sábado, 27 de septiembre de 2008

Esquivando la vida


Se vieron uno al otro desde sus mesas, en lados opuestos del café.

Ella ya se había fijado en él antes, siempre sentado sólo en la misma mesa, y para entretenerse se había imaginado historias sobre él; algunas trágicas, algunas cómicas... Pero siempre con su corazón solitario, sin nadie con quien compartirlo. De eso ella sabía bastante...

Luego de tanto imaginarse su vida, luego de tanto compartir sus historias, ella terminó enamorándose de él.

Él nunca la había visto antes, pues normalmente estaba ensimismado en su mundo, suspirando por una vida y una compañía que no se atrevía a salir a buscar, y lamentándose de una existencia vacía que, realmente, era producto únicamente de sus acciones. O de la falta de ellas.

Con el corazón necesitado de cariño, él hubiera aceptado una sonrisa de cualquiera, y quiso el destino que la recibiera de ella.

Cuando sus miradas se cruzaron, por un momento, ambos corazones latieron a la misma velocidad, con el mismo ritmo, con la misma cadencia, con los mismos sentimientos. Por un brevísimo instante, ambos se enamoraron el uno del otro, y estuvieron a punto de entregarse a la vida.

Pero el corazón no pudo despegar los pies del suelo sobre el que se posaban.

Él bajó la mirada, apenado, y pensando que estaba loco por ser tan enamoradizo; que si se acercaba y le preguntaba -como había pensado hacer, con voz de galán- si podía sentarse a su lado, ella se reiría y lo botaría de la mesa. "Tal vez otro día", pensó, mientras sacaba esa loca idea de su mente. Esas cosas no le ocurren a gente como él.

Ella vió como sus ojos se retiraron, y pensó que, obviamente, él no estaba interesado en alguien tan sosa, tan nula; que seguramente tenía novia, y que alguien con historias tan interesantes jamás las compartiría con ella. Terminó su cachito y se paró de su mesa para nunca más volver, pues nunca consiguió el valor para enfrentarse a un corazón roto por un amor que nunca existió.

Así terminó antes de nacer una más de las infinitas historias que pudieron ser, y no fueron, por dos personas que permitieron que el miedo, que la pena, que los "y sí...", dominaran su vida.

Mira en tu corazón y dime qué es lo que más guardas allí: historias que fueron, o historias que nunca serán?


La cobardía es asunto
de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan
a amores ni a historias, se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar.

-- Silvio Rodríguez (Óleo de mujer con sombrero)

El amor siempre esta ahí, pero somos tan ciegos que no lo vemos... Y si lo vemos, somos tan cobardes que no nos atrevemos a mirarlo a los ojos. -- Belkys

Estoy esperando la casualidad de mi vida. La más grande. -- Los Amantes del Círculo Polar

Si amas a alguien, habla. Los corazones se pueden romper por palabras que nunca fueron dichas. -- Garoto (Serenata de Amor)

4 comentarios:

Capochoblog dijo...

El miedo es una cosa terrible...

Me encanto la historia, aunque con el cachito la regionalizaste, :)

Besos.

algo para mostrar dijo...

Solo historias anidan ahi, solo historias

Morbridae dijo...

La regionalicé a propósito. Al principio iba a escribir "café", o algo por el estilo, pero de vez en cuando me gusta ubicara las historias aquí.

Cuando llegue a película, ya lo cambiarán por un croissant...

O.K. dijo...

Vaya que cuando nos dan los ataques de cobardía pensamos en cualquier vaina para decirnos que no somos cobardes...

Y se cruzan las miradas que no van a ningún lado...

Pasa en la vida, pasa en TNT JAJAJAJA