jueves, 4 de marzo de 2010

Más que palabras


Era el Otoño de 1993 cuando Dave, el amigo de mi hermano, vino a la casa con una pila de libros. Dave insistía en que mi hermano leyera esa serie de libros, absolutamente seguro de que la adoraría.

Durante unos días caminé al lado de esos libros, colocados ahí, sin ser tocados, sin ser leídos, hasta que la curiosidad me ganó. Agarré el primer libro, El Ojo del Mundo -por Robert Jordan- y leí la contraportada. No parecía muy impresionante, pero algo que dijo Dave quedó resonando en mi cabeza: "Es tan absorbente como El Señor de los Anillos".

Por supuesto, a mis 15 años, me reí de la idea. Similar al Señor de los Anillos? Un carajo.

Aún así, agarré el libro de la pila y me fuí a mi cuarto.

Un rato después, cuando mis padres se preocuparon porque estaba preocupantemente demasiado callado, abrieron la puerta para encontrarme con los ojos abiertos a más no poder, enroscado alrededor de El Ojo del Mundo, con un gatico llamado Baby encima mío, completamente atrapado por la Rueda del Tiempo.

Así comenzó mi relación amorosa con el mundo que Robert Jordan había creado.

El Ojo del Mundo fué rápidamente seguido por La Gran Cacería, El Dragón Renacido, El Despertar de la Sombra, y Los Fuegos del Cielo. Cinco novelas y 3.200 páginas después, estaba completamente atrapado por la serie, y esperaba ansiosamente el sexto libro, El Señor del Caos, que estaba planificado para finales del 94. No era fanático de las esperas, pero no me quedó opción.

Cuando El Señor del Caos llegó a las librerías, entendí que los libros tapa dura eran bastante caros, y mi trabajo limpiando mesas en Jack Astor's no me iba a convertir en el millonario que había pensado. Tendria que esperar un par de semanas hasta la siguiente quincena antes de poder leer el último libro de Jordan. Qué molesto estaba...

Un día, al regresar a casa del infierno entonces conocido como "Bachillerato", noté algo nuevo en mi escritorio. Ahí, esperando por mí, estaba una copia nuevecita del Señor del Caos. Adentro había una inscripción de mi madre, que lo había comprado temprano ese día.

Mientras quizás sea raro que un chico de 16 años muestre cariño a su madre, puedo asegurarles que me las arreglé para que notara cuánto significó eso para mí.

Los años pasaron. Me volví más viejo. Más calvo.

Aún así, tan viejo como me he vuelto, algunas cosas nunca cambian. Absolutamente cada vez que Jordan sacó un nuevo libro de La Rueda del Tiempo, mi madre lo compró para mí, escribió en él, y me lo dió con una sonrisa en su rostro.

Robert Jordan murió en 2007 y dejó tras de sí una familia amorosa, millones de admiradores y un cuento sin acabar.

Se anunció algún tiempo después que Brandon Sanderson, un escritor de fantasía en alza, finalizaría la serie en nombre de Jordan, a petición de su esposa, Harriett.

La Tormenta de la Reunión, por Robert Jordan y Brandon Sanderson, el décimo-segundo libro en la serie de La Rueda del Tiempo, salió esta semana. Mi esposa me compró un ejemplar, y tuve que explicarle por qué sonreí tanto cuando me lo dió.

Anoche, mientras leía los primeros capítulos con mi dormida esposa y mi hijo por nacer a mi lado, fuí llevado de vuelta a una época en 1993 cuando estaba en mi cama leyendo la historia de Rand Al'Thor, muy de noche y con un gatico encima mío.

Algunas veces, al parecer, un libro es mucho más que solo un libro.


(Traducción libre de "More than words", escrito aparecido el 28/10/2009 en el blog de "Least I could do". Nótese que coloqué las traducciones literales de los títulos en inglés, en lugar de las traducciones usadas en las ediciones en español).


La Rueda del Tiempo gira, y eras vienen y van, dejando recuerdos que se convierten en leyendas. Leyendas se desvanecen en mitos, e incluso esos mitos han sido ya largamente olvidados cuando la Era que les dió nacimiento se inicia de nuevo. En una Era, llamada por algunos la Tercera Era, una Era aún por venir, una era hace tiempo pasada, un viento nació en las Montañas de la Niebla. El viento no fué el comienzo. No hay ni comienzos ni finales en el girar de la Rueda del Tiempo. Pero fué un inicio. -- La Rueda del Tiempo

1 comentario:

Nany dijo...

Me gusto burda este post.

:)

Aunque debo reconocer que jamás he leído nada de Jordan, pero luego de leerte, provoca darse un paseo por allí a ver que consigo.

Besos y felicitaciones por el bebé que está por llegar :)