hicieron alejarse del ídolo, luchando a la defensiva por su vida, trayéndole a la mente la desesperación de aquella lejana noche en la que su vida se había acabado, de aquel momento en el que no pudo defender su pueblo, a su familia, a su amor.

La desesperación le dió fuerzas donde no habían, y de un arriesgado mandoble, casi decapitó a uno de los híbridos, que cayó ahogándose en su propia sangre.

El otro hombre-cobra se alejó un poco de él, y el héroe sólo tuvo tiempo de alzar su espada. Un haz, un rayo, de magia, de energía, de algo, lo impulsó contra la pared tras él. Un sonido de huesos rotos precedió a un dolor insoportable en uno de sus brazos, que había recibido todo el peso de su cuerpo.

El héroe vió, mientras a duras penas se mantenía en pié, al hombre-cobra acercarse a él nuevamente... Distinguió, a lo lejos, a la estatua, que lo miraba con sus oscuros ojos de rubí, rojos como la sangre. Levantó su espada -mágica?- ante él, quizás en una muda súplica, quizás en una silenciosa oración, y con todas sus fuerzas, con todas sus ansias de venganza por su gente, con todo el odio que por su perdido amor le quemaba por dentro, la lanzó.

La espada voló a través de la sala. El hombre, sin más fuerzas, resbaló lentamente hacia el piso, sin que sus ojos abandonaran su última esperanza. El hombre-cobra, sin poder creer lo que sus ojos le decían, también siguió con la mirada la espada. Y la espada, ignorando seguramente a los hombres que la veían, se enterró hasta la empuñadura en la estatua de la Gran Cobra, justo en la gran gema de la base, haciéndola añicos.

Una explosión extremeció los cimientos del Templo de la Cobra. El cuerpo del hombre cobra fué arrojado contra el humano, protegiéndolo en parte del ardiente choque de la explosión. Y todo se oscureció...

* * *

Una vez más, el héroe se despertó desorientado y adolorido. Pero esta vez no sentía el dolor de la pérdida, sino la serena alegría de haber cumplido su destino. Junto a él sintió la respiración del hombre-cobra, aún vivo. Lentamente rodeó su cuello con la cadena del medallón, y apretó hasta sentir que el híbrido dejó de respirar.

Sentía que el Templo retumbaba, y vió cómo poco a poco las paredes y el techo comenzaban a ceder. Sin el poder de la Gran Cobra, el Templo comenzaba a desmoronarse, amenazando con aplastarlo. Sin poder moverse, sonrió. Su venganza estaba cumplida, y si moría sepultado, sería una buena muerte: la muerte de un héroe victorioso.

Aún no podía creer que hubiera acertado ese golpe desesperado, ese lanzamiento de la espada a la estatua de la Gran Cobra. Quizás, después de todo, había habido algo de ayuda de los dioses. Pues bien, que los dioses decidieran si debía vivir o morir aquí y ahora. Realmente, no le importaba. Si moría, estaba seguro de haber ganado un lugar junto a su amada.

Las rocas siguieron cayendo a su alrededor, mientras el hombre, el héroe, seguía riendo. Pasara lo que pasara ahora, decidieran los dioses lo que decidieran, había ganado.


Llega un momento, ladrón, cuando las joyas dejan de brillar, cuando el oro pierde su lustre, cuando el salón del trono se convierte en una prisión, y todo lo que queda es el amor de un padre por su hija. -- Rey Osric (Conan el Bárbaro)

Háblame acerca de la soledad del Bien, He-Man... Es igual a la soledad del Mal? -- Skeletor

jueves, 19 de junio de 2008

Derrotado


Derrotado... Así es como me sentí esta noche, mientras caminaba sin compañía por calles con demasiada gente para mi alma, pensando -como tantas otras veces- una vez más en tí.

Mis poros, demasiado sensibles a sensaciones de realidad desconocida, llenaron de aire nocturno mi corazón, tratando de enfriar mis ganas. Pero mi deseo de tí, mi necesidad de tí, evitó que me calmara.

En contra a mi cuerpo y mis deseos obsesionados, mi mente no paró en un solo sitio. Saltó de pensar en lo que pudo ser, no fué, y quién sabe si será, a pensar en batallas, guerras y muertes.

Y es que, pensé, para los guerreros, la batalla perdida es aquella en la que mueren. Sin embargo, en este mundo de grises, blancos y negros encontrados de forma irreconciliable, para los pacíficos, la batalla perdida es aquella que se libra, aquella que se pelea, pues no importa qué lado gane, ambos pierden.

Para mí, en cambio, la batalla perdida es aquella que no libramos. Para mí, mi batalla perdida eres tú, esta noche, todas las noches...

Por qué te acercaste a mí para no llegar a a tocarme? Por qué sigues dentro de mí, en mi corazón, hasta en mi sangre, a pesar de estar tan lejos? Por qué no dejarnos de juegos frustrantes y dejarme llegar a tí? Por qué, a pesar de desearte como amiga, como mujer, durante todo este tiempo, aún sigo sin saber si sueño solo?

Amarga derrota saberte esta noche en brazos de quien crees amar. Amargo dolor saberme dueño de nada. Amarga desesperanza recordar siempre que no te tengo...

Derrotado... Así es como me sentí esta noche, noche de soledad y sueños inalcanzados.


Imagínate
que somos nosotros,
tú y yo para siempre,
que no eres de otro.
-- Silvio Rodríguez (Imagínate)

Entonces ella puso su mano sobre la mía, se apoyó en mí, acercándose, y susurró "luego de esta noche, seguiremos viviendo nuestras vidas, sin arrepentimientos. Pero quiero esto, te quiero a tí, una última vez". -- xkcd (How it Happened)

Te diré un secreto... No consigo sacarte de mi mente... -- Ishtar (Joyas Prestadas)

Dentro de 20 años te sentirás más defraudado por las cosas que no llegaste a hacer que por las que realmente hiciste. Así es que arriésgate, navega lejos de los puertos seguros. Explora. Descubre... -- Mark Twain

Somos lo que fué
fuimos lo que ya no es
Vivimos del ayer
todavía un milagro
tal vez pueda haber
-- Jesse y Joy & Noel de Sin Bandera - Somos lo que fué

jueves, 12 de junio de 2008

El héroe en mi imaginación


Durante mi niñez nunca fuí de salir a jugar a la calle, o de hacer deportes. Cuando era pequeño, a pesar de tener pocos pero buenos amigos, mi mejor amiga siempre fué mi imaginación.

Recuerdo los cuentos que mi mamá me contaba, recuerdos de su niñez, o plagiados de cuentos de Disney, o sencillamente inventados por ella. Quizás esos cuentos fueron las semillas que dieron nacimiento a mis ansias de ser escritor...

Recuerdo los juegos de mesa que de niño jugaba con mi familia: la Escalera, la Oca, y muchos otros... Incluso el Monopolio y Sospecha. Hasta cuando jugaba Parchís con mi abuela les daba personalidades distintas a las fichas (la que más "mataba" era siempre Martin Riggs).

Por supuesto, mis preferidos eran los de aventuras, sobre todo Imperio Cobra. Creo que de ahí me vino el gusto por los juegos de rol.

También fuí víctima de la tecnificación del presente, por lo que me volví adicto a los juegos de video. Juegos de acción, de estrategia, de aventuras, de rol... Simplemente, me encantan. Poco a poco me fuí dando cuenta de que no valía la pena gastar tanto de la vida sin estar con otras personas, por lo que poco a poco me han ido gustando más los juegos que se pueden jugar entre varios, y sobre todo, los Arcade Centers.

De algún lado, alguna vez, saqué la idea de lo genial que sería poseer los poderes de los personajes de los videojuegos. Así que una de mis super-habilidades imaginarias era precisamente esa: tenía un brazalete que me permitía copiar los poderes (de hecho, convertirme en el personaje). Mientras más juegos terminara, más personajes tendría en stock, y por lo tanto, tendría un abanico de poderes más amplio.

Cuando el Metro estaba demasiado lleno, imaginaba que me convertía en Chip y viajaba cómodamente sentado en el hombro de alguien. Si necesitaba pelear con alguien, Ryu o cualquier otro guerrero sería una buena opción. Dado que casi todos los super-héroes de los cómics tienen juegos, se imaginarán... Y por si fuera poco, mi personaje preferido, Mega Man, que él solito es un ejército.

Incluso podía convertirme en las contrapartes "reales" del personaje, por lo que si jugaba el juego de Mr. & Mrs. Smith podría convertirme en Brad Pitt en carne y atractivo... O incluso en Angelina, lo cual además de muy enfermo hubiera sido muy interesante... Que morbo.

Algunas veces, también imagino sueños de gente grande...

Bueno, con mis poderes de video-juegos viajé por el mundo, desfize entuertos, gané conocimientos, salvé vidas, defendí a los indefensos, y sobre todo, acorté el tiempo de espera en las colas y los viajes que hice.

No sé por qué, pero ese recuerdo vino a mi mente por primera vez en muchos años. Al parecer el recuerdo no estaba olvidado, sino escondido entre las brumas del tiempo, y por alguna causa, volvió a mí como si lo hubiera imaginado ayer. Y con él, me vinieron otros recuerdos.

Pensé que, después de todo, mis poderes no se habrían diferenciado mucho de los que tiene Feedback, y me alegró pensar que había compartido un sueño con él, y más aún el saber que él también lo recordaba, y que se había arriesgado al ridículo sólo por hacerlo un poquito más real.

También recordé a Ben 10, una comiquita que le fascina a Asier, sobre un niño que se consigue un brazalete que le permite convertirse en 10 alienígenas con distintos poderes. A medida que la serie va avanzando, Ben va aprendiendo a usar y mejorar el brazalete, por lo que en un capítulo en el futuro llega a ser conocido como Ben 10mil. Las similitudes son obvias.

Sé que no seré nunca dueño de un edificio, o un gran científico, o un millonario. Y es así porque yo he decidido no dedicarme de lleno a ser un adulto. Aún soy niño. Aún juego juegos de mesa, de video, de rol. Aún me gustaría ser beta-tester de un juego de video, como cuando preguntamos en la tienda, recuerdas, Jesús? Aún querría escribir libros de rol, o crear mundos.

Matthew Atherton (el humano bajo el traje de Feedback) y Man of Action (el cerebro tras la creación de Ben 10) fueron niños, y quizás como niños soñaron un día tener superpoderes. Ellos imaginaron y jugaron, quizás mientras los demás se burlaban, pero al final lograron cumplir su sueño. Yo, me quedé en imaginar, pero ellos se arriesgaron y lo lograron. Al final, lograron mezclar su niñez con su vida de adulto.

No imagino un mejor trabajo que el de jugar a ser niño de nuevo.


Pueden parecer pobres nuestras reflexiones ante los demás, aún sin serlo, pero tal juicio no alivia la carga del esfuerzo que cuesta alcanzarlas. —- José Vasconcelos

[Viendo a un bebé] Para qué me pregunto a qué vine al mundo, si la respuesta me la dan frontalmente! -- Quinqui

[Papá] Crees que puedes manejar un carro y cambiar el mundo? No funciona así!
[Meteoro] Quizás no, pero es lo único que sé hacer, y prefiero hacer algo!
-- Meteoro

lunes, 9 de junio de 2008

Tengo Blog


1.- ¿Cómo te llamas y de dónde eres?

Mi nombre es Gorka Siverio, de Caracas, Venezuela. Normalmente en la red, para escribir o jugar, utilizo el sobrenombre Oscuridad.


2.- ¿Cúal es el nombre y la URL de tu(s) blog(s)?

Mi blog se llama Lómëanor, Las Tierras Oscuras. Su URL es http://lomeanor.blogspot.com/


3.- Define tu(s) blog(s) y su temática.

Lómëanor es un blog en el que cabe un poco de todo: en parte, es un amigo con el que me puedo desahogar, quejarme de lo que quiera como si estuvieramos sentados en una barra, compartiendo una cerveza o un tinto; por otro, es un niño a quien le cuento historias, o mi editor preferido, a quien le puedo mandar cuentos y más cuentos, e imaginarme sus ojos abiertos por el asombro; también es una mujer -prohibida?- a la que deseo, cuyos ojos, cuyos labios, cuyo corazón ardo en deseos de compartir; y al final, es un blog, en el que comparto parte de mi vida, de mis pensamientos, mis sentimientos, deseos y sueños, con la esperanza de que nadie los lea, y la secreta ilusión de que todos lo hagan.


4.- ¿Cómo descubriste los blogs y cuándo decidiste crear uno?

A pesar de estar en el medio, siempre llego tarde a las tendencias computacionales... Me enteré de los blogs poco a poco, a medida que me tropezaba con ellos navegando. Al principio no me llamó mucho la atención, pero la comodidad de My Space me convenció de escribir lo que hoy en día sería la primera versión de Lómëanor. Un tiempo después, me mudé a su dirección actual, y pasé en lo posible lo que había escrito en el anterior. Ahora, ya forma parte de mí.


5.- ¿Cada cuánto tiempo actualizas tu blog(s) y como te organizas para hacerlo?

No tengo un régimen estricto a la hora de escribir. Hay meses en los que la musa no me visita, y hay otros en los que se mete a mi cama y no sale nunca... A veces escribo todos los días de una semana, y a veces, una vez a la quincena. Y si estoy fuera de mi hogar, por trabajo, escribo casi todas las noches. Si tuviera que decirte una cifra, diría que una vez a la semana es un aproximado bastante aceptable.

En cuanto a cómo me organizo -si es que se puede llamar organización a lo que hago- es bien sencillo: a medida que camino, que hablo con los demás, que vivo, vienen a mí ideas para Lómëanor. Lo que hago es colocar una nota en mi celular, y cuando llego a mi computadora, la escribo en un archivo. Poco a poco, las ideas se agrupan, y surgen los escritos...


6.- ¿Qué cosas consideras positivas de ser un blogger y qué es lo que más te gusta?

Lo principal es la cantidad de dinero que me ahorro en psiquiatras!

Aparte de eso, el blog me ayuda a ordenarme por dentro, a conocerme un poco más a mí mismo.

Y por supuesto, está toda la gente maravillosa a la que puedes llegar a conocer sin limitarte por el cómo se ve, por el simple hecho de que nunca la has visto.


7.- ¿Qué cosas consideras negativas de ser un blogger y qué es lo que menos te gusta?

Un blog, como tantas otras cosas, es visto por algunas personas como señal de que su dueño carece de vida propia, de una vida interesante, por lo que tiene que ocultarse tras un sobrenombre o una página web, para escribir lo que a nadie le importa.

Juego Rol, sigo mi propio camino, y pienso, por lo que ya estoy acostumbrado a que me vean raro, creo...


8.- ¿De que manera ha(n) influido tu(s) blog(s) en tu vida personal?

De todas las nombradas aquí, y algunas más. Primero, tal y como un amigo o una mascota, demanda su tiempo y sus cuidados, por lo que hace que duerma menos de lo que podría y debería. Segundo, la gente me lee, y no cree que sea yo quien escriba eso; creo que han conocido facetas de mí que no sabían, no sospechaban, que tenía.

Y también me ha generado un par de peleas con gente cercana, que me ha leído sin la pantalla del anonimato... Tanto así, que ya mi pareja decidió no leerlo más.


9.- ¿Qué planes tienes y cómo te visualizas en un futuro con tu(s) blog(s)?

De momento, planeo seguir escribiendo mientras pueda; o mejor dicho, mientras no pueda parar. Esta cosa es una droga.

Me duele mucho cuando leo a algún blóguer despidiéndose en un último artículo, y espero que no me pase a mí, pero no podemos decir "de este agua no beberé".

A corto plazo, espero renovar la imagen del blog, para hacerlo más atractivo a los visitantes, tanto esporádicos como los fans de toda la vida.

Y, como todo blóguer, sigo esperando que algún editor desesperado se ofrezca a publicar algo mío... Deberíamos reunirnos todos nosotros, y publicar un libro entre varios, con una entrada de cada uno. Creo que ya hasta tengo el título perfecto: "Tengo Blog".


10.- ¿Tienes algún post favorito en tu(s) blog(s) o del que te sientas orgulloso? ¿Cúal es?

Sí, tengo mis favoritos. Una vez una amiga me pidió que le recomendara cuál de los escritos podría leer primero, y no supe qué decirle, por lo que cuando pude agrupé mis escritos preferidos en una etiqueta: visiten la etiqueta llamada "_Preferidos", y los verán.

Si tuviera que elegir alguno, obligado para salvar mi vida, creo que sería "", aunque no sé por qué...

(Por cierto, quiero colocar algún sistema de votaciones, para que los lectores sean quienes armen la lista de recomendados... Alguien sabe cómo lo puedo hacer?)


11.- Cuéntanos alguna anécdota vivida con tu(s) blog(s) y que la consideres muy especial

No oculto mi identidad en el blog, pero dado que escribo como Oscuridad, no hay una foto mía en Lómëanor, por lo que no me han parado en la calle a insultarme por lo escrito... Lo más anecdótico que podría relatar son los comentarios de aquellos que me han leído, preguntando que por qué no escribo un libro.


12.- ¿Que le dirías a las personas que apenas se están integrando al mundo de los blogs?

Les diría que las cosas que merecen ser hechas, merecen que se hagan bien: escriban correctamente, tómense su tiempo, dénle personalidad a su blog...

Usen su blog para lo que quieran. Si mi madre tuviera un blog, creo que sería para colocar recetas de cocina, y créanme que sería útil.

Stephen King dijo una vez que si no se tenia tiempo para leer, mucho menos se tendría para escribir, por lo que mi último consejo es precisamente ese: lean; visiten otros blogs, y tómense un momento para dejar un comentario e intercambiar links.


13.- ¿Tienes algo más que desees agregar?

Muchas cosas, pero no quiero abusar del espacio aquí. Visítenme, y lean todo lo que tengo que agregar, y todo lo que ya he agregado, allí.


Dios, Internet no sirve... Voy a utilizar otra cosa. -- Eleazar

Me crucifican y yo debo ser la cruz y los clavos. -- Jorge Luis Borges (El cómplice)

martes, 3 de junio de 2008

Anoche soñé contigo


Anoche soñé contigo...

Caminé por un pasillo hasta llegar a mi habitación. Cerré la puerta tras de mí, deseando verte al entrar, y consiguiéndome con la desilusión de mi soledad.

Salí, y paseé por las calles, frías, húmedas, y solitarias a pesar de estar llenas de gente. Sentía las miradas sobre mí, buscando, prometiendo... Pero ninguna de las miradas salía de tus oscuros ojos de gitana... Ninguna de las miradas se volvía ese vórtice que parecía llenarme de deseo y dejarte sin alma, lleno de ganas de morir en tí.

Derrotado antes de batallar, regresé a mi pasillo, a mi habitación, a mi espacio vacío. Un suave toque en la puerta hizo que la abriera, y allí me tropecé con esos ojos que había buscado toda la noche.

Estabas ahí, con tu gente. Estabas ahí, y yo sabía que era a mí a quien querías mirar. Estabas ahí, y yo sabía que era conmigo con quien querías estar.

Te despediste de mí con un beso, y susurraste a mi corazón un "Volveré. Espérame"... Te ví alejarte por el pasillo, con el corazón lleno de deseo, de gozo, de esperanza, por esa noche que ahora esperaba en lugar de desesperar.

Justo ahí, desperté.

Y desde ese momento me he preguntado si lo que antes tomaba por recuerdos, por realidad, no habrá sido solamente un sueño como el de anoche.

Y mi deseo se convierte en dolor, mientras pienso si esas promesas, la del sueño, la del recuerdo, se cumplirán... Si el sueño, si el recuerdo, se repetirán...


Anoche soñé contigo,
soñé y soñaba
que te tenía aquí en mi lecho,
que te apretaba en mi pecho,
que tu boca me besaba.
-- Rafael Cárdenas (La noche y tú)

I swear
by the moon and the stars in the sky
I'll be there
I swear
like the shadow that's by your side
I'll be there
-- All-4-One (I Swear)

[Sobre los Dragones]
- ¿Dónde trabajan?
- En cuentos de príncipes y princesas.
-- Mil Orillas (Cocinero y Mago)

domingo, 1 de junio de 2008

Cimmeria


Recuerdo
Los bosques oscuros, que ocultaban laderas de sombrías colinas;
el arco plomizo y perenne de las nubes grisáceas;
los oscuros arroyos que fluían en completo silencio.
y los vientos solitarios que susurraban por los pasos.

Paisaje sobre paisaje, colinas sobre colinas,
ladera tras ladera, tapizadas todas de árboles tétricos,
se extiende nuestra severa tierra. Tanto que, cuando un hombre
coronaba un picacho y miraba, cubriéndose los ojos,
no veía sino paisaje sobre paisaje, colina sobre colina
ladera tras ladera, encapuchadas todas, como sus hermanas.

Era una tierra sombría que parecía albergar
todos los vientos, las nubes y los sueños que rehuyen la luz del sol,
de ramas desnudas que estremecían los solitarios vientos,
presidida toda ella por las lúgubres florestas,
que ni alcanzaba a iluminar ese raro visitante, el sol
que cosía sombras menudas a las figuras de los hombres; la llamaban
Cimmeria, tierra de Oscuridad y de profunda Noche.

Fue hace tanto, y tan lejos
que he olvidado el nombre por el que me llamaban.
El hacha y la lanza de punta de piedra son como un sueño,
las cacerías y las guerras, sombras. Recuerdo
solo la quietud de esta tierra sombría;
las nubes que se apiñaban sobre las colinas;
el crepúsculo de los bosques interminables.
Cimmeria, tierra de la Oscuridad y de la Noche.

Oh, alma mía, nacida entre colinas oscuras,
entre nubes y vientos y fantasmas que rehuyen el sol.
¿Cuántas muertes necesitarás para quebrar al fin
esta heredad que me envuelve en la gris
mortaja de los fantasmas? Busco en mi corazón y encuentro a
Cimmeria, tierra de la Oscuridad y de la Noche.


(Cimmeria, por Robert E. Howard. Escrito en Mission, Texas, febrero de 1932; sugerido por la visión de las colinas que se alzan sobre Fredricksburg bajo la neblina de un chaparrón invernal).


La sombra no existe; lo que tú llamas sombra es la luz que no ves. -- Henri Barbusse

Un enemigo tratará y fallará, pero no lo patees mientras esté caído. Mantenerte calmado lo molestará mucho más! -- Horóscopo de Tauro

Tiempo, tú, viejo gitano; no te quedarás quieto, no detendrás tu caravana aunque sea sólo por un día? -- Ralph Hodgson

Todos necesitamos un héroe, alguien que nos dé el ejemplo, y nos diga cómo aguantar un segundo más. Y todos tenemos en nosotros un héroe, que nos mantiene honestos, nos da fuerza, nos hace nobles, y finalmente nos permite morir con orgullo, incluso aunque a veces tenemos que mantenernos fuertes, y dejar de lado aquello que más queremos. Incluso nuestros sueños. -- Tía May (Spider-Man 2)