miércoles, 6 de febrero de 2008

Infinitas Puertas


Obviamente, la mayoría de las personas prefieren que su pareja -o prospecto de- pertenezca al maravilloso mundo de los solteros. No hay ni que explicar que eso es lo correcto, lo que se estila, lo que genera menos comentarios tipo "qué dirán", que los solteros son los que tienen tiempo para la pareja, y qué se yo cuántas cosas más.

Otros, quizás minoría, prefieren que su pareja -o prospecto de- pertenezca al maravilloso mundo de los casados. Ya en su momento reconocí que no sabía si era para evitarse problemas, o para darle el trabajo tedioso a alguien más, o porque les fascinan las cacerías difíciles, o alguna tara de algún tipo, o qué se yo...

El último grupo (bueno, supongo que hayan más, como los solitarios a ultranza, algún necrófilo, y un par de cosas más en ese estilo, pero ustedes entienden), al cual cada vez entiendo más, son aquellos a quienes les fascina una persona divorciada.

En mi opinión, todos deberíamos divorciarnos en algún momento de nuestras vidas. Las personas divorciadas ya han pasado por el matrimonio, ya han vivido el amor y el desamor, ya han crecido como personas, se han independizado, han aprendido que sí hay vida luego de la hecatombe de una separación "seria"...

Desde todo punto de vista, una divorciada es más persona, más madura, más interesante que una soltera.

Entre divorciados no hay tapujos, no hay segundas intenciones: la charla es directa y sin ambigüedades. Saben lo que quieren, y van a por ello. Si la relación crece, que bien. Si no, ni modo: cerramos la puerta y buscamos la siguiente.

Hablar con una persona divorciada, a la que recién estás conociendo, es una experiencia liberadora... Conoces el placer de hablar con un buen amigo? Y el de hablar con un desconocido, del que realmente no importa la opinión que pueda hacerse sobre tí?

El único punto en contra de una persona divorciada es que, precisamente, ya ha tenido otra vida. Con una divorciada rara vez tendrás la totalidad de su existencia. Sin historias. Sin restos de otra vida.

* * *

Todos pensamos que nuestra vida es única. Que cuando lleguemos al final de nuestro camino, el sol se apagará. Que cuando nuestra felicidad nos eluda, el mundo dejará de girar.

Para muchos, eso es lo que un divorcio significa: el final de todo, el acabose del mundo, la tristeza y la vergüenza mayor para tí y los implicados.

Seamos sinceros...

Tienes un trabajo que apesta. Las cosas con tu pareja no van bien. Cada día es idéntico al anterior. Te preguntas si alguien notaría si un día desaparecieras.

Es decir, vives una vida normal, como la de cualquiera.

El secreto para la felicidad es, primero, asumir las culpas y las responsabilidades de la vida que vives; reconocer que estás donde estás por culpa directa de tus acciones e inacciones. Y segundo, darte cuenta de los pequeños logros que alcanzas día a día, de tus puntos positivos, de las metas que cumples; y no ganarte el kino, o algo igual de poco probable, no cuenta para tu miseria.

Por qué será que basamos tanto nuestras alegrías en cosas que no lo merecen?

Es normal de la gente ir buscando algo, pero sin saber qué. Es natural que comencemos a caminar en alguna dirección -porque lo importante, claro, es no dejar de moverse- sin darnos cuenta que ese comportamiento bien puede ponernos a recorrer la dirección que nos aleje de lo que en verdad es nuestra meta.

Aprendernos muchos tips fáciles y cómodos para lograr la felicidad, saltar de cama en cama, tener un hijo, hacernos las tetas, convertirnos en los super-héroes de nuestra oficina... Cosas en las que nos escudamos para no darnos cuenta de nuestras miserias.

Olvidemos esas cosas. Derrumbemos esa pared. Abramos esa puerta. Demos ese paso.

* * *

Yo, en particular, soy fatal cerrando puertas. Me cuesta cerrar hasta las que no se han abierto nunca.

Siempre, cuando una puerta se abría, no me daba cuenta hasta que ya la había dejado atrás. Luego, a medida que crecí, maduré, y me volví más atento a la dinámica social, comencé a notarlas no solo a tiempo, sino incluso hasta antes; sin embargo, siempre me siguió costando traspasarlas.

Por si a estas alturas tienen dudas, por puertas abiertas yo entiendo oportunidades de relaciones, ya sean de pareja, sexuales, de crecimiento personal, oportunidades de vivir la vida, de aclarar conceptos, de lograr lo que sueñas. Algunos lo logran -o al menos lo buscan- con un cambio de vida, un cambio de trabajo, o algo tan sencillo como un cambio de look. Otros buscan una amante, o al menos un amigo con derecho, o un "amigo especial" (y ojo, que una vez que das ese paso, ya no hay vuelta atrás, ni para el amigo con derecho, o el amigo especial, ni para tí. Una vez que das un paso, derrumbas una pared imposible de levantar de nuevo: siempre buscaremos más cosas).

Otra vez, aclaro: por amigos con derecho no me refiero, una vez más, solamente a esa persona con la que siempre podremos tener sexo cuando queramos o lo necesitemos, sin ratón moral al otro día; también cuentan aquellas personas con quien leer -y escribir!- un libro de sexo, o con las que podemos besarnos cuando necesitemos sentirnos vivos, compartir un beso robado, compartir una charla sobre la insoportabilidad de la vida mientras tomamos un café, malgastar horas y horas jugando un video-juego u otras cosas de niños... Qué se yo.

Muchos permitimos que la promesa de un cielo que no sabemos si existe, y al que aún no nos toca llegar, nos impida disfrutar de la vida que tenemos.

Volvamos a las puertas: ahora, tal vez porque ya me pasé de maduro, veo puertas abiertas en todos lados (tal vez más de las que existen, aunque al menos estoy consciente de ello), y siempre estoy dispuesto a atravesarlas. Ahora mi problema es no darme cuenta, o no querer aceptar, cuando ya debería cerrarla.

Por si tenías dudas, te lo aclaro: aún mantengo la puerta abierta...


Y lo único que hago es recordar que no te tengo… -- Joyas Prestadas (He tratado...)

Mientras más felices somos en la vida, más miedo tenemos, porque más cosas tenemos para perder. Y es curioso cómo son aquellos a los que más amamos las personas a las que más daño le causamos. -- Zelda (La Leyenda de Zelda: Princesa del Ocaso)

1 comentario:

Unknown dijo...

Tampoco soy buena cerrando puertas....y eso a veces es tann malo