martes, 29 de julio de 2008

Locura


Me pica la nariz. Esta gente definitivamente no piensa en tí cuando te amarran las manos así. Cómo se supone que me pueda rascar la nariz? Bueno, y mi nariz tampoco piensa en mí cuando me pica. Es una desconsideración de su parte picarme así cuando sabe que no me puedo rascar.

Supongo que podría pedirle ayuda a alguien, pero estoy solo en esta habitación. Aunque, no estamos solos todos? Se puede estar solo en un oceano de gente, o como yo, que estoy acompañado entre estas cuatro paredes por tí. Pero tú no estás, así que no me puedes rascar la nariz.

Estas cuatro paredes son mi mundo, mi hogar, mi cárcel, mi laberinto. Suena como un laberinto pobre, verdad? Es que un laberinto está hecho de muchas puertas y muchas paredes. O de ninguna. Porque un desierto igual es un laberinto. Cómo sales? No lo habías pensado, verdad?

Ni siquiera me dejan tener mis navajas. Como puedo pensar sin mis navajas? La vida acabándose, y yo aquí, sin mis nenas (son mías, malditos!). Bueno, y aunque me las hubieran dejado, con las manos amarradas así, no es que las hubiera podido usar mucho, verdad? Aunque a lo mejor con las navajas ya tendría las manos libres.

Es una forma inútil de pensar, verdad? "Si tuviera algo que no tengo, entonces todo estaría bien". Pero no lo tengo, y no lo voy a tener, así que estoy gastando kilociclos de pensamiento por gusto, sin necesidad y para nada. Y peor aún, es un pensamiento cíclico, donde cada cosa tranca a la otra: Estoy amarrado por no poder usar navajas, y no puedo usar navajas por estar amarrado. Horrible...

Quiero sentir la vida, saben? El sol calentando mi piel, mi corazón latiendo de amor, la emoción de una aventura, el vértigo de un salto en paracaídas... La sanfre fluyendo de mí, o de tí, o de ella, o de quien sea.

Si tan solo pudiera soltar un poquitín mis manos...


Nos quedamos callados demasiado tiempo por el miedo a defraudar, no solo defraudar a la persona que tenemos en frente, sino por el terror que significa defraudarte a ti mismo. -- Busco Novia (Nunca digas Siempre)

Cuando los super-villanos quieren asustarse unos a otros, cuentan historias del Guasón. -- Trickster

Teman a la oscuridad y a las sombras, pues en ellas estamos nosotros. -- Broadside (Transformers: Armada)

Anda, pues resulta que fui yo, con la soga en el estudio. Rápido, enciérrenme, no sea que esté olvidando otro detalle importante, como que me transformo en Hulk. -- Wally jugando Cluedo

jueves, 24 de julio de 2008

Mensaje al Viento


Mandé un mensaje al viento,
un día que necesitaba respuesta,
y le llegó a tres personas.
Las tres que eran las indicadas.

La que quería que respondiera, no respondió.
La que debía responder, tampoco lo hizo.
Y para la única de la que recibí respuesta,
la distancia hizo que de nada sirviera.


Todo beso es siempre un naufragio en la soledad de otra boca. -- Alunizaje

De cerca, nadie es normal. -- Caetano Veloso

lunes, 21 de julio de 2008

La Garganta del Borracho


La ciudad de N'her, a orillas del Anauroch, despertó un día con la visión de un ejército acampando al otro lado de la Garganta.

N'her era la última ciudad que se podía preciar de tal antes de adentrarse en el infernal desierto. A pesar de su obvia importancia comercial y estratégica, siempre había sido un respiro para los viajeros, sin importar su raza o procedencia, tanto al entrar como al salir del reino de las arenas y el sol perennes. Los viajeros que salían del Anauroch y veían la ciudad al otro lado de la Garganta de N'her -un pasillo entre dos formaciones rocosas, mitad natural y mitad labrado, que era la única entrada a la ciudad, completamente rodeada por sus otros tres lados por escarpadas rocas- no podían evitar sonreír, pues sabían que en pocos minutos estarían bebiendo una fría jarra de cerveza en cualquiera de las numerosas posadas de la ciudad.

Por ello N'her siempre había sido respetada en las numerosas guerras ocurridas en los Reinos. Ninguna facción había levantado su mano contra el oasis que representaba la ciudad, y las únicas guerras que había conocido su gente eran guerras ajenas; batallas a las que iban a luchar por honor y respeto al feudo al que pertenecían.

Como ahora.

Hacía pocos días que los hombres de N'her habían salido a la guerra. Cuando llegó el ejército, solo las mujeres, los niños y los viejos estaban en la ciudad. Y fueron esas mujeres, niños y viejos los que compartieron miradas de duda y preocupación, al ver a los soldados formarse ante su urbe.

El ejército estaba formado por casi mil guerreros a pie, a caballo, arqueros y lanceros. Para muchos grandes reinos, era un ejército irrisorio; para N'her, era un enemigo imbatible.

Los sitiadores no buscaban realmente a N'her. Tenían que atravesar Anauroch para participar en la misma guerra en la que participarían los N'herianos, pero del lado contrario. En situaciones normales, habrían entrado al desierto tratando de no ser vistos desde la ciudad, pero esta no era una de esas situaciones.

Por capricho de los dioses, por razones que no vale la pena contar en esta historia, el ejército no tenía provisiones para atravesar el desierto e ir a cumplir con su deber.

Esperaban tomar esas provisiones de N'her, por la fuerza, al no existir otra opción. Fué por eso que sitiaron la ciudad y, luego de unas cortas negociaciones que habían nacido con la seguridad de morir, atacaron la ciudad.

En N'her -además de las mujeres, niños y viejos- también vivía un borracho. Un antigüo guerrero que en su época había luchado, ganado y perdido, pero que en la actualidad sólo vivía para beber y olvidar. El día del inicio del ataque, el borracho agarró su antigua espada, rota, mellada y sin lustre, y salió de la ciudad con el paso inseguro de quien perdió la batalla contra el alcohol hace mucho tiempo.

En una mano insegura pero decidida, sostenía su espada. En la otra, su botella. Y en el pecho, una razón.

Poco después de la salida del borracho, la Garganta de N'her resonó. Las trompetas marcaron el ataque, y la caballería avanzó, trotando en formación. No era un ataque, pues aún desprotegidas, las murallas y las puertas de N'her eran un obstáculo insalvable para los caballos; realmente era una última demostración de fuerzas antes de que los arqueros -que iban avanzando justo tras ellos- iniciaran su ataque: flechas incendiarias caerían sobre la ciudad si sus habitantes no abrían sus puertas al avance de los caballeros.

El borracho se situó junto a una gran piedra que los mineros que abrieron la Garganta habían respetado. Decían que su figura representaba la libertad y la seguridad de la ciudad, aunque para muchos sólo era la prueba de que incluso los mejores artistas de la piedra tenían a veces caprichos, o momentos de mal gusto. Sin nada en qué ocupar su mente, esperó tratando de no desesperar. Una muda plegaria llenó su confuso cerebro.

"Señora, -se dirigió a una diosa desconocida- no tengo nada que ofrecerte. Mi vida no vale nada, y realmente no me importa perderla, por lo que no te insultaré ofreciéndotela. Pero no quiero que N'her caiga, y todo lo que queda para defenderla es que el cable sirva. Por favor, haz que no falle, y te pagaré con lo único que aún tiene alguna importancia para mí".

La distancia se redujo. Los caballeros, seguidos de los arqueros, llegaron a la mitad de la garganta, y luego a las tres cuartas partes del recorrido... A la cabeza, algunos caballeros con estandartes -con seguridad capitanes reconocidos, a quienes se les había reservado el dudoso honor de entrar a la cabeza de la columna de vencedores- confiaban en que los habitantes de la ciudad abrieran las puertas y los dejaran abastecerse, pues a pesar de estar dispuestos a acabar con la ciudad, no les agradaba tener que matar a ciudadanos indefensos.

Cruzaron la línea -imaginaria pero tan real como la vida y la muerte- que señalaba el alcance de las flechas de ambos bandos. Sin apenas esperar, unas tímidas saetas provenientes de la ciudad cayeron sobre los atacantes, indicando que la ciudad no se rendiría. Los caballeros se detuvieron y se protegieron con sus escudos; algunos gritos -y relinchos- de dolor se extendieron entre sus filas, pero fueron tan pocos que sólo sirvieron para preocupar más a los defensores.

Los arqueros del bando atacante colocaron las flechas en sus arcos y atacaron los muros con preocupante efectividad: gritos de dolor se escucharon desde la ciudad. Incluso algunos arqueros trataron de hacer blanco sobre el borracho, a quien la piedra protegió de una muerte segura.

Mientras algunos arqueros mantenían a los defensores a raya, el grueso del grupo encendió flechas untadas en brea, que serían las encargadas de conseguir la primera de sus victorias en esta guerra no buscada.

Esa fué la señal del borracho. Sabiendo que no había otra solución, cortó una gruesa cuerda que estaba a sus pies, en la roca, disimulada con gran habilidad por aquellos artistas olvidados que dieron nacimiento a la ciudad. Hubiera deseado que hubiera sido un corte limpio, elegante, digno de la historia que podría cantar un bardo, pero en realidad tuvo que dar varios golpes hasta que la espada abrió camino a través de la vieja pero resistente soga.

Al instante se escuchó una nota discordante, y luego un estruendo que recorrió la Garganta, desde la ciudad hasta la salida, como si miles de fantasmas clamaran por venganza a sus asesinos.

Ante la mirada asombrada de ambos bandos, las paredes de roca se desconcharon en línea recta, más o menos a un metro de separación del piso...

Un cable, una soga de casi cinco centímetros de diámetro, entretejida por cientos de hilillos del mejor metal que pudieron conseguir los habitantes de N'her hace una decena de años, se tensó al liberarse los contrapesos que lo mantenían en su sitio. Era una de las mayores obras de arte de la ingeniería en esa parte de los Reinos, y había sido celosa y prudentemente mantenida en secreto por aquellos habitantes que conocían de su existencia.

El cable, saliendo de ambas paredes de roca, se disparó a toda velocidad desde poco más allá de la piedra del borracho, barriendo la Garganta de principio a fin. Carne y huesos, hombres y caballos, armas y armaduras, acero y cuero, todo se destrozó al paso del cable.

Los primeros soldados vieron el cable avanzando a toda velocidad hacia ellos, y algunos reaccionaron lo bastante rápido como para tratar de huír, pero los otros caballeros, y los arqueros entre ellos, dificultaron su maniobra. Los pocos que pudieron iniciar una carga desesperada en dirección a la salida empujaron y hasta pisotearon a sus camaradas, en un intento inútil de salvar la vida. Los más ágiles se lanzaron pecho a tierra, prefiriendo tratar de evitar ser aplastados por su propio ejército, sabiendo que no le ganarían al cable.

La mayoría de los soldados ni siquiera se enteraron de qué ocurrió...

Cuando el ruido y la sangre terminaron de posarse en el suelo de la Garganta, los espectadores vieron un espectáculo terrible, pero que hizo que un grito de júbilo saliera de la garganta y el corazón de cada habitante de N'her: cientos de destrozados cuerpos de soldados enemigos cubrían el terreno. La mayoría de los sobrevivientes, solos o cargando a algún herido, huyeron tan rápido como pudieron hacia la salida de la Garganta. Los pocos arqueros que, confundidos pero recordando su misión inicial, trataron de atacar la ciudad, murieron prontamente ante las flechas de los defensores, que con facilidad apagaron los pocos fuegos que los atacantes lograron encender. Pronto, sólo el borracho, con las piernas temblorosas por lo que había hecho, y ocupado en darle rápido final a los heridos con su arma, conservaba su vida en la Garganta de N'her...

Antes de que pasara una hora, una solitaria figura a caballo se adentró por el pasaje. Su trabajada armadura y el estandarte que portaba inidicaban que era el comandante del ejército. Recorrió al trote, bajo la espectación de ambos frentes, toda la distancia que lo separaba de la ciudad, hasta quedar a una decena de metros del borracho que, aún, se apoyaba en la roca.

El caballero se quitó el casco, mostrando una figura con las sienes encanecidas, pero con porte que demostraba que era líder de hombres. Sin bajarse del caballo, miró al borracho, luego a las paredes, y por último a los cuerpos de sus soldados caídos.

"Una trampa aterradora", dijo con frialdad.

"Pero eficaz" arrastró las sílabas el borracho. "Situaciones desesperadas requieren soluciones desesperadas, mi señor", agregó, mientras se acercaba al caballero, espada y botella en mano.

"Aún sabiendo que existe, no tenemos forma de saber si hay o no más monstruosidades como esa en el pasaje. Jamás, en todos mis años de guerra, había visto algo tan monstruoso... Y efectivo".

"Gracias, creo", dijo con voz pastosa el hombre a pie. "Gusta?" dijo, mientras le tendía la botella al oficial.

"Sí. Nunca he necesitado un trago tanto como hoy", indicó con la cara descompuesta el caballero. Se estiró hasta agarrar la botella de entre las manos del borracho, y tomó un largo trago de su contenido. Una mueca de deformó su rostro, al sentir que el alcohol quemaba su gaznate, pero luego de pasado el calor, tomó un segundo trago.

Al ir a devolverle la botella a su oponente, el ser insignificante que había sido la mano del destino, la espada que había acabado con sus esperanzas de poder cruzar el desierto, éste negó con la cabeza, y no aceptó la oferta. "Gracias", dijo con una mueca que pretendió ser una sonrisa, "pero llévesela. Acabo de dejar el vicio".

El soldado lo miró un momento más, luego levantó su mirada hasta la gente que estaba asomada en el borde de los muros, y sin decir palabra, hizo que su caballo se volteara y comenzara a trotar en dirección a la salida de la garganta rocosa por la que había entrado sólo minutos antes.

Nunca, durante el resto de su vida, olvidaría aquel día. El día en que falló a su compromiso de unirse al ejército de su feudo; el día en que una ciudad sin soldados se resistió a su avance; el día en que un borrachín acabó con gran parte de su ejército.

El día en que recorrió la Garganta de N'her como un guerrero derrotado, sintiendo que había perdido su última batalla antes de comenzarla, mientras los gritos de alegría de los habitantes de N'her resonaban en sus tímpanos, llenándolo todo...


No necesito amigos, y mucho menos enemigos. -- Slag (Dinobot)

Los héroes se encuentran siempre en ambos lados de una guerra.

Más vale morir de pie, que vivir de rodillas. -- Dolores Ibarruri, "La Pasionaria"

viernes, 18 de julio de 2008

Backgabilidades


- Qué hacen?

- Jugamos Backgammon.

- Quién va ganando?

- Depende de si logra sacar su ficha de la casa. Necesita un 4, un 5 o un 6 en los dados para salir.

- Ah, o sea que tiene 50% de chance de salir?

- No. Son dos dados. Es más como un 75% de chance de salir.

- Ah? No tiene sentido. No digas burradas, pequeño!

- Siempre es un placer discutir contigo.

- Es en serio! A no ser que sean dados de 20 caras.

- No, son dos dados de seis caras. Si fueran de veinte caras, habría menos chance, no más.

- No comparto la opinión... Déjame que saco cuentas...

- Te ahorro las cuentas: Cuántos resultados distintos hay para dos dados de seis caras?

- Si son distintos, seis por seis, treinta y seis resultados.

- Chévere. Ahora, cuántos resultados hay con los que no pueda salir de la casa?

- Los que no tengan 4, 5 o 6.

- O sea, todos los que tengan 1, 2 y 3. Para dos dados, eso es 3 x 3 = 9 resultados.

- Ajá.

- De forma similar, son nueve los resultados que tienen sólo 4, 5 y 6. Es decir, que tenemos 9 chances en 36 (simplificando, 1/4. O sea, 25% de chance de sacar sólo 1, 2 y 3, y 25% de chance de sacar sólo 4, 5 y 6). Nos queda 50% de las opciones por analizar, y a juro, son opciones que no están en ninguna de las anteriores.

- No tiene sentido. A juro he de estar en 1, 2 y 3, o en 4, 5 y 6.

- Fíjate que esos son los chances de tener SOLO 1, 2 y 3, o SOLO 4, 5 y 6. O sea, los 50% restantes son las opciones en las cuales sacas un 1, 2 o 3 y un 4, 5 o 6.

- Ah, cierto...

- Y, si sacaste un 4, 5 o 6, ya te sirve para salir de la casa, sin importar lo que esté en el otro dado. Así, las opciones con las que puedes salir de la casa son 25% de sacar sólo 4, 5 y 6, más 50% de sacar un 4, 5 o 6 y algún otro número que no sean esos. Total total, 75%. O sea, lo más seguro es que salga de la casa!

- Diantres! Déjame consultarlo con la almohada!

- Tu almohada sabe de probabilidades?

- Necio!


Cuanto más inteligente, profunda y sensible es una persona, más probabilidades tiene de cruzarse con la tristeza. -- Alejandro Dolina

Cuando se trabaja limpio por las cosas no piensas en la factibilidad que existe de que te equivoques... -- LA muJer sIN SaNGre (Quizás.....sí y sólo Quizás)

En algun lado leí que, efectivamente,
lo justo y lo correcto no son lo mismo,
dado que si alguien te metiera el dedo en el culo
probablemente te quedaría justo,
pero definitivamente no sería correcto!

martes, 15 de julio de 2008

Los Colores de la Magia


La mayoría de los hechizos pertenecen a uno de los cinco Colores de la Magia. Dichos colores forman un pentágono llamado "El Pentágono de los Colores". Comenzando desde arriba, en el sentido de las agujas del reloj, los colores son: Blanco, Azul, Negro, Rojo y Verde. Para poder crear un hechizo de un color en particular es necesario pooseer Maná de dicho color, el cual es extraído -normalmente- de una de las tierras en las que dicho Color de Magia se encuentre. Dichas tierras son, respectivamente, Planicies, Islas, Pantanos, Montañas y Bosques.

El equilibrio entre los cinco colores es uno de los aspectos más relevantes de los mismos. Cada uno de ellos tiene fortalezas y debilidades que hacen que cada color represente un estilo de Magia totalmente distinto.

Blanco es el color del orden, la organización, la pureza, el balance, la ley, la justicia, la comunidad, lo correcto y la luz, aunque no necesariamente refleja el aspecto "bueno" de ellos, puesto que -por ejemplo- las leyes y las creencias tras ellas pueden estar equivocadas. Las fortalezas del Blanco residen en la curación, en proteger a sus -normalmente pequeñas- criaturas, en imponer restricciones a los otros Magos, en remover encantamientos, y en igualar las condiciones. Sus debilidades incluyen la imposibilidad de destruir criaturas, causar daño, generar grandes cambios, y en el hecho de que sus hechizos más poderosos afectan por igual a todos.

Azul es el color del conocimiento, de las ilusiones, de la razón, de los sueños, del ingenio, de la manipulación, y del engaño, así como de los elementos clásicos del Aire y del Agua. Los hechizos azules permiten al Mago obtener más hechizos, apoderarse de las criaturas y objetos de los otros Magos, y romper y deshacer sus llamadas. Las criaturas llamadas con Magia Azul son engañosas y precisas; a menudo se ven más débiles que las llamadas con otros colores, pero normalmente poseen habilidades especiales como el vuelo. Las debilidades del Azul incluyen su limitada capacidad de oponerse a sus enemigos una vez que han iniciado el ataque, sus débiles criaturas, y su gran necesidad de Maná.

Negro es el color de la muerte, de la oscuridad, de la desesperación, de la plaga, del egoismo, de la ambición, de la avaricia, de la corrupción y de la amoralidad, aunque no necesariamente desde un punto de vista "malo". Los hechizos Negros son los mejores matando criaturas, haciendo que los Magos enemigos pierdan hechizos, y haciendo que criaturas que hayan muerto vuelvan a la vida. Negro es el color más flexible desde muchos ángulos, por su capacidad para crear muchos efectos inusuales. Sin embargo, la Magia Negra a menudo requiere sacrificios para obtener mayor poder. Las principales debilidades de la Magia Negra son su tendencia a causarle daño al Mago que la usa para obtener ventajas, una incapacidad casi total para destruir encantamientos y artefactos, y sus dificultades para eliminar criaturas no-muertas.

Rojo es el color del caos, de la destrucción, de la guerra, del arte, de la pasión y de la furia, así como del rayo y de los elementos clásicos del Fuego y de la Tierra, aunque el dominio de esta última lo comparte con la Magia Verde, dominando la Magia Roja aquellos aspectos de la Tierra que no tienen vida propia, como las rocas. La Magia Roja es la mejor para destruir tierras, obtener poder a corto plazo, y dañar a otras criaturas y Magos; también posee el más vasto arsenal de hechizos con efectos aleatorios. Sus debilidades incluyen su incapacidad para destruir encantamientos, su naturaleza auto-destructiva, y su poco aumento de poder a largo plazo.

Verde es el color de la vida, la naturaleza, el crecimiento, el instinto y la interdependencia. Sus criaturas son las más poderosas de entre todos los colores, y este color las puede volver aún más poderosas. La Magia Verde es excelente a la hora de destruir artefactos y encantamientos, alargar la vida de un Mago, y aumentar sus capacidades de generación de Maná. Sin embargo, tiene dificultades para eliminar criaturas enemigas, y no posee mucha variedad de hechizos ofensivos; basa casi todo su ataque en su creación de criaturas. Más aún, comparte con la Magia Roja su falta de seres voladores, quizás por su afinidad con la parte orgánica del elemento Tierra.

Los dos colores adyacentes en el Pentágono de los Colores son considerados aliados el uno del otro, y un Mago que domine dos colores aliados tendrá la ventaja de dominar las habilidades complementarias de los mismos. Los dos colores no-adyacentes en el Pentágono son considerados enemigos, y sus hechizos son de naturalezas opuestas, por lo que raramente un Mago logrará dominarlos.

Los cinco Colores de la Magia forman casi todo lo existente en la creación, incluyendo -al unirse y mezclarse- los más poderosos hechizos y criaturas: los formados por Magia Dorada, seres y encantamientos de leyenda. Solamente un tipo de creaciones existen más allá del mundo del Pentágono, sin rendirle pleitesía a ninguno de los colores: los Artefactos. Objetos, Golems, criaturas mecánicas movidas por antigüa Magia sin color que cobran vida para ser usados por cualquier Mago, aumentando sus poderes sin importar el color de su túnica.

Pero recordemos algo: sin importar a qué color sirva cada Mago, o qué Magia halla llamado a qué criatura; sin importar si usa uno o varios colores, aliados o enemigos, por separado o unidos; sin importar que sea un ser orgánico o un artefacto movido por Magia... Recordemos que, sin importar nada de esto, siempre uno de los Magos ganará, y el otro será otro cuerpo a animar por algún necromante, otro rizo de humo entre los planos que se deshará rápidamente...


Todas las irregularidades serán resueltas por las fuerzas que controlan cada dimensión; los elementos transuránicos no pueden ser utilizados en dimensiones donde haya vida. Los pesos atómicos medios están disponibles: Oro, Plomo, Cobre, Azabache, Diamante, Radio, Zafiro, Plata y Acero. Zafiro y Acero han sido asignados. -- Zafiro y Acero

domingo, 6 de julio de 2008

La Tortuga y la Liebre


Este escrito va de lenguajes de programación, por lo que es algo geek. Solo doy algunas opiniones y reflexiones, y ni por asomo pretendo llegar al nivel de una discusión entre Rafael y Eduardo al respecto, pero el caso es que si no eres un computista, quizás prefieras no leerlo.

ok, ya hablé. Considérate avisado.

No me considero un especialista en Java, a pesar de que me gano la vida con él. Conozco las bases, las no-bases, y uno que otro truco o misterio que solo los iniciados son dignos de conocer, pero de ahí a considerarme poseedor de los secretos, guardián de las llaves, y señor del baile, hay un trecho.

Y, sinceramente, opino que desconozco muchas, muchas, muchas cosas de ese lenguaje que me da el pan mío de cada día.

Aún a pesar de ello, me hierve la sangre cada vez que alguien sale con la conocida cancioncita de "C es más rápido que Java", con ese tonillo de saberse poseedor de la verdad universal, y de que si todos aceptaran la velocidad de C, el mundo sería un lugar mejor.

(Entre eso y "Unix es mejor que Windows", en verdad que ya no vale la pena tener una discusión en ambientes computistas...)

Y no es que no acepte que C no sea más rápido que Java. C es un lenguaje de programación que habla el mismo idioma que la máquina en la que corre; lo habla tan bien, que la puede convencer hasta de volarse la tapa de los sesos, si al programador le da por ahí. Java en cambio monta una capa intermedia, ganando así la habilidad de poliglotismo, independencia y salvaguarda del patrimonio nacional, pero lógicamente metiendo más intermediarios en la traducción de idiomas usados, lo que a simple vista ya dice que debería correr algo más lento.

Por ello, puedo aceptar que lo que en C corre en un minuto, a Java le requiera un minuto y un segundo para ejecutarse. Pero de ahí a pensar que necesitará dos minutos o dos horas, hay un trecho. Y esa es precisamente la opinión de los miembros de la iglesia de C.

Lo que más risa me da del asunto es que ninguna de las personas con las que he hablado -ni yo, lo acepto- se han tomado la molestia de escribir el mismo programa en ambos lenguajes para, al menos, tratar de hablar con conocimiento de causa.

(Lo cual, acoto, seguramente sería bastante inútil, porque siempre quedaría la duda del "lo habré hecho bien" o "lo habré configurado para que vaya rápido?". Sigue leyendo para que veas).

Es difícil, sí, juzgar la "velocidad" de un lenguaje de programación con un simple programita. Dependería de la habilidad del programador en ambos lenguajes, o de la buena voluntad de los implicados si dos personas distintas hacen los programas. Habría que tomar en cuenta si se permitirá cierto caching o no, o si el programa no será escalable por culpa de los manejos hechos para que corra más rápido. Y las posibles opciones de compilación y corrida? Hasta el hecho de con qué compilador compilamos! Hay una larga, largísima, casi interminable lista de cosas a tomar en cuenta, pero al menos, si probamos, tendremos una base para despotricar, no?

Para todos aquellos que odian a Java (que, normalmente, son los que aman C), Java es una tortuga. Un lenguaje indigno de llamarse tal, quizás porque evita que se puedan dar un tiro en el pie, o quizás porque... No lo sé. El caso es que, cada día más, Java va siendo aceptado por los conocedores como un lenguaje rápido. Más aún (tiemblen), se dice que Java 1.6 es incluso más rápido que C. Claro, lo dicen amantes de Java.

Veámoslo así: Se han fijado que cada vez que un programa en Java corre lento, se culpa a Java? Pero cuando un programa en C corre lento, se culpa a la red. Por qué la mala fama?

Creo que el problema podría ser incluso edades: C es veinte años mayor que Java, y fué el líder indiscutible hasta que éste llegó. Es natural que haya sido trabajado al derecho y al revés en esa época. Java ni siquiera tiene veinte años en el mercado, mucho menos en los centros de enseñanza... Así que tenemos que Java es un poco como el Dominó o el Ajedrez: mucha gente sabe poner o mover las piezas, y por ello creen saber jugar.

Y, creo yo, es por ello que normalmente un sentimiento de lentitud es asociado a los programas en Java, justa o injustamente.

Soy de la opinión de que se dice que Java es lento porque normalmente los desarrolladores Java tienden a no hacer las cosas bien. Y no me refiero solo a generar bytecode en Java, o configurar la máquina virtual para mejorar su rendimiento, sino a conocer el detalle de la herramienta, para poder elegir correctamente entre Vector, ArrayList o arreglo.

En lo personal, a veces he mejorado procesos en Java de formas asombrosas, y como les dije, no me considero un especialista... Pero es que hay mucha gente peor que yo. Hace algún tiempo, con un cambio tonto, bajé la duración de un proceso de diez minutos a menos de un minuto. Como parte de la mejora de un proceso masivo, hemos hecho que el tiempo en el que cada unidad de trabajo es procesada baje de seis minutos a una por segundo...

Es sólo cuestión de proponérselo.

Tristemente, hoy en día cualquiera "programa", cualquiera escribe en internet, y cualquiera da hay opiniones tan "sólidas" y "pensadas" como que "velocidad de desarrollo es mejor que velocidad de ejecución", o que hay código que en Java corre en un segundo, y en C en un mes (Genio, no has pensado que quizás la optimización del compilador elimina cosas inútiles como tus ciclos vacíos?).

Java se encarga de muchas cosas engorrosas del proceso de programación. Eso tiene cosas buenas y malas. Buenas, como el hecho de que permite que te concentres en lo que importa, por lo que se dice que en general se codifica más rápido en Java que en C. Malas, como el hecho de que asumes muchas cosas y te olvidas de hacerlas bien.

Insisto: Java no es lo más rápido, pero tampoco es notablemente lento. Y el detalle es que, sea más rápido o no lo sea, lo importante -considero yo- es que aceptemos tres cosas: Primero, espero que de ahora en adelante al menos se tomen la molestia de probar antes de hablar. Segundo, la velocidad de Java es comparable a la de C; en efecto, para cualquier desarrollo excepto los más rebuscados, la velocidad ya no es un factor de decisión al tratar de elegir entre ellos. Y tercero, si programas similares tienen diferencias notorias en velocidad entre uno y otro lenguaje, lo más probable es que se deba a la inexperiencia del desarrollador.

No olviden la frase de papá Weinberg: casi con total seguridad, el problema es la gente. Siempre.


Aquí les dejo unos linkcitos a los interesados. Algunos son interesantes, y otros son rebuznos. Diviértanse averigüando cuál es cuál.

viernes, 4 de julio de 2008

Santo Cachón


La noche me agarró tendido en cojines y puffs, hablando con dos amigas, iluminados por velas y arrullados por el murmullo de las conversaciones que nos rodeaban. La oscuridad reinante, y el mismo ambiente, daban una falsa sensación de soledad, de privacía, que provocaban las ganas de hablar, preguntar, y confesar.

Sin previo aviso, Ysis tomó un sorbo de su trago y preguntó:

- Has montado cachos?

Sonreí con esa sonrisa que en mi imaginación veo como una sonrisa cool, de "todo está bajo control", y sorbí un poco de mi copa de vino tinto, antes de responder.

- En verdad quieres saber? -dije, sin abandonar la sonrisa.

- Sí. Quiero conocerte mejor, y me da bastante curiosidad.

- jajaja! ok, ok... Primero, qué es montar cachos?

- Típico de los hombres! -saltó Hanna- No desvíes la conversación.

- No, pregunto en serio! Miren... Qué es montar cachos? Tener sexo con otra persona distinta a tu pareja?

- Claro -dijeron al unísono.

- Yo no lo veo así. Y si es sólo físico?

- Casi nunca es "sólo físico". -respondió Ysis- Además, igual es engañar.

- Estoy de acuerdo, pero no voy por ahí. Me refiero, si el sexo en ese caso es "sólo físico" (véanlo como "masturbación asistida", si quieren), entonces no sería peor, más cachístico, un beso?

- Bueno, sí. Es que un beso también es un cacho -dijo Hanna.

- hmmm... Yo no lo veo así. Un beso no sería "cachos", estrictamente hablando... No? -respondió, con voz dudosa, Ysis.

- Para mí -respondí- sí. Pero antes de entrar en profundidades, déjenme hacer otra pregunta: Y si el beso es "sólo físico", o de cariño, etc, no sería peor pensar en esa persona? Tenerla tan adentro en tu sentir y en tu pensar que no le brindes a tu pareja el espacio que deberías?

- Así como lo pones, sí -dijo Ysis.

- Entonces, repito, qué es montar cachos?

El silencio se extendió sobre el grupo, mientras las chicas sorbían de sus bebidas y pensaban. Al final, Hanna se arriesgó.

- Es hacer algo que, si tu pareja se enterara, le dolería. Es hacer algo que -obviamente- no le dirás, y que tratarás de que no se entere.

- Estoy de acuerdo. -respondí- Y añado que, si piensas que está mal, si tienes dudas de si es cachos o no, entonces seguramente lo sean.

- Si una pareja es tan liberal -agregó Ysis- como para hacer el amor con otras personas, perfecto. Ahí no hay cachos.

- De acuerdo. -comenté- Pero si uno de los dos es liberal, y el otro no, es cachos. No disimules, no te engañes con eso.

- ok, ahora... Has montado cachos?

- En verdad quieres saber?

- jajaja! Eres imposible! No lo sé... Bueno, montarías?

- Creo que depende de la persona, sabes?

- Con quién sí? -preguntó Ysis, que a esas alturas dominaba la conversación, en plan de entrevistadora. No sabía si lo hacía por curiosidad, por conocerme, por algún interés morboso, o porque sentía alguna fascinación oculta hacia mí.

- Angelina.

Ambas rieron, y Hanna me dió un golpecito en el brazo.

- Bobo, en serio.

- Nah, no te diré. Pero baste decir que ella lo sabe. Ahora, si me disculpan...

El servicio no había estado muy inspirado hasta ese momento, y nuestras provisiones alcohólicas habían escaseado, por lo que me paré a pedir otra botella de vino para Hanna y para mí, y otro trago para Ysis, así como algo para picar mientras charlábamos. Volví a sentarme en mi puesto, y las chicas sonrieron con mirada cómplice...

- Haz hecho algo para que pase? -atacó Ysis.

- No.

- Por?

- Ella tiene una vida. No sé si me quiere en ella, o si necesita lo que puedo brindarle... No sé si estaría de acuerdo en estar conmigo, aunque fuera por una noche, o si se horrorizaría. No sé si le puedo hacer más mal que bien.

- Piensas demasiado. - dijo Hanna.

- Lo sé... Pero ella sabe lo que siento y lo que quiero. Sabe que estaré ahí para ella.

Otra vez nos quedamos en silencio un momento, cada quien jugando con su bebida y perdido en sus pensamientos y en sus recuerdos. Cada persona es una historia en sí misma...

Fué Ysis, una vez más, quien rompió el silencio.

- Sabes? -dijo- Hablando en serio, no entiendo por qué la gente monta cachos. O sea, si te gusta tu pareja, bien. Si no te gusta, déjala y listo. Por qué engañar?

- Cuánto tiempo tienes con tu pareja? -preguntó Hanna.

- Casi dos años, ya. -respondió Ysis.

- En ese tiempo aún no te ha dado chance de aburrirte de la persona, -siguió Hanna- de la relación. Aún no has tenido opción de sentir nostalgia por "salir de cacería", como yo lo llamo. Aún no has sentido que ya conoces todo de tu pareja, o que la pasión está cediendo a la costumbre.

- Entiendo... Pero con mi pareja anterior estuve más tiempo!

- Y terminaste con esa persona. Cuando la relación te agobió, o cuando te aburriste, o cuando extrañaste algo más, por lo que fuera, decidiste terminar.

- Pero no todos pueden terminar una relación así como así. -sentencié yo- Además, para las mujeres siempre es más fácil.

- Machista!

- jajaja! Es verdad! Es cuestión de oportunidades... Mira: Tú eres una mujer hermosa, y estás acostumbrada a que estén tras de tí. Seguro que no puedes salir a la calle sin que te piropeen, y capaz que incluso te molesta que lo hagan. Pero no todos han vivido una vida así. Los hay feos, o tímidos, o con una imagen por mantener.

- Feas no hay?

- Sí, claro. Pero estoy hablando desde mi punto de vista. A efectos de esta discusión, no importa el género.

- Bueno, aunque los hombres son más bichos, y siempre habrá el que piense que "quien coge fea, coge doble". -bromeó Hanna.

- Y si coges viejas, más chévere, porque tiran como si esa fuera la última vez... Y a lo mejor lo es! -no pude evitar agregar.

- COCHINO! -dijeron a coro, antes de estallar en carcajadas.

- jejeje... Volviendo al punto: Solo una vez me han piropeado en la calle, y lo triste de la vaina es que fué un marico. Y te sorprendería la cantidad de mujeres que se olvidan de que soy humano, que soy hombre, que tengo deseos... O sea, es bueno que tengas la confianza de la gente, que te sepan bueno, pero a veces desearías que alguien te mirara de otra forma.

- Sí. Que alguien te mirara como mujer, y no como otro amigo... -agregó Ysis, con la mirada extraviada.

- Imagino que sí... Hay gente que, sólo por el hecho de que alguien demostrara que lo encuentra atractivo, caerían. Que no saben cómo reaccionar ante un piropo, o una invitación sexual directa, por el simple hecho de que nunca les ha ocurrido.

- Sí, creo que entiendo el punto. -concluyó Ysis- Pero, en definitiva: lo harías o no?

- Qué cosa?

- Montar cachos.

- jajaja! Y sigues? Ya te dije: Creo que depende de la persona, el momento, y mi situación en ese caso. Lo que sí te puedo afirmar es que, al menos, sabría que lo estoy haciendo. No me engañaria a mí mismo con el "es solo físico", o algo por el estilo.

Ysis comentó por lo bajo un "Interesante...", y se levantó de la mesa a hacer refill de nuestras reservas espirituosas, que para ese momento, y dado la atención que nos prestaban los mesoneros -o nosotros a ellos- estaban bastante mermadas. Hanna me miró, y pensativa, preguntó:

- Depende de la persona?

- Depende.

- No me dirás a mí tampoco con quién lo harías?

La miré, con una media sonrisa en el rostro, y a pesar mío, agregué:

- A tí te lo puedo decir, pero no tengo por qué. Tú ya sabes con quién...

Esta vez fué ella la que dibujó una media sonrisa. Y como siempre, no supe si fué de alegría o de tristeza...


Haz labor social. Cógete a un feo. -- Gorka

Un hombre no es honesto solo porque no haya tenido nunca la oportunidad de robar. -- Proverbio Yiddish

La oportunidad se deja alcanzar sólo por quienes la persiguen. -- H. Jackson Brown

La cadena del matrimonio pesa tanto, que se necesitan dos, y muchas veces tres, para llevarla. -- Alejandro Dumas, hijo

Es mucho más fácil quedar bien como amante que como marido; porque es mucho más fácil ser oportuno e ingenioso de vez en cuando que todos los días. -- Balzac

Mientras me recuerdes en tu corazón, seguiré existiendo en tu mente. -- Lua

miércoles, 2 de julio de 2008

Puestos Azules


Creo que soy bastante caballero, al menos según los parámetros de hoy en día. Trato de ceder el paso y el puesto a las mujeres cuando puedo, y en general las trato de forma preferencial.

Sin embargo, como no soy machista, opino que las mujeres tienen los mismos derechos y deberes que los hombres, por lo que si veo una chica joven con la que no tengo ninguna intención oculta, lo más probable es que no le ceda el puesto (si le cediera el puesto a toda mujer, nunca viajaría sentado. Y seamos sinceros: ustedes usan tacones altos porque así lo deciden!).

Si es una mujer mayor -u hombre, aunque estos normalmente se hacen los machitos y no lo aceptan- o subida de peso, un invidente, un cojo, un enmuletado o enyesado, una mujer embarazada, alguien cargando un niño, incluso una persona cargada de paquetes o con una caja de torta en las manos, lo más seguro es que les ceda mi puesto.

Pero al parecer, no todos piensan así.

Cada día llevo a Asier a la guardería en Metro, y normalmente lo cargo al entrar al vagón, para que no se caiga o lo atropellen. Ahora que he tenido el chance de ver la vida desde el lado de aquellos a los que le ceden -a veces- el puesto, he notado que los sentados normalmente son una mierda: simulan dormir, evitan la mirada, se hacen los locos... He llegado a recorren 10 estaciones (más o menos unos veinte o treinta minutos, parado en un vagón en movimiento con quince kilos de bebé encaramados encima). Y a veces me ha salvado no la amabilidad de una persona sentada, sino la arrechera de alguien de pie: "Pero bueno! Aquí hay un señor de pié con un bebé! No le van a dar el puesto?".

El hecho de darles el puesto a aquellos con "movilidad reducida" (me gusta la expresión. No es peyorativa como "inválido", y expresa bien la idea) no es cuestión de caballerosidad, o de que vayan cómodos. Un ciego puede ir tan parado como aquel que ve bien (esto no es del todo cierto con las embarazadas y los ancianos, pero entienden el punto, verdad?).

El hecho de darles el puesto es simple cuestión de seguridad. La idea es que si el Metro tiene un accidente, aquellos que saldrán más perjudicados son los que vayan de pie, puesto que tienen menos cosas que lo protejan, caerán unos sobre otros, etc. Por ello, aquellos que sean menos aptos para reaccionar bien en esa situación, como los ancianos o los inválidos, o aquellos que puedan resultar más lastimados, como las embarazadas o ancianos, deberían estar sentados.

Es por ello, asumo, que la gente del Metro decidió crear los puestos preferenciales, para tratar de animar a los usuarios a darles su puesto a aquellos que lo necesitan más. Para los que no lo sepan, dichos puestos preferenciales son unos asientos pintados de azul -en lugar del naranja apagado de los asientos normales- que supuestamente deben estar reservados para los viejos, incapacitados y embarazadas. O sea, si vas en un puesto azul, y ves a uno de ellos, párate.

Para muchos, la creación de los puestos preferenciales en el Metro es un avance. Para mí, es solo una marca del retroceso que tenemos.

Dichos puestos no expresan que seamos tan evolucionados que tomemos en cuenta a esas personas, no. Lo que dice es que somos tan animales que deben ponernos asienticos de otro color para tratar de que llevemos en la mente el hecho de que debemos cederles el puesto a ellos. Decir que los asientos azules deben ser cedidos es reconocer que los demás no deben cederse, o que está bien que no se cedan...

Y lo que más me entristece no es que el animal mental que tenemos necesite que le marquen los asientos de otro color para que piense en ponerse de pie por alquien más (y necesita también que le marquen flechitas en el piso para que entren y salgan de forma ordenada, ya que en ello estamos), sino que ni con asientos azules, fucsias o fluorescentes logramos que la gente ceda el puesto.

Súbete cualquier día a uno de los vagones del área preferencial y verás que, si bien hay más personas de movilidad reducida sentados, también hay muchos de pie. Esto es porque (a) aún hay gente sentada que no se da por aludida y no cede el puesto, y (b) al ir todos los viejitos a la zona azul, llega un momento en que se copa, y nadie se para a ceder el puesto a otro porque tendrían que ver quién tiene más años, achaques o arrugas. Un efecto secundario en el que no pensaron al pintar los asienticos: ahora hay más viejos de pie, porque todos se amapuchan en el área azul.

No solo eso, sino que gente muy cercana a mí -a mí aún no me ha pasado- ha visto peleas en el vagón -incluso a punto de sacar una pistola- para demostrar que "yo pagué mi boleto, por lo que este asiento es mío, y no tengo por qué dárselo a nadie! Tengo los mismos derechos!".

Definitivamente, los derechos no deberían ser un derecho: deberían ser ganados. Mientras sigamos pensando con el "esto es mío" porque "tengo derecho", seguiremos sin aceptar y cumplir nuestros deberes, y sin buscar ser mejores personas.

En mi caso, igual no me sirve. Por mucho que lleve un muchacho moneado encima, no me dan el puesto porque no soy inválido, viejo o embarazada. Un tipo con un bebé cargado no debería tener también algo de prioridad?

Pero de qué me quejo, si ni los que deberían la tienen...


Así es la vida, así de ilógica. -- Luis Enrique (Así es la vida)

Y sin cultura, sólo somos salvajes tratando de sobrevivir. -- Cultura METRO

Él es una de esas personas que sería enormemente mejorada con su muerte. -- Saki

Hace tiempo aprendí una valiosa lección: que debo aceptar responsabilidad por mis errores. Hace menos tiempo aprendí una lección más valiosa: que no debo hacerme responsable por lo que no sea un error mío. -- Gorka