miércoles, 12 de mayo de 2010

Ratatouille


Para los franceses, el Ratatouille (de hecho, creo que es LA Ratatouille) es una comida, un plato de vegetales guisados. Para el resto del munto, Ratatouille es una película de Disney sobre una rata cocinera.

Para mí, Ratatouille es un recuerdo...

En la película, para los que no la han visto, una rata lucha por su sueño de ser cocinera, y termina conquistando el paladar del más estricto crítico literario gracias a un plato totalmente típico y común -me imagino que lo más parecido para los venezolanos sería decir "Haré un platillo especial, único, delicioso... Una arepa!"- llamado Ratatouille. El plato está preparado con tantas ganas, que le despierta al crítico el recuerdo de cuando su madre se lo preparaba, de chico.

Les ha pasado eso? Un alimento -o una bebida, o una situación- les ha abierto una ventana de recuerdos a su niñez?

En mi caso, el Ratatouille no es una arepa. Si tuviera que pensar en qué platillo me lleva a la niñez, diría que es la ensalada de sardinas, tomate y cebolla que los hombres de la casa preparaban cuando tenían que encargarse de la cocina (abres una lata de sardinas, cortas en pedazos tomates y cebollas, y echas todo en un pote. Alimento de campeones), o el chocolate de mi Abuela. También recuerdo las instrucciones de mi Aitite para hacer "caldo magi" (no Maggi), como lo llamaba, o arroz (tres de agua, una de arroz. Si lo quieres más o menos seco, le dejas de echar más o menos agua), o el perico de mi mamá, pero creo que la pelea por el premio está entre las sardinas y el chocolate.

Soy de la opinión, como nombré arriba, de que nuestro Ratatouille no tiene por qué ser una comida. Puede ser una bebida (Toddy? 3 en 1?), una situación (Ir al Junquito? Jugar videojuegos con mi hermano todo un fin de semana? Noche de Rol? Una tarde lluviosa viendo tele, calentico en tu casa?), un olor (caca de conejo... No pregunten), un objeto (un Lego, la lupa de mi Aitite, el tanque de mi papá. Pueden preguntar), un Libro (Tarzán, casi cualquiera de Julio Verne), una película (El Zorro y el Sabueso, Colmillo Blanco, La Guerra, Los Increíbles), un juego (Sospecha, Monopolio, Ajedrez, Dominó, Stop (el de papel y lápiz, no el "Un, dos, tres, pollito inglés"!), la Ere, y por supuesto Imperio Cobra), o casi cualquier otra cosa...

...Casi cualquier otra cosa que nos lleve, aunque sea por un instante, de vuelta a esa época en la que lo más importante era llegar a la hora apropiada para poder ver las comiquitas; en la que hacíamos merienda; en la que todo problema parecía que sería el fin del mundo, y realmente se olvidaba al día siguiente; en la que con "sana, sana, colita de rana" se curaban todos los males; en la que hicimos una casa del árbol, o la hubiéramos hecho de haber tenido un árbol cerca; en la que éramos inmortales, en la que soñábamos, en la que éramos felices...

Sé que tienes al menos un Ratatouille, aunque no te hayas dado cuenta hasta ahora... Quieres compartirlo con nosotros?


Él dijo "Hijo, puedes tocarme en tu piano un recuerdo? No estoy seguro de cómo suena, pero es triste y dulce, y me lo sabía completo cuando aún vestía como un hombre joven. -- Billy Joel (Piano Man)

Si un Peón llega a la última fila de un tablero de Ajedrez, lo puedes promocionar a Caballo, a Torre, a Alfil, pero normalmente lo promocionas a Dama (Reina). Eso quiere decir que, si un soldado se esfuerza mucho durante su carrera militar, su premio al final será que su Rey se case con él? De ahí es que salían las reinas en la Edad Media? O es una analogía de que el común de los mortales, al llegar a viejo, deja de ser machito? Casualidad o mensaje escondido? Será que le paso la idea a Dan Brown? -- Gorka

2 comentarios:

~ Fuenmita ~ dijo...

Creo que resumir mi vida con un solo Ratatouille es casi imposible... hay sabores, olores, colores, sensaciones “que saben, huelen, se ven y se sienten como la felicidad”.

La textura de mi cabello secado con secador, se percibe como el de mi mamá... eso se siente como la felicidad.
Las quesadillas, saben a recreo del San José de Tarbes y eso sabe definitivamente a felicidad.
El vacío en el estómago de una montaña rusa, me recuerda los días de vacaciones junto a mi familia y eso es felicidad.
El olor a la colonia Must de Cartier, huele a amor, pasión, complicidad y unión... y eso sin lugar a dudas huele felicidad.

Puedo seguir, pero creo que mi mundo es poco importante en este escrito...

Me hiciste recordar muchos Ratatouille de mi vida o esas cosas que yo digo "que saben a felicidad".

Bendiciones...

Alberto dijo...

Cosas que traen recuerdos dulces y risueños:

.- Una sopa humeante de pollo con fideos y una ramita de hierbabuena.

.- Mi hija cuando la veo jugar y reír.

.- Fotos de la Simón.

.- Mi primer anillo de grado.

.- La solitaria (No es una tenia).

.- El teleférico, tanto en el Ávila como en Mérida.

Tengo muchos Ratatouilles dentro de mí. Son recuerdos de acontecimientos simples y comunes para cualquiera, pero tienen un enorme simbolismo y significado para mí.

Por cierto, ¿Caca de conejo? You're real weird, man!