jueves, 11 de septiembre de 2008

Lobo Solitario


Entraron corriendo a la habitación, con el corazón saliéndose de sus pechos. Lo que fuera que los estaba persiguiendo, casi los había alcanzado en la puerta. Se giraron y cerraron la puerta de golpe, usando todo su peso para ello.

Unos golpes fortísimos sacaron astillas de la vieja madera: la criatura ya había llegado a donde estaban, y no tardaría en derribar lo único que le separaba de sus presas.

Los dos hombres -uno flaco y alto, otro regordete y bajito- se miraron, presas del pánico. La habitación tenía una ventana, pero bajar por ahí hubiera sido una caída a plomo de tres pisos de altura. Aparte de eso, sólo había una vieja cama, y más polvo del que habían visto en toda su vida.

El individuo bajito suspiró, como aceptando lo inevitable. Con gesto de resignación, metió su mano en el bolsillo de sus pantalones, y extrajo una foto.

- Y ahora que vamos a hacer? -gritó el hombre delgado, con una voz que mostraba que estaba al borde del colapso nervioso.

- Tranquilo, que todo estará bien. Lo tengo todo bajo control. -respondió el bajo, tratando de calmar a su compañero... Y a él mismo.- No quiero hacer esto, pero lo haré. Sabes que es necesario... Lo siento, Sherman...

- Puggs, NO!

El hombre bajo -Puggs- mostró a su compañero la foto que tenía en la mano, y los lloriqueos del hombre alto -Sherman- se silenciaron de golpe. Como presa de un ataque epiléptico, sus músculos se tensaron bajo su piel.

Sosteniendo aún la foto, Puggs se alejó de su amigo, mientras de los labios de éste salía un grito desgarrador. Su piel se cuarteó y desgarró, rompiéndose y mostrando los músculos que estaban bajo ella.

Gritando aún de dolor, Sherman comenzó a arrancarse él mismo los restos de piel que lo cubrían, a medida que su cuerpo visiblemente aumentaba de tamaño. Un espeso vello, de color marrón sucio, creció de inmediato y cubrió cada centímetro de su expuesto cuerpo. Sus piernas se quebraron y voltearon; sus dedos se alargaron, y sucias uñas negras rompieron su carne a medida que crecían. Los huesos de su cabeza se moldearon con dolorosos chasquidos, separando su mandíbula, de forma que al final donde antes sólo había una boca ahora existía un hocico lleno de inmensos colmillos.

El grito de dolor, ahora aullido, se detuvo.

Un ser de pesadilla, mitad humano, mitad lobo, se erguía en la mitad de la habitación, entre los jirones de piel y ropa, bañados en sangre, que cubrían el suelo -y parte de las paredes- de la habitación.

El monstruo miró al humano fijamente, y de sus fauces entreabiertas gotearon algunas gotas de una saliva maloliente. En su cara de lobo casi se pudo adivinar una sonrisa maligna...

El ser avanzó una de sus garras -pies?-, acercándose más a quien había sido su amigo, y ahora sólo era alimento. Carne viva. Sangre caliente. Presa. Algo que calmaría el ardor en su interior...

- No! -gritó el humano- Eres Sherman, lo recuerdas? Mi AMIGO! Me conoces desde la secundaria! Sherman, contrólate!!!

El garou detuvo su avance, con sus fauces a centímetros del cuello del humano. Lentamente, el brillo de ira animal en sus ojos fué reemplazado primero por confusión, y luego por comprensión. Sus hombros se relajaron un poco, y algo en su aspecto general cambió...

- Puggsy? -gruñó, más que habló, con una gruesa voz que ya no tenía nada de humano.

Otro golpe sacudió la puerta, arrancándola de una de sus bisagras, y dejándola colgando como una marioneta que hubiera sido cruelmente abandonada por su dueño, a medio sostener por sus hilos. El ser que antes había sido Sherman Fangsworth giró rápidamente sobre sí mismo, con los músculos en tensión y mostrando sus colmillos.

- Espérame aquí, Puggsy. -dijo, mientras el vello de todo su cuerpo se erizaba- Es hora de cazar...

El hombre lobo arrancó lo que quedaba de la puerta de un severo garrazo, y se lanzó con las fauces abiertas hacia el cuerpo que había al otro lado de la puerta, donde la oscuridad se tragó a ambas criaturas...

Puggs se dió cuenta que había estado conteniendo el aliento sin notarlo, y se permitió respirar por primera vez en varios segundos. Sus piernas no lo sostuvieron más, y se deslizó por la pared hasta quedar sentado en el suelo. Sentía la piel cubierta de un frío sudor.

Poco a poco, se fué calmando, a pesar de los rugidos y ruidos que le llegaban desde afuera de la habitación.

- Ahora todo estará bien. -se dijo, mientras observaba sonriendo la foto que tenía aún en la mano.

Una luna llena.


Cada cuatrocientos años, un hombre lobo nace en la familia Fangsworth... -- Colmillo (Intro)

Existen tres tipos de monstruos:
los que hay que destruir, no importa lo que cueste;
aquellos de los que hay que huir
y combatir únicamente si te encuentras acorralado;
y los que sólo nos queda tratar de aplacar
porque están más allá de nuestra comprensión.

-- Pedro Escudero Zumel (El viejo y el monstruo)

5 comentarios:

Capochoblog dijo...

Me impacto...

:)))

Me impacto en realidad!

Besos.

Morbridae dijo...

Por qué? :D

Capochoblog dijo...

No lo se, bueno si, pero no se como explicarlo.
Primero que nada, me gusto la manera en que lo narraste y luego la salida de Puggs, de alguna manera debía salvarse, no?
Pensé en muchas cosas que pasan de cotidiano donde cuando te persigue un lobo, pues sacas al tuyo y que se arreglen como puedan...
Ves? debí haberlo dejado en que me habia impactado...
Por otro lado, me gusta mucho como escribes aunque poco comente y creo que eso es parte del impacto, que siempre que vengo, consigo un relato mejor que otro.

Muchos Exitos.
Besos.

algo para mostrar dijo...

Cada 7 generaciones, nazco yo.

Unknown dijo...

Sabes....me pareció un relato a lo King...

Muy bueno :)