miércoles, 2 de julio de 2008

Puestos Azules


Creo que soy bastante caballero, al menos según los parámetros de hoy en día. Trato de ceder el paso y el puesto a las mujeres cuando puedo, y en general las trato de forma preferencial.

Sin embargo, como no soy machista, opino que las mujeres tienen los mismos derechos y deberes que los hombres, por lo que si veo una chica joven con la que no tengo ninguna intención oculta, lo más probable es que no le ceda el puesto (si le cediera el puesto a toda mujer, nunca viajaría sentado. Y seamos sinceros: ustedes usan tacones altos porque así lo deciden!).

Si es una mujer mayor -u hombre, aunque estos normalmente se hacen los machitos y no lo aceptan- o subida de peso, un invidente, un cojo, un enmuletado o enyesado, una mujer embarazada, alguien cargando un niño, incluso una persona cargada de paquetes o con una caja de torta en las manos, lo más seguro es que les ceda mi puesto.

Pero al parecer, no todos piensan así.

Cada día llevo a Asier a la guardería en Metro, y normalmente lo cargo al entrar al vagón, para que no se caiga o lo atropellen. Ahora que he tenido el chance de ver la vida desde el lado de aquellos a los que le ceden -a veces- el puesto, he notado que los sentados normalmente son una mierda: simulan dormir, evitan la mirada, se hacen los locos... He llegado a recorren 10 estaciones (más o menos unos veinte o treinta minutos, parado en un vagón en movimiento con quince kilos de bebé encaramados encima). Y a veces me ha salvado no la amabilidad de una persona sentada, sino la arrechera de alguien de pie: "Pero bueno! Aquí hay un señor de pié con un bebé! No le van a dar el puesto?".

El hecho de darles el puesto a aquellos con "movilidad reducida" (me gusta la expresión. No es peyorativa como "inválido", y expresa bien la idea) no es cuestión de caballerosidad, o de que vayan cómodos. Un ciego puede ir tan parado como aquel que ve bien (esto no es del todo cierto con las embarazadas y los ancianos, pero entienden el punto, verdad?).

El hecho de darles el puesto es simple cuestión de seguridad. La idea es que si el Metro tiene un accidente, aquellos que saldrán más perjudicados son los que vayan de pie, puesto que tienen menos cosas que lo protejan, caerán unos sobre otros, etc. Por ello, aquellos que sean menos aptos para reaccionar bien en esa situación, como los ancianos o los inválidos, o aquellos que puedan resultar más lastimados, como las embarazadas o ancianos, deberían estar sentados.

Es por ello, asumo, que la gente del Metro decidió crear los puestos preferenciales, para tratar de animar a los usuarios a darles su puesto a aquellos que lo necesitan más. Para los que no lo sepan, dichos puestos preferenciales son unos asientos pintados de azul -en lugar del naranja apagado de los asientos normales- que supuestamente deben estar reservados para los viejos, incapacitados y embarazadas. O sea, si vas en un puesto azul, y ves a uno de ellos, párate.

Para muchos, la creación de los puestos preferenciales en el Metro es un avance. Para mí, es solo una marca del retroceso que tenemos.

Dichos puestos no expresan que seamos tan evolucionados que tomemos en cuenta a esas personas, no. Lo que dice es que somos tan animales que deben ponernos asienticos de otro color para tratar de que llevemos en la mente el hecho de que debemos cederles el puesto a ellos. Decir que los asientos azules deben ser cedidos es reconocer que los demás no deben cederse, o que está bien que no se cedan...

Y lo que más me entristece no es que el animal mental que tenemos necesite que le marquen los asientos de otro color para que piense en ponerse de pie por alquien más (y necesita también que le marquen flechitas en el piso para que entren y salgan de forma ordenada, ya que en ello estamos), sino que ni con asientos azules, fucsias o fluorescentes logramos que la gente ceda el puesto.

Súbete cualquier día a uno de los vagones del área preferencial y verás que, si bien hay más personas de movilidad reducida sentados, también hay muchos de pie. Esto es porque (a) aún hay gente sentada que no se da por aludida y no cede el puesto, y (b) al ir todos los viejitos a la zona azul, llega un momento en que se copa, y nadie se para a ceder el puesto a otro porque tendrían que ver quién tiene más años, achaques o arrugas. Un efecto secundario en el que no pensaron al pintar los asienticos: ahora hay más viejos de pie, porque todos se amapuchan en el área azul.

No solo eso, sino que gente muy cercana a mí -a mí aún no me ha pasado- ha visto peleas en el vagón -incluso a punto de sacar una pistola- para demostrar que "yo pagué mi boleto, por lo que este asiento es mío, y no tengo por qué dárselo a nadie! Tengo los mismos derechos!".

Definitivamente, los derechos no deberían ser un derecho: deberían ser ganados. Mientras sigamos pensando con el "esto es mío" porque "tengo derecho", seguiremos sin aceptar y cumplir nuestros deberes, y sin buscar ser mejores personas.

En mi caso, igual no me sirve. Por mucho que lleve un muchacho moneado encima, no me dan el puesto porque no soy inválido, viejo o embarazada. Un tipo con un bebé cargado no debería tener también algo de prioridad?

Pero de qué me quejo, si ni los que deberían la tienen...


Así es la vida, así de ilógica. -- Luis Enrique (Así es la vida)

Y sin cultura, sólo somos salvajes tratando de sobrevivir. -- Cultura METRO

Él es una de esas personas que sería enormemente mejorada con su muerte. -- Saki

Hace tiempo aprendí una valiosa lección: que debo aceptar responsabilidad por mis errores. Hace menos tiempo aprendí una lección más valiosa: que no debo hacerme responsable por lo que no sea un error mío. -- Gorka

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Necesitamos mas mentes azules.

Len dijo...

Otro ejemplo más de la diferencia entre "ciudadano" y "habitante", como bien lo decía Renny Ottolina.