jueves, 12 de junio de 2008

El héroe en mi imaginación


Durante mi niñez nunca fuí de salir a jugar a la calle, o de hacer deportes. Cuando era pequeño, a pesar de tener pocos pero buenos amigos, mi mejor amiga siempre fué mi imaginación.

Recuerdo los cuentos que mi mamá me contaba, recuerdos de su niñez, o plagiados de cuentos de Disney, o sencillamente inventados por ella. Quizás esos cuentos fueron las semillas que dieron nacimiento a mis ansias de ser escritor...

Recuerdo los juegos de mesa que de niño jugaba con mi familia: la Escalera, la Oca, y muchos otros... Incluso el Monopolio y Sospecha. Hasta cuando jugaba Parchís con mi abuela les daba personalidades distintas a las fichas (la que más "mataba" era siempre Martin Riggs).

Por supuesto, mis preferidos eran los de aventuras, sobre todo Imperio Cobra. Creo que de ahí me vino el gusto por los juegos de rol.

También fuí víctima de la tecnificación del presente, por lo que me volví adicto a los juegos de video. Juegos de acción, de estrategia, de aventuras, de rol... Simplemente, me encantan. Poco a poco me fuí dando cuenta de que no valía la pena gastar tanto de la vida sin estar con otras personas, por lo que poco a poco me han ido gustando más los juegos que se pueden jugar entre varios, y sobre todo, los Arcade Centers.

De algún lado, alguna vez, saqué la idea de lo genial que sería poseer los poderes de los personajes de los videojuegos. Así que una de mis super-habilidades imaginarias era precisamente esa: tenía un brazalete que me permitía copiar los poderes (de hecho, convertirme en el personaje). Mientras más juegos terminara, más personajes tendría en stock, y por lo tanto, tendría un abanico de poderes más amplio.

Cuando el Metro estaba demasiado lleno, imaginaba que me convertía en Chip y viajaba cómodamente sentado en el hombro de alguien. Si necesitaba pelear con alguien, Ryu o cualquier otro guerrero sería una buena opción. Dado que casi todos los super-héroes de los cómics tienen juegos, se imaginarán... Y por si fuera poco, mi personaje preferido, Mega Man, que él solito es un ejército.

Incluso podía convertirme en las contrapartes "reales" del personaje, por lo que si jugaba el juego de Mr. & Mrs. Smith podría convertirme en Brad Pitt en carne y atractivo... O incluso en Angelina, lo cual además de muy enfermo hubiera sido muy interesante... Que morbo.

Algunas veces, también imagino sueños de gente grande...

Bueno, con mis poderes de video-juegos viajé por el mundo, desfize entuertos, gané conocimientos, salvé vidas, defendí a los indefensos, y sobre todo, acorté el tiempo de espera en las colas y los viajes que hice.

No sé por qué, pero ese recuerdo vino a mi mente por primera vez en muchos años. Al parecer el recuerdo no estaba olvidado, sino escondido entre las brumas del tiempo, y por alguna causa, volvió a mí como si lo hubiera imaginado ayer. Y con él, me vinieron otros recuerdos.

Pensé que, después de todo, mis poderes no se habrían diferenciado mucho de los que tiene Feedback, y me alegró pensar que había compartido un sueño con él, y más aún el saber que él también lo recordaba, y que se había arriesgado al ridículo sólo por hacerlo un poquito más real.

También recordé a Ben 10, una comiquita que le fascina a Asier, sobre un niño que se consigue un brazalete que le permite convertirse en 10 alienígenas con distintos poderes. A medida que la serie va avanzando, Ben va aprendiendo a usar y mejorar el brazalete, por lo que en un capítulo en el futuro llega a ser conocido como Ben 10mil. Las similitudes son obvias.

Sé que no seré nunca dueño de un edificio, o un gran científico, o un millonario. Y es así porque yo he decidido no dedicarme de lleno a ser un adulto. Aún soy niño. Aún juego juegos de mesa, de video, de rol. Aún me gustaría ser beta-tester de un juego de video, como cuando preguntamos en la tienda, recuerdas, Jesús? Aún querría escribir libros de rol, o crear mundos.

Matthew Atherton (el humano bajo el traje de Feedback) y Man of Action (el cerebro tras la creación de Ben 10) fueron niños, y quizás como niños soñaron un día tener superpoderes. Ellos imaginaron y jugaron, quizás mientras los demás se burlaban, pero al final lograron cumplir su sueño. Yo, me quedé en imaginar, pero ellos se arriesgaron y lo lograron. Al final, lograron mezclar su niñez con su vida de adulto.

No imagino un mejor trabajo que el de jugar a ser niño de nuevo.


Pueden parecer pobres nuestras reflexiones ante los demás, aún sin serlo, pero tal juicio no alivia la carga del esfuerzo que cuesta alcanzarlas. —- José Vasconcelos

[Viendo a un bebé] Para qué me pregunto a qué vine al mundo, si la respuesta me la dan frontalmente! -- Quinqui

[Papá] Crees que puedes manejar un carro y cambiar el mundo? No funciona así!
[Meteoro] Quizás no, pero es lo único que sé hacer, y prefiero hacer algo!
-- Meteoro

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No quiero mi niñez de nuevo, una vez es suficiente.

(morboso lo de Angelina, pero me gusto)

Morbridae dijo...

Yo no sé si quiera mi niñez o no... Pero sí querría las oportunidades desperdiciadas.

(a pesar de lo morboso, o precisamente por ello?)

Anónimo dijo...

Todo es morbo mi querido ser oscuro.

Saouri dijo...

Que me devuelvan mi niñez...a mis 28 años siento que necesito regresa a disfrutar de aquellas cosas a las cuales no le di importancia en su momento.

No quiero esperar a tener hijos para vivir una segunda niñez junto a ellos.

Será por eso que sigo tan aficionada a las "comiquitas chinas"?.

P.D.: que gusto es leerte, Gorka. Con tu permiso, voy a enlzarte a mi segundo blog, La Otra Ventana.