jueves, 6 de septiembre de 2012

Aprendí y decidí



Y así, después de esperar tanto, un día como cualquier otro, decidí triunfar;
decidí no esperar a las oportunidades, sino yo mismo buscarlas;
decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución;
decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis;
decidí ver cada noche como un misterio a resolver;
decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.

Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades,
y que en éstas está la única y mejor forma de superarnos;
aquel día dejé de temer a perder.
Y costaba romper la costumbre, pero se pudo.

Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui;
me dejó de importar quién ganara o perdiera:
ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.

Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento:
el amor es una filosofía de vida.

Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados
y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente;
aprendí que de nada sirve ser luz
si no vas a iluminar el camino de los demás.

Aquel día decidí cambiar tantas cosas...
Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad;
desde aquel día ya no duermo para descansar:
ahora simplemente duermo para soñar.


(Atribuido a Walt Disney).


Algunas veces las personas levantan paredes no para mantener a los otros afuera,
sino para ver a quien le importa lo suficiente como para derrumbarlas.

-- Walt Disney

En este lugar no perdemos demasiado tiempo mirando hacia atrás.
Camina hacia el futuro, abriendo nuevas puertas y probando cosas nuevas, sé curioso...
Porque nuestra curiosidad siempre nos conduce por nuevos caminos.

-- Walt Disney

sábado, 11 de agosto de 2012

Las reglas están hechas para cumplirse



Las reglas del Club de la Pelea son:

1ra regla del Club de la Pelea:
Nadie habla sobre el Club de la Pelea.

2da regla del Club de la Pelea:
NADIE habla sobre el Club de la Pelea.

3ra regla del Club de la Pelea:
Si alguno de los peleadores grita "alto",
flaquea o hace una señal, la pelea termina.


4ta regla del Club de la Pelea:
Solo dos hombres por pelea.

5ta regla del Club de la Pelea:
Solo una pelea a la vez.

6ta regla del Club de la Pelea:
Sin camisas, sin zapatos.

7ma regla del Club de la Pelea:
Las peleas durarán tanto como sea necesario.

8va regla del Club de la Pelea:
Si esta es tu primera noche en el Club de la Pelea, 
TIENES que luchar.


Las reglas del Proyecto Mayhem son:

1ra regla del Proyecto Mayhem:
No se hacen preguntas.

2da regla del Proyecto Mayhem:
No se hacen preguntas.

3ra regla del Proyecto Mayhem:
No hay excusas.

4ta regla del Proyecto Mayhem:
No se miente.

5ta regla del Proyecto Mayhem:
Has de confiar en Tyler.


Sacadas, obviamemente, de El Club de la Pelea.

jueves, 2 de agosto de 2012

Clichés de Cine Venezolano



Muchas veces hemos pagado una entrada de cine para solo para ver a Daniel Alvarado vestido de PM matraquear a una inocente Gledys Ibarra, o simplemente porque nos enteramos que la Coconaza salía desnuda, aquí, una nutrida lista de todos esos clichés de nuestro cine.

- El protagonista es Erich Wildpret.

- Con un presupuesto bajísimo el director decide llevar al cine la vida entera de Miranda.

- Miguel Ángel Landa.

- Se hacen dos películas de Miranda el mismo año.

- La gente luego de salir de la sala dice: “Para ser venezolana estuvo bien”

- El protagonista grita “Carajo” en algún momento de la película.

- Daniela Alvarado sale en la película, no porque quiera el director o lo diga el guión, es una de los requisitos del CNAC para aprobar el presupuesto.

- Elba Escobar.

- Los matones del malo usan sweter cuello de tortuga.

- Hay un malandro bueno y un malandro malo.

- Gledys Ibarra llora en alguna escena.

- El protagonista es Erich Wildpret.

- Siempre hay un peo con Adolfo Cubas.

- El poster parece de los 80’s.

- Se dispara un arma.

- El protagonista se muere al final.

- En los agradecimientos siempre sale el nombre de una mueblería o de una señora que hacía empanadas para el catering.

- El empaque de un producto o un celular que aparece en la película devela que la misma fue filmada hace 8 años.

- Siempre aparece una bolsa de coca.

- En los tiroteos las balas siempre son de salva y parecen estrellas de Bengala.

- De cada 100 palabras, 125 son “coño”.

- Tania Sarabia hace de loca.

- Pedro Lander hace de policía. Corrupto, obvio.

- Nunca dura más de un fin de semana en cartelera.

- Los bares siempre son taguaras y tienen mesas de formica y banderitas de “Ron Cacique” guindadas del techo.

- Siempre hay un carajito de barrio con sobrenombre cómico.

- El audio es una mierda y la mitad de los diálogos se pierden.

- Los próceres ocasionalmente tienen relojes Casio.

- Siempre hay muertos que respiran.

- En las batallas nunca hay un plano abierto y si te parece que todos los caballos son marrones es porque había plata para un solo caballo. Dos, porque si aparece Bolívar hay que conseguirse uno blanco.

- Los nombres son literales, si la película es sobre Miranda se llama “Miranda”, si es sobre un sicario se llama “Sicario”

- Si eres una agrupación de salsa o reggaeton y saliste en Sábado Sensacional, puedes tener una película sobre tu trayectoria artística, ejemplo: “Salserín, La Película”.

- Siempre hay un paco corrupto.

- El protagonista es Erich Wildpret.

- Si hay una actriz cuya carrera va en picada sale mostrando las tetas para intentar salvarla, no la película, su carrera.

- Todos los años rompen el record de taquilla porque la inflación hace que independientemente de la cantidad de ingresos de la película, esta sea mayor que la anterior.

- El público siempre dice: “Esa película si es grosera coño, de pana que ladilla, nosotros no hablamos así ni de mierda”.

- Policía siempre usa chaqueta de cuero.

- Los actores, ehhh, siempre son, caramba, un poco sobreactuados, ¡con un demonio!

- Si dices que es una mierda, siempre habrá alguien que te dice “no seas rata, tienes que apoyar al cine nacional”.

- El pana del comentario anterior por lo general tiene dos o tres días sin bañarse.


Artículo Top Bipolar: Clichés de Cine Venezolano, encontrado en El Chigüire Bipolar.  Esos carajos son, cómo decirlo?, geniales, ¡con un demonio!

sábado, 28 de julio de 2012

De lo que los héroes están hechos...



- Ahí vienen... -la grave voz de Stoneage, el gigante de piedra, resonó en los pechos del resto de los Centuriones.  Sus compañeros giraron sus rostros hacia el borde de la ciudad, donde, recortados contra el sol del amanecer, se veían numerosos puntos negros.  Todos sabían que cada punto era un mortífero guerrero Nii'krall.

- Bien, chicos, -dijo en voz alta Crux, el líder del equipo- pase lo que pase, ha sido un honor luchar a su lado.  Demostrémosles a estos engendros verdes que Antigua no regala su libertad, sino que la vende a un alto precio!  Todos listos?!?

El equipo quedó en silencio unos segundos, y de repente las risas estallaron, para consternación del estóico Crux.  Supernova, una pinia cuyo poder natural era convertirse en energía pura, lo que le permitía volar y disparar ráfagas de rayos solares, se sentó en el piso con las piernas cruzadas, agarrándose su vientre mientras la risa impedía que hablara.  El pálido cutis azul de Ice Queen, una froispia que generaba y controlaba el hielo, se sonrojó ante sus carcajadas.  Y las estruendosas risas del petraurno Stoneage, tan graves como su voz, hicieron que el suelo temblara bajo sus pies.

- Pero, se puede saber ahora qué dije? -dijo Crux, mientras una sonrisa dudosa asomaba a su rostro.

- Siempre el paladín, siempre el líder, siempre animándonos.  Sabes lo clichés que suenan tus palabras, Crux? -dijo Ice Queen sonriendo tiernamente a su líder, mientras este se sonrojaba...

Solamente Mainframe, el tecnólogo, se mantuvo serio, viendo su scanner de mano. - Lamento traerles malas noticias, chicos, -dijo- pero no solo son más de los que pensábamos, sino que también están atacando la puerta sur y la puerta norte.

Las risas se apagaron por completo.  Quizás podrían separarse en dos grupos y tratar de contenerlos en dos de las puertas de acceso colocadas en las murallas que rodeaban a la ciudad de Antigua, pero no podrían dividirse en tres grupos y pretender soportar el ataque por más de unos minutos.  Si ya los números eran desoladores, a pesar de la ventaja de la posición y de la valentía de la población neutra de la ciudad, sabían que era la presencia meta-humana la que podría inclinar la balanza hacia la supervivencia.

- Pues que así sea -dijo Crux- Stoneage y Ice Queen, quédense aquí y defiendan esta puerta lo mejor que puedan.  Nova y yo iremos a la puerta sur.  Mainframe, confío en que tú y tus máquinas puedan soportar en la puerta norte, con ayuda de la población, al menos hasta que alguno de nosotros se libere.  Somos los que somos, y estamos los que estamos.  Y ahora, a moverse, rápido!

Crux se giró, y a punto estuvo de chocar contra Hurricane.  El velocista, enfundado en su traje azul eléctrico, estaba de pie frente a él, con los brazos cruzados.  Nadie lo vió llegar, pero eso no era extraño, pues Hurricane poseía la capacidad de moverse a, al menos, velocidades supersónicas, lo que le había permitido en el pasado cometer no pocos robos (algunas veces, más de uno a la vez!).

- Acaso no son suficientes problemas con los Nii'krall?!? Qué demonios quieres ahora, ladrón? -gritó Stoneage.

- Cállate, pedrusco -dijo Hurricane mientras una sombra los cubría- que no estamos aquí para patearles el trasero a ustedes.

Los Centuriones levantaron sus miradas, y vieron un dragón negro descendiendo a escasos metros de ellos.  Cuando la criatura se posó en el suelo, una figura colorida, pequeña como una joven quinceañera, y con un enorme martillo en la mano, saltó al suelo.  Momentos después, la figura del dragón comenzó a temblar y reducirse, hasta compactarse en un cuerpo humano de medidas normales, completamente vestido de negro.

- Primero Hurricane, y ahora Strombollina y Darkness -gruñó Crux-.  Qué demonios quieren?

- Lo mismo que ustedes, -dijo Hurricane-, defender la ciudad.

- Vivimos aquí! -dijo Strombollina con su chillona voz, mientras golpeaba el suelo con la cabeza de su martillo, en un claro gesto de frustración- Somos ladrones, pero una cosa es robar alguna cosilla de vez en cuando para lucirla, y otra es que estos come mocos de otro planeta vengan a querer destruir nuestra ciudad!!!

- Por qué habríamos de confiar en ustedes, si se puede saber? -dijo Mainframe.

- Sencillo: -habló con voz pausada la figura de negro- no tienen ninguna otra opción.

Todos los meta-humanos se miraron por unos segundos, sopesando sus opciones.  Tanto los de un lado de la ley como los del otro habían luchado numerosas veces unos contra otros, pero tenía sentido que un enemigo en común los dirigiera al mismo objetivo, al menos temporalmente?  El enemigo de nuestro enemigo es nuestro amigo?

- Bien, -dijo Crux- equipo, parece que tenemos algunos miembros honorarios, al menos por el momento...  Stoneage, tú y Darkness cubrirán esta puerta: sus niveles de poder deberían bastar para que ningún Nii'krall ponga un pie en la ciudad.  Supernova, tú y Strombollina vienen conmigo a la puerta sur.  Ice Queen y Mainframe, a la norte.  Hurricane, nominalmente vas con ellos, pero usa tu velocidad para ir de una a otra puerta, y ayudar donde seas más necesario.

- Te gusta mandar, eh? -dijo Hurricane, ajustándose sus lentes especiales.  Crux no tuvo tiempo de responder, pues ya el velocista había cargado a Ice Queen y había desaparecido corriendo; Mainframe activó sus propulsores y voló tras ellos.  Supernova agarró a Crux y a Strombollina con cada mano, y voló en dirección a su puerta, dejando solos al guerrero de piedra y al hombre de sombras.  Ya los gritos de los invasores se escuchaban en las cercanías...

- Bueno, es hora de golpear!  Bien, sombrita -dijo Stoneage mientras sonaba ruidosamente sus pétreos nudillos- no trates de atacarme por la espalda, y trataré de no hacerte daño, de acuerdo?

- De acuerdo, -dijo Darkness, mientras cambiaba otra vez de forma, convirtiéndose en un humanoide de tres metros de alto, con largas garras saliendo de sus dedos- eso será fácil: estaré siempre por delante tuyo!

Sin decirse nada más, y con una feroz sonrisa en sus rostros, ambos guerreros se lanzaron de cabeza a la multitud enemiga, y la sangre verdosa de los Nii'krall pronto tiñó el camino hacia Antigua.


Los grandes héroes necesitan tragedias y problemas, o la mitad de su grandeza dejaría de ser notada.  Todo eso es también parte del cuento de hadas. -- Peter S. Beagle (The Last Unicorn)

Los héroes no necesitan ser más valientes que todas las demás personas.  Ellos solo necesitan mantener su valentía por cinco minutos más. -- Ronald Reagan / Ralph Waldo Emerson

Un héroe.  Quieres ser uno de esos extraños seres humanos que hacen la historia, en lugar de simplemente mirarla fluir alrededor de ellos como agua alrededor de una roca. -- Dan Simmons (Endymion)

Cualquiera que haga cualquier cosa para ayudar a un niño en su vida es un héroe para mí. -- Fred Rogers

viernes, 6 de julio de 2012

El baile del soltero



La chica a la que amo es
como un buen vino beber,
que va mejorando siempre
un poco cada amanecer.


Traducción libre hecha por Gorka Siverio, de un poema inventado por Danny Rubin, basado en una canción francesa de Jacques Brel llamada "Bachelor's Dance", que ví en una película americana una vez, y otra vez, y otra vez...

El universo está hecho de historias, no de átomos. -- Muriel Rukeyser

jueves, 21 de junio de 2012

Inside my head...



"Mi vida es mucho más interesante
dentro de mi cabeza"


No vivas dando tantas explicaciones; 
tus amigos no las necesitan, 
tus enemigos no las creen, 
y los estúpidos no las entienden.

Tengo la absoluta confianza de que no estoy en segundo lugar, 
pero tengo también suficiente inteligencia para darme cuenta de que no puede haber un primer lugar.
-- Bruce Lee

lunes, 28 de mayo de 2012

Jugando la vida



La vida es como jugar el mejor videojuego que alguna vez puedas jugar.  Puedes ser LO QUE SEA que quieras ser.  Puedes ir A DONDE SEA que quieras ir.  Y puedes conocer A QUIEN SEA que quieras conocer.

El problema es...

Que solo tienes una vida.  Así que aprovéchala bien.

Tu juego comenzó hace ya un rato.

Ya comenzaste a jugar?


(Sacado de 9gag, y anónimo hasta que se demuestre lo contrario)


Creo que la esencia de la vida consiste en ser fiel a lo que uno cree su destino. -- Ernesto Sábato

La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con que jugaba cuando era niño. -- Friedrich Nietzsche 

Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquéllo que desea. -- Paulo Coelho

martes, 10 de abril de 2012

Miedos




Hay quien desde pequeño
siente miedo si apagan las luces.
Hay quien si se acomoda,
le mata de miedo montar autobuses.
Hay quien por miedo a la altura,
no se asomaría por esa ventana.
Hay quien aborta seis veces,
pero le da miedo y pavor una rana.
Hay quien abulta sus bíceps,
pero si le gritan, responde con brincos.
El que tiene cien millones
y tiene terror a quedarse con cinco.
Hay quien al borde de un sueño
solo el miedo le detiene.

Hay quien le tiene miedo a la única vida que tiene.
Ajá, a la única.
Hay quien le tiene miedo a la única vida que tiene.
No hay más que una.
Cuidado.

Unos temen a la vejez,
otros a las canas del mes.
Hay quien teme
hacer un podio, p'al odio al revés.
Hay quien siente escalofríos con lo que no conocen.
Bocas temen y se hacen las ciegas,
hay ojos con voces.
Hay quien teme que le rocen las maneras de otros,
y hay quien no sé por qué razón teme perder sus votos.
De nene: uno le teme al coco y sus historias,
y algunos con los años se enferman de locofobia.
Hay quien teme y habla mal de la codicia ilegal,
y trafica más mocos que un pañuelo de hospital.
Hay quien se atemoriza cuando entra en su cerebro
la información de su hija va a casarse con un negro.

Hay quien le teme al deshielo y a la guerra nuclear.
Hay quien le teme a Van Van porque no sabe bailar.
Hay quien le teme a los árabes, a los chinos, a los judíos.
(Voy echando que esto de rapear no es lo mío)

Hay quien de veras le teme a que la gente piense diferente.
Hay quien se pone nervioso si los artistas se ponen valientes.
Hay quien su gran pesadilla es que un amigo le coma a la novia.
Hay quien le teme a un país desde el Río Bravo hasta la Patagonia.
Hay quien le teme a que el tiempo se trague toda su belleza.
Todos temen a la muerte, pero hay quien más teme a perder la cabeza.
Hay quien le angustia y perturba el tamaño de su pene.

Hay quien le tiene miedo a la única vida que tiene.
Hay quien le tiene miedo a la única vida que tiene.

Hay quien hace girar su vida entre mentiras, y mira lo real con pavor,
a quien lo pongan a lo oscuro a morir como un traidor.
Hay quien es presa del temor a que vean se hizo malo,
más temen más, que decir más por el abismo de su estómago.
Hay quien teme a decir lo que piensa. En contra suya lucha,
pero piensa tan alto que todo el mundo lo escucha.
Hay quien tiene el don de la creación y la mediocridad
ajena lo premie a quien llama buena. Se pudre en la lucha.
Hay quien teme a ser libre.
Hay quien teme al precio.
Hay quien teme a la mente abierta.
Hay quien teme al necio.
Hay quien el miedo a la muerte lo controla (lo controla).
Unos temen a la vida y otros a que sea una sola.

Hay quien le teme al rapero porque se expresa de forma muy brusca.
Hay quien gana más dinero de lo que realmente en la pincha se busca.
Hay quien la política dice que no le gusta, pero le entretiene.

Hay quien le tiene miedo a la única vida que tiene.
Hay quien le tiene miedo a la única vida que tiene.
No te le encarne a reencarnar,
Carnal, cambia de canal,
que eso se ve súper mal.

Hay quien le tiene miedo a la única vida que tiene.
Porque no le conviene.
Porque nunca va y viene.
Porque no le entretiene.

Hay quien le tiene miedo a la única vida que tiene.
Hay quien tema a que no le teman
a escribir un tema.
Temen a temer, a tomar sin timar un lema.

Hay quien le tiene miedo a la única vida que tiene.
Y hay quien nada más lo huele
y grita que le duele, siente que le hiere.

Hay quien le tiene miedo a la única vida que tiene.
Hay quien le tiene miedo a la única vida que tiene. 


(Letra de "Miedos", de Buena Fé.  Gracias a Belkys por presentármela; la canción me parece excelente, y aún no la he escuchado!)


Quién dijo miedo? -- Grito de guerra del Desarrollador de Software

domingo, 8 de abril de 2012

Qué es eso?



Qué es eso que hala de un hombre en muchas direcciones a la vez, pero que al mismo tiempo también mantiene unidas todas las partes de un hombre?

Qué es eso que causa que un hombre deba luchar cada día de su vida, pero aún así desee seguir adelante, esperando que algo bueno esté esperando por él a la vuelta de la esquina?

Qué es eso que hace a un hombre desear hacer el bien, quizás por primera vez, sin importar quien pueda estar mirándolo y quien pueda criticarlo por ello?

Qué es eso que hace que un hombre cause dolor a otros, quizás sin saberlo, y ni siquiera trate de disculparse o de arreglar los males que causó?

Qué es eso que convierte un demonio en un ángel, y un ángel en un demonio?  O que atrae uno al otro?  Qué es eso que hace que un demonio sea aún más malvado?

Qué es eso que hace que un hombre actúe de formas que jamás habría pensado posibles?  Qué es eso que le hace hacer cosas que jamás había hecho antes?

Qué es eso que le causa a un hombre un dolor tan profundo y tan intenso como para hacerle sentir que no puede continuar, y que no es más que un pequeño ser indefenso?

Qué es eso que hace que incluso los hombres más poderosos lloren, volviéndolos más humildes de lo que podrían haber jamás imaginado?

Qué es eso que hala de un hombre en muchas direcciones a la vez, pero que al mismo tiempo también mantiene unidas todas las partes de un hombre?

Es su alma.

Es el alma de de un hombre lo que le hace continuar.  Es el alma de un hombre lo que le sostiene.  Es el alma de un hombre lo que le hace el hombre que es.  Es el alma de un hombre lo que le mantiene completo, pero al mismo tiempo es la primera cosa que lo puede destrozar.

Y, sin importar que sea buena o mala, o una combinación de ambas, ningún hombre puede resistir a los susurros o escapar de las exigencias de su alma.


(Traducción más o menos libre de un par de versiones de este escrito.  No sé cuál es el original, o de quién: si alguien sabe, avise)

miércoles, 28 de marzo de 2012

La determinación de un hombre



Sería agradable decir que Morbridae cayó sobre el suelo con la agilidad que le caracterizaba, pero la verdad es que aterrizó toscamente en el mismo, y su cara fue la que llevó la peor parte.  Hay que aclarar sin embargo, en pro de la justicia, que no estaba teniendo uno de sus mejores días, y que sus manos estaban atadas a su espalda.

El Rey Albor lo miró desde su trono de campaña, con el ceño fruncido.  El hombre que estaba en el piso ante él, sangrando por la boca y tosiendo por el polvo que había tragado, había sido encontrado en los alrededores del campamento principal de su ejército.  Claramente, era un espía de esa alimaña rastrera de Creextur.

- Y bien -dijo el soberano-, háblame, basura, antes de que te decapite.  Qué órdenes te dió ese engendro de Creextur?  Espiarnos?  Asesinarme?  HABLA!

Morb se arrodilló a duras penas sobre el sucio suelo de la tienda del rey, y escupió un buche de sangre. - Sirvo tan poco a ese idiota de Creextur como a usted, majestad.  No pertenezco a nadie, ni a Ieud ni a Lavitria, ni le debo nada a nadie.  Soy mi propio dueño, y no vine a su campamento ni a espiarlo ni a asesinarlo, téngalo por seguro.

El rey miró a un lado de la entrada de la tienda, donde Xratos, su mago de cabecera, se encontraba entre las sombras.  El hechicero miró a su rey, e hizo un leve gesto de asentimiento con su cabeza: el reo estaba diciendo la verdad.

Cuando el rey volvió a hablar, lo hizo con un tono menos duro, aunque aún distaba mucho de ser amistoso. - Estás en una zona peligrosa, amigo: zona de guerra.  Y si no eres una alimaña de Creextur, entonces eres un idiota de remate.  Sin embargo, si no eres habitante de Lavitria, no eres enemigo mío.  Al menos -agregó con una pausa teatral- no de inmediato.  Qué demonios haces en esta tierra de nadie?

Morbridae se arriesgó a mirar al rey a la cara, y le contestó: - Vengo a ofrecerle un trato, Rey Albor.  Vengo a ofrecerle una idea que acabará con esta guerra de una vez por todas.  Escúcheme, y le garantizo que para mañana mismo toda pelea se acabará, con el mínimo derramamiento de sangre.

El rey a punto estuvo de morirse de la risa, pero al mirar de reojo a Xratos, y ver que el mago volvía a asentir levemente, sintió que un escalofrío le recorría su columna vertebral.  El extraño quizás estuviera loco, pero el mago le garantizaba que no mentía!

- Qué tienes en mente?  Ayúdame a ganar, y te daré más tesoros de los que imaginas!

- No quiero sus tesoros -contestó Morb, aún en el piso-.  Pero aún así le ayudaré.  Me repugna la matanza innecesaria.  Escúcheme, confíe en mí, y le aseguro que Creextur no será quien salga victorioso de esta guerra.

Otro leve asentimiento de su hechicero terminó de convencer al rey. - Habla.  Qué tienes en mente?

- Un combate ejemplar. -dijo el hombre arrodillado, sonriendo...

* * * 

Hacía poco tiempo que acababa de salir el sol en el campo de batalla, pero ya el astro iluminaba todo el valle.  A un lado, el ejército de Ieud, envuelto en ropajes y estandartes negros y verdes, esperaba.  Al otro lado, el ejército de Lavitria, de colores azul y plateado, esperaba.  Al centro exacto de los dos ejércitos, a unos cincuenta metros de cada una de las líneas enemigas, una tienda abierta por los cuatro lados se levantaba, coronada por una bandera blanca.  En ella estaban los reyes Albor y Creextur, cada uno con su hechicero de confianza y un pequeño séquito, que también esperaba.  En la mesa que estaba en el medio de la tienda, además de los reyes, se encontraba un juez imparcial, Morbridae, terminando de leer el documento que había escrito durante la noche.

- "...de esta forma, los abajo firmantes, representantes cada quien de su patria y bando, nos comprometemos, por nuestro honor, a elegir un campeón que nos represente para que batalle por nosotros, y a aceptar que, al finalizar dicho combate, tanto nosotros como los nuestros respetaremos que el campeón que siga vivo indicará qué bando habrá ganado la guerra.  Todos aquellos cuyo campeón haya muerto, sin importar que sean gobernante o gobernado, jurarán lealtad a aquel cuyo campeón siga vivo, y pondrá sus ejércitos, tierras y tesoros a su disposición, para que los mismos sean manejados como mejor le parezca al ganador...".

Mientras leía, los reyes se miraban con odio.  Había requerido mucho trabajo que Creextur aceptara dialogar con Albor, pero una vez que la reunión se dió, el monarca de Lavitria había aceptado rápidamente la solución del combate ejemplar.  Esta guerra ya le había costado demasiado dinero y soldados, y si seguía más tiempo alejado de sus dominios, su control podía comenzar a tambalearse.

Ambos habían elegido a sus mejores guerreros para representarlos.  El campeón de Ieud era un gigante guerrero sin un solo vello en su cuerpo, venido de las montañas, que luchaba con un enorme hacha doble, mientras que el campeón de Lavitria era un inmenso luchador de piel azabache, nativo de las costas de su país, que luchaba con un extraño tridente.  Ambos medían cerca de dos metros, y tenían los enormes músculos cruzados por numerosas cicatrices, que narraban todas las batallas a las que habían sobrevivido.

Morb levantó la mirada hacia los reyes, observando sus miradas, y dijo con una media sonrisa: - En la antigüedad, eran los propios monarcas quienes luchaban en estos combates.  Dichosos ustedes que tienen la posibilidad de elegir campeones.  Yo, ya ven, soy mi propio campeón.  Supongo que eso es lo maravilloso de ser rey.  Ahora, sus majestades, si por favor sellamos el pacto...

Ambos reyes, uno tras otro, colocaron su firma en el documento; luego se hicieron un leve corte en el pulgar derecho, y lo estamparon sobre su firma.  El documento pareció absorber la sangre, indicativo de que el geas que los hechiceros de ambos países habían lanzado en conjunto sobre el mismo funcionaba: ahora los reyes no estaban solamente atados al pacto por su palabra y por su honor: la magia había sellado el pacto, y si lo incumplían, sus propias vidas estarían en juego.

- Vayan ahora -dijo el recién nombrado juez-, y preparen a su gente.  La batalla comenzará en cinco minutos...

Los gobernantes y representantes de ambos reinos salieron de la tienda, y se dirigieron a sus ejércitos.  En ambos lados, ambos reyes dieron discursos cuya misión era la de levantar la moral de su ejército, y apoyar a sus campeones.  De casi todas las gargantas del valle surgieron gritos de batalla.

Solamente una garganta estaba en silencio: en el centro del valle, donde se realizaría el combate, Morbridae permanecía observando, pensativo, el pergamino del pacto...

* * * 

Los campeones se acercaron lentamente uno al otro, cada uno empuñando su terrible arma, con todos sus músculos en tensión.  Ambos sabían que el futuro de su reino estaba en sus manos, en sus armas, en su habilidad como guerreros.  Eran seres preparados para la lucha, que habían matado incontables veces.

Se hallaban en su elemento.

Moviéndose alrededor estaba Morbridae, aún en su papel de juez.  Mantenía sus espadas desenvainadas, preparado ante cualquier cosa que pasara en la lucha.  Su misión, de cara a todos, era asegurarse de que la misma fuera justa; de cara al Rey Albor, se encargaría de que el campeón de Lavitria no resultada vencedor, pasara lo que pasara...

De acuerdo a una invisible señal, ambos guerreros se abalanzaron uno contra otro.  Las armas chocaron con un estruendo que derribó a los jinetes más cercanos de sus sillas, lanzando chispas que iluminaron el día.  Los golpes siguieron en rápida sucesión, cada uno más terrible que el otro; golpes que podrían haber cortado árboles centenarios de un solo tajo, o haber atravesado montañas de lado a lado.  Sin embargo, los poderosos guerreros paraban y contraatacaban, detenían y volvían al ataque, sin tregua, sin descanso, sin cuartel.

Pasaron minutos, pasaron horas, y el combate continuaba.  El cuerpo de ambos combatientes estaba lleno de heridas que habrían bastado para matar a hombres menos valerosos y poderosos, pero los dos titanes continúaban batallando sin dar muestras de fatiga ni de piedad.  Algunos de los guerreros de ambos ejércitos habían muerto, incapaces de soportar una lucha tan encarnizada aunque no participaran en ella, y otros estaban jurándose que tendrían hijos solamente para poder contarles a sus nietos alguna vez que habían observado esta legendaria batalla...

Sin embargo, al final, todo acaba: ambos guerreros lanzaron un ataque increíble, y ambos hirieron a su objetivo: el tridente del Lavitriano atravesó al montañés por el pecho, mientras que un mandoble espectacular del Ieudiano alcanzó de lleno al costeño en el abdomen.

Ambos guerreros se quedaron inmóviles, mirándose a la cara, en parte sorprendidos por haber sido heridos, y en parte extasiados de haber encontrado un enemigo digno.  Tras unos instantes, el guerrero de piel oscura cayó al suelo, muerto, mientras que el Ieudiano, sacando fuerzas de donde no las había, y aún con el tridente clavado en su pecho, levantó al cielo su hacha, y lanzó un temible grito de guerra.

En ese momento, Morbridae se acercó a él, y por la espalda, le cortó la cabeza, acallando su grito.

El silencio se hizo en el valle por unos instantes, y luego una atronadora cacofonía de voces se alzó al unísono.  Ambos reyes corrieron hacia el centro, seguido de sus magos y consejeros de confianza, mientras que los capitanes de cada ejército trataban de mantener la disciplina para evitar una masacre.

- NO SÉ QUÉ DEMONIOS TE HAS CREÍDO, MEQUETREFE -aulló el Rey Albor-, PERO PAGARÁS POR ESTO!  Y TÚ -gritó dirigiéndose al rey de Lavitria-, ESTE TRAIDOR NO HA CAMBIADO NADA!  YO HE GANADO ESTA PELEA!

- Lamento contradecirlo, señor -dijo Morbridae en voz alta pero calmada-, pero no es así. -con una mano, extendió ante sí el pergamino del pacto, y todos pudieron ver que ahora, en vez de dos firmas, habían tres...

- Firmé y puse mi sangre, y elegí a mi campeón frente a ustedes -indicó Morb, mientras el color se iba del rostro de los que lo escuchaban-, y gané el combate.  Mi campeón (o sea, yo!) sobrevivió a la batalla, y ahora todos ustedes me deben su lealtad y obediencia.

Albor, rojo de ira, se atragantó con sus propias palabras, y desenvainando su espada, se abalanzó hacia Morbridae.  Sin embargo, su hechicero Xratos se interpuso ante él, y lo detuvo colocándole una mano en el hombro.  El rey se giró para matar al mago, pero lo que vió lo detuvo: Xratos, con el rostro lívido y los ojos enrojecidos, llenos de rabia, asentía lentamente mirando al rey.

El traidor no mentía.  El geas estaba activo...

La ira dió paso al asombro, el asombro a la desesperación, y la desesperación a la aceptación...  A regañadientes, con un odio asesino pintado en su rostro, y sin perder de vista al traidor con el pergamino, Albor se arrodilló frente a él.  Lentamente, su séquito hizo lo mismo, y tras ellos, su ejército...

Morb miró a Creextur: el monarca estaba igual de desencajado que Albor, y sus ojos dejaban muy en claro la muerte que deseaba darle a él, a sus hijos, a sus padres, y a todos los que le hubieran conocido.  Pero la magia del geas no era para bromear: él también se arrodilló frente al embustero que lo había embaucado, y toda su nación le imitó.

- No se desesperen, mis fieles -dijo Morb, mientras enrollaba el pergamino del pacto y lo guardaba en su cinto-, que no los ocuparé por mucho tiempo.  Necesitaba un ejército, y ¡maravilla de maravillas!, ahora tengo dos.  El destino quiere que me ayuden en mi camino, pues tengo una ciudad que tomar y un tesoro que encontrar.  Luego de eso, poco más los ocuparé, y podrán volver aquí a matarse como prefieran... quizás.

Morbridae, el rey cuyos dominios iban de las montañas al norte de Ieud hasta las costas al sur de Lavitria, e incluían incluso las tierras baldías que los separaban en el centro -donde, algún día cantarían los bardos, un solo hombre había acabado, con un único golpe de su espada, la sangrienta guerra que por casi dos años había existido entre los dos bandos- alzó los brazos sobre su cabeza, y rió como solo un rey podía hacerlo.

Ahora, podía ir a cumplir su destino.


La lógica solamente le da a un hombre lo que él necesita...  La magia, en cambio, le da lo que él desea. -- Tom Robbins

Yo nunca he sido desvalido.  Es que tengo enemigos poderosos. -- Eragon

Quién vigila a los vigilantes? -- Watchmen

miércoles, 21 de marzo de 2012

No te pueden apagar



En los ojos de tus hijos, 
han llorado los amigos
Como el río hacia el mar 
y hoy el río está crecido

Les dolía la verdad, 
y cerraron tu camino
Jugadores de allá 
donde sortean los destinos

Pero cada mañana amanece,
el mundo sigue girando
Todas las flores florecen, 
tarde o temprano

Eres luz y sigues brillando, no te pueden apagar
Eres fuego y sigues ardiendo, no te pueden apagar
No se tapa el sol con un dedo, no te pueden apagar
Por más que traten, no te pueden apagar

Como el viento, que no vemos,
como piedras en el río
no te pueden callar, 
tus palabras no se han ido

Y no pueden apagar, 
tanto fuego que encendiste
Brillarás más allá, 
no hay razón para estar triste

Pero cada mañana amanece,
el mundo sigue girando
Todas las flores florecen, 
tarde o temprano

Eres luz y sigues brillando, no te pueden apagar
Eres fuego y sigues ardiendo, no te pueden apagar
No se tapa el sol con un dedo, no te pueden apagar
Por más que traten, no te pueden apagar

No te pueden apagar...


Letra de "No te pueden apagar", de Aditus.  Hoy está aquí, dedicada a mi mamá, que ayer separó su camino de nosotros...  No te pueden apagar, flaca.  Te amo...

jueves, 15 de marzo de 2012

Leave me alone



Aaow!-Hoo Hoo!

I Don't Care What You Talkin'
'Bout Baby
I Don't Care What You Say
Don't You Come Walkin'
Beggin' Back Mama
I Don't Care Anyway
Time After Time I Gave You All Of My Money
No Excuses To Make
Ain't No Mountain That I
Can't Climb Baby
All Is Going My Way

('Cause There's A Time When
You're Right)
(And You Know You Must
Fight)
Who's Laughing Baby, Don't
You Know
(And There's The Choice That
We Make)
(And This Choice You Will
Take)
Who's Laughin' Baby

So Just Leave Me Alone
Leave Me Alone
(Leave Me Alone)
(Leave Me Alone)
Leave Me Alone
(Leave Me Alone)
(Leave Me Alone)
(Leave Me Alone)
Leave Me Alone-Stop It!
Just Stop Doggin' Me Around
(Just Stop Doggin' Me)

There Was A Time I Used To
Say Girl I Need You
But Who Is Sorry Now
You Really Hurt, You Used To
Take And Deceive Me
Now Who Is Sorry Now
You Got A Way Of Making Me
Feel So Sorry
I Found Out Right Away
Don't You Come Walkin'-
Beggin' I Ain't Lovin' You
Don't You Get In My Way
'Cause
(There's A Time When You're
Right)
(And You Know You Must
Fight)
Who's Laughing Baby-Don't
You Know?
(And There's The Choice That
We Make)
(And This Choice You Will
Take)
Who's Laughin' Baby?

So Just Leave Me Alone
Leave Me Alone
(Leave Me Alone)
(Leave Me Alone)
Leave Me Alone
Leave Me Alone
(Leave Me Alone)
(Leave Me Alone)
(Leave Me Alone)
Stop It!
Just Stop Doggin' Me Around
(Just Stop Doggin' Me)

('Cause There's A Time When
You're Right)
(And You Know You Must
Fight)
Who's Laughing Baby, Don't
You Know, Girl
(It's The Choice That We
Make)
(And This Choice You Will
Take)
Who's Laughin' Baby

So Just Leave Me Alone
Leave Me Alone
(Leave Me Alone)
(Leave Me Alone)
Leave Me Alone
Leave Me Alone
(Leave Me Alone)
(Leave Me Alone)
(Leave Me Alone)
Stop It!
Just Stop Doggin' Me Around
Leave Me Alone
Leave Me Alone
(Leave Me Alone)
(Leave Me Alone)
Leave Me Alone
(Leave Me Alone)
Leave Me Alone-Stop It!

Just Stop Doggin' Me Around
(Just Stop Doggin' Me)
Don't Come Beggin' Me
Don't Come Beggin'
Don't Come Lovin' Me
Don't Come Beggin'
I Love You
I Don't Want It
I Don't . . .
I Don't . . .
I Don't . . .
I . . .I . . ., Aaow!
Hee Hee!
Don't Come Beggin' Me
Don't Come Beggin'
Don't Come Lovin' Me
Don't Come Beggin'
I Love You
I Don't Want It
I Don't Need It


(Letra de la canción "Leave Me Alone", de Michael Jackson.  No es exactamente lo que siento, pero es lo que quiero gritarle al mundo...)

Feliz cumpleaños, mamá...

domingo, 26 de febrero de 2012

La noche de los muertos



Orson levantó en silencio la mirilla de la puerta, para ver hacia el exterior; le había parecido escuchar gritos afuera, pero no había distinguido si estaban formados por los balbuceos incoherentes de los zombies, o por los balbuceos desesperados de un ser vivo.  Con cuidado, observó el trozo de calle que quedaba frente a su casa, pero no vió nada anormal: estaba destruida y solitaria, como siempre.

De repente volvió a escuchar los gritos de nuevo, más cerca y más claros.  Definitivamente eran gritos desesperados, pidiendo auxilio.

Sin prisa, pero sin pausa, Orson descolgó el rifle que tenía siempre colocado al lado de la puerta, y revisó que estuviera cargado.  Quitó los seguros -el del arma y el de la puerta- y salió al exterior, cerrando la puerta tras de sí, y mirando rápidamente en todas direcciones.

Avanzó con sigilo, atravesando su otrora cuidado jardín, en dirección a la calle principal, y justo cuando pisó el asfalto, los vió.  Un grupo de zombies perseguía con zancadas renqueantes a una chica, que corría en pánico, sin una dirección clara.

Una parte de la mente de Orson se fijó en la chica -hacía tiempo que no veía a alguien tan atractiva, y notó una puntada de lástima y soledad pensando en que tuviera que morir-, mientras otra parte, más práctica, ponía en funcionamiento su cuerpo: puso una rodilla en tierra, colocó la culata de su rifle contra su hombro, y disparó una, dos, tres veces.  Tres cuerpos cayeron de espaldas sobre el asfalto, derramando una sangre oscura y viscosa.

La chica lo miró con sorpresa, y comenzó a correr hacia él.  "Mierda" -pensó Orson, al darse cuenta de que la chica se había puesto directamente en su línea de tiro.  Es que acaso la gente no razonaba?  Cómo es que esa chica había sobrevivido tanto siendo tan estúpida?  Orson se puso de pie, y comenzó a dirigirse de espaldas hacia su hogar: conocía el patio de memoria, y sabía que no encontraría ningún obstáculo con el cual tropezar; mientras retrocedía, disparó algunas veces más, y otros tantos cuerpos quedaron inmóviles en el suelo.

La chica ya se encontraba a solo unos metros, y Orson sintió su miedo, así como también sintió el olor a descomposición que emanaba de sus perseguidores, y logró reconocer las palabras arrastradas que salían de sus dañadas gargantas: "hambree!" "alimentooo!" "hambreee!" "déjanos comeeer!" "HAAAAMBREEEE!"...

Orson se giró y abrió la puerta, y entró por ella casi con el mismo movimiento; la sostuvo abierta para que la chica entrase tras él, y luego la cerró de un sonoro portazo, y comenzó a colocar los seguros de nuevo en su sitio.  Unos segundos después, los zombies comenzaron a golpear furiosamente la puerta, mientras la cacofonía de gritos muertos seguía sonando al otro lado de la misma: "déjanos pasaar!" "déjanos comeeer!" "HAAAAMBREEEE!"...

Orson se giró para ver a la chica.  No estaba nada mal, llena de curvas en los lugares apropiados, y con una cascada de dorados rizos adornándole la cabellera.  Aún llena de manchas, suciedad, y con una cara de terror que no era normal, definitivamente no estaba nada mal...

- Gracias -dijo la chica con voz temblorosa, mientras su rostro era surcado por regueros de sucias lágrimas-, en serio, muchísimas gracias por...

- Párate, y sígueme -dijo Orson sin miramientos, y rápidamente se internó en su casa.  La chica se quedó mirándolo un momento, confundida, y luego se puso en pie, medio a rastras y medio cojeando, y lo siguió.  Pasaron por un par de habitaciones hasta llegar a un patio interno, al aire libre; Orson sujetó la reja de entrada para que la chica entrara, y luego la cerró tras él.  Paredes lisas rodeaban al patio, con excepción de una santa maría que cerraba la última pared.

La chica se volvió para preguntarle a Orson a dónde la llevaba, y se encontró con el hombre apuntándole con su arma.

- Desnúdate.

Ella, sorprendida, no acertó a reaccionar.  Unos balbuceos salieron de sus labios, pidiendo explicaciones, a lo cual el hombre repitió su exigencia: "Desnúdate".  La chica comenzó a despojarse de su ropa con manos temblorosas, y algo en su cara hizo que el hombre suavizara su tono:

- No me voy a aprovechar de tí.  Pero no sé si estás infectada, así que debo revisar que no tengas mordiscos en algún lugar del cuerpo.  Tranquila, que no te pondré una mano encima...

La chica, más calmada aunque no del todo, terminó de desvestirse, y quedó temblando en mitad del patio, tapándose como podía los senos con sus manos.  El hombre comenzó a girar alrededor de ella, observándola con detenimiento en busca de alguna herida, hasta quedar directamente tras ella.

- Y bien? -preguntó la chica, reuniendo valor.

- Estás perfecta.  Lo lamento... -dijo Orson.  Inmediatamente, sonó una detonación tras la chica.  Su cuerpo salió despedido unos metros más adelante, donde cayó al suelo como una marioneta a la que le hubieran sesgado los hilos de repente.  Un grito de dolor salió de la boca de la chica, mientras la sangre salía a borbotones de un hueco en el centro de su espalda, donde la bala había perforado piel y músculo, y había destrozado su columna vertebral.

Orson bajó el arma, mirando con tristeza a la chica.  En verdad que le hubiera encantado pasar una noche con ella, pero responsabilidad es responsabilidad.  Además, mientras menos supiera de ella, sería más fácil.  Con todo y eso, quizás con la próxima se la quedaría unas horas para él...

Avanzó hacia la reja por la que habían entrado, la abrió y luego la cerró tras él.  Una vez que la hubo asegurado, presionó un conector que estaba en la pared, y la santa maría que cerraba el cuarto muro del patio comenzó a levantarse.  La chica vió con horror que dos zombies entraban al patio a medida que la reja se elevaba.  No eran mas que niños, de unos ocho años cada uno; el niño tenía la cabeza muy dañada, y le faltaban muchos trozos de piel, dejando a la vista parte de su calavera y sus dientes; la niña estaba en mejor estado, pero le faltaba un ojo: el otro, de un azul acuoso, miraba a la chica con avidez.  Ambos repetían la misma letanía: 

- Haambreee...! Haambreee...!

La chica comprendió de repente, y un grito del más puro terror surgió de su pecho mientras los niños se abalanzaban hacia ella.  Viendo a sus hijos comer, Orson sonrió: los pobrecillos estaban muertos de hambre, pues hacía tiempo que no les conseguía comida buena.

- Buen provecho, bebés.  Papi va a leer un libro un rato.  Recojan al terminar de comer, eh?

La niña levantó su ensangrentado rostro de su festín: trozos de carne de la chica, que aún seguía gritando, golgaban de su boca.  De forma apenas entendible debido a lo llena que tenía la boca, consiguió articular: 

- Graacias, Papii...

Y volvió su atención a su cena.  Los niños buenos comen antes de que la comida se enfríe.


Basado en un sueño de Yukino; gracias por prestármelo!  (A veces, esa chica me asusta...)

martes, 21 de febrero de 2012

Confianza



Rakkun, el paladín, se sentó pesadamente sobre un tronco caído.  Era un hombretón de largos cabellos color arena, que vivía enfundado en su pesada armadura.  El día había sido largo, y no solo él, sino todo su grupo, acusaban el cansancio de la larga cabalgata.  Su única esperanza es que los kobolds a los que perseguían estuvieran igual o más cansados.

Tras terminar de armar el campamento, y mientras esperaban que el par de conejos que Trax había cazado se asaran en la fogata, uno a uno todos los miembros del grupo se fueron sentando en el suelo a descansar.

Desdémona, la maga cruzó sus piernas y abrió su libro de hechizos apoyado en ellas, para estudiar al igual que todas las noches, a pesar de que su rostro denotaba perfectamente el cansancio que sentía; iba vestida en una túnica gris oscuro con manchas que simulaban estrellas.  Golrath, el pelirrojo guerrero enano, se sentó con la espalda apoyada en un árbol y, sacando de entre sus alforjas un pedazo de madera y su cuchillo, continuó con una talla que llevaba días realizando, en la que las alas de un águila ya eran claramente visibles.

Trax, el explorador, había sacado de inmediato su saco de dormir y se habia enrollado en él, silencioso y taciturno; se la había pasado siguiendo rastros y explorando en avanzada, mientras los demás solo cabalgaban, y además había salido a conseguir comida cuando los demás comenzaron con el campamento, por lo que estaba razonablemente más cansado que los demás.  Y Jun D'kert, el monje de rasgos orientales, se encargaba de los conejos al fuego, con su cara tan inexpresiva como siempre.

Todos eran aventureros aguerridos y con experiencia, y Rakkun confiaba en todos ellos: él había salvado sus vidas, y ellos la de él, incontables veces.  Al único del grupo al que no conocía era Morbridae, un ladrón de cara alargada y expresión sombría, que se les había unido en el último pueblo en el que habían dormido.

Los ladrones siempre habían sido un problema para Rakkun: no solamente tenía el problema obvio de la adversión que sentía todo defensor de la justicia contra esos amigos de lo ajeno, sino que además en el pasado habían demostrado ser seres de poca confianza.  Sin embargo, eran un mal necesario: nada como un buen ladrón para abrir las puertas y rejas de los calabozos, o desactivar las trampas del camino antes de que se activaran y causaran algún daño.

Morbridae le generaba más desconfianza aún de lo normal.  No sabía si era su cara, o su actitud de desinterés, o el hecho de que no sabía absolutamente nada respecto a él.  Definitivamente, tendría que estar ojo avizor hasta saber de qué madera estaba hecho...

- Yo haré la primera guardia -dijo Morbridae, como si hubiera estado leyendo la mente del paladín, y se quisiera burlar de él.  Desdémona levantó la mirada de su libro de hechizos, así como hizo Golrath, para mirar al ladrón a su cara, como tratando de saber qué razones tenía para ofrecerse.  Jun D'kert, sin cambiar su posición o variar la velocidad con la que giraba los conejos, miró a Rakkun.  "Oh, no.  Eso no", pensó el paladín...

- No te preocupes, Morbridae.  La haré yo. -respondió Rakkun.

- No tiene sentido. -respondió el ladrón- Soy el que está más descansado, pues aún no he hecho nada, realmente.  Además, estoy oxidado de estar en el pueblo comiendo y durmiendo.  Descansen, que yo haré la guardia.  A lo mejor puedo hacer dos seguidas, incluso.

- En serio, no te preocupes.  La haré yo.  Ustedes son mi responsabilidad.  Tú duerme...

El ladrón miró fijamente al paladín, sin mostrar ninguna emoción en el rostro.  Se agachó y recogió una pequeña piedra redondeada del piso, y se puso a sopesarla, cambiándola de mano a mano.  Luego, como si no quisiera hablar, dijo de repente: 

- Entiendo que no confíes en mí, Rakkun.  Pero soy parte del equipo hasta que se demuestre lo contrario.  No puedes andar desconfiando de mí, o con un ojo en tus enemigos y otro sobre mí, por si acaso.  Si no miras con toda tu atención por dónde caminas, resbalarás...

Rakkun se irguió completamente, su poderosa figura sobrepasando al ladrón por una cabeza completa, y lo miró con seriedad, mientras decía con su voz grave, de forma amenazadora aún cuando no gritó ni la elevó...

- No me enseñarás tú a llevar un grupo de aventureros, o me dirás en quién confiar o no, ladrón.  Tengo más experiencia en una mano que tú en todas tus ganzúas.  Mi desconfianza es lo que me ha mantenido vivo, y lo seguirá haciendo!

Morbridae lo miró, aún como quien ve a un insecto sin importancia, y lentamente se giró hacia él.

- Verás -dijo-, el problema es que no me gusta que estén dudando de mí sin motivo.  Es una cuestión de honor, no sé si me explico.  Si fuera un paladín, o un clérigo de algún dios bondadoso de esos que tanto te gustan, estarías feliz de que hiciera la guardia.  Pero como soy un ladrón, de inmediato me encasillas como un individuo en el que no se debe confiar.  Así que arreglaremos esto de una vez: no quiero pasar un mes a caballo rodeado de gente que duda de mí, y pretende ver lo que no existe.

No habían terminado de salir las últimas palabras de su boca, cuando ya el ladrón se había puesto en movimiento.  Con una mano lanzó un saquillo hacia Desdémona, el cual explotó con un "pooff" al chocar contra su rostro; al mismo tiempo, con la otra mano lanzó la piedra con la que estaba jugando hacia el rostro de Golrath; un seco "crack" sonó cuando la roca chocó contra la frente del enano.

Como si bailara, el ladrón sacó unas boleadoras de su cinto y con un giro rápido del brazo, las lanzó hacia Jun D'kert, que no las vió venir por estar mirando aún al paladín, y con el mismo movimiento, Morbridae avanzó con un par de pasos rápidos hacia Rakkun.  El paladín apenas había reaccionado ante lo que estaba pasando, y había disparado su mano hacia el piso, donde descansaba su pesada espada a dos manos.  Logró agarrarla, pero su mano se congeló en el sitio: el ladrón tenía su rostro a solo unos centímetros del suyo, su mirada aún sin expresión, su respiración serena como si hubiera estado disfrutando de una caminata una noche estrellada de verano.  Las espadas cortas del ladrón, ligeramente curvadas, estaban cruzadas junto al cuello del paladín: un simple movimiento bastaría para ser degollado.

El ladrón, lentamente, le dijo: - Veamos.  Estarás de acuerdo en que, si quisiera, los podría matar ahora mismo, no?

El paladín movió lentamente sus ojos por el campamento.  Desdémona tosía y boqueaba, ahogada por el polvo que había salido del saquillo que el ladrón le lanzó; no estaba inconsciente, pero Rakkun dudaba que pudiera usar algún hechizo hasta recuperarse.  Golrath estaba en el suelo, caído de espaldas, luego de perder el conocimiento tras la pedrada de Morbridae.  Jun D'kert estaba forcejeando, caído de lado junto a la hoguera, sus brazos y cuello rodeados por las cuerdas de las boleadoras, que imposibilitaban su movimiento.  Y Trax, el buen Trax, seguía durmiendo como un bendito, pues todo había sido tan rápido y silencioso que ni siquiera un grito había sonado.  El paladín miró de nuevo al ladrón, y lentamente, asintió.

- Pues bien -dijo el ladrón- dado que ahora sabes que, de haber querido matarlos habría podido hacerlo ahora mismo, espero que dejes de lado la duda de que lo haré mientras duermen.  Suena lógico, no? -el ladrón se permitió una sonrisa ladina, y lentamente, quitó las espadas del cuello del paladín, guardándolas en sus fundas.  Se dió la vuelta, confiado- Como te dije, haré la primera guardia.  Duerme tranquilo, guerrero de los dioses, que estarás a salvo mientras duermes.

El ladrón se sentó con la espalda contra un árbol, preparado para su guardia.  Pasaron algunos segundos antes de que el paladín saliera de su sorpresa y fuera a ayudar Jun D'kert y a atender a los demás.  Y durante el resto de la noche, nadie dijo nada: el único sonido que rompió el silencio del campamento fueron los ronquidos de Trax, que durmió como un niño hasta la mañana siguiente.


Lo que definía a los X-Men hace diez años era que se enfrentaban a fuerzas más allá de su control.  Lo que los define ahora es trascender eso: encontrar una forma para ganar, sin importar qué ocurra.  Incluso ante las adversidades más grandes, el secreto está en nunca perder las esperanzas, jamás perder el sentido del sueño que te dirige.  Que pase lo que pase, encontraremos una forma de ganar.
-- Chris Claremont

sábado, 14 de enero de 2012

Superhéroes



Todos fuimos héroes alguna vez.
Te acuerdas cómo era?
Sentirse poderoso,
sin miedo,
del lado de los buenos.
Dónde habrá quedado aquel traje?
Porque es hora de ponérselo.
Volvamos a jugar a que el mundo nos necesita.


(Transcripción de "Superhéroes", excelente publicidad de Coca-Cola.  La canción de fondo es "Heroes", de David Bowie)


We can beat them
Just for one day
We can be Heroes
Just for one day
-- David Bowie (Heroes)

jueves, 5 de enero de 2012

Brindo porque el vino nos une



Brindo por las mujeres que derrochan simpatía,
brindo por los que vuelven con las luces de otro día,
brindo porque recuerdo tu cuerpo, pero olvidé tu cara,
brindo por lo que tuve porque ya no tengo nada...
brindo por lo que tuve porque ya no tengo nada...

Brindo por el momento en que tú y yo nos conocimos,
y por los corazones que se han roto en el camino;
brindo por el recuerdo y también por el olvido
brindo porque esta noche un amigo paga el vino...
brindo porque esta noche un amigo paga el vino...

Porque la vida es dura, por el fin de la amargura,
brindo porque me olvido los motivos porque brindo,
brindo con lo que sea que caiga hoy en el vaso,
brindo por la victoria, por el empate y por el fracaso...
brindo por la victoria, por el empate y por el fracaso...

Brindo por las canciones que van tocando en la mesa.
Caiga quien caiga brindo por el alma de esta fiesta.
No es un momento triste ya que brindo con amigos,
brindo por el futuro por la música y el vino...
brindo por el futuro por la música y el vino...

Brindo por esta mesa y por la buena compañia,
brindo por los domingos y por tantas alegrías,
brindo por los acordes que han reunido estos amigos,
siempre que estemos juntos, que en la mesa haya un buen vino...
siempre que estemos juntos, que en la mesa haya un buen vino...

Brindo por seguir queriéndote toda la vida,
casi esta lleno el vaso con la sangre de otra herida.
Brindo con emoción, pero también brindo con frialdad,
que la salud no falte a toda la humanidad...
que la salud no falte a toda la humanidad...

Desde un rincón del mundo... brindo contigo...

Caiga quien caiga brindo sobre la luz de una vela,
toda la noche brindo y que la mañana venga.
No es un momento triste, ya que brindo con amigos,
brindo por el futuro con la noche de testigo...

Si alguna vez no brindo siquiera por tonterías,
brindaré con silencio por la fortuna perdida.
Brindaré muy en serio por una vez en la vida,
brindo hasta la cirrosis por la vacuna del SIDA...

Desde un rincón del mundo... brindo contigo... Salud!


(Amalgama de "Brindo por las mujeres", de Andres Calamaro, "Salud (Dinero y amor)", de Los Domínguez, y "El vino nos une".  No sé cuál es la original, así que mezclé las tres...  Hoy brindo porque el vino nos una siempre... Si hubiera sido mañana, hubiera brindado para que nos siguieran uniendo las pizzas y las cervezas).


Cuál es la definición de un buen vino? Debe comenzar y terminar con una sonrisa.

Bébeme solo con tus ojos,
y suplicaré con los míos;
o déjame un beso en la copa,
y no buscaré el vino.
-- Ben Jonson (a Celia)