jueves, 17 de abril de 2008

Chamo


Hace muchos años, en casa de un amigo, conocí una saga de juegos llamada Dynasty Warriors. En ella, tú manejas a un personaje histórico de la historia del Japón, y avanzas matando soldados enemigos en recreaciones light de las batallas históricas de dicho país. En su momento no me gustó mucho, en parte porque no lo jugué tanto como para entenderlo. Años después volví a jugarlo, y me envicié: tu personaje es fuerte y resistente, y casi todos los enemigos son blanditos (para los roleros, tu personaje es un Guerrero nivel 15, con Great Cleave, y batallas contra soldados que son nivel 1/2), y dado que la estrategia es bastante nula, es ideal para liberar tensiones luego de un largo día. Además subes de nivel, y ganas armas... Y juegas multiplayer! Qué más le puedes pedir?

Aparte de mi fiebre por el juego (por favor, por lo que más quieran, saquen uno para el Wii!), siempre me ha llamado la atención el amor que siente esa gente por su historia. Aquí no hacemos videojuegos (lo cual está mal), pero si los hiciéramos, sacaríamos uno donde pudiéramos elegir personajes entre Bolívar, Miranda, Páez y demás? Recorrer con ellos las batallas históricas, de forma más o menos fiel, y así facilitar el aprendizaje de la historia para los niños (y no tan niños)?

El caso es que, a pesar de todo el bolivarianismo que se nos inculca, la verdad es que desconocemos nuestra historia. Amamos u odiamos a Bolívar, a Miranda o a quien sea solo por la ideología de quien nos cabalga, pero no sabemos realmente las cosas que hicieron, o por qué lo hicieron, las batallas que lucharon, cuándo, de qué lado, por qué razón y qué ganaron o perdieron con ello.

En parte por nuestra falta de amor por la historia, y en parte por ser un pueblo nacido de mezclas, llegó un momento en el que nos quedamos sin identidad propia. La historia de nuestro país abarca solo unos cuantos cientos de años hacia el pasado (y ya dije que en general la desconocemos), y antes de eso no hay nada; no nos interesa la historia del país del que descendemos (al contrario, lo odiamos), y la identidad aborigen solo la usamos, una vez más, bajo los deseos de nuestro jinete.

Recordando varios escritos de Rafael Osío Cabrices en su columna La Vida Sigue, en la revista Todo en Domingo, del diario El Nacional, aclaremos un par de puntos: Primero, que Venezuela es una sola, y que está hecha de muchos países juntos; que a pesar del odio que "tenemos" por los esclavistas españoles y por los imperialistas americanos, usamos productos, marcas y modismos gringos. Y dos, que sin importar que estemos a favor o en contra de sus opiniones sobre los billetes, lo cierto es que la gran mayoría de los venezolanos no saben qué hicieron esos personajes para merecer tal sitial de honor (incluyendo a un Paramacay que se hizo pasar por un Guaicaipuro).

En resumen, que somos una mezcolanza de historia española (y europea en general, por los emigrantes modernos), aborigen venezolana, negra (no me jodan con lo de "afroamericano", porque voy a exigir que me digan "euroamericano", "ameripálido", o algo así. Ya pelearé en otro post), y últimamente, cubana y de algunos otros países socialistas.

Pero lleguemos al verdadero corazón del artículo...

Así, hablando sin saber de nada, entiendo el amor que la gente siente por el Ché. Dentro de todo, y a pesar de ser un loquito, el hombre vivió de acuerdo a lo que vendía: no predicaba igualdad para todos mientras él vivía en un palacio y los demás en una caja de cartón; no despotricaba del imperio mientras vestía corbatas gucci... Al parecer, aceptaba las buenas y las malas de sus creencias (a diferencia de otros casos más cercanos).

Ahora, lo que no entiendo es que la cara del Ché adorne las puertas del Metro de Caracas. Por qué Cubazuela? Por qué no usamos a nuestras figuras históricas, patrias, que muchas han habido? Por qué tenemos que andar siguiendo a alguien más, en lugar de abrir caminos? Por qué nos enorgullecemos de emanciparnos de los españoles esclavistas, y cual becerros nos dejamos guiar por mamá Cuba? Por qué no comenzamos a querernos un poquito?

Imagino que muchos me insultarán, por meterme con quien me metí, por cometer el pecado de decir que los niños de hoy no saben historia, por atreverme a sugerir que no todos amamos a Bolívar (aunque sea fuerte), por opinar que el Ché está de más aquí, y por solo hablar positivamente de un juego de video japonés que nos llegó desde el imperio. Pero resumiré en una frase. Saben qué?

El Ché murió. Acéptenlo...


El pasado es la alegría de las almas tristes. -- Graffiti compartido por el Maldito Duende (Pasado)

¿Qué necesidad hay entonces, para oponerse a Chávez, de atacar también aquello que le conviene a Venezuela, independientemente de quién esté gobernando? -- Leopoldo Puchi

Acostumbrábamos irle a los indios en vez de a la caballería, porque no pensábamos que fuera justo que, en los libros de historia, cuando la caballería ganaba fuera una gran victoria, y cuando los indios ganaban fuera una masacre. -- Dick Gregory

1 comentario:

darkblue_unicorn dijo...

Efectivamente muchos se dejan llevar.... Y les cuesta mucho pensar o investigar un poco sobre el tema, antes de declararse "fanáticos", "adoradores" o "seguidores" de alguien...

Y del Ché... Tuve muy buenas conversaciones con un exiliado que lo conoció de primera mano... El Ché era un traidor... Un asesino despiadado que mataba, literalmente, por "la espalda y sin destreza".... Ése fue el que le enseñó a Fidel los trucos que demostró a lo largo de su vida! Sólo si la gente supiese....